Capítulo 17.
summary: el campamento no es agradable.
Despertar se siente como la primera vez que llegó a la Rebelión.
Excepto que sus manos están atadas, sin esposas y no hay una mesa, sólo una silla pequeña de madera y todo es oscuro porque tiene una venta sobre los ojos.
Analiza su cuerpo rápidamente. Nada se siente fuera de lugar. Está vestido, cosas que es un alivio, pero le quitaron el abrigo al igual que las botas, junto con los lentes de la Rebelión. El suelo es duro y de cemento; puede sentirlo a través de sus calcetines.
Harry trata de pasar desapercibido con la cantidad de movimiento que realiza, pero resulta que, alguien en la habitación, lo está observando. Se aclara la garganta como si fuera una advertencia antes de hablar.
"Bueno. Eres un luchador. Sáquenle la venda de los ojos."
Una mano fría, se acerca y le quita la tela. Parpadea una, dos veces para aclarar su vista. La habitación está tenuemente iluminada y no tiene ventanas, las paredes son del mismo cemento sucio que el suelo y hay un hombre frente a él, dándole una mirada penetrante que lo hace querer encogerse, con dos guardias a cada lado.
"Así es como va a funcionar esto," el hombre dice. Es rubio, de ojos azules y tiene un aceto escocés que haría a Harry tartamudear y sonroja si tuviera quince y viviera en un universo diferente.
"Te preguntaré algo. Responderás. Si no lo haces, te heriré. ¿Estamos de acuerdo?"
Harry se toma un peligroso momento para mirar al hombre de arriba abajo. Tiene un uniforme tradicional. El mismo que solía usar. Bien, botas resistentes. Podría venderlas por mucho. Una cantidad sustancial de comida.
Asiente una vez. Eso es suficiente.
"¿Cuál es tu nombre?" El hombre pregunta.
"Harry."
"¿Harry qué?"
"Styles."
Un destello de reconocimiento pasa por la cara del hombre. Mierda. No era algo que hubiesen pensado. No es una sorpresa de que se supiera qué le había pasado a su campamento; el incendio, el escape. Su traición. El nombre de Harry era bien conocido y escuchado en el campamento, primero: porque tenía las mejores marcas y, segundo: cuando se difundió la noticia de su sexualidad. Había olvidado que los líderes del campamento mantenían su expediente: Harry Styles. Hombre. Soldado. Traidor. Sobreviviente. Rebelde.
"¿De dónde eres, Harry Styles?"
"Manchester."
"¿Sabes quién soy?"
Vacila por un momento, después sacude su cabeza lentamente.
El hombre agarra la silla colocándola cerca de él, la gira y se sienta, con la silla al revés. "Estoy a cargo aquí. Lo que significa que cuando hables, tienes que decirme señor." Se detiene. "Por cómo luces, el campamento no te es extraño, ¿no es así?"
"No, señor."
"¿Qué haces aquí?"
Harry está somnoliento. Sólo ahora se da cuenta. Hay un olor distante de algún químico fuerte— lo reconoce de la enfermería. El blanqueador que usaban para sacar las manchas de sangre de los pisos, paredes y camas.
"Sólo... encontré el lugar, señor."
"Estabas vagando por la calle y te tropezaste con la ciudad, ¿no?"
"Sí, señor."
"¿Y se supone que tengo que creerme esa mierda?"
El ritmo cardíaco de Harry se acelera y se estremece reflexivamente.
"Vengo del campamento de Manchester. El que se incendió, señor." Es tan fácil ser sumiso, volver a estar asustado. Es como si tuviera dieciséis de nuevo, delgado, aterrado y dispuesto a hacer cualquier cosa para salvar su propia vida.
El hombre, a quien ha nombrado Scot en su mente debido al fuerte acento escocés, lo mira de cerca. "Sé quién eres." Le envía escalofríos a través de todo su cuerpo. "Desafortunadamente, ahora tengo que tomar una decisión: matarte por tus crímenes o perdonarte la vida y que vuelvas a ser soldado."
"Pelearé por ustedes," Harry ruega, demasiado rápido. "Por favor."
Un minuto pasa, y no está seguro si funcionó.
