Nivel: Seis de Diamantes.

Akira comenzaba a preocuparse. 

Era buena con los juegos que requerían paciencia y lógica. Pero no estaba segura de que tanto puesto que su mejor habilidad era con las personas. Calcular, leer y utilizarlas a su favor de la manera mas sutil posible. 

Aunque si lo pensaba con mas calma, estaban dentro de un Arcade. Claramente no iban a hacerlos jugar al ajedrez, y aunque debía usar su mente, probablemente terminaría requiriendo fuerza física. Así que podría arreglárselas. Y si no lo hacia tampoco era algo que le molestara demasiado tampoco.

-Yo quería corazones- 

Todo el mundo la miro como si fuera una loca. Pero ella sabia que de todas las opciones que la mujer nombro minutos atrás ese era su mejor opción. Solo tenia que combinar sus endulzantes palabras y su vista analítica. Lo lograría en cuestión de minutos, ¿Verdad?

"Todos los participantes deberán ingresar a las salas correspondientes" una voz metálica sonó "El juego esta a punto de comenzar"

El grupo solo había estado parado en la entrada del viejo arcade. 

Nakamoto entendía entonces, que para jugar, deberían ingresar a donde las maquinas se encontraban de una vez. Pero el lugar ya no contaba con ningún juego dentro salvo por tres grandes espacios con forma de caja. Como esos juegos de armas que entrabas a una cabina y tenias que disparar las veces que fuera necesario. Si era eso lo que esperaba por ellos entonces podía ganar fácilmente.

Tenia una buena puntería.

-Lo harás bien- Shuntaro vio su indecisión -Solo intenta no morir en el intento-

-No prometo nada- dijo ella por lo bajo -Suerte Chishiya.

Akira se soltó de su agarre muy suavemente, mirando la estrella de su teléfono. Cada cabina era poseedora de un símbolo sobre la puerta de entrada. Nadie pareció darse cuenta de ello hasta que la pareja de nuevos se acerco cada uno a su puesto. Solo llevaban menos de una hora ahi y ya podían trabajar mejor que ellos bajo presión. 

Los seis participantes se dividirían en tres habitaciones donde Shuntaro entraría con el mismo que se rio de él, Nakamoto con su monigotes, y los dos restantes a la ultima. Akira se despidió mentalmente de quien se burlo de ellos al ver con quien estaba, sin darse cuenta que algo en Chishiya se removió al saber que ella entraría con la misma persona que hace no mas de diez minutos la miraban con algo parecido a la lujuria.

"Objetivo: completar la partida antes de que el tiempo se agote"

Chishiya no le presto demasiada atención a las palabra de la maquina. Estaba muy preocupado viendo como una pequeña maquina se posicionaba sobre él. Como si estuviera amenazando su integridad física. Y probablemente lo hacia. Poseía cinco piezas entre sus manos las cuales movía de un lado a otro con sus dedos a la vez que estrujaba su cerebro intentando descifrar para que las requería. 

Pero como de costumbre, solo miro con neutralidad a su contrincante. 

Si había algo que podía presumir con mucha honra junto a su inteligencia, era su capacidad de permanecer tan tranquilo y sereno frente a cualquier situación. No importaba si era de vida o muerte, él no iba a perder la calma. Incluso cuando el hombre quería provocarlo de todas las maneras posibles. Lo único con lo que no contaba, era con el grito al otro lado de la habitación.

Uno que logró que sus pelos se pusieran de punta.

-¿Preocupado por tu pequeña noviecita?- el peliblanco hizo su movimiento -No deberías. Cuando mueras aquí me encargare de cuidar de ella como se debe.

-Creo que tus hombres están más en peligro que mi novia-

Chishiya sabia que ella podía defenderse sola.

Pero eso no significaba que le tuviera demasiada confianza a las personas que estaban con ella. El muchacho no podía creer que se preocupaba por alguien mas que no fuera su persona. Y aun pero, por alguien que solo conocía desde hace unos meses en donde la poca conversación que tenían era en un hospital.

El único problema era que él sabia demasiado de ella.

Mucho como para dejarla ir.

"Cada movimiento en falso es un error"

Al otro lado del pequeño complejo, Nakamoto batallaba contra su contrincante. 

El piso estaba pintado de un color blanco y negro que delineaba cada baldosa a la perfección. Akira recordó el tablero del ajedrez -golpeándose mentalmente al pensar que no jugarían así-. Pensó que solo seria eso, pero cuando casi toda la primer linea cuadrados cayo al vacío supo que estaba muy equivocada. En su lugar, debían completar un cubo Rubik en menos de un minuto.

O el suelo debajo de ellos colapsaría. 

Era individual hasta cierto punto. 

Mientras mas errores tenían, la superficie mas rápido se iba desprendiendo. Y aunque ella solía jugar con esos objetos todo el tiempo, su compañero no parecía saber lo que estaba haciendo. E incluso, por unos minutos, se planteo que podía estar haciéndolo apropósito. No podía ser tan malo para eso. 

