The Queen and The Jack
"Me asegurare de ser odiado hasta el ultimo momento
y desenrede con orgullo hasta el infierno"
Akira tenia ganas de entrar al Rey de Corazones.
Creía que no seria tan difícil como todos lo hacían parecer, además de estar confiada en que lo resolvería de la manera mas rápida que encontrara. No porque fuera invencible, sino porque a su lado no se encontraba nadie conocido para ella. Y eso facilitaba el proceso de apagar casi al cien por ciento su sentimientos.
No tener a alguien por quien preocuparse evitaría que se arriesgara por alguien mas que no fuera ella. Aunque no podía negar que haber tenido a Chishiya a su lado la habría tranquilizado un poco. De esa manera habría estado con alguien que la sostendría en sus locos momentos de indecisión. Esos que no se presentaban muy seguido pero que de vez en cuando aparecían para romper toda su paz.
-Kira-
Tal vez no iba a entrar sola como pensó.
Ahora que tenia a alguien conocido a su lado, iba a ser mas difícil solo pensar en ella misma. Aun mas cuando la voz masculina solía ser muy preciada para ella. Porque aun cuando no demostró demasiado como se alegro al reconocerlo, algunos de sus movimientos la delataban con mucha facilidad.
El hecho de que se quedo parada a centímetros de la entrada principal de la arena era uno. O la forma en la que contuvo su respiración. E incluso como se giro de golpe para poder analizar a la persona delante de ella. Pensó que ella sorprendería a los participantes de ese juego con alguna de sus habilidades. Pero al final, la sorprendida fue ella.
Porque solo una persona la llamaba así.
-No puede ser...-
Delante de ella se encontraba una versión mas caótica de quien alguna vez llamo su compañero. Cabellos alborotados, piel con marcas rojas, y prendas de vestir destrozadas. E incluso con todo lo que atravesó gracias a los integrantes de la playa, Niragi Suguru todavía estaba en pie.
No era algo que realmente fuera nuevo para ella considerando que alguien tomo las cosas de su cuarto anteriormente. Pero no podía negar que verlo una vez mas logro que perdiera parte de su cordura por unos minutos. Porque no solo su voz sonó anonada, sino que dio un paso hacia él y estiro su mano para tocarle la mejilla con el dedo índice. Necesitaba comprobar que estaba ahi con ella.
-¡Niragi!-
Con esa mueca de sorpresa, Niragi supo lo que era tener alguien que se preocupara por él. No solo porque Nakamoto se vio emocionada de volver a encontrarlo. Mas bien porque esa era la primera vez en su vida que alguien le sonreía de esa manera tan natural. Se sentía raro y algo a lo que no estaba realmente acostumbrado. Pero Akira le regalo la sonrisa mas sincera que pudo mostrar, haciéndole pensar que no importaba su pasado ni su futuro. Que sus heridas no eran algo que la asustaran. Y que además, le dijo silenciosamente que todo estaba bien.
Y tal vez si lo estaba ahora.
-Hola Kira- él correspondió el gesto de igual manera-Sabia que te encontraría por aquí-
Nakamoto elevo una ceja sin entender, hasta que el de cabellos negros señalo hacia arriba. No muy lejos de ellos se encontraba el dirigible del Rey de Corazones brillando en el cielo. Y a pesar de que no habia sido intencional, era claro que al final terminaría volviendo a parte de donde toda esa locura comenzó.
A los corazones.
-¿Has estado buscándome?-
-Como siempre- él se acerco tranquilo -Aunque pensé que lo haría mas rápido-
La verdad era que Akira no queria ser encontrada como tal. Su idea era entrar a cada juego que pudiera, juntar las cartas, y finalmente terminar con eso. Fuera de la manera que fuera lo único que deseaba era un descanso, tanto para ella como para su novio. Pero una parte de ella no era capaz de evitar pensar que tal vez si deseaba volver a encontrarse con aquellos que perdió en el camino.
-Entonces....- ella susurro -¿Realmente creíste que habia muerto?-
-Eres la persona mas irritante que alguna vez conocí- Niragi la miro con diversión -Por supuesto sabia que todavía estabas con vida.
