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Capítulo 10.

advertencia: contenido sensible.

Summary: las heridas viejas de Harry, ya están sanando.


"Bien. Entonces... ¿en qué año naciste?"

"Déjalo solo, Ed."

Harry no recordaba ninguno de sus nombres, de ninguna persona con las que compartía la carpa. Estaba Ed, ese chico con cabello rojo desordenado y una barba desaliñada. Ojos azules que no transmitían nada cuando miraba a Harry. Eran los ojos de alguien que no tenía nada más que perder.

Harry acercó sus rodillas hacia su pecho. La manta debajo de él raspaba sus pantalones grises de algodón, mal cortados y delgados, idénticos al uniforme de los demás.

"Sólo me estoy preguntando. El niño tiene que tener un nombre."

"Dale tiempo. ¿Recuerdas cuánto tiempo te tomó hablar? Casi te cagaste los pantalones."

"Oye, eso no es verdad. Yo estaba muy bien."

La otra persona rió. "Si estar bien significa que estabas más asustado que cerdo en matadero, entonces sí, lo estabas."

El chichón en la cabeza de Harry palpitaba, sus manos temblaban y sudaban. La parte inferior de su columna vertebral sufría espasmos, restos de las agujas que le habían presionado anteriormente. Se obligó a no pensar en Gemma pero fracasó.

"¿Cuál es tu nombre?" Otro chico lo animó amablemente. Harry pensó que su nombre podría haber empezado con una J. de todas maneras, no parecía tan importante como para recordarlo, por lo menos, no en ese momento.

Una mano se acercó a Harry, en un débil intento para que se abriera un poco y Harry lanzó un grito de terror. Aunque ningún tipo de sonido salió de su garganta, porque estaba disfónico de tanto gritar. Su cabello se había secado presionado a un lado de su cara, por lo que lo tenía de una manera extraña, y un corte a un costado de su mejilla ardía por falta de cuidado médico. La lluvia golpeaba de manera ensordecedora contra el techo de la carpa.

"Está bien," el otro chico al otro lado del pelirrojo frunció su ceño, con preocupación. "No te haremos daño."

Harry vio una figura oscura entre las sombras sobre el hombro del pelirrojo, observándolo atentamente. Podía distinguir el cabello negro y espeso, cayendo sobre su rostro, y sus ojos oscuros reflejaban la luz de las velas en la mesa junto a la cama.

"Ha— Harr—..." su voz falló de nuevo.

"¿Harry?" El pelirrojo exclamó feliz. "¿Ese es tu nombre?"

Harry asintió una vez, estremeciéndose con una mezcla de frío y miedo, el chico de ojos oscuros se movió a la parte de atrás de la carpa. Harry se detuvo con un momento, luego negó con la cabeza.

"H," tosió.

"¿H? ¿Quieres que te llamemos así?"

Sus ojos volvieron a la oscura figura, quien estaba todavía observándolo. El chico podría haber sido un fantasma. Harry podría haberlo estado imaginándolo.

Harry asintió de nuevo.

🔥🔥🔥

"H," Niall lo llama después de seguir a Louis a una nueva parte que no ha explorado de la base. "¡Espera!"

Harry ralentiza su paso y lo mira —un poco pesado— a la espalda de Louis, donde el hombre todavía camina demasiado rápido.

Niall lo alcanza, jadeando. "Lo siento, sólo... lo siento. Me estaba preguntando. Hay algo que los chicos y yo hacemos los viernes. Es como... ¿una noche musical? Tenemos un montón de guitarras, hay un piano. Personas cantando. Algunos niños también. Por lo general, Lou no viene, pero si se lo mencionas, quizá podría acompañarte." Ahora ambos están caminando al lado del otro, aún mucho más atrás de Louis. "Siempre es divertido. Podría ser genial. ¿Qué dices?"

Harry mueve sus ojos hacia sus zapatillas. "No... no lo sé." No ha escuchado música hace años, y siempre ha sido algo que lo ha ayudado, pero, ¿niños, gente y ruido implacable? Se siente enfermo ante la sola mención.

