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3


Si lo pensaba, el Omega sabía que podía perder los nervios. Se dijo a sí mismo que tenía que dar un paso cada vez, que no tenía que darle demasiadas vueltas a lo que estaba haciendo o a lo que Zayn podría hacer. Ese era también su cuarto de baño y tenía todo el
derecho a entrar. Cosa que hizo. Luego, gracias a Dios, los sonidos y visiones llenaron todo el espacio en su mente.

El agua chocaba contra las paredes de cristal de la ducha. Todo el cuarto de baño estaba lleno de cristales y la ducha era lo suficientemente grande para dos, pero el Omega no la había compartido nunca con Zayn. Nunca habían coincidido. No, aquello era una excusa, una evasión ... Su timidez natural se había acentuado cuando tuvo a sus hijos. La verdad era que su aspecto de entonces no le parecía el más adecuado para el
erotismo, con el vientre hinchado, los pezones llenos de leche y los muslos surcados de venas azules. Pero ahora estaba en bastante buena forma. No se le notaban nada los embarazos y todas las marcas le habían desaparecido. No había ninguna razón para no
compartir su desnudez y todas para hacerlo si se obligaba, como en su luna de miel.

El Alfa lo había ayudado entonces a sentirse natural en ese estado, antes de quedar embarazado por primera vez. ¿Por qué no hacerlo ahora otra vez? ¿Por qué no?
A Zayn nunca le había importado estar desnudo. Lo miró a través del cristal de la ducha, admirando lo perfecto que era todavía ... su Alfa. Estaba de espaldas al chorro de agua, con el dándole en la cabeza y los
hombros. Tenía los ojos cerrados y parecía como si tuviera los dientes apretados. Los puños cerrados. Estaba claro que la ducha no le estaba quitando la tensión.

Una energía explosiva salía de su interior. Una energía terrible y turbulenta atrapada y, lenta y silenciosamente, siendo transformada en algo más manejable. A Zayn se le daba muy bien controlarse. El que esa noche hubiera perdido el control era una buena muestra de lo insatisfecho que estaba con él. El miedo lo atacó de nuevo. ¿Y si no tenía nada que darle que lo satisfaciera? Zayn era especial. Todo el mundo lo sabía. Mientras que él ... ¿qué había hecho para ser una buena pareja para el pelinegro? Había sido Zayn el que lo había elegido como su Omega. Eso era.

Recién salido de la universidad, ni siquiera había empezado a trabajar cuando Zayn se hizo cargo de su vida y le había dado el propósito que el Omega había
querido. Pero ahora se sentía perdido sin esperanza. Se dijo a sí mismo que no tenía que haber pasado de esa manera. Lo amaba y siempre lo había hecho. Y su Alfa se sentía engañado. Así que Zayn había esperado más, había querido más de Liam, aparte de sus hijos.

Esa noche, habiendo dejado a un lado la hipocresía, por doloroso y chocante que fuera, tenía la oportunidad de hacer algo. Tenía que intentarlo, a pesar de que sólo
Dios sabía lo que podría salir de aquello. El Alfa echó atrás la cabeza y respiró profundamente. Luego se volvió y abrió los ojos ... y lo vio allí, mirándolo. Se detuvo y se puso tenso, como enfadado por esa
invasión de su intimidad.

Liam se sintió como un conejo atrapado. Se quedó helado, y lo habría hecho igual aunque tuviera preparada una reacción, lo que no era así. Había ido allí con él porque el vacío que había sentido antes era insoportable. No lo había hecho porque fuera un
miron. El Alfa abrió la puerta de la ducha, presentándose de repente como una realidad cálida e inmediata que lo miraba lleno de ira.

—¿Me deseas, Liam?

Su voz era dura, tersa, salvaje, reflejaba perfectamente la expresión de su rostro. Lo tomó por la muñeca y lo metió en la ducha, sin esperar una respuesta. El Omega había ido por él y era como si todo su cuerpo le dijera que fuera por él hasta el fondo.

Lo agarró por la otra muñeca y lo condujo bajo la ducha. —¿Quieres huir ahora a la seguridad? —dijo el Alfa luego soltándolo y haciendo un gesto
exagerado con las manos.

