16. Llámame cariño
Jongin esperaba que Kyungsoo contestara su llamada, porque se había quedado preocupado por el chico. Se puso ansioso ya que le tomó un poco más de lo normal atender la llamada y pensó que tal vez debía ir a verlo.
–¿Jongin?
–¿Cómo estás? ¡Estaba muy preocupado! Acabo de desocuparme con la reunión y otras cosas del trabajo y quería saber si te sientes mejor.
–Sí, sí. Estoy bien, gracias por la preocupación.
–Te oigo un poco decaído.
–Yo... estaba un poco adormilado y...
–¡Te desperté!– una mezcla de pesar y alivio lo invadió. Lamentaba haber cortado su sueño, pero se sentía bien de que tuviera un razón lógica para demorarse al contestar el teléfono. –Lo lamento tanto.
–No te preocupes, agradezco que estés pendiente.
–Bien, descansa todo lo que puedas. ¿Necesitas algo? ¿Quieres que te lleve comida, medicina?
–¡Oh, no es necesario! Muchas gracias.
Jongin podía jurar que había escuchado otra voz en el fondo que había dicho algo como "que ni se le ocurra", pero Kyungsoo empezó a hablar más fuerte y animado, insistió que estaba bien y que estaría perfecto para el día siguiente, que tenía todo lo necesario y quería dormir. Tal vez eran cosas suyas, pero desde que escuchó a alguien más, le dio la impresión de que el chico estaba nervioso y un tanto incómodo. Recordó el amigo cercano del que Baekhyun siempre hablaba y pudo sentir cómo se acumulaban los incómodos celos en su estómago.
–Entonces, ¿te veo mañana?
–Mañana temprano– bromeó Kyungsoo y ambos rieron.
–Descansa y recupérate, por favor.
–Lo haré, descansa también.
Después de la despedida, Jongin iba a colgar la llamada y retiró el teléfono de su rostro para aplastar la pantalla cuando escuchó un "basta" y el audio se cortó. La duda y una ansiosa curiosidad hizo que marcara el número de Baekhyun.
–Si es por la oficina, me morí. Adiós– fue lo que escuchó en cuánto se conectó con la otra línea.
–Es sobre Kyungsoo.
–Tienes toda mi atención– la capacidad del mayor de los dos de cambiar de ánimo, era impresionantes.
–¿Recuerdas a ese amigo del que hablaban siempre?
–¿Del amigo de quién? ¡Sé más específico!
–De ese amigo cercano de Kyungsoo, con el que se lleva tanto y que... son muy cercanos.
–¿Kai?
–¡Sí! Kai... ¿crees que sean lo suficientemente cercanos para que no me llame a mí, pero para que le llame a él en caso de estar enfermo?
–Me estás preguntando por Kai, si Kyungsoo te prefiere a ti o a él, ¿eso me estás preguntando?
Baekhyun usó su tono de voz de "sé lo que está pasando, tú estás perdido y por lo tanto eres un bobo" y eso le preocupó. Temía hacer una pregunta que resultara obvia para todos los demás, excepto para él, que vivía en Narnia cuando se trataba de estos temas.
–Tal vez.
–Responde, Jongin. ¿En serio no sabes quién es Kai?
–¿Me vas a gritar si te digo que no?
–Sí.
–Entonces sí sé quién es, gracias.
Cortó la llamada y de inmediato recibió un mensaje de Baekhyun que decía: Eres un inútil, cuando te enteres estarás avergonzado. Probablemente eso era verdad, pero ya había perdido la batalla contra su amigo en ese momento. El sólo llamar a preguntar como niño celoso por el chico que le gustaba, porque no sabía cómo manejar la situación, era lo suficientemente vergonzoso ya.
***
–¿Cómo puedes hablar mientras converso con Jongin por teléfono? ¡Podría reconocer su propia voz!– le reclamó el dueño de casa, fastidiado.