"No tienes que venir, pero, piénsalo, ¿sí?" Ve la súplica esperanzada en el rostro de Niall y de repente, se siente como una persona horrible.

"Lo haré. Lo... lo prometo."

La cara de Niall se ilumina y vale totalmente la pena.

"Genial. Espero verte ahí. Después de la cena, a las ocho. Si no te veo en la cena, sólo... recuérdalo." Niall sonríe, tocando el hombro de Harry una vez antes de darse vuelta y salir corriendo. Louis mira hacia atrás y cuando se da cuenta de cuán lejos están, suelta un suspiro de irritación, pero no dice nada.

"¿A dónde vamos?" Harry pregunta, adelantándose para alcanzarlo.

"Ya lo verás."

Una ola de irritación y enojo hace que la piel de Harry se ponga caliente y pica.

"No estoy seguro de que te guste, la verdad," Louis murmura, como si no esperara que Harry lo oyera, y frunce el ceño.

"¿Qué significa eso?"

Louis mira su reloj de nuevo. "Todo en su momento, Styles."

"No me llames así."

"Está bien, Styles."

Harry aprieta la mandíbula y trata de reprimir los gritos furiosos que amenazan con liberarse de la parte posterior de su garganta.

Reconoce el lugar cuando pasan a través de las puertas. En la enfermería, en donde terminó el primer día. Su muñeca empieza a doler junto al recuerdo. Todavía no ha sanado bien, su hueso suena de vez en cuando, constantemente doliéndole debido al uso excesivo. No cree que tenga la oportunidad de sanar bien, después de todo.

"¿Qué hacemos acá?"

No hay respuesta, Harry se siente un poco estúpido esperando por una.

Hay un adolescente con lentes de alambre enmarcando su nariz, garabateando algo en un trozo de papel frente a él con una mala letra. Levanta la vista cuando entran, tapando su lápiz y colocándolo con cuidado sobre la mesa. Mira a Harry sin vergüenza, echándole una ojeada y Harry se mueve en su lugar un poco incómodo.

"Estamos aquí por Jack," Louis dice.

"Bien," el chico responde. "Un momento." Presiona un botón en el teléfono frente a él, diseñado como un teléfono rotativo, pero con letras en lugar de números. Sólo gira la rueda una vez antes de contestar. Harry se pregunta si Ben también lo diseñó.

"Louis está aquí para verte," el chico dice a la persona al otro lado y coloca en teléfono en su lugar. Jack aparece en la esquina un momento después y Harry sólo lo recuerda por las pruebas que le hicieron y verlo en ese cuarto, el gas lacrimógeno y los choques eléctricos, la manera en la que Jack estaba parado ahí mientras Harry mientras estaba amarrados en una silla de mala gana y a Harry no le agrada de inmediato.

"Hola, chicos. Qué gusto verte de nuevo, Harry," saluda de manera agradable y los guía hasta el pasillo de donde vinieron. Es demasiado cortés y está tenso el ambiente; Harry teme que algo malo está por suceder, otra prueba o algo.

"Te tenemos una prueba de rutina," le dicen a Harry mientras caminan a través de una puerta abierta que da a lo que parece ser la clínica en la que estuvo antes, una cama que se ve cómoda y cortinas colgando de los lados, una pizarra apoyada en la pared, un espejo impecable, estantes y armarios.

"Toma asiento," Jack le instruye. El corazón de Harry late fuertemente en su pecho y oídos. Esto no está bien. No debería estar pasando.

Te harán daño, la voz en la parte trasera de su cabeza susurra, burlándose. No confíes en ellos. Te harán daño.

Sus manos se abren y se cierran. Louis lo está mirando— puede sentirlo.

"Está bien," Jack le afirma. "Todos hacen esta prueba. No está fuera de lo ordinario."

Pero todo lo que Harry quiere es presionarse a sí mismo contra la pared detrás de él, lo suficientemente fuerte para poder desaparecer y mezclarse con la estructura de la base y nunca tener que enfrentar a otro humano.