El corazón le dio un salto. No había nada de receptividad en Zayn. Estaba de lo más dispuesto a mantenerlo aparte. Y aún así, ¿qué era esa seguridad? No había a donde huir aunque pudiera hacer funcionar las rodillas, que no paraban de temblarle. Si quería una vida con Zayn, tenía que quedarse allí y mantenerse firme, sin importar lo asustado que estuviera y la amenaza de caerse al suelo allí mismo.

—No —logró decir por fin—. Me voy a quedar aquí hasta que me escuches.

Tal vez aquello fuera pura cabezonería tonta, pero no le importaba, estaba más allá de que le importara. De alguna manera, había pasado el punto de no retorno.

—Es peligroso tentar al diablo que has despertado
—le advirtió el pelinegro.

—Te deseo, de verdad. Estás muy equivocado, Zayn —gritó el Omega apartándose el cabello empapado de la frente para que el Alfa pudiera darse cuenta de que lo decía de verdad. Pero lo que vio en su mirada fue incredulidad.

—Bueno, veamos lo desesperadamente que lo sientes.
Zayn levantó entonces las manos y le abrió la bata hasta la cintura. Luego lo recorrió con la mirada.—Esto debería ayudarte a mostrarme lo seriamente que dices eso de que me deseas.

Liam se había quedado helado por ese inesperado acto, pero también se vio nerviosamente animado por el Alfa. Zayn no se estaba apartando de él, le estaba dando la oportunidad de que demostrara sus palabras. Y estaba muy claro que no iba a convencerlo solamente con palabras. El Omega no bajó la mirada. Sabía que la tela mojada se pegaba a su cuerpo como una segunda piel. Tenía un nudo en el estómago y le temblaban las piernas, pero luchó contra el pánico con todas las fuerzas que pudo reunir. Retiro la bata por completo. Aquello sorprendió a Zayn. Incluso pareció como si se quedara sin respiración y abrió mucho los ojos mientras Liam sentía un destello de triunfo. ¡Lo había hecho! Lo había sorprendido. Pero una sorpresa momentánea no era suficiente. Tenía que darle la vuelta a la imagen fría y egoísta que el Alfa tenía de él en su mente.

En la punta de los dedos notó como una sensación de poder, una confianza nueva en lo que estaba a punto de hacer. Mantuvo alta la barbilla. Mientras no mirara hacia abajo podía hacer como si su cuerpo perteneciera a otra persona, a un Omega orgulloso y decidido que le gustara mostrarse. Entonces le resultó fácil quitarse los shorts de satén y que su cuerpo se mostrara en una orgullosa desnudez cuando se deshizo de todo.

El Alfa miró hacia abajo y pareció quedarse fascinado por el trozo de tela que tenía a los pies. Entonces Liam lo apartó con el pie y aquello fue como desprenderse de su timidez. Era extraño cómo su mente parecía haber entrado de repente en un estado como de carga extrema, funcionando por encima del caos de sensaciones y sentimientos que, normalmente, lo confundían y atormentaban, colocándolo en un estado de abulia total. Tenía los nervios de punta y el corazón latiéndole a toda velocidad, resonándole los latidos por todo el cuerpo. Pero su mente estaba por encima, clara como el cristal, lista para analizar y medir las reacciones de Zayn y encontrar una respuesta positiva.

¿Era de sorpresa su expresión? ¿O de intensa necesidad? Lo único que sabía realmente era que toda su consciencia estaba llena de una sensación de crisis absoluta. Su vida estaba dependiendo de lo que sucediera ahora. Las acciones triviales no eran tales. Llevaban encima un significado enorme, montones
y montones de significados que superaban su comprensión activa en esos momentos y entraban de lleno en las profundidades del instinto ... instintos profundos y primitivos.

Como librarse de la ropa, liberarse de sus connotaciones de rechazo, porque era eso de lo que trataba esa ruptura, de los sentimientos de rechazo.
Todo eso ya no existía, el pijama, abandonado por los dos. La sorpresa del rostro de Zayn también había desaparecido. Su expresión se había endurecido y no
mostraba nada mientras recorría su desnudez con la mirada y rudamente retaba su propósito.

—Así que has desenvuelto el regalo. ¿Se supone que ahora tengo que jugar con él?

