Capitulo 8
Narrador omnisciente:
Jasper logro calmar las emociones de su esposa, al poder tranquilizarla esta callo en un sueño, por lo que la dejo dormir, mientras que el iba con su familia a planear los últimos detalles, para que se fueran y a donde irían.
No los podría acompañar, ni ayudar a buscar testigos, aunque quisiera, su esposa lo necesitaba. Por lo que no se alejaría de ella. Al llegar a la cocina donde se encontraban todos, ya que le estaban dando de comer a los niños, Bélier, después de ver a su madre mal, no quería despegar de ella, pero su padre le prometió que estaría bien y que el necesitaba comer algo.
-¿Como se encuentra mamá?
-Esta descansando, lo más seguro que cuando despierte nos vallamos-miro a su hijo.
-Pero volveremos, para ayudar a Reneesme ¿verdad?
-Claro, es familia y a familia siempre se cuida.
Los mayores miraban a Jasper hablar con su hijo, para todos ellos era una gran sorpresa el verlo de esa forma, nunca creyeron que las dos personas más serias que conocían pudieran ser de una manera tan amorosa con un niño, pero al final de cuentas era su hijo.
>>Hijo, porque no vas con Reneesme a la sala, vean un poco de televisión-él niño salió de la habitación, siendo seguido por la niña.
-¿Qué ocurre, en realidad hijo?
-No podre ayudarlos a buscar testigos, debo estar junto a Leila-Damon y Emmet lo miraban confundidos, por lo que siguió-. Al parecer Lucifer pronto morirá o bueno subirá al cielo, la verdad es que no comprendo muy bien eso, pero... en el infierno aunque muchos apoyan a Leila con su reinado... hay otros que se encuentran en contra de ella y ahora con esta noticia no la va a pasar muy bien. Hare lo posible por estar viniendo, pero no puedo decir lo mismo de ella, apenas y tiene tiempo, con ayuda de Lucifer, ahora que no este con ella, tendrá menos tiempo aun.
Todos en la sala, notaron la mueca que hacia Jasper, sabían que para el era difícil todo esto. Pensar que los debe de ayudar y que no puede porque su esposa también lo necesita no e muy fácil.
-No debes de preocuparte hermano-hablo Edward-. Para ti lo principal debe de ser tú familia, en estos momentos no puedes escoger entre ella o nosotros, debes estar a su lado, recuerda todo lo que sufriste para recuperarla no la dejes ir. Cuando lleguemos de buscar a los testigos esperamos puedan venir, para que sepan quienes estarán de nuestro lado como mínimo.
-Gracias, iré a preparar nuestras maletas. Espero que tengan un buen viaje.
Sin esperar algo más, solo noto como su familia tenían miradas nerviosas, por lo que estaban a punto de hacer cada uno, el llego a la habitación donde descansaba Leila, comenzó a ver que nada estuviera fuera de su lugar, ya que en si el único que había desecho su maleta era su hijo, el cual en las ultimas horas había crecido hasta alcanzar la apariencia de un niño de ocho años.
Leila despertó pocas horas después, por lo que sin fijarse mucho donde se encontraba busco a su hijo, encontrando su risa, esta venia de afuera. Así que se asomo por la ventana de la habitación, notando a Rosalie, Jasper, Alice, Damon y Emmet, jugar con su hijo, él cual ya se veía más alto.
Jasper que desde afuera noto la mirada de su esposa, entro a la casa y la abrazo por detrás.
-¿Como te sientes amor?
-Como si un camión me hubiera atropellado y me hubieran tirado al mar, desde el acantilado mas alto. Es hora de que afronte los problemas que vendrán.
-Ya están preparadas las maletas, solo esperaba a que despertaras, toda la familia saldrá a buscar testigos, mientras nosotros estamos en el infierno, cuando terminen de ir por ellos... podremos venir para saber quienes serán los aliados.
-¿No iras con ellos?
-No, tu eres mi esposa y la que más me necesita en estos momentos, a mi familia que me ayudo desde que me uní a ellos, los apoyare cuando tú te encuentres en mejor estado y solo si tú te encuentras a mi lado.
-Gracias-fue lo único que dijo, para ir y abrazarlo.
-No tienes nada que agradecer, eres mi vida y te acompañare en todo lo bueno y malo que quieras a travesar.
-Vamos a despedirnos entonces.
Ambos bajaron a la sala donde se encontraban los integrantes del clan Cullen, preparando sus maletas. Se despidieron de ellos y sin Leila los transporto a los tres al infierno.
Cuando aparecieron en el infierno, lo primero que vieron fue a todo el consejo infernal que se encontraba llegando por las puertas que daban a la sala del gran trono, ahí mismo se encontraba Minion esperando por todos ellos.