–¿Por qué tiene que llamarte?– respondió igual de molesto Kai.
–Porque dejé la oficina diciendo que me sentía muy mal, cuando en realidad sentía que me desmayaba porque me encontré con Jongin bañado, peinado e intacto, cuando yo había dejado uno herido y dormido en mi cama. ¡Por eso!
–Adoro cuando dices eso– admitió el muchacho y Kyungsoo perdió la paciencia.
–¿De qué demonios estás hablando?
–Siempre dices eso de esa forma. "Estás en mi cama". Cuando me involucras a mí y a tu cama, me haces feliz.
–Estoy en medio de una crisis por lo que está pasando aquí, ¿y lo único que puedes aportar a esto es que tienes algún fetiche con estar en mi cama?
–Es cómoda y me hace feliz. Sólo cuando duermo contigo estoy cómodo– el chico bajó la cabeza y no dijo nada más. Pasaron un par de minutos antes de que Kyungsoo tuviera la fuerza para hablar y no besarlo.
–No intentes actuar lindo ahora mismo. Seguramente en tu casa te dejas caer y duermes igual de profundo que aquí. Además, haces que suene como si te quedaras con frecuencia. Normalmente te vas.
–No tengo una cama. Tampoco tengo una casa a dónde ir.
Aquella información golpeó a Kyungsoo con fuerza. Si quería dar lástima, lo había logrado. Pero, si era cierto, eso le iba a causar sincera preocupación. ¿Quién era Kai? ¿De dónde había salido? Si lo pensaba bien, no tenía más que un par de conjuntos de ropa, la exagerada y la negra. Se fijó en su pantalón y se veía bastante gastado ya. Igual su sudadera. A veces usaba su ropa, esa que le quedaba un poco grande a él mismo. También recordó la forma en la que comía, de manera casi desesperada. O cuando se aseaba, esmerándose como si fuera su única oportunidad de lavar sus manos con jabón. Y su total y completa ausencia de horario para cualquier cosa. Siempre estaba disponible.
–¿Dónde duermes?
–Por ahí...– estaba avergonzado. Se sentía humillado y triste en ese momento. Podía verlo. No quería provocar lástima, esa no era ni de lejos su intención. Sólo estaba siendo honesto. Estaba respondiendo con la verdad.
–¿Dónde comes cuando no lo haces aquí?
–Hago lo que puedo, mientras cumplo mi misión.
–Una misión...
–Sí– respondió con sus manos entrelazadas y la mirada esquiva.
No pudo soportarlo más. Se puso de pie y fue a la cocina. Era tarde ya y después de aquel largo y complicado día, lo mejor era preparar una cena deliciosa. Hizo varios platillos, llenó la olla arrocera a su tope máximo y preparó un té caliente con miel para él y un batido de chocolate y café para Kai, porque le encantaba. El otro chico no dijo una sola palabra, se limitó a seguirlo como una sombra silenciosa. Cuando todo estuvo listo, tuvo que invitarlo a sentarse.
–Come todo lo que puedas. Te ofrecí un almuerzo y nos pasamos horas hablando. Después de esto te darás un largo baño caliente.
Kai asintió con la cabeza y empezó a comer. Kyungsoo ponía verduras y carne sobre sus cucharas de arroz. Puso algo de música, porque era evidente que ninguno de los dos iba a hablar. El departamento se volvió muy acogedor. El silencio era algo triste, pero se alimentaron bien. Lavaron los platos juntos, guardaron todo y fueron a la habitación, donde Kyungsoo sacó una gorda y grande toalla blanca y se la entregó.
–Voy a lavar todo, así que ponte la toalla. Fregaré tu espalda antes de que entres a ducharte. Llámame cuando estés listo.
–¿Por qué tengo que ponerme la toalla?– era la primera vez que Kai respondía en un largo tiempo.
–Porque todavía no estoy listo para verte desnudo. No es un buen momento.