"Harry," Louis dice, no de manera dura, pero con un borde duro que hace evidente que tratar de escapar no es una opción. "Siéntate en la camilla."

Harry sabe que tiene que salir de ahí.

Siente el sudor brotando de su cabello, los recuerdos del campamento reaparecen y se dirigen a la cabeza de Harry. La clínica, el 'siéntate en la camilla por las buenas o por las malas', con acento áspero por parte del traductor, gritando de todas las direcciones. Los gritos de otros chicos, los frenéticos gritos de los médicos tratando de controlarlos, los gritos de Harry y las horribles agujas.

"Harry, estás a salvo," Jack lo calma. Una mano se envuelve alrededor de su bíceps y Harry trata de sacarla de ahí, pero la mano no lo suelta. "Lo prometo. Todo lo que te pido es que te sientes en la camilla. Eso es todo."

Bien. Está bien. Puede hacer eso.

Con una exhalación temblorosa, Harry se tambalea hacia la camilla, empujándose para poder sentarse bien. Sus pies apenas tocan el suelo desde ahí, y tiene una explosión de odio por estas zapatillas que está usando. Quiere quemarlas.

"Bien. Primero, te haré algunas preguntas, ¿sí? Nada especial, sólo lo básico."

Louis se cruza de brazos otra vez, apoyándose en la puerta que está cerrada, Harry asiente una vez, sintiéndose pequeño.

"¿Cuándo estás de cumpleaños?"

"Um." La pausa que toma para recordarlo sería graciosa si no estuviera tan triste. "1 de febrero. Del 2000."

Jack hace una pequeña marca en su cuaderno.

"¿Alguna vez has sido vacunado?"

"Um," Harry vacila otra vez. No lo cree. Probablemente no, a menos que las sustancias que le inyectaron cuando llegó al campamento hayan sido vacunas. "No lo sé."

"Bueno, ¿algunas vez tuviste sarampión? ¿Varicela? ¿Un resfriado común?"

Harry sabe que ha tenido uno que otro resfrío debido a un sistema inmune delicado y huesos frágiles. Nunca ha tenido varicela, o sarampión, pero esas vacunas tenían que evitar los resfríos y las gripes también, y siempre parecía estar resfriado antes de que el campamento lo curara de ser tan frágil.

"No lo sé," dice, nerviosamente, demasiado asustado para responder.

"Puedes ser honesto conmigo," Jack dice, gentilmente. "Todo está clasificado, no me es permitido compartir esto con nadie, ni tampoco lo puede hacer Louis. La única cosa que cambia es si debemos vacunarte o no. No podemos permitirte contagiar de algo a los niños que no han sido vacunados ahí porque no tienen la edad para hacerlo."

Harry juguetea con su uña. "No... nunca he sido vacunado."

"Muy bien. ¿Cuándo fue la última vez que te cortaste con algún objeto, de metal o vidrio?"

Todos los días por los últimos años, piensa. "Recientemente," dice, en cambio.

"Te vacunaremos contra el tétano también. ¿Mordido por un animal?"

Harry se estremece. "Hace un par de años. Fueron unos perros."

"Contra la rabia también. ¿Te dispararon alguna vez?"

Muchas veces. "Sí. Pero me cosieron y siempre me sacaba las sobras que quedaban."

"¿Cómo sabes que siempre te sacabas los restos?" Jack alza una ceja, cuestionando descaradamente los conocimientos médicos de Harry. Le hace cosquillas la indiferencia de los rebeldes a la realidad de la vida en el campamento.

"No me morí de envenenamiento de sangre," dice, encogiéndose de hombros.

Ambos hombres suspiras. Los ojos de Louis enfocados en la pared, mientras se muerde el labio inferior.

"¿Cuándo fue la última vez que fuiste sexualmente activo?"

Harry se ahoga con su propia respiración, farfullando y parpadeando rápidamente. Sus manos sudorosas, sus pensamientos comenzando a acelerarse, porque no quiere volver a enfrentar estos temas. Pensó que todo había terminado. Hay demasiado malos recuerdos que lo enviarían directamente a un estado de angustia, demasiadas heridas que no se pueden curar, que nunca se curarán.