Sus ojos le dijeron que nada había cambiado si pretendía que fuera el Alfa el que tomara la iniciativa. Que no había manera de que él lo fuera a besar o acariciar esa noche si Liam caía de nuevo en un estado de pasividad y lo aceptaba como si fuera su deber. Sus ojos decían que era el Omega quién tenía que moverse, y que sería mejor que lo hiciera bien. Liam no supo si fue producto de la inspiración o de la desesperación, pero tomó el jabón y le dijo:

—Tus músculos parecen tan tensos ... —susurró mientras se llenaba las manos de espuma—. Podría frotarte el cuello y los hombros. Luego se puso al trabajo mientras continuaba. —Será mejor que te relajes.

Pero el Alfa no parecía estar muy seguro. Lo miró fijamente con unos ojos llenos de preguntas. El pecho se le contrajo cuando chocó con el torso del castaño. Pero fue solamente una reacción inicial e instintiva ante un contacto en que no confiaba. Después de eso se quedó completamente quieto, con una quietud que indicaba que estaba esperando a ver hasta donde estaba dispuesto a llegar el Omega, cuánto tiempo
podría mantener ese papel. ¿Era una manipulación por un interés propio? ¿O un deseo genuino, una forma
auténtica de dar? ¿Era cierto o falso?

Liam se dijo que tenía que concentrarse en el Alfa, completamente en él, y eso le hizo sencillo olvidarse de sí mismo, de las inhibiciones que tan frecuentemente lo hacían cortarse en sus impulsos. Las evitó con una determinación ciega de canalizar todas sus energías en darle a su Alfa la clase de placer que él le daba cuando hacían el amor. Porque en eso no estaba equivocado. El Alfa era el que siempre había generado ese placer, no Liam. Hasta entonces el Omega no había apreciado ese fallo abismal por su parte.

Le dio masaje en los hombros apretando suavemente y luego le pasó las manos por el pecho, suave y deslizante, acariciándole sensualmente los pezones con las palmas de las manos, jugando con ellos como Zayn solía hacer con los suyos, sin saber si con ello le estaba produciendo sensaciones similares a las que el Alfa le producía a él, pero esperando que así fuera, deseando que se sintiera excitado, preguntándose si
se excitaría si le pasara la lengua por ellos. Se inclinó para comprobarlo.

—¡No!

Esa palabra explotó en los labios del Alfa y se alejó.
—No tienes que obligarte a hacer esto, Liam. ¡No es necesario! ¿Es qué no lo ves? ¡Ya es demasiado tarde!

—Pero lo puedo hacer. Quiero hacerlo —insistió el Omega, rogándole que le diera la oportunidad de mostrarle que le apetecía agradarlo.

—¿Por qué? ¿Porque no quieres afrontar la verdad sobre ti mismo? ¿Porque tienes tanto miedo de lo que puede significar para tu futuro? —dijo Zayn, irritado—. ¡Maldita sea! Ya te he dicho que eso lo tienes seguro.

—¡Yo no quiero tu seguridad!—explotó Liam—. Quiero saber qué es necesario que haga para satisfacerte.

—¿Qué? ¿Para que puedas construir alguna pequeña y segura ecuación en tu mente? Algo como que si me das esto tres veces por semana...

—No, no, no. Lo que me importa es lo que sientes.

—¿Y tú te sentirás mejor si crees que yo me veo satisfecho? Zayn lo agarró por los brazos. —Es eso, ¿no?

—Sí —gritó el Omega ya sin razonar—. Sí, te quiero satisfecho.

—¡Muy bien! Entonces podemos bajar en el programa de seducción y conseguir el éxito más rápidamente si es sólo a mí a quien quieres satisfacer —dijo Zayn haciéndolo ponerle un brazo sobre los hombros y llevándole la otra mano a su propio vientre—. No
se necesita mucho para excitar a un Alfa. Sólo una caricia habilidosa. Unos pocos besos. Enséñame lo ansioso que estás, Liam. Empieza a besarme.

Aquello era una orden y, sorprendido por la ferocidad de esas palabras, Liam se sujetó más firmemente a su cuello, haciéndolo bajar la cabeza para apretar la boca
contra la del Alfa, pero el hecho de que el pelinegro le estuviera mostrando a la vez a su mano como hacer para encender su virilidad le hizo perder toda la concentración en el beso.