"Bueno," el hombre dice finalmente. "Tendrás que probarte a ti mismo."
Al ver otro de los guardias acercarse y pincharlo con otra aguja en el hombro, es todo lo que necesita para realmente entender que ya está dentro, y la primera parte de la misión está completa.
🔥🔥🔥
Harry no puede moverse.
Es el suero. Está seguro de ello. Cada vez que lo inyectaban era lo suficientemente fuerte como para paralizar a la víctima, y ahora está ahí. No puede moverse. Sólo mirar.
Sólo observa cómo lo desatan de la silla, mira de manera adormecida mientras se llevan su cuerpo. Decide cerrar los ojos mientras lo llevan de la habitación para ahorrarse los detalles sangrientos de la base en la que se encuentran; la única cosa en la que se fija es en las paredes de piedra y las ventanas con pintura, murales de la cruz e ilustraciones de lo que piensa que son símbolos bíblicos. Es un poco blasfemo, si le preguntan.
El suero le ha dado una horrible sensación de adormecimiento por todo el cuerpo. Su piel hormiguea donde las uñas lo perforan, pero, además de eso, no puede sentir. Eso es, probablemente, la cosa más perturbadora de todo esto.
Y sus lentes. Se los quitaron. Ya no se puede comunicar con nadie. Por alguna razón, el hecho de que la Rebelión no tiene ninguna idea de si está vivo o muerto hace que se estremezca. Como si estuviera realmente a cargo de su propia vida, a pesar de estar de nuevo en las manos del gobierno.
Cree que pierde la conciencia después de cinco minutos. Con el flujo sanguíneo más lento, no es difícil dejarse llevar.
🔥🔥🔥
Así que, el adormecimiento se pasa.
Todo viene a él de repente; la conciencia, el dolor, el darse cuenta y la sensación desencadenante de ese ardor terriblemente familiar en la base de su columna vertebral.
No puede ver. No sabe si es por el dolor o si está en algún tipo de pesadilla o si hay una venda sobre sus ojos, pero no puede hacer ningún tipo de sonido. Es, posiblemente, la cosa más aterradora por unos minutos. O, tal vez son horas. No está seguro.
Espera que la última cosa que sienta es un dolor que lo ciegue, pero pasa un momento antes de que el ardor se desvanezca a un latido y casi llora de alivio, pero en lugar de llorar, de alguna manera se las arregla para volver al olvido.
🔥🔥🔥
Es extrañamente superficial, la manera en la que despierta. No es un aleteo de pestañas y no es un despertar tranquilo ni es tormentoso. Sólo abre los ojos.
La falta de luz es un poco sorprendente. El techo es tan alto que se siente pequeño, además tiene pendientes y curvas: está en una capilla.
Mierda, Harry piensa. Estoy muerto.
Gira la cabeza hacia un lado. Sus orejas no están zumbando, así que piensa que está bien en lo que respecta a las lesiones de cabeza. El ardor en su espalda ha desaparecido. Intenta sentarse e ignora la manera en la que los músculos de su espalda se estremecen. Está en una cama, y hay otra ventana pintada frente a él, una pintura de la crucifixión.
Ahora que mira alrededor, está rodeado por camas. Hay cinco, quizá, a su izquierda y cuatro a su derecha, al igual que al frente.
La enfermería en su campamento eran un par de carpas. Esta es gigante.
Se saca la frazada. Está usando pantalones y una polera gris, exactamente la misma cosa que le obligaban a usar cuando estaba en cuarentena en Manchester. Sorprendentemente, sólo se tambalea un poco cuando se pone de pie. Hay una aguja en la parte posterior de su brazo, y se la saca con cuidados, pero, a pesar de eso, se siente bien; entonces, ve de reojo la mesita al lado de la cama. Los lentes.
Los agarra frenéticamente, colocándoselos en la cara como si realmente los necesitara. Los vidrios son normales, claros y no pasa nada. Quiere gritar, el terror llenándolo. Mira a su alrededor desesperado y se vuelve a recostar.
"Estoy aquí," susurra, sin esperanza. "Estoy vivo."
Deben ser capaces de escucharlo porque los lentes se encienden. Es lento, pero es algo, y el auricular en su oído suena por un momento.
"¿Harry? ¿Eres tú? ¿Puedes escucharnos?" Es Niall.
Suelta un suspiro de alivio y sus ojos se llenan de lágrimas. "Mierda. Estoy aquí. Estoy bien."
"Jesucristo," Niall dice. "Pensé que estabas muerto. ¿Qué pasó? ¿Estás bien?"
"Yo..." mira sobre su hombro, levantando ligeramente su polera. Hay vendas que cubren casi toda la parte baja de su espalda. El químico en serio debió haber sido así de brutal. "Estoy bien. ¿Qué hago? Por favor, dime qué tengo que hacer."
"Ya. Muy bien," hay una pausa y puede escuchar murmullos a lo lejos. "Er, de acuerdo al mapa, estás al sur del campamento. ¿Hay ventanas? ¿Puedes ver qué hay?"
"No puedo ver ni una mierda. Todo está lleno de gente." Escucha un sonido desde lejos y su estómago salta. "Alguien viene."
"Mierda. Me desconectaré. Sé cuidadoso. Te estaremos escuchando."
Hay otro sonido de estática y, después ya no hay nada. Se coloca las frazadas sobre su cuerpo, sacándose los lentes, luchando con calmar su ritmo cardíaco mientras escucha que la puerta se abre, y después se cierra.
Pasos pesados. De dos personas. Cierra los ojos más fuerte.
"¿Quién es este?" Dice el primer hombre. Británico.
"El nuevo. Harry Styles. De Manchester." Una mujera. También británica.
"¿Manchester?"
"Sí. El campamento que se incendió."
"¿Cómo sabemos si no es uno de ellos?"
"No lo sabemos. Pero pasó por el polígrafo y—"
"Eso no importa. Hazlo pasar por las mismas pruebas que a los demás. Si pasa, está dentro."
"Pero—"
"Esa es una orden. Más te vale que lo despierte, las probabilidades son que esté muerto antes de que tengamos la oportunidad de usarlo." Eso le envía un escalofrío de terror a través de todo su cuerpo.
El golpeteo, de lo que deben ser tacones altos, regresa por la línea de camas, pero no es hasta que la puerta se abre y se cierra de nuevo, cuando siente una mano golpear su brazo. Asusta a Harry y salta, sus ojos se abren instintivamente. El hombre que lo mira es grande, tiene el pelo corto al rape y parece que podría partirlo por la mitad. Sus ojos se estrechan.
"Levántate," el hombre le dice. "Ahora."
Harry se desliza debajo de las frazadas, abriendo los lentes y empujándolos por la nariz. "Camina."
Da un par de pasos y se tambalea torpemente. Se para derecho. Da otro par de pasos. Una ola de náusea lo atraviesa y el borde de su visión se pone negra.
"Dios, no me digas que no puedes caminar."
Harry traga la bilis que sube por su garganta, manteniendo el ritmo, caminando hacia las puertas y las abre. El hombre lo agarra por la camiseta para hacerlo ir más lento. "Tranquilo. Con cuidado." Se gira. El pasillo es estrecho, pero el techo es alto, y el edificio es antiguo por lo que sabe; arcos de adoquines, ventanas largas tapiadas con madera contrachapada, se extiende hasta donde puede ver y está completamente vacío, sin guardias y soldados.
"La siguiente puerta a la izquierda," es empujado a un lado sin gracia, su hombro golpeando la pared. Debería dolerle más de lo que lo hace.
A través de la puerta, no hay nada que podría haber anticipado. Un par de duchas. Alguien lo gira para darle ropa nueva: botas negras, un uniforme verde. Se pone los lentes en la nariz.
"Tienes diez minutos."
El hombre se va.
"Jesús," Harry respira, casi cayendo al suelo. "¿Niall? ¿Estás ahí?"
El audífono hace un ruido. "Sí. Estoy aquí. ¿Qué pasa?"
"Sólo..." cierra sus ojos, presionándose contra la pared detrás de la puerta. "¿Desconecta la cámara? ¿Por favor?"
"Claro. Hazme saber cuándo estés listo." Hay una pausa, y luego: "Ten cuidado."