"Está bien, es completamente clasificado. A todos se les pregunta lo mismo. No podemos permitir que te enfermes o algo."

Pero Harry no puede hacerlo. No puede revivir y reabrir las viejas heridas cubiertas con prisa y su aliento se atasca en su garganta cuando intenta hablar, no hay palabras lo suficientemente brutales o lo suficientemente dolorosas como para plasmarlas en una imagen de lo que tuvo que pasar. No había nada como para describir cómo era ser quien era, dónde estaba; no había nada para hacer entender a Louis o Jack por qué no les puede decir. Reaparece una imagen del piso sucio de los baños, sangre, sudor y lágrimas goteando en sus ojos mientras grita pidiendo ayuda, pero la ayuda nunca llega.

"Yo... yo no..." murmura, de manera inútil, buscando desesperadamente una respuesta que no lo hiciera sonar como una víctima dañada. Siente cómo los fantasmas de las manos agarran sus pantorrillas, sus manos, sus brazos, su cabello, su garganta y sus muslos y se estremece.

"Sólo dime cuándo. Si alguna vez pasó. No tienes que decirme nada más." Harry no puede sentir los ojos de Louis quemándolo, y no puede saber si eso es algo bueno o malo.

"En el campamento," finalmente logra decir, entumecido. "Yo... no quería... ellos no..."

"¿Hace cuatro años?" Jack pregunta, tratando de ser amable, pero Harry puede escuchar la pena abriéndose camino a través de sus inofensivas palabras. "¿Sólo entonces?"

"Después... después de que llegué al campamento." Coloca sus brazos en sus piernas y mueve sus manos debajo de su barbilla, apretando fuerte. El dolor de sus dedos y su mandíbula lo trae de nuevo un poco más a la realidad. "Fue demasiado, yo no... mierda, no quería... no fue mi decisión, no sabía... iban a matar... no quería..."

"Maldita sea," Louis murmura desde algún lado de la habitación.

"Tenemos personas que podrían ayudarte si quieres hablar," Jack le dice, tranquilamente y demasiado suave. "Sobre todo. Muchas gracias por decirme." Harry esconde su cara en sus manos y escucha el rasguño lejano del lápiz sobre el papel.

"¿Tienes algún tipo de dolor ahora?" Jack pregunta, la lástima aún ahí, persiste y frotándose en los poros de Harry, haciéndole sentir aún más sucio de lo que ya se siente. "¿Algo que no se sienta bien?"

Harry mueve la cabeza, es un idiota incómodo. No es realmente una respuesta, no es ni sí ni no. Realmente no siente nada y al mismo tiempo, su cuerpo se siente consumido por un dolor indestructible.

"Está bien. Prepararé algunas vacunas, pero, primero, si puedes subirte a la pesa..."

Se baja de la camilla y da un par de pasos tambaleantes hacia el otro extremo de la habitación. Siente que tiene cinco de nuevo y nada ha cambiado. Casi espera que alguien le de algún sticker de dinosaurio o un dulce y que lo mande directamente a casa.

Es pesado y medido y se le instruye a sentarse de nuevo y esperado, como si realmente fuera un niño, mientras Jack va y busca las cosas que necesita. Harry sabe para qué son las vacunas, conoce sobre la inmunidad preventiva a largo plazo, pero entre antes y ahora si tiene que enfrentarse a las agujas, incluso cuando ha sido golpeado y le han disparado y casi ha muerto, si hay algo que Harry no puede soportar, son las agujas. Casi está tentado a salir corriendo.

Louis está en silencio cuando Jack se va. Casi se ve incómodo, cambiando su peso de un lado a otro.

"No estoy dañado," Harry dice, defensivamente, después de un minuto de silencio. "Esto no cambia nada."

"Nunca dije que lo estuvieras," Louis dice, simplemente, no hay reflejo en su voz de enojo o irritación. No como siempre.

"Me estás mirando como si estuviera dañado."

"No te estoy mirando de ninguna manera."

