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Capitulo 9

Narrador omnisciente:

Un nuevo día comenzaba y Jasper junto con Bélier y Lucinda irían a Forks, era dos de diciembre por lo que no serian muchos días antes de que el pequeño volviera a ver a su madre, lo que ninguno sabía era la verdadera razón por la que Leila no los quería en el infierno.

Ella sabia que Jasper era fuerte y que podría luchar si se lo pedía, pero el miedo a perderlo era demasiado, por lo que prefería que no supiera nada, por el momento. La junta con el consejo infernal solo tenia un motivo: Destituirla.

Los tres reyes infernales junto con Calibán habían hablado con él consejo de que era más prudente que fuera Calibán el rey y no Leila, muchos creían ahora que Lucifer no estaba era mejor para todos que Calibán gobernara como se tenía planeado cuando ella era una niña.

Ambos padres se encontraban terminando de guardar algunas cosas en una mochila para su hijo, cuando ya estaba todo listo ambos salieron con su hijo que se encontraba ahora pareciendo un adolescente de doce años, algo que sus padres estaban en desacuerdo.

-Cualquier cosa que pase, quiero que me contactes amor-le dijo Leila a Jasper, para luego mirar a su hijo-. Y tú mi pequeño demonio no quiero que vuelvas a crecer tan repentino.

-Pero quiero ser un niño grande, para que ustedes no me excluyan de sus platicas.

-Aunque tengas cien años, abra temas que no hablaremos contigo.

Sin más padre e hijo abandonaron el infierno, dejando a Leila en medio de un caos, que ella tendría que terminar, por algo Lucifer la había entrenado tanto con ella al igual que Lilith.

La guerra estaba en nada por desatarse, fuera del castillo infernal se encontraba el ejercito con todos aquellos demonios que tenían respeto ante la reina Leila, pero frente de ellos se podía apreciar como venían Calibán, los tres reyes infernales con todo su ejercito. Leila mentiría si dijera que no tiene miedo, pero siempre supo que este acontecimiento pasaría en algún momento, ella solo podía estar alegre de que su hijo y pareja se encontraran a salvo.

-Es hora su majestad, los reyes infernales junto con el príncipe Calibán ya se encuentran a las afueras del castillo.

-Bien, es hora de terminar con esos cuatro.

-Recuerde su majestad, que los tres reyes son poderosos, ellos atacaran a la distancia, mientras que el príncipe Calibán, nunca ataca por el frente.

-Lo se Minion, pero yo soy más poderosa que ellos. Cuando terminemos con esto, necesito que prepares mis cosas, para viajar a Forks, debo cumplir con una promesa.

-Claro su majestad-con eso salió Leila del castillo-. Buena suerte.

Lilith ya se encontraba lista para atacar, ella se encontraba enfrente de todo el ejercito que estaba del lado de Leila, cuando aparecieron en su campo de visión los cuatro, Leila se dejo ver ante todos.

Ella iba vestida con un pantalón negro al igual que una camisa del mismo color, este traje era su armadura creada en el mismo infierno, se acerco para poder platicar antes de que todo comenzara.

-Aun se encuentran en tiempo de pedir misericordia, antes de que sus cabezas rueden ante mi-hablo con la voz más seria que tenia.

Todos los demonios que la seguían la miraban con respeto, mientras que los ejércitos que se encontraban en su contra, la miraron con un toque de miedo, porque ellos sabían que podrían morir ese día ante su poder, pero su lealtad se encontraba en ellos a quienes seguían.

-Nunca me inclinare ante una bruja-hablo Calibán serio.

-Nunca pediríamos misericordia a una bastarda como tú-menciono Belcebú.

-Esas son sus ultimas palabras, bien todos tienen derecho a escoger lo que dirán antes de morir.

Sin más regreso a donde se encontraba su ejercito, el cual solo espera las ordenes de su reina para atacar, todos ellos se encontraban listos, para matar a todo aquel que se encontrara en su camino, solo dejarían al príncipe Calibán y los tres reyes infernales, a su reina y a Lilith, a pedido de ellas.

-Adelante-hablo con firmeza, con eso y un movimiento de mano todas sus tropas se desplegaron, al igual que las contrarias.