-Reina Leila, sígame de favor.
-Vamos, rápido.
Con rapidez llegaron a la habitación de Lucifer, al entrar lo miro este se encontraba acostado en la cama, tenía un aspecto deplorable su piel se encontraba opaca, sus ojos no tenían la misma viva llama de vida.
Antes de que pudiera acercarse sintió pasos de otras personas detrás de ella, por lo que cerro la puerta con seguro.
-Papá, ¿por qué no me dijiste lo que te estaba ocurriendo? ¿por qué ocultarlo, hasta que fuera inevitable?
Lucifer la miro con una pequeña sonrisa, la cual demostraba cansancio. Él se encontraba feliz de que Leila estuviera a su lado, cuando Lilith le dijo que se había ido con mucha prisa, temió que no la volviera a ver.
-Me alegra verte, pequeña.
-Por favor, contesta. No des más vueltas, Lucifer me preocupe, no sabes lo mal que que me sentí cuando me entere estabas mal, eres como un padre para mi...
-Pequeña, por favor solo quédate junto a mi. Mi padre es el culpable de que me pase esto, tú no tienes la culpa de nada.
-Pero pude haber buscado alguna solución y lo sabes.
-Nos podrían dejar solos-dijo mirando a Lilith, luego a Jasper que tenía tomado de la mano a su hijo.
El pequeño miraba con sus ojitos cristianizados a su madre por el simple hecho de que no le gustaba ver a su madre triste y esta se encontraba a nada de romper en un llanto desconsolado. Jasper tuvo que cargar a su hijo para que saliera de la habitación y así que bruja y diablo pudieran hablar.
-Leila, seré claro contigo princesa... no quise decirte nada porque ya tienes suficiente con tu familia y el consejo infernal... ambos sabemos que los tres reyes no están del todo desacuerdo contigo en el poder...
Leila se encontraba llorando, no podía creer que el hombre que la crio como un padre, su figura paterna se estuviera despidiendo de ella.
>>Además no debes de preocuparte no moriré, solo regresare al lado de mi padre... él cree que ya es suficiente el castigo que me a dado, para él ya me perdono-menciona mientras que toma la mano de la más joven-. El a visto como te cuide, también lo mucho que te quiero y el futuro que espero que tú tengas Leila.
-¿Solo me cuidabas para volver al cielo?-pregunto con duda y sin poder creerlo.
-Nunca hará eso contigo, lo sabes... eres como una hija para mi... siempre te e protegido y siempre lo hare...
-¿Por qué ahora? ¿Por qué no antes?
-Nunca sabré como es que trabaja la mente de mi padre, nunca antes pensé el que él podría perdonarme, pensé que mi vida seria estar en el infierno.
-¿Podremos seguir viéndonos?
-No se pequeña, pero hare lo posible para que podamos volver a reunirnos.
El resto de la tarde ambos se la pasaron juntos, hablando sobre cosas que habían hecho desde que ella había llegado a la vida del diablo, ambos se encontraban teniendo un hermoso momento de padre e hija, cuando el momento de la despedida llego, así mismo el dolor en el pecho de Leila al saber que no lo vería quien sabe por cuanto tiempo.
-Te amo pequeña, nunca lo dudes y si Jasper te hace algo a ti o al pequeño Bélier, no dudare en matarlo...
-Pero eso esta prohibido para los ángeles-menciono con cierta gracia.
-Que seria lo peor que me hiciera mi padre, volverme a mandar al infierno, pequeña estaría feliz de regresar si es por una causa como vengar tu sufrimiento.
-Cuídate y no pelees demasiado con tus hermanos por favor padre.
Sin más, Leila vio como el cuerpo del diablo se transformaba en luz, vio a este deshacerse en minúsculas moléculas de luz, que subieron por el aire hasta llegar al techo y desaparecer, ella sabia que él diablo regresaría con su familia, pero esto no hacia que el dolor disminuyera.
En ese momento se derrumbo, como no había hecho antes, nunca había llorado tanto. Cuando su padre Amadeus falleció el estuvo para consolarla, pero ahora su segundo padre y figura paterna había vuelto al cielo en donde no sabría si lo volvería a ver. No quería que nadie la viera así, por lo que tomo la decisión de ir a la oficina que ocupaba trabajar y encerrarse en ella hasta que estuviera mejor.
No dejaría que su hijo y marido la vieran mal. Por lo que al entrar en su oficina la cerro con llave, se sentó en su silla y comenzó a llorar, siendo interrumpida por un toquido en la puerta.
-Te encuentras bien, amor-le hablo Jasper.
Leila reparo y trato que su voz no se escuchara entrecortada pero fallo en el proceso.
-Estoy bi.en, no se preocupen. Saldré en un momento.
