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25

Llantos y gritos desgarradores eran lo que se escuchaba en el lugar, más lo único que se enfoca era el suelo de lo que parecía era una sala de hospital, blanco y lustre.

— ¡No, no, no! ¡JungKook, despierta!

Luego de aquel grito la cámara se movió por culpa de un pie que la envió hacia atrás. JiMin la había pateado sin querer al ir tras TaeHyung.

La cámara filmó luego como TaeHyung caía al piso de rodillas, observando como se llevaban a su esposo en una camilla. JiMin lo abrazaba, llorando en silencio e intentando calmar al hombre que lloraba en sus brazos desconsolado.

— ¿¡P-Por qué mi JungKook?! ¡Hagan algo! — gritó con dolor, sentía su pecho apretarse y su garganta arder.

¿Por qué debió de irse así? No era justo, Jungkook no merecía aquello. 

— Señor, si no se calma tendremos que sedar —se escuchó la voz de una enfermera.

TaeHyung tembló y se revolvió con ferocidad bajo los brazos que lo retenían con fuerza. JiMin no iba a dejarlo ir con JungKook, no podía, y se lo había prometido a su amigo.

La grabación acabó cuando un pie volvió a patear la cámara.













Manos temblorosas limpiaban sus propias lágrimas con tristeza, pero dispuesto a ver otro de los videos que contenía aquella memoria dentro de la cámara vieja que encontró. Pero toda acción quedó descartada y olvidada al ver a su padre entrar a su habitación.

JiMin entonces observó a su hijo llorar mientras sostenía entre sus piernas una vieja cámara, y a su lado varias memorias pequeñas las cuales contenían aquella historia pasada de hace mucho tiempo atrás.

¿No estaba eso guardado en el ático de la casa? ¿Qué hacía su pequeño JungWon con aquellos videos?

— P-Papi ¿Qué pasó con el tío Kookie? — la voz dolida y baja de su hijo le hizo temblar. Su mente recordando recuerdos tristes que no quería recordar, pero ya era hora de superar el pasado.

— ¿Quieres saber qué… qué pasó con el tío JungKookie? — preguntó suave, el menor asintió en respuesta, dejando la cámara a un lado en el suelo y subiéndose en su cama rápidamente.

El adulto suspiro tembloroso y terminó de acercarse al adolescente, recogió del suelo las memorias y cámara para luego dejarlo en la mesita de noche al lado de la cama de su hijo, ya luego volvería a guardar todo en su respectiva caja.

— ¿Recuerdas lo que te conté del tío Kookie, hijo?

El menor asintió, recitando como un mantra lo que su papi le decía siempre que le contaba del mencionado.

— Tío kook descansa en el cielo, esperando al tío Tete.

Jimin sonrió, y aquello era completamente cierto. Su pequeño jungkookie descansa en el cielo, esperando para reunirse con Taehyung en su otra vida.

— Bien, JungWon. Ya eres un chico grande, se que entenderás lo que te contaré ahora. —suspiro el mayor, tomando la mano de su hijo y acariciándola. Ya se encontraba sentado a su lado. – Jungkook tenía alzhéimer, hijo. Una enfermedad que por desgracia... no tiene cura. Los videos que acabas de ver, y espero que no todos, eran de él. Los grabo para tío Tete y tus demás tíos, para papá Gigi y para mí.

El joven asintió, recordaba vagamente como le habían explicado alguna vez en la escuela sobre aquella enfermedad.

— ¿Y por qué YeonJun no aparece, papi? — preguntó entonces, aquellos videos no parecían ser muy viejos.

— Porque Taehyung adoptó a YeonJun mucho después de todo eso, hijo. Esos videos son de hace quince años.

El menor abrió su boca con sorpresa. ¿Hace quince años? Sus papis lo habían adoptado hace trece. Desde que está con ellos siempre escucho de su tío, pero nunca supo el origen de que había fallecido exactamente, hasta ahora. Y su tío Tae nunca hablaba de ello tampoco.

