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5. Un playboy

Kyungsoo no podía creer que había salido las tres últimas noches a comprar cualquier cosa en la tienda cercana de su barrio para encontrarse sin querer o casualmente con el extraño, pero muy interesante, Jongin. No era una actitud propia de sí mismo. Lamentable, o afortunadamente, no había tenido suerte y el chico de cabello verde no le había dado la satisfacción de aparecer. Tal vez, sí había sido una coincidencia y eso era todo, no tendría oportunidad de verlo casualmente de nuevo. Incluso llegó a pensar que se trataba de un sueño, que estaba delirando y que iba a necesitar un psiquiatra.

Pero no. Estaba seguro de que había sido real. Su creativa mente no era tan poderosa como para crear un Jongin con el cabello verde... ¿verdad? ¿Acaso eso tenía sentido? Además, eso implicaría cosas más complicadas aún. Si su mente había tenido la necesidad de crearle un amigo imaginario, bien pudo ser alguien que admirara o que extrañara o que... necesitara. ¿Por qué admiraría, extrañaría o necesitara a Jongin? Lo veía casi todos los días, le impacientaba su personalidad y le resentía por lo que había sucedido en el pasado. La única razón válida, sería que le gustara el muchacho y que viviera en negación. ¡No! Eso no era posible. Y, si le iba a gustar Jongin, prefería al que vestía de cuerina brillante y no al de los anteojos gruesos como los suyos, camisa casual, pantalones normales y sin una gota de maquillaje. Quería a la versión sexy e interesante y no al líder de equipo que llegaba con el café regado en la ropa, que no encontraba el cargador de su celular y que pedía disculpas por absolutamente todo.

–Lamento mucho el retraso. Bien, empecemos la reunión– pidió Jongin mientras todos se sentaban. –En primer lugar, hablemos sobre el tema de que vamos a necesitar más pantallas gigantes. Con el presupuesto que nos entregaron, estoy seguro de que esperan más impacto visual. La idea que dio Baek de poner parte de la publicidad en el metro es buena, así que por lo menos unos diez vagones serán necesarios. Debemos revisar las encuestas para ver en qué zonas nos conviene más colocar los anuncios.

–Yo me hago cargo de eso– dijo Baekhyun alzando su mano y anotando sus tareas.

–Perfecto. También vamos a necesitar que Chanyeol nos ayude con la gama de colores para usar en las pantallas. Necesitamos algo que impacte, pero que no sea agresivo con los usuarios. A veces la intensidad aleja al público, en vez de llamarle la atención.

–Revisaré los últimos estudios al respecto. Estoy seguro de que debe haber información de anuncios en pantallas amigables con los usuarios.

–Muy bien– anotó Jongin. –Yo voy a terminar los bocetos para entregarle a Kyungsoo a que los apruebe– alzó la mirada y miró al nombrado. –Tenemos una reunión hoy, ¿podemos ir en tu auto?

El muchacho se quedó quieto. Jongin lo miraba directamente a los ojos. Se quedó callado por unos largos segundos que provocaron una tensión obvia entre todos y Kyungsoo terminó por asentir con la cabeza sin decir nada. Lo extraño, es que su expresión no era de seriedad o de fastidio. Parecía estupefacto, como si hubiera visto algo extraño y no fuera capaz de responder. Y se veía así, porque era exactamente lo que le había pasado. Mientras el muchacho hablaba, en su mente lo había vestido de cuerina y le había pintado el cabello de verde. Estaba enloqueciendo.

Cuando regresaron después de un largo camino en auto en completo silencio, el chico se encerró en el baño y luego se ofreció a ir a ver el almuerzo con Baekhyun, algo muy extraño de su parte. Chanyeol se preocupó mucho al verlo tan alterado y actuando de una manera tan poco frecuente en él y le preguntó si estaba bien, recibió un sí, claro, no muy convincente. Después, se vio obligado a quedarse a solas con Jongin. que dibujaba tranquilamente en su escritorio, preparando todo para el siguiente proyecto, y se puso muy nervioso.

***

–¿A qué te refieres con alguna actividad nocturna extraña?– Baekhyun alzó una ceja y soltó una risa incómoda.

–Bien, tal vez formulé mal la pregunta. Dicho de esa forma sonó fatal– Kyungsoo se cubrió el rostro con ambas manos. Estaban sentados, esperando que su pedido sea entregado.

–Sí, sonó muy mal. Estás ansioso y no puedes concentrarte. Además ves a Jongin como si fuera un extraterrestre. ¿Estás bien?

–Bueno, si te cuento esto... ¿no se lo vas a decir a nadie?

–Soy una persona muy confiable. Puedes decirme qué pasa– Baek sonrió y, a pesar de que se veía amigable, también le dio una confianza inusual.