Pero los golpes no cesaban, la puerta estaba siendo forzada por el vampiro, que se encontraba preocupado por su esposa, quería verla y consolarla. Por lo que no dejo de golpear la puerta hasta que logro abrirla, aunque esto causo que la puerta se rompiera un poco.
Al entrar a la oficina de su esposa, la encontró en posición fetal arriba de su silla, de ella salían sollozos tan fuertes y destrozados que Jasper se acerco a ella para tratar de consolarla pero esto no sirvió de mucho, ya que sus emociones eran muy fuertes, por lo que solo pudo consolarla abrazándola.
Leila termino dormida mientras lloraba entre los brazos de su marido, al estar dormida por el agotamiento emocional que había sentido, se dejo llevar por Jasper a su habitación, en ella se encontraba Bélier dormido en la cama esperando a sus padres, Jasper la acomodo junto a su hijo, el cual rápidamente al sentir a su madre la abrazo y ella inconscientemente lo atrajo más a él.
Para Jasper ver así a su pareja le rompía el alma, eran muy contadas las veces en que la podías ver tan vulnerable, se prometió que no dejaría su lado hasta verla de mejor humor.
Los días pasaron, estos días se convirtieron en semanas, cuando llegaba el fin de la segunda semana, Leila se encontraba sumida en su nube de trabajo, ella solo salía de ella, cuando Bélier iba a buscarla para jugar o para que ella le enseñara algo. Jasper se mantenía preocupado por su esposa, ya que no lo dejaba ayudarla, se había colocado un caparazón de piedra que nadie podría traspasar.
Jasper se encontraba como cada tarde en la oficina de Leila, cuidando que ella no se consumiera en trabajo, cuando entro Minion con una carta de color blanco en una bandeja, al entrar camino hasta Leila e hiso sonar su garganta.
-Reina Leila, a llegado una carta de parte del arcángel Miguel.
Leila alzo su mirada de lo que se encontraba firmando, para tomar la carta con una rapidez sorprendente, al tomarla no dudo en abrirla y leerla, esto provoco que una sonrisa apareciera en sus labios.
-¿Qué dice la carta amor?
-El arcángel Miguel dice que Lucifer ya se encuentra con ellos nuevamente, pero que no a podido comunicarse conmigo ya que Dios lo tiene trabajando hasta que termina casi muerto, que lo mantiene estudiando, para que vuelva hacer el ser de luz que era antes de que él lo desterrara.
-Majestad, no solo venia por esa razon... el consejo infernal requiere de su presencia en este momento y las hermanas del rey Jasper se encuentran en la sala del trono.
Ambos se miraron con extrañeza, pero ambos asintieron para que pudiera retirarse y ellos ir.
-Yo iré a hablar con el consejo, tú ve con tu familia amor.
-Segura que ya te encuentras bien.
-Si, solo necesitaba saber que se encontraba bien.
Ambos salieron de la oficina con Bélier tomado de sus manos, el pequeño llevaba uno de los libros que su madre tenia en la oficina entre sus brazos.
-¿Con quien te gustaría ir hijo?-hablo Jasper.
-Quiero ir con mamá, me gusta estar presente en las juntas de consejo...
-¿Por qué no vas con papá, pequeño? así podrías conocer mejor a tus tías.
-Me da miedo la rubia y la castaña no me da confianza.
-Rosalie solo se emociono al verte cariño, ella siempre quiso tener hijos, pequeño y al no poder, se emociona al verte a ti o a tu prima Reneesme-trato de explicar su padre.
-Pequeño, ve con Jasper, conoce a tus tías y si no quieres llevarte bien con Isabella, no hay problema, pero Rosalie es un amor de persona, ella te va a amar-beso la frente de su hijo, el cual asintió con una sonrisa nerviosa y fue al lado de su padre-. Yo iré a ver a los del consejo, los veo en un rato.
Isabella y Rosalie habían escuchado toda la conversación que mantuvieron la familia, por lo que Bella rodo los ojos, al escuchar a la que se supone es su hermana, mientras que Rosalie sonreía divertida, ya que sabia que Leila siempre odiaría a Isabella.
Padre e hijo llegaron junto a las dos vampiras, y las giraron a la biblioteca, donde Jasper las invito a sentarse al rededor de una mesa, mientras que su hijo se sentó en un sillón, siguiendo con su lectura, mientras que anotaba en una hoja lo que le parecía más interesante por aprender.
-¿Qué es lo que hace Bélier?-pregunto Rosalie con intriga, ya que desde que llegaron miro al niño concentrado.
-Esta estudiando-menciono con una sonrisa de orgullo Jasper.
-Pero es muy chico aun-menciono Rosalie.
