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[Viernes por la noche]
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La gente estaba por toda la casa, algunos ya ebrios. Pero ese no era el caso de Kang Haerin, quien dura como palo, apoyaba su cuerpo en el respaldo de la silla con un vaso de jugo en la mano.
Sunghoon había ido a bailar con una chica, Karina estaba en la mesa donde el alcohol era servido.
Y ella estaba aburrida.
Por otro lado, Danielle reía de la ebria Hanni, quien contaba los dedos de sus manos, desesperándose porque Hyein le había dicho que tenía nueve en vez de diez, solo para molestar.
Minji ayudaba a mantener el orden en la casa de su amiga Yunjin, así que no veía la tonta escena que estaba haciendo su novia.
—¡Diez! ¡Tengo diez, los he contado! —gritó emocionada, como si fuera un milagro—. ¡En tu cara, fetito!
Danielle rió por el apodo y Hyein frunció el ceño con desagrado.
—Como sea, anciana —bufó y miró hacia el patio, ahí estaba la mayoría de la gente.
Ellas conversaban en la cocina porque antes de que comenzara a contar sus dedos, Hanni reclamó que tenía mucha hambre y Yunjin les dijo que sacaran algo de la nevera.
—Vamos donde los chicos —habló Hyein, caminando hasta la puerta. Sus amigas fueron detrás.
La siguiente hora se la pasaron bailando, jugando juegos que incluían alcohol y besar bocas ajenas -Hyein no tomó nada, sus amigas se lo prohibían, y Hanni no besó a nadie, Minji la mataría-, etcétera.
La estaban pasando increíble.
No como Haerin, que seguía sentada donde mismo, sin moverse.
—¡Hae! Disculpa, me quedé hablando con Aeri, una antigua amiga.
—Da lo mismo, unnie —alzó sus hombros—. Mmh... Karina unnie —la llamó, recibiendo toda la atención de la mayor.
—¿Si?
—Creo que me iré a casa —Karina negó frenéticamente con la cabeza, pero Kang insistió—. Ya lo intenté y no lo estoy pasando bien, unnie. Tranquila, llamaré a mamá para no tener que irme en Uber.
—No, espera —suplicó—. Dame una oportunidad, perdona por lo de Aeri, teníamos muchas cosas de qué ponernos al día y se me pasó el tiempo.
—N-no, no... —negó avergonzada, no quería que Karina creyera que se estaba yendo porque no le prestó atención—. Eso da lo mismo, en serio.
—Como sea, Hae. Por favor, dame una oportunidad para intentar hacer que lo pases bien —el puchero que formó le hizo imposible a Haerin no aceptar, así que asintió con cansancio.
Yoo alzó los brazos feliz y fue hasta la mesa con bebidas, sirviendo una suave para la castaña.
—Toma, es dulce, te gustará —estiró el brazo, entregándole el vaso de plástico. Haerin lo probó con cierta duda, sonrió cuando notó que sabía rico.
—Mmh.
—Lo sé, es bueno —rió al ver lo tierna que se veía Kang con aquella pequeña sonrisa de mero gusto—. Vamos, bailemos un poco.
La más alta tomó su mano y la guió hasta el amplio patio de Yunjin. La gente seguía bailando por más que hayan pasado un par de horas. Haerin se preguntaba cómo no les ardían los pies.
Estaba repleto, la dueña de casa era popular y vivía básicamente sola. Por lo que sabe, sus padres pasaban de continente en continente, mandándole dinero a su hija cada mes. Ellos sí que tenían recursos, por cierto.
Las luces de la piscina alumbraban a la muchacha de ojos felinos, dejándola preciosa a vista de todos. En especial para la chica frente suyo y otra que la observaba desde la distancia.
Haerin era tímida, muy tímida, y junto a su personalidad introvertida y callada, no lograba hacer muchos amigos. Pero solo porque cada vez que se le acercaban extraños, compañeros o quien sea -que pasaba con regularidad-, la castaña evitaba el contacto visual o se iba de ahí, con una barata excusa que nadie le compraba.
—Sabes bailar, ¿no?
Haerin asiente dudosa, tomando un largo sorbo de su vaso rojo.
—Supongo...
—Entonces ven acá —la jala del brazo, pegando sus cuerpos, moviéndose coquetamente.
La cabeza de Haerin parece explotar al inicio, sin saber qué hacer, pero ver a su unnie tan motivada le provoca algo.