—La verdad es que este beso no ha sido nada excitante —siseó el Alfa. Entonces Liam atacó más vigorosamente, invadiendo la boca del Alfa con su lengua. Entonces, de alguna manera primitiva, el movimiento de las manos de ambos, unidas en
sus partes más íntimas, a la vez que el latir de sus corazones, impusieron un ritmo en el beso que Liam encontró tremendamente erótico. Y dándose cuenta de que Zayn estaba cada vez más excitado, eso impulsó a su boca a moverse de una forma más salvaje en busca de sensaciones.

Entonces, cuando estaban llegando a un nivel nuevo de sensaciones, el contacto se rompió. Liam gritó sorprendido cuando Zayn apartó la boca y lo hizo apoyarse contra la pared de la ducha, levantándole los pies del suelo.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Pon las piernas alrededor de mi cintura. Vamos, Liam. Muévete.

Sorprendido, obedeció. El Alfa le puso un brazo bajo el trasero y Liam se agarró a sus hombros para sujetarse mejor. La lubricación natural del Omega era obvia, y el pelinegro se introdujo en él, tan rápida y profundamente que todos sus nervios y músculos se tensaron ante la invasión. Se quedó sin aire en los pulmones y clavó las uñas en los hombros de Zayn.

—Tú lo has querido —dijo el Alfa como excusándose por su rudeza. Fue una sensación increíble, el cuerpo de Zayn provocó un cálido y convulsivo temblor en su interior.

—Sí —logró decir el Omega hasta que la curiosidad lo hizo añadir—. ¿Esto te parece mejor?

La risa del Alfa pareció un poco seca mientras procedía a demostrárselo. La energía de Zayn era sorprendente. Liam pensó que necesitaba liberarse de muchas cosas y debía ser por eso por lo que se había producido ese encuentro. La incredulidad no lo abandonó. ¡Estar allí haciendo el amor, contra la pared, con el agua corriendo sobre ellos! ¡Le parecía tan salvaje y maravilloso! La cama era mucho más cómoda, pero ... De repente Liam comprendió completamente la razón por la que la costumbre puede resultar aburrida. Sinceramente, aquello era un cambio de lo más refrescante.

Cerró los ojos, dejándose llevar por las sensaciones que le embargaban, libre de todo ritual, abandonándose al sentimiento incivilizado de la piel rozándose contra la
piel encendiendo explosiones de sensacianes que, una tras otra, lo recorrieron. Sintió a Zayn moviéndose más rápidamente todavía, sus manos apretándole el
trasero convulsivamente, mientras todo su cuerpo se tensaba al aproximarse al clímax sin siquiera tocar su propia erección.

Sí, pensó Liam cuando le llegó el momento del relax, quería que el Alfa sintiera que él lo deseaba, que le daba la bienvenida. Entonces Zayn llegó entre feroces espasmos, como si no pudiera esperar más. Luego ambos descansaron apoyados contra la pared, recuperando la respiración, esperando a que sus cuerpos pudieran moverse de nuevo.

—Bueno, esto es el principio —dijo Zayn por fin sonriendo.

—¿El principio? —repitió Liam tontamente, sin comprender que no fuera un final.

—Ha sucedido muy deprisa, Liam. Normalmente es el principio. ¿Estás listo para seguir? ¿O ya has tenido bastante?

—¿Seguir a dónde? ¿A qué?

—Oh, creo que todavía tienes mucho que aprender. Pero no quiero presionarte demasiado en tu misión impuesta de darme satisfacción como un buen esposo. Si no quieres seguir, lo comprenderé muy bien.

Ese momento de sexualidad no había borrado la ira, el cinismo y la amargura. Ni siquiera se habían diluido. Se notaba en todo el cuerpo del Alfa, en su voz y su mirada. Estaba claro que Zayn quería hacer de aquello una prueba de resistencia. Quería demostrarle lo poco sincero e incapaz de cumplir su promesa que era el castaño. Quería que el Omega lo afrontara, retrocediera y demostrara que él tenía razón.

El corazón se le rebeló ante la idea de aceptar una derrota en ese terreno. Su mente le juró que podía superar cualquier cosa que Zayn le echara en cara. Realmente el cuerpo ya se le tensaba lleno de anticipación y sentía la sangre correr rápidamente
por las venas. Desde lo más profundo de su ser surgió una respuesta. Se rió y le dijo.

—¡No seré yo quién te pida que paremos!





¿Qué les parece hasta ahora? Gracias por continuar leyendo ✨

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