Capitulo 4
Salimos alrededor de las 5:00 am, no había persona alguna en la calles. Era la hora perfecta para escapar.
Somos unas veinte personas pero, aún así debemos ser precavidos si queremos salir de aquí a salvo.
Estamos a un par de cuadras de la playa. Falta tan poco, pero al mismo tiempo nos acercamos a lo mas peligroso. Según Minho, la playa está siempre vigilada por agentes de la paz.
Nadie lo quiere mencionar... de hecho no podemos hablar, pero aún así estoy casi segura de que todos lo tenemos en nuestra mente; si es que llegamos a escapar, muchos se quedarán atrás.
Un agente de la paz, justo al otro lado de la esquina.
Minho, el líder, nos lleva a un lugar más escondido para planear que haremos.
-Entonces, yo creo que alguien lo puede distraer mientras...- comienzo a decir.
-Shhh- me silencia Mihno. -Estamos esperando a alguien.-
-¿Nos van a ayudar?- pregunto.
Todos se quedan en silencio observándome, era claro que yo soy la única que no sabe que esta pasando.
-Mejor dicho, nosotros los vamos a ayudar.- me responde. -Allá.- Apunta al otro lado de la calle.
Otro grupo se viene acercando. Perfecto, ahora sí dudo que vayamos a salir de aquí. Ahí algo raro de este grupo, los noto mas pequeños...por así decirlo. Eran niños liderados por un chico de alrededor de 17 años.
-Un grupo de niños, ¿en serio?- le digo a Minho algo irritada.
-Son personas, Teresa. No pienso traicionar a mi familia, a diferencia de ti.- me contesta con un tono el cual sé que esta cansado de mi.
Estaba a punto de responder para iniciar una pelea, pero no había tiempo para eso. Y tiene razón, no podemos dejar atrás niños. No puedo volver a traicionar a nadie, este siendo controlada o no.
Una vez que el otro grupo llega con nosotros, el otro chico y Minho intercambian miradas con las que aparentemente pueden comunicarse.
-De acuerdo.- Minho dice -Los botes están justo a la orilla de la playa. Están atados a una cuerdas que vamos a cortar con esto- nos entrega unas rocas afiladas a unos cuantos. -Una vez dentro de un bote, empiecen a remar lo más rápido que puedan, y mantengan la cabeza abajo.-
-Pero.... como llegaremos allá? Esta lleno de agentes de la paz.- digo con nervios, ya que por dentro sé cuál es su plan.
Minho sólo dice una palabra -Corran.- e inmediatamente corre a toda velocidad a la playa.
No pienso por un momento, hay probabilidades de vida pero de muerte igual.
En mis oidos retumban los pasos pesados de gente pasandome corriendo mientras yo sigo agachada.
Todo pasa tan lento para mi, es como si el universo decidiera regalarme el tiempo que quiera hasta estar lista. Pero, ¿y si necesito todo el tiempo del mundo para estar lista? ¿Que puedo hacer en ese tiempo?
Una chica tropieza justo al lado de mi, y estoy casi segura de que la veo caer en cámara lenta.
Puedo pensar en que haremos una vez fuera del Distrito con todo este tiempo. Realmente nadie tiene idea exactamente de qué hacer. ¿Que tal si nos atrapan? ¿Nos matarían?
Minho me contó un poco sobre lo que les hacen aquí a los "traidores", les cortan la lengua y los tienen como esclavo. Avox.
Sigo mirando a la chica que tropezó, y a pesar de que siento que llevo varios segundos aquí, ella aún sigue cayendo. Observo su expresión en su rostro, está asustada, pero dispuesta a lo que sea con tal de salir de esta miseria. Esta desesperada por una mejor vida, algún objetivo en la vida, la chica no tiene un objetivo, y eso es lo que necesitamos, un objetivo. Pero ¿Como tener un objetivo ahora cuando puede haber tantas variables? Tantos resultados posibles. Por ahora sólo se me ocurren tres; escapar, morir, ser esclavizados. Estoy segura de que hay más resultados, pero no puedo tener un objetivo lejano cuando mi vida puede terminar en un futuro muy cercano.
Así que eso debo hacer, necesito fijar un objetivo cercano. Algo pequeño. Y comenzaré empezando a correr.
Escucho a la chica golpearse contra el suelo, y entonces el tiempo vuelve a la normalidad. Lo primero que hago es poner un pie enfrente del otro lo más rápido posible hasta que al fin estoy corriendo.
Lo quiero reiterar, pude haber sido una corredora, soy más rápida que la mayoría, y los puedo pasar con facilidad.
Entonces el primer disparo suena seguido de un grito de mujer. No puedo dejar de pensar que el grito es de la chica que tropezó. Tal vez si la hubiese ayudado ella seguiría con vida. Pero también tal vez ambas ya estaríamos muertas.
Los disparos aumentan de forma que no puedo contar cuantos van.
Bien, Teresa, cumpliste con el primer objetivo, correr. Ahora el siguiente: Encontrar a Minho.
Este debería estar a la cabeza, es un corredor, debe ser mas rápido que el resto.
Un pequeño calambre comienza a punzarme en la rodilla derecha. Cada que piso con esta pierna siento el dolor más agudo.
No me puedo detener, de hecho debo acelerar mi paso, necesito encontrar a Minho.
Con esfuerzo aumento la velocidad en la que corro, y siento como estoy apunto de desplomarme sobre el suelo.
Tengo un presentimiento, algo detrás de mí. Sé que no debería voltear, pero es una necesidad que no entiendo. Sin voluntad propia doy un ligero vistazo a lo que está detrás de mí. Es una chica. Una chica de al menos 9 años, está a punto de desmayarse del cansancio, pero aún así puedo ver en su mirada la necesidad de seguir adelante. Tengo que desacelerar, nunca logrará llegar al paso al que va. Estoy a un segundo de detenerme en seco por esa niña cuando veo que espontáneamente sangre salpica de su nuca y luego de su rostro. Como si su cabeza entera acabara de explotar.
¿Alguien le había disparado? ¡A una niña! He visto tanta crueldad y muertes peores, pero esto me hace sentir vulnerable y tan malditamente incapaz de hacer algo.
Choco contra un chico en ese lapso de tiempo, por lo tanto ambos caemos al suelo y rodamos unas tres o cuatro veces.
-Fijate, babosa- escucho la voz de Minho decir.
-¡Minho!- Miro su rostro y difícilmente le sonrío sin pensar.
El me toma del brazo y me levanta para continuar corriendo. Puedo ver la playa a tan solo unos metros de nosotros, hay lanchas ahí. Miro a mis lados rápidamente y somos tan pocos ahora a comparación de cuando comenzamos. La mayoría son chicos tal vez más jóvenes que nosotros.
Una vez que siento el agua tocar mis pies y luego ser arrastrada de nuevo al mar tengo la ligera esperanza de que lo lograremos. Lo vamos a lograr.
Llegamos a la lancha más cercana, la toco y siento como la humeda madera se convierte en mi boleto a mi libertad. Minho me ayuda a subir primero, entonces yo volteo a darle una mano. Pero hay algo mal. Minho se sostiene el hombro al mismo tiempo que a su alrededor el agua es más oscura... roja. Alcanzo a ver algo plateado detrás de su hombro, un cuchillo enterrado.
Siento el movimiento de la lancha como si alguien acabara de subir, pero antes de poder voltear a ver quién es, un puño choca contra mi cráneo fuertemente lo cual ocasiona que me tambalee un poco. Por un momento veo que un chico es quien me dio el golpe y que probablemente apuñaló a Minho, me tira al agua con una patada y mi cabeza choca con el suelo, pues no estábamos tan profundos.
Lo único que escucho son los sonidos de balas y gritos distorsionados bajo el agua. Entonces recuerdo que realmente eran muy pocas lanchas, no alcanzaba para todos los rebeldes. Por lo tanto es obvio que iban a comenzar los baños de sangre al luchar por éstas.
Saco mi cabeza a la superficie y todo el ambiente parece estar dando vueltas a mi alrededor.
-¡MINHO!- grito esperando que el siga bien. Ya no veo la lancha que nos fue robada, pero sí distingo que no queda casi nadie en la playa, o están muertos o escaparon.
-¡Teresa!- Minho me sujeta de los hombros y tardo un poco para enfocar mi mirada en su rostro. -No quedan lanchas.- me dice con un tono de voz que proyectaba miedo.