-Lo es, pero su mente están curiosa como la de un niño de ocho o más grande. Siempre se la pasa tomando libros de aquí o que le pertenecen a Leila, también a mi me pregunta sobre mi vida como humano, de las batallas que viví, luego habla con Lilith, sobre la creación y evolución de la humanidad.
-¿Cuando juega?-pregunto Bella.
-Juega solo a veces y más que nada cuando Leila esta desocupada o cuando me pide a mi jugar, que es casi nulo el tiempo, ya que prefiere aprender, la única que lo puede sacar a jugar es un angelito que viene a visitarlo tres veces a la semana, es su única amiga.
-Pero lo ángeles no pueden estar en el infierno-hablo su hermana, a lo que Jasper rio negando, mientras que se escuchaba la voz de Bélier.
-Lucinda es un ángel que vive en el infierno, ella es un ángel caído-hablo el pequeño con una expresión seria mientras que se colocaba frente a los mayores.
-Dejas que tú hijo se junte con ángeles caídos-hablo Bella sorprendida, ese comentario hizo molestar a Bélier, ya que sintió que lo dijo de forma despectiva, mientras que Jasper la miro como si no supiera lo que estaba mal-. Es un ángel que fue expulsado por Dios, que no cumplió las reglas...
-Lucinda es mi amiga y no dejare que una simple vampira quiera menospreciarla-hablo el pequeño, sorprendiendo a las dos vampiras-. Ella es mucho mejor que tú, peleo por sus ideales junto a los ángeles que ella considera su familia, Lucinda es fuerte y puede ser un ángel caído pero no le hace daño a nadie como otros vampiros o humanos que terminan sus almas quemándose aquí-dijo antes de irse a sentar nuevamente al sillón.
-Bella, te pido que mientras te encuentres en el infierno no digas nada, de los ángeles caídos, demonios, brujas, o cualquier cosa que tenga que ver con Dios, ya que aquí como te darás cuenta no se toman muy bien recibidos esos comentarios, además de que Lucinda aunque es un ángel de más edad que cualquiera en esta sala, su apariencia es la de una niña, sus emociones son demasiado puras para vivir aquí.
Bella lo miro sorprendido, no sabia que decir, la verdad es que se sorprendió al ver la actitud del niño, pero pensó que era la misma actitud que tenia su madre, por lo que no comento nada. Rosalie miro sorprendida a su hermano, porque nunca pensó que dejaría que su hijo se juntara con alguna niña, que no fuera de la familia.
-Creo que él pequeño ya encontró a su pareja destinada-hablo con burla Rosalie hacia su hermano el cual negó.
-No son almas gemelas, solo son amigos...
-Si, claro...
No pudieron seguir, ya que las puertas se abrieron y por ellas entro una Leila que echaba humo por las orejas, miro a Jasper y le pidió un segundo. Ambos se alejaron de donde se encontraban los demás.
-¿Qué paso amor?
-Calibán, eso es lo que paso.
-Iré a matarlo-hablo ya arto el vampiro, siempre hacia pasar un mal momento a su esposa y ya estaba cansado de ello.
-No lo harás-hablo seria Leila-. Pero hay un problema, no podre estar con tú familia antes de la pelea, llegare una noche antes...
-Me quedare contigo-Leila negó.
-Debes estar con ellos, para que coordinen todo. Sabemos que los vulturis no se rendirán hasta que obtengan lo que más desean que es el poder de los dones.
-Mi lugar es a tu lado, Leila...
-Yo iré, pero no por ahora, llegare un día antes de navidad. Pasaremos navidad juntos y podre llevar a algunos demonios que nos ayuden a pelear contra los vulturis si se pone feo el asunto, amor.
-¿Qué le diremos a Lucas?-ambos miraron a su hijo, el cual se encontraba cerrando su libro para buscar otro.
-Le diremos la verdad, es demasiado listo y lo descubriría.
-No se va a querer ir sin ti-menciono Jasper tomándola de la cintura.
-Pero... si le decimos a Lucinda que los acompañe, no se negara. Nuestro hijo la ama y si le prometo que ella podrá ir con él, no se negaría.
En ese momento llego el ángel, miro a su reina y la saludo con la mano, para ponerse a buscar al menor, mientras que los tres vampiros y la bruja la miraban. La pareja fue a la mesa donde se encontraban las vampiras.
-Hola Ro-hablo la bruja-. Isabella, es un placer tenerlas por aquí.
-Hola Lei, ¿Quién es la niña que llego, creí que no había niños en el infierno?
-Oh se llama Lucinda es la mejor amiga de Bélier, además de que es la única que lo puede llamar Lucas sin que se enoje y no es una niña, tiene una década menos que Lucifer de edad-menciono con diversión.
VOTAR - COMENTAR - SEGUIR
-ortiz6acosta
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro