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Capitulo 10

Narrador omnisciente:

El tiempo paso y Leila despertó, ya se encontraba con su fuerza completa nuevamente, a su lado se encontraba su bebé el cual al verla despierte la abrazo, su hijo que parecía de unos diez años, estaba sentado junto a la cama en la que dormía su madre con un libro en manos.

El niño se quedaba junto a su madre, mientras que su padre iba a cazar, para que la bruja no se encontrara sola. Ahora con tantos vampiros que se encontraban en ella, era un poco peligroso que la chica se mantuviera sola, aunque era muy poderosa ella había estado débil.

-¡Mami! Despertaste-dijo Bélier mientras aun abrazaba a su madre, esta gustosa lo recibió mientras sonreía alegre.

-Hola mi pequeño, ¿como estas?

-Bien mamá, esperaba que despertaras. Lucinda dijo que hoy despertarías, por lo que cuando papá fue a cazar yo quise cuidarte.

-¿Qué hacías mientras esperabas a que despertara?

-Me puse a leer uno de los libros que me prestó el abuelo Carlisle, es sobre medicina. Es menos interesantes que los de magia, pero aquí no tienen ninguno-hablo mientras hacía un pequeño puchero.

-Luego iremos a casa de la abuela, para que puedas tomar todos los libros que quieras-él niño se levanto y grito feliz.

Tomó la mano de su madre para que se levantara de la cama.

-Vamos abajo, todos están en el patio trasero.

La chica tomo la mano de su hijo y lo cargó en su espalda, para ambos bajar al estar en la planta baja. Con paso lento salieron juntos, dándose cuenta que Kate se encontraba ayudando a Bella con su escudo, poder que Leila ya sabia que tenia la chica Swan.

Cuando ya se encontraban fuera, todos miraron a Leila, ella pudo sentir las miradas sobre su cuerpo, esto era porque el aspecto de la chica mejoro, todos lo notaban sus ojos eran de un rojo más brillante, su piel se notaba con un brillo más vivo y algo que nadie podía ignorar era el aura de poder que desprendía de ella.

Leila se colocó frente a uno de los árboles que se encontraban cerca de Isabella y Kate para poder ver mejor el entrenamiento, su hijo se encontraba junto a ella, los dos ya estaban perdiendo la paciencia al ver que Isabella no lograba hacer nada bien, por lo que ella se acercó a las chicas.

-Necesitas una verdadera motivación-todos la miraron sorprendidos-, el poder de Kate aunque fuerte, no es lo suficiente como para sacar tu lado sobreprotector con tu pareja y soy tan cruel como para ir por tu hija.

-¿Qué tienes planeado?

-Solo usare un pequeño hechizo si no logras concentrarte, Edward sufrirá las consecuencias.

Edward la miró asustado, sabía la fuerza en poder que tenía la bruja, además de que siempre supo del rencor que le guardaba por todo lo que les hizo pasar a Jasper y a ella, asi que esta sería su venganza.

>>No deberías de preocuparte Edward-en ese momento llegó Jasper, el cual se acomo aun lado de su hijo para ver qué sucedía.

-Mamá a hacer puré al tío Edward-le dijo su hijo a lo que él soltó una carcajada y miró a su mujer.

Leila levantó su mano, Edward al estar acercando su mano, logró distinguir un poco del calor que emanaba esta, por lo que la miró dudando ya que se encontraba con una sonrisa. Alejo su mano un poco y miró a su hermano, luego a la esposa de este.

-¿Qué tipo de hechizo es?

Leila bufo aburrida, en la mirada del vampiro se veía que no haría nada hasta que le dijera.

-Simple ilusión-mencionó encogiéndose de hombros-. Dependiendo que tan fuerte sea tu mente será el dolor, para las mentes más débiles es como la muerte misma, mientras que los más fuertes no sufren ningún dolor.

Ahora Jasper si miraba a su hermano preocupado, ya que ese hechizo lo ocupó Lucifer contra él en varias ocasiones. Edward se giro a verlo, pero miro a su esposa.

-Confio en ti, Bella. Aguantare.

Bélier, Lucinda, Jasper y ella, soltaron una pequeña risa. Esto llamó la atención de todos los que miraban por lo que se acercaron más a ellos.

-Concentrate o le va a doler-hablo con burla Emmet.

Al ver que Edward aún dudaba Leila tomo su muñeca, pero Bella hablo al mismo tiempo que usaba su poder, por lo que Edward aunque no cayó al suelo, comenzó a quejarse tomando su cabeza.

-Aún no estaba lista-le reclamo, pero esta se encogió de hombros y se escucho el grito de alegría de Bélier.