— ¿Qué te parece si vamos a comer con Gigi y ambos te contamos qué sucedió, si?

JiMin miró a su hijo, deseando internamente que dijera que sí. No creía poder contarle que pasó solo, necesitaba a su esposo. Y es que a pesar de que el pasado con Jungkook ya no le afectara como antes, seguía estando aquella espina dolorosa cada vez que  hablaba del tema. Y esa no sería la excepción.

El joven asintió, para suerte del padre. Ambos salieron de la habitación a la cocina, en busca del otro hombre de la casa.

JungWon entonces se enteró de lo sucedido después de la muerte de Jungkook, era un alivio para él no haber ido con YeonJun a mostrarle su descubrimiento cuando consiguió aquella vieja cámara, su papi tal vez se fuera molestado.

En aquel tiempo, TaeHyung a sus treinta y tres años entró en una grave depresión. La muerte de su amado le devastó por meses, durando casi un año encerrado en su hogar. Su soporte emocional en aquel entonces fueron sus amigos, quienes estuvieron de la misma forma, mas no abandonaron a su amigo.

Fueron días duros para él, saber que no tenía a su pequeño a su lado, que nunca más regresaría y que no pudieron cumplir todos sus sueños juntos. Perder a un ser querido no es fácil y menos si es el amor de tu vida, pero intentó ser fuerte, por sus amigos y por su fallecido esposo, quien no quisiera seguro que sufriera por su pérdida. Ambos ya sabían que aquel momento llegaría, y que era inevitable.

Fue entonces un año y 9 meses, que decidió adoptar a un niño, después de una larga rehabilitación donde pudo sobrellevar la muerte de su esposo y conseguir un nuevo trabajo. Adoptar a un niño había sido el sueño de ambos cuando eran jóvenes, y sus amigos le apoyaron en todo momento. Kim YeonJun fue la salvación de aquella rota alma. Fue difícil, adoptar nunca había sido fácil, pero después de 3 meses lo logró. Había vendido su antiguo hogar el cual compartía con JungKook, ahora tenía una buena casa en un tranquilo vecindario y un trabajo fijo que lo mantenía muy bien.

Otra cosa que decidió hacer TaeHyung fue dejar todos aquellos videos y recuerdos con JiMin, ya que al tenerlos no podría dejar de estancarse en aquel círculo de tristeza emocional en el que se hundía al mirarlos. Prefirió recordar a JungKook con anhelo y amor, contándole a su hijo sobre su papi que vivía en el cielo. Porque no, TaeHyung en todos esos años no pudo tener pareja nuevamente. Simplemente era difícil para él, no podía. Su corazón siempre pertenecería a aquel hombre al cual amo y ama con todo su ser, JungKook.

Pero a pesar de todo, TaeHyung era feliz. Feliz con su hijo, amigos los cuales consideraba familia y como más importante, estaba feliz con su actual vida. Porque Kim Taehyung sabía que Jeon Jungkook se reencontraría con él en su próxima vida, porque su amor iba más allá de esa vida y realidad, porque ambos habían prometido amarse y encontrarse en sus próximas reencarnaciones. Porque sabían que sus almas estaban destinadas a estar juntas.

— ¡JiMinnie! TaeHyung vino con YeonJun, ¡bajen!

Aquella fue la voz de YoonGi, quien recibió a los mencionados con una sonrisa.

TaeHyung, un ahora hombre de cuarenta y ocho años con canas en su cabello y arrugas leves en sus ojos, sonrió con cansancio a su amigo mientras se daban un pequeño abrazo amistoso. YoonGi chocó los puños con su sobrino.

— ¿Qué tal, tío Yoon? ¿Puedo salir con JungWon al parque a unas cuadras? Unos amigos están allí, por fis –preguntó el joven mientras miraba a YoonGi con un puchero.

— Claro, pero vuelvan en una hora para cenar. Haremos parrilla hoy y vienen sus tíos junto a sus primos.