"Sólo—"

"No tienes que darme explicaciones. Lo entiendo."

Harry se pregunta si Louis realmente lo entiende o si sólo lo está diciendo en un gesto de empatía y amabilidad. Piensa en la frase de Niall: a Louis le fue peor, y se pregunta si eso es completamente cierto. Si el pasado de Louis es tan doloroso que sólo se ha vuelto distante y cruel con el tiempo, o si siempre ha sido de esta manera.

No tiene tiempo de decirlo. Cuando Jack vuelve, está sosteniendo una pequeña caja de suministros y la boca de Harry se seca, sus ojos cayendo inmediatamente a las jeringas, tapas de plástico sobre las delicadas agujas. Cree que su estómago está a punto de subir por su garganta.

Jack se da cuenta de su temor, lo verde de su rostro y la mueca que descansa sobre él. "No te preocupes, no es doloroso. Tienen un agente adormecedor."

No es eso por lo que está asustado. Hay muchas cosas acerca de las agujas— venas perforaras, sustancias claras con nombres largos que no puede pronunciar, restricciones y manos enguantadas, sueños borrosos y ser adoctrinado por el efecto de las drogas.

"Súbete la manga, por favor," Jack dice, todavía calmado, tranquilo y ajeno a la confusión interna del pasado de Harry, tratando de seguir adelante. Harry lo hace, pero sus dedos tiemblan.

Jack desliza un cotón frío sobre el brazo de Harry; pica por una fracción de segundo y el miedo se envuelve alrededor de sus entrañas y su estómago se aprieta, luego el lugar se adormece y cuando el médico se da la vuelta, Harry toca su piel con cuidado. No se siente como piel, podría ser un trozo de carne. Le molesta más que el dolor de una aguja.

Harry mira hacia otro lado cuando la jeringa que sostiene Jack brilla ante la luz. Realmente no puede resistirse, o rechazarla o negarse a aceptar la vacuna y aunque siente que debería hacerlo, está demasiado cansado como para hacerlo. No está seguro cuál sería su castigo por evitar la vacuna, pero no quiere pensar en ello.

Jack da unos pasos adelante así está más cerca de él, su mano ubicada en el brazo de Harry, esperando pinchar su piel. El miedo se asienta más en él. "Respira profundo," Jack dice amablemente, al darse cuenta de la cara Harry y él se muerde el interior de su mejilla lo suficientemente fuerte como para sentir la sangre e inhala temblorosamente. Ha pasado sólo un segundo antes de sentir la presión de algo entrando en el lugar adormecido de lo que está seguro que es su brazo, y otro momento antes de que sienta el casi placentero frío del líquido expandiéndose debajo de donde sintió la aguja.

"Llevamos una, faltan cuatro," Jack dice tirando la aguja a la basura. "Quizá te sientas un poco enfermo después de esta, varias personas me han dicho que sienten un sabor metálico en sus bocas." En el mismo lugar, otra aguja entra, haciendo que se sienta un poco nauseabundo porque esta es cálida, entrando en sus venas como si fuera aceite, y un dolor fuerte se forma profundamente en el músculo de su bíceps, el sabor de la bilis flota alrededor de su boca y las luces nadan ante sus ojos.

"¿Qué es esa?" Harry pregunta débilmente cuando Jack se acerca a él con una jeringa llena de un líquido brillante azul.

"Para la rabia."

"No tengo rabia."

"Bueno, no queremos que la tengas tampoco, confía en mí," lo hace sentir un poco mareado, la tercera aguja; cuando siente la cuarta, tiene que parpadear unos segundos para reducir el dolor en su cabeza, y para la quinta, su boca se llena con saliva y ni siquiera trata de tragarla.

"Voy a vomitar," Harry dice, sintiéndose estrangulado y apretado, Jack mete una bolsa debajo de su barbilla sin decir una palabra, haciendo una mueca de compasión cuando Harry quiere vomitar.