Volteo a las pocas personas que quedan en la playa, y son algo pequeñas... son niños. La mayoría gritando ya sea "Mamá", "Papá" o "Hermano" hacia el mar por donde las lanchas se dirigieron. Los habían abandonado por no haber suficiente espacio. ¿Como abandonar a niños en un lugar así? No puedo creer como la tierra se ha vuelto un lugar sin nada de humanidad.
-No entiendo.- digo y cojeo hacia los niños llorando. Éramos los mayores ahí. Y en cualquier momento llegarían los agentes de la paz hasta nosotros. Y efectivamente podía verlos a unos metros ya.
Uno de los agentes arrojó algo hacia nosotros, cayó justo frente a mi. Al inicio creí que sería una granada o algo por el estilo. Pero era una concha de caracol con unas letras verdes grabadas a un costado. La concha se quiebra sin que nadie la toque, y en menos de un segundo un sonido llena el espacio. Es como un grito insoportable que causó que automáticamente todos lleváramos las manos a los oídos para taparlos. Pero el sonido seguía igual y no paraba, de hecho creo que subió de volumen. Siento algo salir de mis orejas, es algo mojado y espeso. ¿Estoy sangrando?
Cada vez me siento más débil, como si el sonido me hiciera perder la conciencia. Poco a poco voy cayendo y no dejo de repetir la palabra que leí al costado de la concha en mi mente. Antes de perder la conciencia susurro esa palabra que no entiendo cómo es que llego ahí... -CRUEL-.
...
-¡Bienvenidos, bienvenidos!- escucho una voz masculina demasiado extravagante. Creo que tengo los ojos abiertos, pero sigo viendo oscuridad. Hace mucho calor. -¡A los primeros Juegos del Hambre!-
Intento mover la manos pero están atadas. Estoy atrapada y me pusieron algo en la cabeza. Puedo sentir la presencia de cientos de personas, pero aún así hay un gran silencio.
-Los juegos consisten en mandar a dos tributos de cada distrito, un hombre y mujer entre las edades de 12 y 17 años, a una arena donde pelearán a muerte por el premio final. ¡La fama y la riqueza!- el hombre se emociona al decir eso.
Que maldita enfermedad, ¿la gente realmente quiere ver a personas matándose?
-Para la selección de tributos se creó La Cosecha! Donde elegiremos al azar a un varón y una mujer para que represente su distrito.- Esto sigue sin responder mi pregunta a dónde estoy. -Pero, en el año de inauguración ustedes se han salvado, pues por causas de rebeldía se utilizarán a dos sujetos que intentaron abandonar el distrito esta mañana.-
No... No puede estar pensando en mandarnos a nosotros.
Siento que unas manos me empujan hacia adelante y a mi lado escucho que también empujan a Minho el cual viene respirando rápidamente. Por un momento me dejan en paz, pero entonces me quitan el cubrimiento de mi cabeza y pasan un par de segundos en las que todo es deslumbrante. Una vez que mi mirada se ajusta puedo ver al mar de personas que nos están mirando debajo del escenario. Creo que estamos en el centro del distrito.
-¡Ayudenos!- grito -¡Por favor!-
-¡Estos sujetos nos matarán!- grita Minho.
-Callaos, callaos.- dice un hombre vestido de blanco brillante y con el cabello de luces de colores. Era el mismo que dio el anuncio. Se acerca a mi con el micrófono. -¿Cual es tu nombre, querida?-. Yo me quedo quieta y miro al público. -Parece que tenemos a una mu...-
-¡Teresa!- Grito con seguridad y presencia.
-¿Teresa qué, cariño?-
-Solo Teresa.- miro a Minho y el sigue herido. -Y el es Minho.-
-Teresa y Minho.- comienza a reírse y a mi solo me dan ganas de lanzarle una patada. -¡Señoras y señores, los primeros tributos para representar al Distrito 4! Teresa y Minho.-
-Esto va más alla que la crueldad.- dice Minho un poco resignado.
El hombre apaga el micrófono y se nos acerca. -Tranquilos, chicos. Claro, esto es cruel. Pero cruel... Es bueno.- logro ver como su pupila derecha tiene una luz roja que parpadea. Es casi imposible notarla a menos que hayas estado a tan poca distancia, pero me dio a entender algo. El "hombre" no es un hombre. El "paraíso seguro" no es un lugar seguro. Seguimos siendo parte de las pruebas de CRUEL. La pregunta es... ¿para quien es realmente la prueba?
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