Nakamoto soltó una pequeña risa sin poder negar lo obvio. Era mas fuerte de lo que parecia. Ella no perecía, ella continuaba hasta el final sin demasiados problemas. Porque su ultimo y mas preciado objetivo, era ganar. Conseguir la victoria de la manera que sea, y en el camino, mantener su titulo de Reina Roja con orgulloso.
-Me alegra que sepas como soy- Akira elevo su mano frente a él con una sonrisa -Ahora... ¿Estas en condiciones para ganar? ¿O debería buscarme otro compañero?-
La respuesta de Niragi fue chocar su mano contra la suya, creando un pequeño agarre en forma de alianza. El caos que creaban juntos era suficiente para derrotar un imperio completo, y en el caso de esa arena probablemente quemarlo hasta las cenizas. Por esa razon caminaron hacia el interior con tranquilidad, tomando uno de los teléfonos, y esperando por lo que seguía.
Akira noto que la gente a sus alrededores los observaba con un poco de terror. Eso hizo que su mente viajara a los viejos tiempos, donde creaban caos por pura diversión. Pero en ese preciso instante, ella sabia que algo habia cambiado. Tal vez Suguru le era leal casi como el primer día, pero eso no significaba que compartían ideales. Y eso podía llegar a ser un problema.
"El registro esta completo. El juego va a comenzar"
-Hagamos esto-
Ambos abandonaron la sala donde esperaban, finalmente ingresando al gran estadio en donde jugarían. No era el espacio normal con una cancha de césped en el centro y las gradas en forma de circulo a sus alrededores. En esa ocasión, nada de eso existía, y en su lugar, se encontraba el laberinto mas grande que alguna vez divisaron. Con varias entradas a los costados, muros muy altos de cemento, y un par de enredaderas sumamente cuidadas.
"Laberinto de la muerte"
"Dificultad: Rey de Corazones"
-Esto va a ser divertido- Akira no pudo evitarlo.
"El equipo del Rey jugara contra ustedes, los retadores.
Deberán llegar al final del laberinto antes que el otro grupo los intercepte.
Si logran llegar a la puerta de entrada sin ser atrapados, es juego completado"
Por lo que las instrucciones decían, deberían tener mucho cuidado con quienes se interponían en sus caminos. Nakamoto sabia que no seria tan sencillo como pensó puesto que se trataba de un digno juego de corazones. Esos que jugaban con tu mente al punto que no podías confiar en nadie mas que ti mismo. Y el par tardo dos segundos en entender cual era el verdadero peligro.
El equipo del Rey se encontraba entre ellos también.
-Hay demasiadas entradas-
Akira escucho a una mujer decir temblorosa, logrando que girara sus ojos en dirección a donde señalaba. No eran demasiadas, solo cinco altos arcos de cemento que simulaban ser las puertas al interior de ese laberinto. Cual escogieran probablemente seria indistinto. Lo único en lo que debían ser cuidadosos, era con quienes elegían entrar.
-Bueno...- ella le dijo a su compañero -¿Por donde quieres ir? Seré buena y te dejare escoger-
-Hagámosle honor a tu ultimo numero en la playa-
Niragi la miro mientras le contestaba, notando como aplaudía emocionada y comenzaba a caminar hacia la cuarta entrada. Akira freno a mitad de camino aun así, volviendo a donde él estaba congelado en su lugar, y arrastrarlo con ella. Lo tomo de la mano como si temiera que perdiera el rumbo una vez mas, antes de enganchar sus brazos para mas comodidad.
-Espero que esos idiotas no nos hayan seguido-
Suguru no tuvo ninguna gran reacción ante su gesto como otros lo habrían tenido. Para él era relativamente normal tenerla a su lado, rompiendo su paciencia sin siquiera intentarlo. Claro que, aun cuando no lo decía en voz alta, habia extrañado bastante tenerla a su lado. Aun mas cuando habían pasado tantos meses cerca en la playa.
-Si saben lo que les conviene, se alejaran de nosotros-
Akira dijo con tono de malicia, conectando miradas con él, y sonriéndose de lado. Estaba claro que los verdaderos participantes no iban a seguir sus pasos luego de verlos en la entrada. No cuando ella parecia estar divirtiéndose con la situación. Y mucho menos con las heridas que él tenia en su cuerpo. Se notaba que esos dos atravesaron un infierno antes de llegar ahi.
Y ellos no querían hacerlo también.
-Entre en un juego de corazones porque queria un descanso- la chica se quejo mientras se soltaba de él -No para perderme en un tonto laberinto-
-Deberias haberlo pensado mejor Kira- Niragi la vio con diversión -Entraste en un maldito estadio, ¿Qué esperabas mujer?-
Akira quedo completamente en silencio.
-Buen punto-
Ambos soltaron una pequeña risa ante su tono de desolación, adentrándose aun mas en el laberinto. No parecia ser demasiado difícil de resolver considerando que las intersecciones tenían solo un camino. No habia que elegir entre izquierda y derecha, solo seguir las flechas marcadas detrás de las enredaderas.
Y eso no les decía nada bueno.
-Esto es muy fácil para un rey-
Nakamoto dijo al frenar ante un muro, corriendo una planta aferrada flojamente al cemento para encontrarse con una flecha de color rojo dibujada en el centro. No sabia si el resto habia tenido la misma suerte que ellos, o ellos eran los únicos con ese tipo de ayuda. Fuera lo que fuera, no estaba relajándolos como uno pensaría.
De hecho los alteraba un poco.
-Es muy bueno para ser verdad-
Niragi murmuro recibiendo un asentimiento de su parte. Mas no encontrar nada que indicara peligro para su integridad física terminaban siendo casi obligados a continuar con su recorrido como si nada. Caminaban por los pasillos en un silencio tranquilo, yendo casi por completo a través de la oscuridad.
A pesar de que en el exterior era de día, el techo del estadio estaba cerrado. Lo que significaba que ellos debían moverse con una sola luz en uno de los extremos, y usar su instinto -y pistas- para dar con esa meta. Presentían que no pasaría demasiado tiempo antes de que alguien los siguiera, o que incluso los atacara.
Pero eso no los molesto. Si habia algo que Nakamoto sabia de todos esos juegos, era que la desesperación te mataba. Entrar a las arenas de corazón solo iba a funcionar si tenias los pies sobre la tierra. Porque en el momento en que comenzabas a dudar, caerías en el caos exterior.
-¿Donde estuviste?- ella comenzó a hablar -No supe nada mas de ti luego de la playa-
-Sobreviví tanto como pude- Niragi dijo cuando ambos doblaron -Al final no me quedo de otra que entrar en una arena de juego-
-¿A donde fuiste?-
-El Rey de Trébol- el chico omitió demasiados detalles en el medio -Un cantante que le gustaba andar sin ropa por el mundo. Estaba completamente loco-
-Y por eso te cayo bien- ella se burlo sin tener idea -¿Fue fácil derrotarlo?-
-Al principio... pero ese tal Kyuma tenia muchos trucos-
Akira freno de golpe cuando escucho el nombre de su retador, girándose de golpe para poder verlo de frente. Niragi se sobresalto ante tal arrebato, mirándola como si estuviera loca como una cabra. Pero a ella poco le importo, porque lo tomo de los hombros para obligarlo a prestar suma atención a lo que decía.
-Espera... Dijiste que era cantante ¿Verdad?- el asintio ante su pregunta -¿Y se llamaba Kyuma? ¿Cómo Kyuma Ginji?-
Suguru no sabia el nombre completo, pero por la descripción que su compañera soltó luego, si hablaban de la misma persona. Un musico mas grande que ellos, cabello negro y largo, sonrisa ganadora, y un equipo de cuatro chicos y una chica.
-¡No puede ser!- Nakamoto lo zarandeo -¿¡Conociste a Kyuma Ginji antes que yo!?-
Niragi no tenia idea que estaba sucediendo. Akira parecia estar emocionada por un cantante que no iba a poder ver de nuevo mientras lo movía de un lado a otro con fuerza. Parecia desquiciada con sus movimientos, logrando que una sonrisa se instalara en sus labios al notar que su amiga no cambio en absolutamente nada.
-Supongo que si lo hice- él la freno de sacudirlo -No estaba nada mal para ser sincero-
-¡No me digas eso!- ella piso el suelo con fuerza -¡Yo también queria verlo así!-
Nakamoto se cruzo de brazos como niña caprichosa, girando su cuerpo para volver a caminar en dirección a donde suponían estaba la salida. Suguru rio por lo bajo al saber que jamás cambiaria mientras la seguía sin rechistar. También escucho como se quejaba sobre la situación y como de igual manera hubiera deseado conocerlo.
-¿Como sabes quien era?-
-Él y su banda tocaban en el bar a unas cuadras de mi edificio- ella dijo con mas tranquilidad -A veces iba a escucharlos. Eran buenos-
Y si terminaron como parte del equipo del Rey de Tréboles, entonces no solo eran buenos músicos. Pero se guardo el comentario, no porque no quisiera continuar la charla. Mas bien porque Niragi la atrapo por la cintura desde atrás, obligándola a frenar a mitad de camino.
Akira se quejo cuando su espalda choco contra el pecho del muchacho, sabiendo que a él le habia dolido mucho mas por las quemaduras. Pensó también que haría algo en su contra al notar como se aferraba a su cintura con fuerza, casi con posesividad.
Pero eso no fue lo que paso.
-No te muevas-
El muchacho susurro cerca de su mejilla, y por primera vez en su vida, ella le hizo caso. No porque fuera alguien sumisa, mas bien porque noto exactamente lo que sucedía. Frente a ambos se encontraba una fina luz roja que iba de un muro a otro. Era casi invisible, pero lo suficientemente potente para que la vieras si te acercabas. Y ellos presentían que ese era el principal propósito.
Acercarse demasiado y activarlo por error.
-¿Es un limite de entrada?- ella susurro.
-Yo no lo creo-
Niragi devolvió el gesto, moviendo a ambos un solo centímetro hacia atrás. Eso fue todo lo que hicieron antes de que el laser se activara. Nakamoto jamás se sintió tan traicionada en su vida, hasta que noto como su cabello se hizo hacia delante por el movimiento. Sus mechones negros volaron directo contra la luz roja, encendiendo la supuesta trampa, y petrificándolos en el lugar.
Los dos se quedaron en silencio, respirando con irregularidad, y sin atreverse a mover un solo musculo. Esa fue la mejor decisión que alguna vez tomaron en sus vidas. Porque tan pronto el laser desapareció, una afilada hoja paso a toda velocidad por delante de sus ojos. Era algo así como un hacha de tamaño mediano, de metal, y definitivamente mas peligrosa que esas usadas para cortar madera.
-Okeey...- Suguru dijo por lo bajo -Empiezo a entender porque es un juego de figura-
Nakamoto asintio rápidamente de acuerdo. Pero no pudo evitar pensar algo mas aparte de eso. Su compañero no habia intentado lastimarla cuando la tomo de la cintura minutos atrás. No era como ella lo pensó. Mas bien, el muchacho parecia estar haciendo exactamente lo que hacían al ser participantes de la playa.
Niragi solo estaba protegiéndola.
Tal y como una vez dijo, si ella era la Reina, entonces el era su mejor soldado. Tal vez deberían de darle el puesto de Matsushita como la Jota de Corazones. No solo porque era leal para con sus reyes. También porque estaba cumpliendo su deber. Quitaba el peso de las batallas de los hombros de la reina, convirtiéndose en un soldado de infantería que se pondría delante de la única persona que estaba ahi para el.
Si Nakamoto era la Reina de Corazones.
Entonces Niragi Suguru era su Jota.
-Siento que si me muevo otra hacha nos cortara al medio-
Akira dijo con tono de diversión, logrando que ambos se relajaran un poco, y volvieran a ser los de siempre. Suguru incluso soltó una risa por lo bajo, liberándola de su agarre con una lentitud impresionante. Ninguno dijo nada al respecto, simplemente mirando hacia el frente, pensando como debían continuar.
-Por eso nos pusieron las flechas- la chica miro hacia la derecha -Nos hicieron confiarnos de que todo estaría bien...-
-Y luego casi nos cortan al medio- Niragi contesto como si nada -Entiendo porque es un juego de corazones ahora-
Nakamoto lo señalo para darle la razon cuando llegaron a esa misma conclusión. Querían jugar con sus mentes de tal manera que se confiaran y solo caminaran a su fin. Solo que es vez, el par confió lo suficiente en uno sobre el otro. Y eso fue suficiente para que los dos vivieran para ver la salida de ese tedioso laberinto sin ser lastimados.
-Solo sigamos-
Aunque esa vez con mas cautela.
El problema fue que ambos se concentraron demasiado en encontrar esos lasers, que dejaron de lado sus suposiciones iniciales. El equipo de Rey todavía estaba entre ellos, lo que significaba que podían verlos en cualquier momento. Y para su mala suerte, ese futuro fue mas cercano que lejano.
-¿A donde va...?-
-Sh-
Niragi rodo los ojos cuando ella le chito en su dirección para que hiciera silencio, recordando un poco de Chishiya en su persona. Era el mismo gesto que el peliblanco hacia cuando queria callar a quien estuviera con él. Y que Akira también lo usara, y encima con él, lo irritaba.
Pero esa sensación quedo en el olvido cuando entendió porque lo hacia. No muy lejos de ellos, lo que parecían ser pasos apresurados se escucharon. Se veia como solo una persona, así que no se preocuparon demasiado.
Podían contra un ejercito si así lo querían.
-¡Mierda!-
Claro que su confianza fue echada a la basura cuando entendieron que su contrincante tenia armas que disparaban directo a ellos. Niragi fue el primero en moverse cuando una bala paso casi a dos centímetros de su rostro. Y sin querer quedar en el medio de la linea de fuego, tomo con fuerza la mano de Akira para abandonar ese espacio.
La obligo a correr con él por entre los pasillos, esquivando cada par de cargadores que iban en su dirección. Guio a ambos por entre los muros de concreto gracias a un par de flechas, rogando que ningún laser se les apareciera en el medio. Si alguien les preguntaba como salieron de ahi sin un solo disparo, ni ellos creerían la respuesta.
-¡Vienen de todos lados!-
-¡Si estaban con nosotros!- la chica le grito de vuelta -¡El que tiene un arma es uno de los que estaban en la entrada!-
-¡No es momento de pensar en eso ahora Kira!-
El muchacho le recrimino cuando doblaron en una de las esquinas, frenando para tomar un poco de aire. Con espaldas apoyadas contra el muro, ambos se miraron por unos segundos antes de asentir de acuerdo. Era momento de deshacerse del primer tirador que amenazaba cada parte de su integridad física.
-¡Oye!- ella se adelanto -¡Ven por mi! ¡Aquí estoy!-
Tan pronto como Akira se asomo por la esquina, el hombre del principio disparo en su contra. Eso la llevo a esconderse una vez mas, esperando por su llegada. Por supuesto que, ella solo sirvió como un anzuelo para atraparlo. Porque quien dio el primer golpe fue Niragi, enviando una patada en dirección al desconocido.
Su gesto envió la pistola por los aires, permitiéndole a Nakamoto tomarla del suelo mientras él batallaba por retenerlo. La chica apunto directo a ellos esperando acertar y no lastimar a quien no debía. Pero hacerlo le dijo exactamente lo que habia cambiado en su compañero.
Niragi aun podía pelear con sus enemigos de la misma forma que antes. Solo que su soldado parecia no tener noción alguna de la moral ahora. Y tal vez ella no era lo que uno llama buena ciudadana. Pero todavía parecia tener un poco de su humanidad con ella.
-¡Ahora Kira! ¡Ahora!-
Por supuesto que, eso no era algo que pudiera ponerse a discutir en ese preciso momento. No cuando ella era como era. Por esa razon hizo caso a sus palabras, y pensando que debía hacer aquello que era necesario para sobrevivir, disparo.
Suguru soltó un suspiro aliviado cuando noto que tenia mejor puntería que antes. Porque eso significaba que la bala no paso ni cerca de su cuerpo. En su lugar, se estampo contra el pecho del desconocido, enviándolo directo al suelo. Si debían ser sinceros, ninguno de los dos sintió demasiado remordimiento.
Lo único que querían era terminar ese juego de una vez.
-¡Atrás!-
Niragi no fue lo suficientemente rápido para advertirle. Porque tan pronto como dijo esas palabras, dos brazos se encerraron en la cintura de Akira. Solo que en esa ocasión no eran exactamente con buenas intenciones. Quien la sostenía hacia la fuerza necesaria para sacar cada gramo de aire de su cuerpo.
-¡Suéltame maldita sea!-
La chica pataleo todo lo que pudo luego de soltar el arma anterior por la impresión, intentando liberarse del fuerte agarre. Pero se le estaba dificultando demasiado, especialmente cuando se encontraba sola en eso. Porque su compañero, no muy lejos de ella, tenia su propia pelea entre medio de otros dos hombres.
-¿¡Nunca te dijeron que es de mala educación tocar a una mujer sin su consentimiento!?-
Akira dijo con voz entre cortada, diciendo las primeras cosas que venían a su mente. Claro que en medio de eso, la manipulación mental no serbia. Por lo que utilizo el ultimo recurso que se le vino a la menta. Primero, puso en practica la poca defensa personal que tenia sobre su cuerpo e hizo su cabeza hacia atrás.
En cuando su nuca choco contra la nariz de su atacante, el agarre se aflojo levemente, y ella pudo tomar algo de entre los pliegues de su campera roja. Ese pequeño objeto que cargaba a cada lugar que entraba como forma de protección. Eso con lo que estuvo a nada de amenazar a Bandar si intentaba algo.
Así como Kuina recibio una bomba casera en forma de gaseosa enlatada, ella tenia algo mucho mejor. Entre sus manos se encontraba el mismo aparato que su novio usaba en el pasado para poder electrocutar a la gente. Un mp3 modificado de manera perfecta, que al apretar el botón de play lanzaba ondas de energía en quien lo usaba. En ese caso, directo a las costillas de ese idiota que la retenía con fuerza.
-Como Shuntaro siempre dice...- ella le dio otra descarga -Hay que estar preparados para todo-
Akira apretó el botón una vez mas, logrando su cometido finalmente, antes de caer con fuerza contra el concreto. Sus labios soltaron un suspiro de cansancio mientras se arrastraba por ese frio suelo para apoyarse contra la pared. Desde su posición vio como Niragi logro desmayar al par de idiotas que lo atacaron, vaya a saber uno como.
-¿Por que estas cansada?- el chico se apoyo en la pared -¡Yo fui el que peleo contra dos a la vez!-
-Dejame- ella se quejo como niña -¡O te electrocutare también!-
Suguru rodo los ojos divertido, moviendo su pie para darle una suave patada en su brazo. Eso la envió contra el suelo una vez mas, pero en lugar de levantarse, Akira soltó una carcajada. Y lejos de pensar que estaba loca, él termino por copiar sus gesto. Ambos demostraron una vez mas, lo rota que sus mentes estaban.
-¿Ya podemos irnos?- ella pregunto de nuevo -Tengo hambre-
-Terminemos con esto entonces-
Niragi dijo moviéndose por el pequeño espacio. Nakamoto no supo exactamente lo que hizo, muy concentrada en guardar el reproductor en su campera. Ese muchacho jamás fue un gran peligro para ella, porque de haberlo sido, le habría prestado mas atención.
El problema fue que no le tenia miedo. Y no estar alerta a sus alrededores la llevo a pasar por alto que guardo algo en su bolsillo derecho. Y en su lugar, solamente acepto la mano que él le extendió, poniendo de pie con su ayuda. Sin saber que un futuro cercano iba a arrepentirse de no prestarle mas atención.