-¡Eso es mamá, pateale el trasero, al cabeza de escoba!

Todos se sorprendieron, ya que el niño era normalmente bien portado, nunca pensaron que le gustaría ver como su madre lastimaba a otros, o que llamaría así a Edward. Emmet fue el primero en reír, recibiendo una mala mirada de parte de su hermano.

Al ya Emmet estar sin reírse, miró a su hermano con burla y hablo.

-Sigues sin motivarle lo suficiente.

-¿Quieres intentarlo?-Emmet lo miró alzando los brazos, a lo que Bella volvió a intentar con su escudo.

-Bien, lo que hice hace rato solo fue un pequeño dolor de cabeza de nivel uno, ahora va el nivel dos-tomó la muñeca de Edward, pero ahora este cayó de rodillas, mientras que con su mano libre tomaba su cuello como si lo estuvieran ahogando, aunque no necesitaba respirar.

-¡Leila!

-Necesitas concentrarte Isabella, si controlas tus pensamientos y sentimientos dominaras tu don-ella la miro con duda, pero Leila no dijo nada más.

-Explicate-Leila la miró con una ceja levantada por su tono de voz, pero suspiro.

-Para nosotras las brujas, el control de nuestros pensamientos son muy fáciles de controlar o para la mayoría, mientras más concentración el hechizo que realices contendrá más poder. Pero las brujas que llegamos a dominar, nuestros pensamientos y sentimientos dejándolos a raya, podemos utilizar nuestro poder al cien por ciento incluso en una pelea. 

>>Para ustedes el dominio de su don, es una capacidad, que tienen más desarrollada, por lo que está ligada a la mente, si te concentras lo lograras, pero para que esto de verdad funcione el dia de la batalla, necesitas, mantener tus pensamientos en control sino serás una insignificante y debilucha como toda tu vida.

Todos la miraban sorprendidos por su forma de hablarle, a excepción de Jasper, que sabía porque de sus palabras. Podría odiar a Isabella con toda su alma, pero en este momento eran aliadas, por lo que se encontraba ayudándola.

-Yo no soy ninguna debilucha, soy la más fuerte en esta casa-hablo entre dientes, lo que hizo que soltara una risa.

-Si es que lo eres, demuéstralo y logra proteger a tu compañero. De-bi-lu-cha-sin que nadie lo viera venir a excepción de su pareja, habló y actuó-. Nivel tres.

A diferencia de los otros niveles, esta vez Leila no dejo que Edward se alejara de su toque, lo que provocó que el vampiro gruñera por el dolor que sentía, se retorcía en el suelo mientras que con la mano libre intentaba quitarse lo que el sentia como cuchillas clavadas en su estómago, piernas, brazos y cuello.

-Bella, mientras más tardes, más le dolerá. Ahora ella no se detendrá, pero por cada segundo en el que lo sostenga su poder seguirá aumentando y el la pasara peor-hablo Jasper.

Bella por fin se concentró y logró cubrirlo con su escudo, esto hizo que poco a poco el vampiro fuera sintiendo alivio hasta que se levanto y miro a su compañera y a los espectadores.

-Es doloroso, pero es soportable-miró a su hermano-. Ahora sé lo que sufriste con tu suegro.

Leila que ya lo había soltado soltó una pequeña risa y sonrió en dirección a su hermanastra.

-Bien hecho Isabella, pero debes seguir practicando-todos la miraban sorprendidos, ya que no entendían el cambio de su actitud.

-Te demostre no ser una debilucha-hablo con superioridad, a lo que Leila negó.

-Solo has demostrado que podias proteger a tu compañero, aun sigues siendo una debilucha para mi.

-Lo haré de nuevo-dijo Bella, mirándola cuando está estaba apunto de ir con su hijo y pareja. 

Leila la miró con una ceja levantada, luego miró a Edward con una sonrisa traviesa, ya que había demostrado que el lector de mentes tenía una mente debil y facil de manipular. Este al verla, se giró a su hermano pelinegro.

-Emmet

-Yo... paso-dijo con nerviosismo, provocando una sonrisa en Bélier, el niño sin que se dieran cuenta, mandó una descarga eléctrica al grandulón-Auch-se quejo.

Todos miraron a la bruja, pero esta alzó las manos-. Yo no fui-se defendió.

-Lo siento, pero parecía divertido y quise intentar-hablo el pequeño, sorprendiendo a los vampiros, Leila se sintió tan orgullosa de su pequeño que corrió a él y lo alzo en brazos para besar su rostro.

-Ese es mi pequeño brujito, ¿que te parece si vamos a casa de la abuela?