Mientras el dueño de casa recogía su propia ropa sucia y la separaba para llevarla a lavar, escuchó unos pasos. Alzó la mirada y encontró a Kai cubierto sólo con la toalla, atada a su cintura.
–¿Dónde está tu ropa interior? Eso también tengo que lavar– pidió el chico y las mejillas de su invitado se pintaron de un rojo exagerado.
–Yo... no tengo.
–¿No tienes ropa interior.
–No tengo.
Kyungsoo no supo cómo reaccionar. No quería hacerle sentirse más humillado, pero empezó a preocuparse seriamente. Tomó las cosas y las juntó con las suyas. Luego buscó en su cajón y tomó varios pares.
–Ten. Usarás esta hasta que vayamos de compras. Es tuya ahora.
Kai no pudo rechistar. El chico lo tomó del brazo y le llevó al baño. Le ayudó a afeitarse un poco, a cortar unos pocos cabello irregulares de su flequillo y fregó su espalda. Luego le hizo meterse a la ducha y darse un largo baño de agua caliente. Cuando salió, tenía ropa de dormir lista para él.
Con el estómago lleno, limpio, cómodo y abrigado descubrió que todas esas atenciones eran nada comparado con lo que le esperaba. Kyungsoo también se estaba alistando para dormir. Se lavó los dientes y sacó un nuevo cepillo que tenía para dárselo a él. Cuando terminaron, fueron a la cama y el dueño de casa simplemente colocó una mesita plegable y puso play a una película. Sin dudarlo, Kai se pegó a él y lo abrazó con fuerza. El video avanzó mientras ambos miraban la pantalla, concentrados.
–¿Por qué ella sigue diciendo cosas como cariño o mi amor?
–Porque es una forma de demostrarle a la otra persona que es especial para ti, como tu pareja. Es una muestra de afecto.
El celular de Kyungsoo empezó a sonar. Era Jongin. Sabía que eso iba a ser un problema, pero no podía no contestar. También tenía que tener una conversación con él, pero no sabía cómo abordar el hecho de que había alguien más con su misma cara y, aparentemente, su mismo ADN en el mundo.
–Sólo quería decirte buenas noches. Ha sido un día de locos, pero mañana podemos comer juntos, si te sientes bien.
–Mañana estaré bien. Creo que me bajó un poco la presión, seguramente por las tensiones acumuladas. Pero hoy organicé un poco las cosas– Kyungsoo miró a Kai, el muchacho no se perdía una palabra de lo que decía. –Así que todo está bien.
–Me alegra saber que te sientes mejor. Estaba muy preocupado y me siento mal de no haberte acompañado. Debí dejar todas las cosas y cuidarte.
–Jongin– el chico respiró, sintiéndose tremendamente culpable. –No puedes dejar tus ocupaciones por mí. Estoy bien, en serio.
–En serio espero verte mañana y que estés bien.
Kyungsoo observaba a Jongin comerse con la mirada a su teléfono, tenía el ceño fruncido y se veía adorable con ropa de dormir que le quedaba un poco pequeña y el cabello desordenado, en la cama, esperando recuperar su atención.
–Nos veremos mañana y estaré bien. Descansa también, no queremos que te esfuerces demasiado y te enfermes. Necesitamos a nuestro líder.
–Buenas noches, Kyungsoo.
–Buenas noches, Jongin.
–¿Vas a verte mañana con él?– quiso saber Kai.
–Lo haré todos los días, trabajo con él. ¿Te acuerdas de eso?
–Pero, hay una diferencia entre él y yo.
–Sí– admitió el chico y se despeinó un poco, sintiéndose ansioso.
–¿A él lo llamas Jongin, cómo me llamas a mí?
–Te llamo Kai, así me dijiste que te diga.
–¿No me puedes llamar cariño? Para demostrar afecto...
–¿Qué eres, Kai?
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