–El otro día me encontré con Jongin cerca de mi casa. Primero pensé que me había seguido, pero luego me di cuenta que sólo pasaba por ahí. Vestía ropa extraña, llevaba mucho maquillaje y tenia el cabello verde.

–¿Verde?

–Sí, como esos enjuagues extraños para los disfraces. Su actitud fue muy diferente a la que tiene en la oficina. Parecía otra persona.

–Vaya, eso es nuevo. Tal vez tuvo alguna fiesta o algo parecido. ¿Estás seguro que era él?

–Sí, hablamos. ¿Sabes? Lo he estado pensado– comentó Kyungsoo. –Y creo que tal vez eso explica que sea tan despistado y torpe. Tal vez hace cosas por las noches y se divierte mucho o... ¡qué se yo! La cuestión es que tal vez eso lo vuelve tan distraído y no está bien.

–Kyungsoo, estás cruzando la línea– advirtió Baekhyun. –Si bien me parece muy extraño, ya que Jongin es un chico bastante casero, su vida personal no nos compete. Mientras haga las cosas bien en el trabajo, lo que haga, como se vista o cómo se vea no tiene que crearnos prejuicios en su contra. Su personalidad siempre ha sido así, distraído y un poco torpe, pero esas no son características malas. Es perfectamente eficiente y hasta tierno. Esa puede ser una faceta que no conocemos, pero no creo que sea una excusa para hablar mal de él.

–Lo lamento, no debí decir nada– se disculpó de inmediato Kyungsoo y se notó que estaría callado el resto del día, Baekhyun lo conocía.

–No, creo que es bueno que opines al respecto. Lo malo no es que digas cosas que viste, es la forma en la expones tus conclusiones y el contexto que les das. Sé que me comentas esto porque estás sorprendido, no te lo niego, también lo estoy. Expresarse no está mal, sólo no nos salgamos del margen del respeto.

–Entiendo perfectamente, gracias. Tal vez exageré un poco. No todos somos lo que aparentamos. Tal vez ustedes también se sorprenderían si me vieran haciendo algo que no hago normalmente en la oficina.

–Como mirar a Jongin con algo que no sea odio– se burló Baekhyun, pero su crítica disfrazada de comentario funcionó mejor de lo que pensó.

–Yo no odio a Jongin– admitió el muchacho. –Sólo no somos cercanos. Pero podemos estar juntos sin problema. Hoy fuimos a la reunión y todo salió bien. Incluso le ayudé con su trabajo y nunca haría nada para lastimarlo.

–Entonces las cosas sólo pueden mejorar. Y, lo mejor es que si tienes curiosidad, se lo preguntes a él mismo.

–Tienes razón.

***

Kyungsoo regresaba a su casa con las bolsas de las compras que había hecho finalmente. Abrió el cofre de su auto y empezó a sacar las cosas, cuando escuchó a alguien acercarse. Su corazón casi explota cuando unas grandes manos tomaron un poco de sus cosas.

–¿Necesitas un poco de ayuda?– era Jongin y esta vez tenía ropa normal. Todo en negro y su cabello era todavía verde, pero estaba peinado hacia un lado y no llevaba demasiado maquillaje, tal como le había prometido la última vez.

–Sí, gracias– aceptó el chico con una voz tímida, que ni él mismo sabía que existía.

Fueron hasta su casa con las compras y Kyungsoo le invitó a comer. Jongin se sentó a verlo cocinar con una expresión encantadora. Estaba actuando un poco más como él mismo, pero de todas formas sus expresiones faciales y su aspecto marcaban una gran diferencia. El invitado esperó a que el chico sirviera todo y comieron hablando de cosas absurdas como teorías conspiranoicas o reptilianos. Rieron bastante y vieron una película. Jongin casi se queda dormido, pero se levantó a tiempo para decir que era tarde y que debía irse.

–Espero que llegues a salvo– comentó Kyungsoo, en el marco de la puerta.

–Estaré bien– Jongin colocó su mano en la mejilla del otro muchacho y la acarició. Luego, su pulgar llegó hasta los labios del dueño de casa y se paseó por ellos un rato antes de acercarse y besar su propio dedo. A una distancia tan cercana, que Kyungsoo casi se desmaya.

Su sonrisa de lado y el extraño brillo que le daban esos extraños lentes de contacto a sus ojos, provocaron sensaciones muy extrañas en Kyungsoo. Esa mirada no podía ser normal, no podía ser sólo ganas de provocar o de fastidiarlo. Había algo más y seguía sin identificar qué era.

–Nos vemos otro día– dijo en forma de despedido.

–En realidad nos vemos mañana– informó el mayor de los dos y Jongin rió.

–Es verdad, tienes razón– después de un juguetón guiño, se perdió por el pasillo, dejando a Kyungsoo estupefacto. En ese momento, lo supo: era un maldito playboy. Iba a jugar con sus sentimientos y luego desaparecer. Y, lo peor de todo, es que aún así estaba dispuesto a caer en el juego. 

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