No hay mucho para vomitar. Se seca y se levanta un par de veces, escupe la saliva que se acumula en su boca y trata de igualar su respiración ridículamente rápida. Una gota de sudor pica en su sien y gotea por un costado de su cara. Cuando cree que ha terminado, se recuesta contra la pared, apretando la bolsa para cerrarla y se pellizca el muslo con fuerza. El dolor lo mantiene en tierra un poco.

"Lo siento," Harry jadea, su garganta doliendo. Jack mueve su cabeza inmediatamente, gentilmente llevándose la bolsa de las manos de Harry y tirándola a la basura.

"No te preocupes. La mayoría ha tenido estas vacunas cuando son pequeños, y con días de diferencia. Tú las tuviste al mismo tiempo en menos de diez minutos. Está bien. Lo hiciste muy bien."

Harry se limpia la frente con el dorso de la mano, sus pensamientos confusos, su lengua torpe y demasiado grande para su boca. "Yo... uh, mi abuelo. Murió de cáncer... no sé si es generacional o..."

"Desafortunadamente, no tenemos acceso a la cura." Jack responde. "Es difícil obtenerla. Pero, normalmente no es hereditario; por supuesto, es posible que lo desarrolles si está en tu historial familiar, pero no creo que deberías preocuparte, Harry."

Y, por supuesto, como si Harry no se hubiese avergonzado a sí mismo lo suficiente, empieza a divagar, esa tendencia que tiene cuando está enfermo o con fiebre. Recuerda un invierno que pasó solo cuando cree haber tenido neumonía, su mente corriendo, paranoia y sus manos pegajosas. No esperaba salir de la enfermedad vivo cuando empezó a ver cosas, sombras de su familia, amigos, caballos y ganado, supermercados llenos de comida y agua limpia.

"Me dieron un par de vacunas cuando llegué, en el campamento," continúa, su voz temblando y, de repente, se siente sediento. "No sé qué eran... dejé de enfermarme y, quiero decir, me vacunaron en el pecho. No morí. Es eso..." mira para encontrarse con los ojos preocupados de Jack. "¿Es eso posible?"

Louis se aclara la garganta y Harry casi se olvida de que estuvo parado ahí todo este tiempo, observándolo todo con sus ojos azules pequeños, brillantes y su mirada que lo juzgaba. "Niall tuvo la misma, ¿no?"

No es una pregunta como tal, pero Harry puede decir que Louis sabe cuál es la respuesta.

"Sí. Cuando llegó al campamento, yo ya llevaba un año ahí," dice. "No sabía qué significaba... la pusieron en el fondo de mi espina. Me sostuvieron. No lo sé."

Cuenta tres, cuatro, cinco, seis luces sobre su cabeza. En algún punto, la sexta desaparece, y vuelve a aparecer, y después hay siete, luego sólo tres, los que había recordado contar cuando entró la primera vez.

"Creo que deberías recostarte," Jack sugiere amablemente, pero de manera firme. "Hazlo y descansa. Has pasado por mucho."

Harry se tambalea, por lo que después está recostado contra la dura superficie de la camilla en la clínica. Hay una mosca en la pared; se acerca un poco más pero no se mueve y Harry no sabe si se lo está imaginando o no.

Mira el techo y trata de no pensar en las agujas de su espalda. Entonces, está soñando todo de nuevo.

🔥🔥🔥

"Tu nombre," la figura oscura dijo. Estaban cara a cara, parados cerca, olor a estiércol y desperdicios atascando sus sentidos. "¿Es Harry?"

Harry asintió. "Mi..." su voz estaba ronca y áspera por los gritos. "Mi hermana podría estar muerta." No sabía por qué lo había dicho. Sentía que debía decirlo.

El chico lo miró. Sus ojos eran cuidados, tranquilos y misteriosos, manteniendo algo profundo en ellos— algo malo le había pasado al chico. Algo muy malo.

"La mía también," dijo, simplemente. "Soy Z. Dijiste que querías ser llamado H." No era una pregunta. Lo dijo con la cara seria.

"Sí," Harry respondió. "Es fácil."

"Lo entiendo," Z le dijo.

De alguna manera, Harry sintió que estaba diciendo la verdad.

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