-Salgamos de aquí de una vez-
Akira murmuro arrastrando sus pies mientras dejaban a los jugadores del Rey detrás. Aquel que prestara un poquito de atención iba a ser capaz de notar que ninguno acabo con las vidas de los desconocidos. En realidad solo los dejaron ahi para que en el momento de ganar, esas personas que los pusieron ahi terminaran con ellos.
Chishiya a veces tenia razon.
Si eran unos cínicos.
-Al fin-
La chica dijo por lo bajo cuando noto el cartel verde con la palabra salida en el centro. Deseo un poco maldecir a los creadores de ese juego ante la ironía de eso. Mas se guardo ese comentario para mas adelante, y simplemente tomo el picaporte. Ella fue la primera en abandonar la arena al atravesar la puerta y descubrir la parte trasera del estadio.
Básicamente caminaron de una de las puntas a la otra. Solo que fue con un par de pasadizos en el medio, un hacha que estuvo casi a punto de cortarlos a la mitad, y un par de hombres que ya recibirían su merecido. Claro que también pusieron un par de cosas personales en juego. Como la lealtad que el chico le demostró, y la confianza que ella puso en él. Así como también una de las mejores demostraciones de que todavía eran un gran dúo.
-No fue tan malo como pensé-
Suguru murmuro cuando estuvieron solos en el exterior. Noto que eran los únicos que lograron salir en tiempo récord. Si nadie mas aparecía en los próximos diez minutos, los limites rojos del estadio desaparecerían, y ellos serian los vencedores. Lo que significaba que habían destrozado al Rey de Corazones solos. Y eso era algo de lo que se regodearían todas sus vidas.
-Habla por ti mismo hombre- Akira se quejo tocando su espalda -Es claro que mi estado físico es prácticamente nulo-
Su mente era mucho mejor.
-Habia olvidado lo mala que eres corriendo-
Nakamoto le propino una patada en su canilla por lo que le dijo, antes de sentarse sobre una de las pequeñas elevaciones a su costado. Niragi la maldijo en voz alta y sin pudor alguno mientras daba un par de pasos hacia delante con dolor.
La chica simplemente se rio de él y su sufrimiento, esperando con paciencia que se tranquilizara y acomodara a su lado. Hombro contra hombro, los dos se quedaron en completo silencio por lo que parecieron horas. Sabían que todo iba a terminar en ese preciso momento.
Y no precisamente hablaban del juego.
-¿A donde iras?- ella miro sus manos -¿Te volveré a ver?-
Akira no era ninguna tonta. Ella sabia que habían tenido su reencuentro porque Suguru así lo quiso. Porque el muchacho habia recorrido cada arena de juego para poder volver a verla una vez mas. En pocas palabras, para poder despedirse como se debía.
Estaba claro que ese sin fin de marcas en su cuerpo estaba jugándole una mala pasada. Porque tal vez no se habia quejado con ella en ningún momento. Pero Nakamoto vio dos o tres veces como necesito frenar a mitad de camino para toser -probablemente sangre-. Las quemaduras estaban destrozando su cuerpo por dentro.
Y solo era cuestión de tiempo.
-Nos volveremos a ver, ya veras- el chico asintio tranquilamente -Pero primero debo terminar lo que empecé-
Akira no supo a que se refería. Niragi no le habia dicho demasiado sobre lo que hizo mientras estuvieron separados. Probablemente porque sabia que ella le daría la paliza de su vida por lo que intento llevar a cabo. Tampoco le comento su loco plan final, queriendo que se quedara al anonimato de todo y fuera del peligro.
Porque no importaba lo que dijeran de él. Luego de todo lo que atravesó con esa muchacha en el Borderland, no se veia capaz de lastimarla. No cuando ella fue la única que estuvo junto a él en medio de toda esa soledad. Y si alejarse de ella la salvaría, entonces haría lo que deseaba de forma solitaria como en su vida normal.
Sin saber que ella eventualmente lo descubriría.
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