Borderland
Akira miró con ojos confundidos a su alrededor.
Los fuegos artificiales que miraba desde el balcón de su apartamento ya no estaban. Esa luz colorida y brillante se sumió en cenizas en segundos y ahora solo quedaba despejado atardecer. Normalmente hubiera apreciado ese tipo de paz. Pero ese no era el único ruido que desapareció como por arte de magia.
Sus ojos fueron a las calles intentando divisar sin mucho éxito lo que sucedía, encontrando en su lugar autos estacionados en el medio de la carreta sin nadie que los condujera. Los peatones no estaban, la tierra volaba y envoltorios se atascaban en algunas ventanas. Nakamoto se tomó con fuerza del barandal en donde estaba apoyada, pensando seriamente que se había vuelto loca oficialmente.
No había ni una sola alma.
¿Cómo era posible que de un momento a otro todo desapareciera?
Su teléfono estaba muerto, las luces no encendían y el molesto ruido de las bocinas solamente desapareció. Era una paz inexplicable. Mas necesitaba descubrir que sucedía. Así que tomo la arriesgada decisión de agarrar una linterna del gabinete de su cocina y salir de su hogar. Los ascensores era obvio que no funcionaria, por lo que debía usar las escaleras. Aunque eso no lo era molesto para ella. Normalmente bajaba por ahi para evitar a sus vecinos.
-Genial-
Lo único que realmente podía escucharse eran las cortas maldiciones que salían de su boca y un par de pisadas tras ella. Eso no le decía nada bueno, logrando que pensara que todo terminaría de la manera mas tonta que alguna vez cruzo por su cabeza. Pero para su suerte, lo que vio era algo -o mas bien alguien- que si le interesaba.
-Y yo que pensé que moriría de una mejor manera- dijo elevando la luz al rostro del intruso -¿Chishiya san? ¿Qué haces aquí?-
Debía considerarse afortunado que lo llamara de esa manera.
Pero Shuntaro estaba igual de confundido que ella. Cuando dijo que iba a averiguar mas sobre ella no pensó que el mundo lo ayudaría de esa forma tan directa. No hacia mucho que estaba en ese edificio y tampoco pasaba mucho dentro puesto que su trabajo en el hospital era bastante demandante. Pero creía que su estadía había sido lo bastante larga como para saber quienes eran sus vecinos.
Tal vez la chica no salía mucho de su casa.
¿O acaso era él?
-Vivo en el piso de arriba- él no dio mucha información -¿Sabes lo que está pasando? El generador ya debería estar funcionando-
-Creo que es mas que solo un corte de luz-
Chishiya sintió el tono de duda en su voz. Era raro y casi inexistente. Pero estaba ahí. Y para ser sinceros eso lo preocupo un poco. Si ella, quien siempre tenia confianza en si misma, utilizaba esa expresión, entonces algo estaba definitivamente mal.
Akira le señalo con su cabeza que la siguiera y terminaron el ultimo tramo de escaleras, tocando el asfalto externo en cuestión de minutos. Sus cuerpos dieron una misma vuelta en sus propios lugares intentando descubrir que era lo que realmente sucedía.
Las personas parecían haberse esfumado.
Chishiya miro a la chica que estaba muy ocupada alumbrando con su linterna el interior de un auto. Dentro había una bolsa de frutas casi en descomposición. Estaba podrida y ambos sabían que en cuanto abrieran la puerta, un olor hediondo los recibiría.
Pero eso no podía ser posible.
-Es como si llevara días aquí- ella susurro -No se si quiero quedarme a ver que sigue-
-Deberíamos volver a entrar-
Akira asintió ante las palabras del muchacho, dispuesta a seguir su consejo. Salvo que ninguno pudo lograr su cometido porque unas luces al final de la calle se encendieron como un maldito faro. Pensaron en ignorarlo y seguir con sus vidas normalmente. Pero los dos eran personas mas que curiosas. Tal vez por esa razón caminaron juntos en un cómodo silencio hasta ese raro lugar.
"Game Arena"
Esa frase apareció en la pantalla de un arcade. Eran de color azul brillante y parecían estar dando una cordial bienvenida a los jugadores. Ellos en este caso. Nakamoto elevo una ceja cuando diviso la electricidad funcionando en un lugar que hacia años fue abandonado. Algo estaba diciéndole que no confiara en lo que seguía. Y otra parte de su mente, la incitaba a adentrarse en lo desconocido o peligroso.
Porque de esa manera, entonces podría vivir al máximo.