Se saca los lentos y no pierde un segundo en desnudarse, sacándose la ropa, dejándola en una pila desordenad en el suelo. Abre el agua, y es como si su cuerpo estuviera en modo automático. Se lava del cuerpo una mezcla de sangre y tierra, no sabe de dónde proviene, y tampoco le importa el hecho que sus vendas se estén mojando.
Mierda. Está tan jodido.
🔥🔥🔥
Le toma un tiempo sorprendente corto, ser llevado a una carpa.
Así que, aparentemente la tecnología ha progresado lo suficiente como para desarrollar sueros paralizantes y acelerar la curación, pero los soldados aún se mantienen en tiendas de campaña. Y todas ellas, al menos cincuenta, están prácticamente apiladas una encima de la otra. Se encuentra en el centro del complejo, en un enorme patio. Lo que significa que nadie controla el clima; no es nada a lo que ya no esté acostumbrado, pero hace demasiado frío y Cambridge es como un túnel de viento.
La seguridad no es extravagante: un guardia se mantiene con él hasta que ha sido escortado a través del patio, y se detiene frente a una de las carpas más pequeñas y le pide que entre. Harry escanea mecánicamente el lugar tratando, de alguna manera, ayudar a Niall recrear un mapa del lugar y se inclina para poder entrar.
Entonces, está solo. Sólo él, el suelo lleno de nieve y los otros cuatro chicos mirándolo torpemente desde sus camas.
"¿Quién eres?" Uno de ellos preguntas. Son todos jóvenes. Mucho más que Harry.
"Harry." Dice. "Soy Harry."
"¿Eres nuevo?"
"¿Qué crees?" Uno d los chicos dice desde la cama de arriba de la litera. "Por supuesto que es nuevo, si no lo fuera, no lo pondrían con nosotros." El chico se baja de la cama, aterrizando en la tierra, camina hacia él y extiende su mano. "Soy Oli. Bienvenido al mejor momento de tu vida."
"No," dice el otro, parándose y sacándose el cabello negro de la cara. "Espera un momento. Este chico tiene experiencia."
Oli parpadea, entrecerrando los ojos a la expresión en blanco de su rostro. "¿Cómo sabes?"
"Su muñeca."
Harry mira hacia abajo, donde su camiseta se ha levantado un poco exponiendo su muñeca herida y las líneas desvanecidas de su antigua marca. El tatuaje que le pusieron cuando había llegado por primera vez al campamento, el que tenían que renovarle cada ciertos meses porque la tinta estaba tan desgastada que apenas se notaba. Harry mueve su mano rápidamente y tira de la camiseta sobre su muñeca.
"Mierda," Oli dice. "¿Eres como un veterano?" Oli lo mira de nuevo, luego, baja su voz. "¿Un espía?"
"Me callaría si fuera tú," Harry lo interrumpe severamente y se asusta a sí mismo con la autoridad de su propia vez. "A menos que el sistema haya cambiado y te dejen hacer lo que quieras."
"Así que sí eres del campamento," dice el chico, sonriendo astutamente. "¿De dónde eres? ¿Cuánto tiempo? No te ves tan viejo. ¿Eras un líder?"
"¿Tengo una cama?" Harry decide pregunta en vez de responder la abundancia de preguntas que le hacen doler la cabeza.
Oli deja de sonreír. "Sí. Hay una cama extra debajo de la mía." Los chicos se ríen, todos excepto el que tiene el pelo negro, quien no ha dejado de mirarlo.
Harry hace un amague de ir hacia su cama, pero es detenido por Oli de nuevo, bloqueando su camino. "No te tenemos miedo, si eso es lo que estás intentando decirnos. Todos los sobrevivientes vienen y tratan de actuar rudos, pero sabemos que todos están un poco asustados."
Harry alza una ceja. "¿Cuántos sobrevivientes vienen aquí?"
Los ojos de Oli se estrechan. "Un par cada dos meses o algo así. Estarías sorprendido, estar aquí es mejor que estar afuera, de todas formas."
Eso es lo que siempre le dijeron a Harry. Estar aquí es mejor que estar afuera, le decían mientras lo golpeaban hasta lo recóndito de su ser, lo suficiente como para que Harry se preguntara si era verdad.