-¡Si!¿Podre tomar los libros de tu despacho?

-Solo los de mi habitación, aun no tienes la edad para los demás-ambos padres, miraron las intenciones de su hijo por lo que Jasper se adelantó.

-Nada de avanzar tu crecimiento-el niño hizo un puchero y cruzó sus brazos.

















Ya era un nuevo día Bélier se encontraba con un libro nuevo en sus brazos, mientras que sus padres lo miraban con amor, al pequeño se acercó Lucinda. Ella era su compañera de juegos y estudios, ambos padres escucharon lo que hablaban.

-Lucas-el niño la miró-. Debo de irme al infierno.

El niño la miró con sus ojos muy abiertos, mientras que Leila fruncía el seño.

-¿Por qué?

-Las cosas cambiaron en el infierno desde que llegamos aquí, así que tengo que regresar antes. Soy esencial para lo que se pidió hacer.

-Pero mamá se encuentra aquí.

-Fue una orden dada por Lilith y sabes que no podemos negarnos a las órdenes. Lilith es la mano derecha de la reina Leila-suspiro.

-¿Volveras?-el niño estaba preocupado de no volver a ver a su amiga.

-Claro debó de protegerte en la pelea, no solo tendras a tus padres junto a ti, yo estaré justo detrás de ti cubriendo tu espalda, pequeño, te prometo que traeré conmigo un nuevo libro para ti.

El ángel miró a su reina la cual se encontraba siendo abrazada por Jasper, ambas asintieron, ya que Leila al escuchar el nombre de Lilith se imaginaba para que la necesitaba. Sin más el ángel caído desapareció en un remolino de fuego. Bélier se levantó rápido de su lugar y corrió a los brazos de sus padres.

-¿Ella estará bien mamá?

-Claro, ella es fuerte.

-¿Qué te parece si vas a jugar con tu prima hijo?-dijo Jasper.

-Ella saldrá con el perro y su madre-dijo con una mueca, el pequeño había desarrollado un odio hacia Jacob que nadie sabia el porque.

-¿Qué te gustaría que hiciéramos? Ya casi es navidad.

-¿Podemos adornar la casa?

-No creo que sea muy correcto adornar la casa Cullen, pequeño-el niño miro a los dos, por lo que Leila hablo-. Mi madre, dijo que adornarán hoy la casa, si quieres podemos ir para ayudarles con el árbol de navidad.

-¡Si! ¡Iré a cambiarme!

-Ya no debe de pasar tanto tiempo con las chicas, se a vuelto más selectivo con la ropa-hablo Jasper.

-Déjalo, le gusta vestir bien. Recuerda que nuestro pequeño, no es solo nuestro príncipe, también es el príncipe del infierno, por lo que es mejor que lo vean bien vestido.

Jasper negó no muy de acuerdo, pero al final le dio un beso a su esposa.

-¿Qué te parecería darle un hermanito o hermanita?

Mientras que decia esto Jasper comenzó a besarle el cuella, a lo que Leila le dio más acceso mientras inclinaba su cabeza hacia atrás.

-Debemos ir a la casa de mi madre.

-Hace mucho que no estamos solos-se quejo.

-Esta noche podremos salir, dejaremos a Bélier con mi madre y ambos tendremos una cita.

-No podras escapar de mi-menciono mientras la giraba en sus brazos para tenerla frente a frente-. Esta noche solo seras mia.

Antes de que pudieran decir o hacer otra cosa, su hijo volvió a aparecer frente a ellos, pero ahora luciendo un pantalón oscuro y una camisa color azul rey, más unos zapatos negros y un saco del mismo color.

-Estoy listo, la tía Rosalie me ayudo a elegir que vestir.

















Al llegar a la casa de su madre los tres bajaron del carro, pero Jasper sonrió de lado, al igual que Leila que tomó la mano de su hijo, ya que dentro de la casa no solo se encontraba su madre y Charlie, sino que también estaba Reneesme y Jacob.

-¿Mamá?-hablo Leila al entrar en su casa.

-Estamos en la sala.

El pequeño al escuchar la voz de su abuela, soltó a sus padres y corrió a la entrada de la sala, pero paro en el marco, al ver a Jacob. Cuando sus padres llegaron a su lado lo miraran con diversión, haciendo que el pequeño bufará molesto, pero miro a sus abuelos y sonrió.

-¡Abuelita!-abrazo a Elizabeth, esta lo miro con una gran sonrisa, mientras que besaba sus mejillas.

-Aun no puedo creer lo grande guapo que estás, pequeño.