Leila miraba todo desde un poco más atrás, ya que ningún demonio estaba de acuerdo en que su reina peleara aunque esta lo quisiera, por lo que ella esperaría unos segundos. Noto como el lugar se llenaba de sangre era una pelea a muerte, pero lo que más odio fue ver como Calibán empuñaba una espada y se adelantaba a atacar, por lo que se decidió que ya era hora de salir.

Miro a Lilith la cual se encontraba a su lado izquierdo y ella le asintió con la cabeza.

Ambas comenzaron a caminar listas para atacar con su magia. Las dos eran muy fuertes, pero sin duda Leila era la más fuerte y poderosa bruja, al final se mostraba el porque Lucifer la quería tanto.

Los ojos de Leila se encontraban iluminados, brillando en un rojo tan brillante como las llamas del fuego en su máximo apogeo; su cabello, se tiño en blanco, ya no era rubio claro ahora era completamente blanco, por la cantidad de magia que ocupaba, sus manos se encontraban cubiertas por un halo de luz entre blanca, roja y negro.

Cada enemigo que se acercaba a ella era convertido a cenizas, quien viera esa imagen se sorprendería, pero ella solo miraba a los tres reyes y Calibán; los reyes que se encontraban aun sin hacer nada la miraron con temor, por lo que los tres, sacaron sus poderes.

Frente a los ojos de todos los presentes una ola de todo lo que ellos representaban se alzo, pero esto no fue lo más sorprendente, cuando esta ola de poder estuvo frente a Leila. La bruja pudo deshacerse de ella, junto con sus dos manos, la chica logro abrir un espacio para poder caminar entre ella y así llegar ante los tres reyes.

-Les diría espero verlos en el infierno, pero al ya pertenecer aquí, espero que sus espíritus sufran a donde irán a parar-dijo seria, mientras que una sonrisa macabra se hacia presente en su rostro y sin más los decapito a los tres.

La ola, se deshizo y los demonios que se encontraban de su lado, se pusieron de rodillas, ahora solo quedaba Calibán, este miraba todo lo que había pasado, miro con verdadero horror y temor a la chica, que en algún momento era su amiga. Dejo caer su arma, la cual sabia era inútil contra ella.

Ambos se vieron y caminaron uno al lado del otro.

-Calibán, por todas tus faltas, hacia la corona infernal, por levantarte contra tu reina. No te castigare con la muerte, pero serás castigado siendo encerrado en el séptimo circulo infernal. Tendrás que cumplir una condena de un milenio, pasado ese tiempo se te volverá a hacer un juicio en el que se te castigara dependiendo tu comportamiento en ese tiempo.

Sin esperar a que, el chico pudiera decir algo, lo desterró al séptimo circulo infernal. Dando fin con la guerra que duro menos de lo esperado, pero aun así fueron dos días de peleas sin descanso.

El tiempo del infierno era algo que nadie podría comprender como funcionaba.

Miro a todos los demonios, aquellos que la seguían tenían una marca roja en su brazo izquierdo mientras que aquellos que pelearon en su contra y serian castigados se encontraban con una marca circular al rededor de su cuello, de color morado.

-Todo demonio que halla ido en nuestra contra, será castigado dependiendo la cantidad de muertes que cargue, mientras que todos los demonios que estuvieron de nuestro lado, reúnan los cuerpos de nuestro caídos y déjenlos en el salón principal del castillo.

Cuando todo se encontraba como lo pidió, Lilith miro a la que consideraba su hija, la vio con orgullo. Ella hubiera deseado ser la reina del pandemónium pero se conformaba al ver a Leila siendo una gran gobernante y más ahora que había vencido a las cuatro personas que nunca la dejarían en paz.

-Mi señora todo se encuentra como lo pidió.

-Muchas gracias, cierren las puertas que nadie entre, hasta que lo pida.

-Estas segura con lo que realizaras hija.

-Claro, madre. Ellos nunca buscaron la muerte de nuevo, por lo que se las regresare.

-Es mucho poder el que ocuparas, después de esto tendrás que descansar por una semana por lo menos.

-Eso hare, pero primero esta mi gente. Descansare cuando llegue a Forks.

-Te dejare sola para que te concentres.

Leila se quedo sola en la sala junto a todos los cuerpos, por lo que ancándose en suelo, comenzó a recitar un hechizo que curaría a todos los demonios que habían dado la vida por ella. Muchos de ellos tenían familia, por lo que aunque fueran demonios ella no los dejaría morir.










Pasaron cuatro horas, cuando todos los demonios se encontraban ya despiertos, estos miraron a su reina con sorpresa y agradecimiento. Uno de los demonios abrió la puerta dejando salir a todos.

Ella con ayuda de Lilith que entro apenas fueron abiertas las puertas, salió para ver como todos se reunían con sus seres queridos. El consejo infernal se encontraba en ese mismo lugar mirando todo lo que había sucedido, ya no tenían ninguna duda de que Leila Luzbel Ritz Morningstar de Hale, seria la mejor gobernante que tendrían.

-Es hora de irme, Jasper y Bélier se han de estar preguntando donde me encuentro.

Intento pararse sola, pero iba a caer.

-Creo que es mejor que sea yo quien te lleve.

-De acuerdo, solo vamos por mi maleta.

Ya con todas sus cosas listas, miro a Lilith y ambas desaparecieron en un espiral de fuego, para aparecer en el patio trasero de la casa, cuando llegaron, notaron como varias personas con ojos rojos, salían de la casa y la miraban con curiosidad, aquellos que no la conocían, mientras que quienes la conocían la miraban con alivio.

"Vampiros" fue el pensamiento de Lilith, al verlos y miro a Leila con reproche, por no decirle.

Jasper que había olido el aroma de su pareja corrió hasta donde se encontraba, Lilith la soltó para que pudieran saludarse, pero ella seguía muy débil, por lo que casi vuelve a caer, sino fuera por los brazos de Jasper.

-¿Amor?

-Hola, Jasper.

-Pero...

Leila no lo dejo terminar, porque le dio un beso, beso en el que transmitía todo lo que lo había extrañado.

-Luego te cuento el porque estoy asi, ahora creo que lo mejor es entrar-dijo Leila, miro a Lilith y dijo-. Gracias por traerme, tú estarás a cargo de repartir los castigos a los demonios.

Lilith le dio una sonrisa y desapareció en el espiral de fuego.

De la casa salió un niño que aparentaba diez años corriendo y gritando.

-¡Mamá llego! ¡Mamá llego!-sin importarle nada se aventó a los brazos de su madre, esto provoco que casi callera si no fuera por su marido que la sostenía de la cintura.

-Hola, mi pequeño. Bélier, podrías bajar de mami, estoy cansada y temo que caigas.

El niño bajo de los brazos de su madre viéndola con preocupación, su madre nunca estaba cansada.

-¿Qué paso?

-Agotó su centro de magia ¿pero no se como?-dijo Lucian apareciendo entre la multitud.

-Sabes Lucian, eres la que mejor me cae de tus hermanos, pero no me hagas odiarte.

Leila sabia que la chica sabia la verdad, porque los ángeles se comunicaban aunque estuvieran separados por la distancia que fuera.

-Bien iré a mi habitación-se fue sin más.

Todos los vampiros que se encontraban en la casa, miraban con atención a la pequeña familia, pero en especial a la chica, que se encontraba siendo abrazada por el vampiro rubio, todo aquel que no la conocía tenían curiosidad por ella.

Edward que se encontraba leyendo los pensamientos de todos los vampiros, sonrió de lado. Todos aquellos que tuvieran duda de que podrían ganar, con Leila ahí se quitarían sus dudas.

-Vamos, adentro amor-dijo Jasper, cargándola al estilo nupcial-. Esme preparo el almuerzo.

-Solo te dejare cargarme así, porque de verdad que estoy agotada, pero recuerda que raigo vestido y corona.

Jasper que no recordaba ese dato, porque ya se había acostumbrado a mirarla con ella, se la quito de su cabello.

-¿Mejor?

-Si, no entiendo como Lucifer soportaba tenerla todo el tiempo.