-¡Entremos!-
Chishiya sonrió de lado ante la emoción de la muchacha, siguiéndola hasta la entrada del local. Pasaron por un pequeño pasillo hasta un descanso, donde divisaron a cuatro personas mas. Un hombre que pretendía no saber nada junto a otro mas adulto que los miraba con una expresión de superioridad. Una mujer con mirada tranquila. Y finalmente un oficinista mas perdido que el par. Todos con un celular entre sus dedos, lo que les dio a entender que ellos también deberían tomar uno.
-Deben tomar uno de los celulares- la mujer fue lo suficientemente amable -Así podremos iniciar el juego.
-¿Juego?- la chica levantó una ceja -¿Qué clase de juego?-
-Ustedes de verdad no entienden nada eh-
Uno de los hombres río de manera estrepitosa causando una mueca de disgusto en la morocha. Ella solía odiar ese tipo de persona. Los que se creían mejor que ella cuando era claro que no lo eran. Pero le tenia mas rencor aun a quienes la miraban como si de un objeto se tratara. Justo de la forma en que esa persona lo estaba haciendo.
-Estamos en Borderland- continuo la señora con mas compacion -Es como nuestro hogar pero no lo es. Deben jugar juegos para conseguir más días en tu visa porque si te quedas sin ellas, entonces es el fin.
-Entonces... -Chishiya interrumpió -¿De verdad podemos morir aquí?-
-Pues claro niñito- el mismo hombre le contestó -Y no creo que falte mucho para tu hora-
Akira observó como volvió a reír.
El desconocido iba a tener que rogar no adentrarse en la misma habitación que Chishiya. Por que si sus ideas sobre el peliblanco eran ciertas, entonces reaccionaria aun peor que ella. Y a decir verdad, eso nunca era bueno.
Mas solo le dio una mirada de arriba abajo divisando un montón de datos random sobre todos. Especialmente sobre él y su compañero, que tenían en sus muñecas una cinta. Eran los únicos, porque las muñecas de la mujer estaban libres, y la de Chishiya poseía un hilo rojo.
El mismo que ella le había dado días atrás.
-¿Y que hay sobre los juegos?- de verdad se la quedo- ¿Sobre que tratan?-
-Eso nadie lo sabe- la mujer les explico pacientemente -Solo deben entender que se dividen en cuatro categorías; Diamante, Corazones, Trébol y Pica. La primera incluye racionalidad, lógica e inteligencia, así que debes ser muy astuto para pasar esas pruebas -Shuntaro sonrió de lado -La segunda significa jugar con el corazón de tus contrincantes - Akira sabía que era muy buena manipulando a la gente -Mientras que los restantes son trabajo en grupo y habilidades físicas respectivamente.
Nakamoto se quedó procesando las palabras que escucho a la vez que Chishiya tomaba los teléfonos restantes y posicionaba uno en sus manos. Ambos compartieron una mirada que ninguno supo descifrar, encaminándose a un costado de la sala, y viendo el conteo que la pantalla mostro.
-Sabes...- dijo por lo bajo a su compañero -Tienen atuendos bastante peculiares.
Si había algo en lo que era buena, era descifrar a las personas. Y aunque Chishiya era realmente difícil de leer, los demas no tanto. El peliblanco siguió su linea de visión para ver como los tres hombres al otro lado de la sala miraba a la chica con mas cariño del necesario. La simple acción lo molesto, elevando una ceja en esa dirección para que apartaran la vista. Se convenció a si mismo que solo lo hizo para ser capaz de observarlos con mas tranquilidad.
Pero algo dentro suyo le decía que no era así.
-O son muy malos cuando se trata de moda, o simplemente están ocultando algo-
Chishiya también había notado las raras prendas de vestir de esas personas. Era como si dos de ellos hubieran salido de una película de verano. Con shorts de agua, musculosas e incluso unos lentes en sus cabezas.
¿Estaban de vacaciones cuando aparecieron en ese mundo?
-La playa mas cercana esta a kilómetros de aquí-
-Y aunque así lo fuera, no estamos en época para eso -él asintió de acuerdo -Eres observadora, me gusta-
-Se que no soy la única-
-Tienes razón- sonrió de lado -Yo también lo vi en sus muñecas.
Akira quiso continuar con la discusión, mas el conteo en su teléfono finalmente termino. Quería decir que le asustaba lo que podía llegar a pasar a partir de ese momento. Pero la verdad se lo estaba tomando con mas tranquilidad de la necesaria. No le daba miedo, ni tampoco tenia ganas de llorar como la señora frente a ellos. Solo tenia curiosidad. Y le divertía tener que arriesgar su vida jugando un simple juego.
La dulce y tímida Nakamoto que alguna vez deseo no existía.
Y probablemente nunca lo haría.
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