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Haerin pide permiso para ir al baño. La chica estaba sola, pues era una de las pocas clases que le tocaba sin sus amigos.

Tampoco la compartía con Danielle.

Solo Minji, pero no creía poder llamarla amiga. No la conocía.

Una vez le dan el asentimiento, sale del salón casi corriendo. Su corazón golpea contra su caja torácica y hace puño sus manos, apretando la manga de la sudadera que llevaba puesta.

Una vez está frente a aquella gris puerta, toca tres veces, acompañado de un susurro diminuto.

—Elefante morado...

Entonces, la puerta es abierta y Danielle la mira con una sonrisa. Haerin se sonroja sin poder evitarlo y ahoga un gritito cuando la mayor la toma del brazo, arrastrándola dentro del baño de un jalón y cerrando la puerta luego.

—H-hola Dani —saluda, tímida.

Danielle rió por eso y se acercó más a ella, ahora la espalda de Haerin estaba apoyada contra el lavamanos sutilmente.

—Hola...

Y juntó sus belfos...

***

Luego de que Haerin la rechazara, Danielle se dedicó a insistir con que haría todo lo posible para recuperar su confianza, que por favor le diera una última oportunidad porque en serio le gustaba mucho.

Y Kang no era idiota.

Pero sí débil.

Así que no fue capaz de negarse cuando Marsh la tomó de las manos con más firmeza que antes y le rogó hasta con los ojitos. Le dijo que se juntaran el fin de semana, que no buscaba nada más que demostrarle lo bien que lo podía pasar y que viera lo mucho que les hacía falta una tarde juntas.

Y así lo hicieron, el sábado a las tres de la tarde estaban en un parque, el mismo donde Danielle le pidió ser su novia hace unos meses atrás.

Haerin lo pasó increíble, sintió que los colores por fin volvían a su vida y amó cómo Danielle la trató el resto del día.

Por eso tampoco pudo decir que no cuando esa misma noche, la australiana le había escrito que se vieran otra vez, que podían ir al cine o donde ella quisiese.

Y no sabe cómo, pero al día siguiente, domingo, terminó en la casa de la australiana, más específicamente sentada en una esquina del sofá con la espalda apoyada sobre el brazo del sillón, mientras Danielle la besaba, acariciando el largo de sus brazos y riendo de felicidad de vez en cuando, todo posicionada entre sus piernas.

Sabía que estaba mal, sabía que sus amigos la matarían, pero estaba tan contenta. Los belfos de la mayor siempre fueron como un par de suaves y cómodas almohadas dispuestas a entregarle el paraíso mismo.

Ese día revivió los momentos románticos con su ex novia.

Y parecía que ahora no podía parar.

[Actualidad, Lunes]

Minji > Danielle

***
Euuu, espero que con los saltos de tiempo no se confundan, pero en el caso que sea así, comenten que yo les resuelvo las dudas, jiji.

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