"¿Eso fue lo que les dijeron?" Dice, pero no espera una respuesta, empujando al chico para irse a su cama, ajustándose los lentes en la nariz. Hace tanto frío. Aprieta más su chaqueta alrededor de su cuerpo.
"Es la verdad," dice uno de los chicos frente a él, su acento es irlandés, casi tan fuerte como el de Niall. "A menos que..." se sienta derecho, y la luz que se abre paso por una abertura en la carpa, le llega en la cara. "¿Realmente estuviste en el campamento y en el exterior?"
Harry se sienta, exhalando mientras sus músculos se relajan un poco. "Así es."
"No puede ser. ¿Hay Rebeldes afuera? Soy Barry, por cierto. Tienes que decirnos qué viste."
Su audífono hace un sonido por un segundo. La voz de Louis es suave en su oído, una advertencia de que sigue siendo observado.
"No digas nada."
"Deberían bajar la voz," Harry dice, cansado. "Están escuchando."
"¿Quién?" Barry dice.
Harry parpadea, un poco incrédulo. "¿A qué te refieres con quién?"
"No estamos rodeados de Rebeldes, si eso es lo que te preocupa," Oli se mete. "Estás perfectamente a salvo."
Algo está mal. Algo está muy, muy mal
"¿Cuánto tiempo han estado viviendo aquí?" Pregunta, cuidadosamente.
Uno de los chicos, el único que no ha hablado, responde: "Un poco. Oli ha estado aquí más tiempo. El campamento ha estado hace años, eso sí."
"¿Cuántos?"
Los chicos se encogen de hombros. "Diez o algo así. He estado aquí por cinco, Oli por siete y Barry por cuatro años. Fionn ha estado aquí por... bueno, ¿un par de meses? ¿Cuántos?"
El chico de pelo negro se mueve incómodamente desde donde Harry lo puede ver. "Cuatro."
"Fionn era un sobreviviente." Oli dice. "Viene de un campamento del norte. ¿No es así, Fionn?"
El chico, Fionn, se mantiene en silencio. Hay algo de él que lo distingue del resto, y Harry no está seguro si es el hecho de que sólo está usando una camiseta, no una chaqueta, o la manera en la que sus cordones están atados —envueltos alrededor de sus tobillos en vez de la forma regular— o... eso es. La mirada en sus ojos, parcialmente cubiertos por su cabello, pero lo suficientemente fuerte como para que Harry lo vea. La mirada inquieta, tan escondida como para no significar nada para cualquier soldado, pero lo suficiente para que alguien como él lo note. Alguien como Harry.
Es el primer paso. Fionn es su escape.
🔥🔥🔥
Más tarde, no está sorprendido por lo que pasa. El tipo de ritual nocturno al que se había acostumbrado, después no, una vez que ya no lo tenía en su rutina. Los soldados colocándose en fila en la pared de un poco más arriba, sus espaldas rectas y narices apuntando hacia lo alto.
Había sido difícil para Harry al principio. Aprender a mejorar su postura y mantenerse quieto cuando su imaginación no dejaba de moverse. Pero había aprendido. Y ahora, vuelve a ser lo mismo. Como si nada hubiese pasado.
"Hey, chico soñador," Niall le diría en su carpa después de haber sido golpeado por no estar derecho. "¿Cuándo aprenderás?"
"No es tan fácil," respondería siempre.
Dios. ¿Ahora? Es tan fácil. Se siente como la cosa más fácil que ha hecho.
Por lo que no trata de calmar el dolor en su espalda por estar parado por tanto tiempo, porque sabe que será castigado por ello. Sólo se mantiene igual. Hay algo más en su mente, de todas maneras. Algo mucho, mucho peor y camina con sus dos piernas, usa negro, tiene un corte al rape, una pistola y hay alrededor de diez más de esos.
Ni siquiera tiene que escabullirse e informar sus hallazgos a través de sus lentes. Niall se da cuenta, siempre tan atento.
"Hay algo rato aquí. ¿Por qué son todos británicos?"
Eso es. Eso es lo que está mal.
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