Al estar dentro de la casa, Jasper la bajo en una de las sillas de la mesa, ahí vio a Esme.

La mujer al verla, sonrio y corrio a ella, para abrazarla. 

-Estas hermosa Leila ¿tienes hambre?

-Gracias, tú no te quedas atrás y si no es mucha molestia me gustaría comer.

Esme le trajo un plato de comida y su estomago la traiciono ya que sonó muy fuerte, ella comenzó a comer, cada que su plato se terminaba Esme le serbia un poco más. Esto sorprendió a su marido ya que nunca la vio comer tanto por lo que pregunto.

-Por favor, dime que no estas embarazada nuevamente-no es que no quisiera tener otro hijo con ella, pero prefería evitarse el pasar por los mismos gritos una vez más.

-La verdad es que llevo dos días sin ingerir nada de comida y termine con casi todo mi centro de magia. Esme todo estuvo delicioso.

-Leila-hablo Edward entrando al comedor- Queria saber, si te encuentras bien, como para contar quien eres. Los que no te conocen tienen dudas por ti.

Ella lo miro con duda pero asintió-. Solo necesito donde sentarme.










Todos los vampiros, se encontraban reunidos en el patio trasero, ya que así estarían más cómodos, Reneesme y Bélier, se acomodaron sentados juntos en un árbol, cerca de ellos se encontraba Jacob. Los demás vampiros se encontraban esparcidos frente de ella. Jasper estaba detrás de su silla, mientras que sus manos se posaban en sus hombros.

Leila tenia una mirada intimidante o eso era lo que pensaban muchos de los presentes, pero al mismo tiempo, sabían que tenia un gran corazón, ya que vieron como su mirada cambiaba al ver a Jasper, Bélier o algún miembro del clan Cullen.

-Primero una disculpa si no estoy de pie, pero estoy demasiado cansada. Comencemos con mi nombre original soy Leila Luzbel Ritz Spellman. Soy hija de Elizabeth Spellman y Amadeus Ritz; siguiente muchos me conocen por el apellido que me dieron las dos personas que considero como padres Leila Luzbel Morningstar, pero actualmente soy Leila Luzbel Ritz Morningstar de Hale.

>>Para muchos se preguntaran ¿por qué Morningstar? mi segundo padre es Lucifer Morningstar, rey y gobernador del infierno-en ese momento muchos la vieron sorprendidos-. Fui criada por Lucifer y Lilith, gracias a mis padres soy una bruja, desde que era muy chica estudie hechizos de todo tipo desde los más sencillos, hasta lo más complicados. Cuando cumpli los diesiocho ya era conocida como la bruja más poderosa de mi generacion y cuando cumpli veinte, tenia la misma fuerza y poder que Lucifer Morningstar.

>>Supere a Lilith en poder, después de unas situaciones que no son relevantes en este momento me convertí en la reina del pandemonium y sucesora de Lucifer. Actualmente soy la gobernante del infierno. Pero también soy la esposa de Jasper y madre de mi pequeño Bélier.

-Si eres tan poderosa como dices, porque no detener tu misma a los Vulturis-menciono un vampiro de piel canela.

-No puedo aunque quiera, tengo prohibido atacarlos sin razón alguna. Por lo que no puedo ir ahora mismo, pero si llega el día de la batalla y ellos no desisten en el atacar, podrán estar seguros que no les pasara nada a ustedes. Pero por ahora me iré a mi habitación, porque de verdad tengo sueño.

Antes de que pudiera irse, alguien más hablo. Peter el amigo de Jasper hablo.

-¿Por qué te encuentras tan débil?

-Digamos que me decise de la basura del infierno-dijo con una sonrisa que le dio miedo a todo aquel que la miro, mientras que a Jasper se le vinieron cuatro nombres a la mente.

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Espero que les este gustando, como sabran ya esta en los ultimos capitulos, pero aun asi, quisiera saber que piensan.

Me gusta leer sus comentarios.

Tambien me gustaria saber si alguno de los que me leen tiene habilidades para editar, ya que me gustaría cambiar la portada. Manden mensaje los que sepan por favor.

-ortiz6acosta

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