-Bastardo-

Tal vez si terminaba rápido podía liberarse antes de que el hombre la matara. Por eso, cada color comenzó a formarse rápidamente. Primero amarillo, luego el rojo y el azul. Su mente iba de un lado a otro recordando los momentos en los que eso era lo único que tenia para entretenerse. O intentando recordar como terminarlo en un menor tiempo. 

-¡No puedo!-

Akira, quien ya tenia los seis lados pintados, miro a su contrincante. El hombre se acercaba a paso furioso con la intención de quitar el cubo de sus manos. Se sorprendió al principio. Pero luego sonrió al saber que ahora tenia un mayor reto que solo terminar ese simple juego.

 También le divertía que su contrincante pensara que si lograba tener el objeto entre sus manos antes de que el reloj llegara a cero, se salvaría del trágico destino. No estaba ahi dentro desde hacia mucho. Pero era lo suficientemente inteligente para entender el sadismo que se encontraba en cada punto al que mirara. 

No iba a liberarse tan fácilmente. Y mucho menos de esa manera. Así que solo se movió por la sala evitando no solo al hombre, sino también los cuadrados que caían a su alrededor. Y así, el desconocido se replanteo intentar hacerle algo cuando Nakamoto soltó una risita.

Parecia ser como una vuelta por el parque para esa chica. 

-No tienes donde ir maldita loca-

-¿Estas seguro? 

La morocha sonrió cuando el piso debajo de ella tembló. 

Eso estaba indicando que se desprendería en un par de segundos. Así que solo le hizo una seña con su dedo en forma de insinuación, para tentarlo a caminar hacia ella. Y el hombre, con un ingenuo pensamiento de que podría empujarla por el borde, lo hizo. 

Pero Akira jamás cayo. En su lugar, salto dos cuadrados a la derecha viendo el momento exacto en donde los blancos se desprendían. Los mismos cuadrados donde él estaba. 

"Juego completado"

Nakamoto sostuvo con fuerzas el cubo, sonriendo cuando el piso donde estaba también dejo de temblar, y sus ojos fueron a la puerta de entrada. Chishiya esperaba pacientemente por ella a las afueras. Completar su juego fue bastante sencillo cuando descifro que hacer. Pero tenia el leve sentimiento que el de la chica fue mas complicado.

Y confirmo su teoría cuando la vio.

Akira se encontraba parada sobre una baldosa delante de lo que parecia un precipicio, con ojos brillantes y sonrisa maliciosa.  Era como si un click hubiera sonado en su cabeza, entendiendo que si quería sobrevivir, debía dejar de pensar solo con la razón y simplemente ser la loca que todos creían que era. 

-¿Qué demonios?-

La misma mujer que les explico todo dijo horrorizada. 

Pero Shuntaro ni siquiera le dirigió una mísera mirada. 

Estaba muy concentrado viendo a su compañera saltar por entre los cuadrados negros para llegar a la puerta, soltando un par de risas hasta aterrizar frente a él. Ellos eran los vencedores de cada juego. El de una agitada ronda de póker, la desconocida de un fácil juego de maquinas y la morocha de un no tan simple acertijo.

-¿Nakamoto?- dijo cuando ella finalmente se acerco -¿Estas bien?-

Chishiya se maldijo mentalmente ante lo suave que sonó. Esas palabras no eran propias de él. Mas no parecia poder evitar indagar cuando la chica frente a el lo miro. Ante sus ojos, Akira parecia una muñeca de cristal. Una que, a pesar de que podía cuidarse sola, él tenia la necesidad de encerrar en una caja y no dejarla salir. 

Y no sabia si era su lado obsesivo o simplemente asquerosos sentimientos.

-Mejor que nunca- le respondió la chica -Mejor que nunca.

Era como si entendiera todo. Como si finalmente supiera que tenia que hacer con su vida. En ese mundo no era necesario preocuparse por lo que los demás dijeran de ella. Podía utilizar su arrogante y quisquillosa personalidad y dejar que la locura la consumiera finalmente. No debía pelear por encajar. 

Era como si todas las puertas del infinito se abrieran ante sus ojos. 

Y Chishiya pareció ver ese brillo de maldad en su mirada.

Por lo que se quedo en silencio esperando que ella misma continuara. Nakamoto se encaminó a él para tomar su mano y comenzar a sacarlo del viejo arcade. La mujer quedo olvidada entre las oscuras calles cuando corrió despavorida de ahí. Escapo casi como si su mente supiera que era lo que estaba a punto de pasar.

-Lo bueno, es que tiene lo que se merece-

Akira sonrió de lado ante sus sabias palabras, y Shuntaro la copio casi por instinto. 

Ambos supieron que algo mas grande que una alianza estaba a punto de comenzar.

Y ningún mundo estaba preparado para ello.