a wonderful mind
"When fire meet gasoline"
Él sabia lo que era estar solo.
Las situaciones de abandono a lo largo de su vida lo moldearon en esa persona que era hoy en día, solo que de una mala manera. No tener padres presentes lograba que terminaras internado en un vacío emocional del que no eras capas de volver por ti mismo. Uno que te llevaba a hacer las peores cosas que alguna vez pasaron por tu mente.
El peliblanco solo estaba ahi porque queria entender si la vida de los humanos que lo rodeaban le importaba o no. Queria ser capaz de poner en practica todas esas emociones y sentimientos que solo conocía por teoría, en practica. Pero a medida que pasaba el tiempo, esas decisiones que tomaba dentro de ese hospital, solo demostraban que no lo hacia en lo mas mínimo.
La gente no le importaba en lo absoluto.
O al menos así fue como pensó hasta que la encontró.
-Ahi esta otra vez-
Chishiya Shuntaro escuchaba con mucha atención a su jefe mientras miraba a través del gran vidrio que daba a la habitación numero 508. Sus ojos parecían prendados en la figura sentada sobre la camilla de hospital, analizando cada parte de su cuerpo.
Esos mechones negros que caían por sus hombros, probablemente hasta la cintura. Los labios pintados de rojo aun cuando se encontraba ahi dentro. Como movía el cubo mágico entre sus delicadas manos completándolo sin incluso mirarlo. Y también la sonrisa de lado que tenia en sus labios al saber que todos estaban ahi por ella.
Pero eso no fue lo que mas llamo su atención. Lo único que logro que se detuviera y ayudara a un desesperado Asahi Kyotani, fueron sus ojos. Esos que miraban fijamente a cada enfermera a su alrededor, analizando hasta sus mas oscuros secretos. Para Chishiya, no estaba haciendo lo que uno llamaría extraordinario.
Pero eso fue suficiente para posar sus ojos en ella.
-¿Tu que crees?- el medico a su lado le dijo -Ya no se que mas hacer con ella-
-Señor Asahi...- el peliblanco no lo miro en ningún momento -No creo que haya nada malo con ella. Pero si quiere, puedo estar presente en su próxima sesión-
El hombre casi que lo abrazo cuando dijo esas palabras, pensando realmente que iba a ayudarlo con su caso. Pero la verdad era que Shuntaro tenia sus propias ideas. Esa claramente no era la primera vez que veia a Nakamoto Akira en ese hospital. A veces la encontraba deambulando por los pasillos en busca de algo interesante que hacer. Otras contando los minutos para irse desde la sala de espera. Y también cómo en esa ocasión, sentada sobre la camilla viendo como todo el personal intentaba sacar una reacción de ella.
Chishiya no era ningún tonto.
Mas bien las personas con las que trabajaba lo eran. Para él, Nakamoto no era rara como todo el mundo decía. No podía negar que sus actitudes eran desesperantes para cualquiera que no fuera él. Pero mas allá de eso su tolerancia al dolor, su indiferencia, y sus ganas de hacer lo que queria cuando lo deseaba iban mucho mas allá de eso. No se sorprendería si alguien viniera y le dijera que tenia tendencias a determinadas enfermedades psicológicas.
Y aun así él no se fue.
Shuntaro podía darse cuenta a simple vista de cosas que el resto no. La primera era que aun con toda esa locura que parecia tener, Akira estaba sola. Y esa soledad simplemente la consumía por dentro al punto de lograr que apagara sus emociones. También descubrió que su mente era muy brillante gracias a eso mismo. No tenia nada ni nadie con quien pasar su tiempo lo que la lleva a buscar maneras de entretenerse, encontrando una extraña fijación en analizar sus alrededores.
Porque si no podía entrar en el, al menos sabia como destruirlo.
Y para Chishiya Shuntaro, eso era maravilloso.
-Toma, es su expediente medico- Asahi le entrego una carpeta roja -Tal vez encuentres algo que nos pueda ser de utilidad-
El peliblanco asintio sin decir mucho, agradeciendo internamente que le tuviera tanta confianza para eso. Así que espero que el hombre se fuera antes de darle una ultima mirada a la chica en la camilla y revisar cada parte de las hojas sin perderse ningún detalle. Gracias a esa concentración se dio cuenta muy tarde que no estaba solo.
-¿Aun no puede descifrar que sucede conmigo?-
Chishiya intento no demostrar que la voz femenina a su lado lo sobresalto sin mucho esfuerzo. Lo primero que sus ojos vieron fue que la camilla de la habitación estaba vacía, y en su lugar, la paciente se encontraba a su lado. Nakamoto Akira tenia diversión brillando en sus ojos mientras lo miraba de pies a cabeza.
Tal vez para él ese no era su primer encuentro, pero si para ella.
Lo que significaba que debería encontrar la forma de analizarlo.
-¿Que? ¿El gato te comió la lengua?- ella soltó una risa burlona -Esperaría eso de cualquiera menos de alguien como tu-
-¿Alguien como yo?- Él elevo una ceja -¿Como es alguien como yo?-
-¡Oh! ¡Si hablas!- Akira se emociono falsamente -¿No te dijeron antes que es de mala educación responder una pregunta con otra?-
-¿Así como lo estas haciendo tu?-
-Okay, esta bien- la chica asintio convencida -Eres bueno en esto, y me agradas-
Y eso no pasaba siempre.
-¡Nakamoto!- una voz la llamo de atrás -¡Ya te dije que no puedes salir de tu habitación así!-
La nombrada rodo los ojos ante el insistente tono de una enfermera, pensando seriamente en correr de ese maldito lugar. La verdad es que estaba ahi porque su madre la arrastro a otro de sus controles. Porque si fuera por ella, habría desaparecido de Tokyo antes de que siquiera se atrevieran a tocarla. Suponía que todavía tenia un poco de ganas de complacer a su familia.
Chishiya no dijo nada pero ciertamente comprendió que habia una razon por la que todavía se encontraba ahi. Aunque todo lo que hizo fue mirar como la chica le tiraba un beso volador con su mano derecha antes de girar e irse de ahi. Eso hizo que sus labios se curvaran levemente al notar el parecido que tenia con ella, jurándose a si mismo descubrir un poco mas de su vida.
Porque no le interesaba su pasado,¿.
Mas bien queria saber de su futuro.
-Nakamoto Akira...- hasta su nombre sonaba bien -Que diamante tan enigmático-
Por un momento creyó ser capaz de reírse a carcajadas ante lo que acaba de decir. El no era ese tipo de personas que decía eso. Pero en esa ocasión simplemente no podía evitarlo. Akira llamo su atención mucho mas rápido que cualquier otra persona. Y aunque al principio queria saber si era capaz de llevar su potencial al máximo, al final descubrió que no era así. Que el no la queria conocer solamente porque eran parecidos.
Habia mucho mas en el medio.
-Chishiya- una enfermera lo llamo -Se te cayo esto-
El muchacho acepto la cinta roja que la mujer le extendió, dando una pequeña reverencia para demostrar su gratitud. Claro que todo era un acto para que tener ventaja y que nadie se entere que la pulsera que le entrego, no era suya. Sino que pertenecía a la misma paciente que lo veia desde el interior de su cuarto con una sonrisa de lado.
Nakamoto Akira no hacia las cosas porque si.
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