El niño miró a su abuela con una gran sonrisa, para luego ir a donde estaba Charlie.

-¡Abuelo!

Para Charlie aun era extraño, mirar el crecimiento de sus dos nietos, el de Bélier lo podía entender ya que sabia de Leila y su madre siendo brujas, pero el de Reneesme era todo un misterio para él.

-Hola mamá-saludo Leila a su madre con un abrazo-¿Cómo han estado?

-Hola Lu, bien gracias hija. Me alegra volver a verte.

El niño se acercó a su madre con una gran sonrisa.

-Mamá, puedo ir por los libros.

-Claro, pero solo puedes tomar los de mi cuarto ya sabes.

El niño salió corriendo para ir por los libros a la habitación de su madre, mientras que Elizabeth miraba a su hijo con una gran sonrisa.

-Mamá-llamo Leila.

-¿Qué pasa hija?

-Bueno quiero saber que piensas de tomar unas vacaciones de descanso en el infierno.

-Pero...

-Solo serian unos días, serian en el palacio. Tendrían todas las comodidades y nadie los molestaría.

-No creo que sea apropiado hija, sabes que los mortales no podemos viajar al infierno sin que causemos una catástrofe.

-Piensalo y platicalo con Charlie, es para que yo este mas tranquila, no quiero que les pueda pasar nada. Ahora con tantos vampiros cerca y una pelea que se avecina me gustaría protegerlos.

-Lo hablare con Charlie, ahora cuentame como han estado las cosas.










Al llegar la noche después de una tarde llena de platicas y risas, Leila le pidió a su madre si podían cuidar de Bélier esa noche. Ambos adultos aceptaron con gusto el pedido de la rubia ya que les gustaba el tener a alguien más en la gran casa. Jacob junto con Reneesme se habían ido cuando Bella paso a recogerlos, la pareja sabia que algo no iba bien con ella, pero decidieron no preguntar.

Jasper tomo a Leila en brazos y comenzó a correr por el bosque, no paro hasta que llegaron al claro en el que antes siempre pasaban juntos. Era su lugar especial en Forks. Ahí tuvieron muchos momentos maravillosos.

Leila no se encontraba nerviosa por lo que vendría, solo quería que pasara rápido para poder volver al infierno, eso era lo que más la ponía nerviosa, Jasper aún no sabía que había sucedido en el después de que se marchara junto a su hijo.

El claro se encontraba en completa oscuridad, se escuchaba el ulular de los búhos, aquellos que se mantenían ocultos en las frondosas copas de los arboles. El clima era blanco, aunque no por completo, apenas comenzaba lo que sería por la madrugada una tormenta de nieve.

Jasper mantenía en sus brazos a su esposa, hace tanto tiempo no estaban tan tranquilos y menos a solas, desde que Bélier llego al mundo el pequeño no se separaba de ellos, así que momentos como este eran escasos.

-¿Qué te preocupa amor?-rompió el silencio Jasper.

-Se que pase lo que pase el día de la batalla, ellos no los tocaran si no quieren conocer el infierno mismo-mencionó con tranquilidad-. Pero hay algo que hice mientras que estuviste con tu familia, que podría molestarte cuando regresemos al infierno.

Jasper sabía que su esposa habia hecho algo, tambien lo habia notado cuando Lucinda se quedo de piedra y solo estaban ellos con Bélier, esperando la llegada de la chica. Pero quien se lo confirmo fue Edward, él le pregunto por Leila y cuando dijo no saber nada de ella, este se puso nervioso y huyo.

-Se que has hecho algo, pero tambien se que sea lo que hayas hecho es por defender lo que Lucifer creía, por lo que no me molestare... Solo me gustaria que no me hubieras mentido-beso la frente de su esposa.

-Era algo necesario, no quería preocuparlos. Además era algo que tenia que hacer yo por mi cuenta, para ganarme el respeto que me faltaba.

Leila se giro en los brazos de Jasper para poder tomar su rostro y besarlo, como hace tiempo no lo hacia.

Ambos comenzaron a besarse con mayor deseo, en esos momentos a ninguno le importo si alguno de los vampiros que se encontraban en casa de los Cullen los llegara a oír o encontrar. Se olvidaron de todo, de la guerra que se aproximaba, del reinado de Leila en el infierno y de que posiblemente su hijo se encontrara tratando de entrar a la oficina o sótano de la casa de Elizabeth, para poder conseguir los libros que su madre no lo dejaba leer.

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Espero les guste, ya estamos en los últimos capítulos.

Tambien queria decirles que mañana se cumple un año un mes de que publique el primer capítulo de la historia.

-ortiz6acosta

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