Y justo cuando, aún algo tímida, decide seguirle el juego a Yoo, Sunghoon llega, uniéndose al acto.
Los tres ríen y disfruten como los grandes amigos que eran -porque sí, Karina consideraba a Sunghoon un amigo, aunque jamás lo admitiría-.
A sorpresa de los mayores, Kang no se retira en ningún momento, divirtiéndose por primera vez en una fiesta.
Y no se puede sentir más feliz, más llena. Agradece tener a esas maravillosas personas en su vida, obligándola a salir y animarla.
No sabe cómo, mas, en algún punto, termina dentro del agua con sus shorts puestos, pero en brasier, lo que no era nada del otro mundo para los demás, pues la mayoría que se metía a la piscina había quedado en simple ropa interior. Pero para ella, para ella fue como conocer una nueva parte de sí. Una atrevida y valiente Kang Haerin.
Aunque sabía que el alcohol que ingirió tras las pausas de baile le habían dado ese empujón.
—¡Sungay, estás muerto! —gritó Karina luego de que el chico empujara su cabeza contra el agua, ahogándola un momento.
Lo siguiente que vio fue a su unnie sobre su oppa mientras este pedía ayuda, disculpándose y rogando por que no lo lastimara.
Rió ante la escena, sus amigos eran unos bobos. Unos bobos que en secreto, ella sabía se adoraban. No románticamente, claro, Karina era lesbiana, sino como si en serio fueran una familia.
Con eso en mente, sonriendo con una cálida sensación en el pecho, no notó cuando aquella extranjera que tanto la hizo sufrir, se acercó a la orilla con una toalla en la mano.
—Psst, Hae —dijo, casi en un susurro—. Haerin.
La nombrada atendió el llamado, jamás imaginándose quién tendría al lado.
Su corazón se detuvo un momento.
Karina y Sunghoon estaba demasiado ocupados aniquilándose como para ayudarla y Haerin no supo qué hacer.
Pero la maldita sonrisa que Danielle le dedicó, borró cada pensamiento de gritar por ayuda, quedando hipnotizada ante aquellos dulces y diferentes ojos que su ex novia tenía.
—Hae, sal del agua, es tarde y te enfermarás —pidió, moviendo la toalla en su mano izquierda—. Le pedí esto a Yunjin, ven —estiró su mano para que la tomara.
No sabe por qué, pero su pequeño cuerpo avanzó hasta la tentación frente suyo, aceptado la derrota.
Quizá fue por la preocupación que mostró la chica, quizá fue porque en serio podría resfriase o quizá solo fue por ser tan débil ante la preciosa sonrisa que la otra le dedicó.
Salió lento, con la ayuda de Marsh. No dijo nada, solo tomó la tela rosada y se enrolló en esta.
—¡Kang Haerin! —aún en el agua, Karina gritó fuerte, llamando la atención de ambas.
La coreana mayor tenía el ceño fruncido con una mano en la nuca de Sunghoon, donde anteriormente jalaba para darle una lección a su amigo.
—¿Qué crees que haces?
Karina la miró con reproche, ella misma había dicho que ni siquiera haría contacto visual con la idiota que rompió su corazón y ahí estaba con una expresión de cachorrito indefenso mientras su mojado cabello caía sobre sus hombros.
—Debo hablar con ella, unnie —respondió Danielle, para sorpresa de ambas.
En especial para la de Yoo, quien no pensó que la australiana le hablara tan respetuosamente.
Ella sabía que Marsh probablemente la odiaba, todos notaban el interés más allá de una amistad que tenía en Haerin -menos la propia Haerin, al parecer-.
Y Danielle era su celosa ex novia.
—Déjala —murmuró Sunghoon a su oído y Yoo lo observó incrédula.
—Pero Hae dijo que...
—Luego te explico, pero déjala ir —y esa última frase resonó en su cabeza, tomándole un significado más personal del que el rubio realmente se refería.
Sin decir más, Karina vio cómo Danielle se llevaba a su amor unilateral de la mano, a no sabe dónde.
Y Sunghoon sintió lástima por su amiga, él era consiente de sus sentimientos hacia Haerin.
***
¿Qué les gustaría que suceda luego? Porque los dejé con la intriga únicamente porque no supe cómo seguirlo, kfksld.
Oh, y espero no les moleste/aburra tanta narración (si es muy así, díganmelo, pls).
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