YeonJun dio un salto victorioso mientras estaba  yendo a esperar a su primo en la sala del hogar.

— ¿Todo bien con JiMinnie? Me pidió que viniera, aunque bueno, creo que a todos. —Taehyung rió un poco, observando a Min. — ¿Por qué la parrilla sorpresa en plena mitad de semana?

YoonGi soltó una pequeña carcajada, era cierto. Pero después de la charla con su hijo y esposo sobre los vídeos y la cámara, JiMin decidio y he invito a todos a hacer una parrillada, alegando que necesitaba ver a sus amigos otra vez, a pesar de que ya se habían visto el fin de semana.

— JiMin quiere hablar contigo. Además de que también quiere que Seok le enseñe a hacer una tarta de fresas que aprendió en internet. No pude detenerlo cuando ya estaba llamando a todos —explicó YoonGi mientras ambos avanzaban al interior de la casa.

JiMin sonrió al ver a su mejor amigo, alejándose de los adolescente para darle un abrazo fuerte a Taehyung, quiero correspondió con una sonrisa y de la misma manera.

— ¿Querías hablar, Minnie? —curioseo TaeHyung, quitándose la chaqueta y dejándose la a su hijo, quien se la puso inmediatamente.

— Si, vamos arriba, quiero darte algo, será rápido.

Ambos adultos subieron a la otra planta bajo la mirada de YoonGi, quien ya sabía el propósito de aquella charla. Esperaba que el menor no reaccionara mal.

— ¿Por qué me das esto, JiMin? —preguntó TaeHyung desconcertado.

Ambos estaban sentados en la cama de la habitación del hijo de JiMin, él mismo le había entregado un cada de tamaño mediano, la cual era bastante liviana. Pero lo que más sorprendía a Kim, era el claro nombre de Jungkook escrito en marcador en la caja.

— Son la cámara y las memorias, Taehyung. —JiMin suspiro mirando a su amigo. — Sé que hace mucho tiempo me dijiste que ya no los querías... Pero creo que ya es hora de que los tengas de regreso— concluyó, mirándolo.

Taehyung observó el interior de la caja con incertidumbre, suspirando tembloroso al sentir Miles de recuerdos invadir su mente. Su corazón se agitó, aún seguía doliendo como el primer día sin su amado.

— Si... Sé que... sé que él quisiera que yo los tuviera... —murmuró entonces Taehyung, luego de unos segundos. Suspiró.

¿No había superado todo aquello? ¿Por qué se sentía tan triste ahora?

JiMin mordió su labio inferior, sabía que era difícil para Taehyung, pero ya era hora de que aprendiera a vivir con el pasado, y eso implicaba superar aquellos viejos vídeos.

— A mi también me duele, Tae... Pero Jungkook no quería que estemos así... A él no le gustaba vernos...

— Vernos tristes...

Ambos se miraron y se sonrieron en compresión.

JiMin y Taehyung eran personas muy importantes en la vida de Jungkook, desde pequeños siempre estuvieron para él. Y a ambos, a pesar de que el tiempo ya había pasado, les seguía doliendo aquella herida y vacío que el menor de ellos dejó. Porque JiMin perdió un hermano, y Taehyung una pareja.

— Aún recuerdo cuando... cuando veíamos películas de Disney... A las horas me decía para verlas de nuevo, no podía negarme —sonrió con melancolía Taehyung, sintiendo una pequeña lágrima bajar por su mejilla.

— Y yo cuando salíamos al parque... Se veía tan feliz con solo mirar los perritos y niños jugar... —Jimin bajó su mirada, pero también sonrió de la misma manera.

Ambos se comprendían, y por eso mismo, ambos debían dejar el pasado y recordarlo con amor en el presente.

— ¿Crees que habría adorado a YeonJun? —preguntó Taehyung entonces, mirando a su amigo.

JiMin le sonrió, comprensivo. Sabía que si JungKookie fuera llegado a conocer al pequeño hijo de Taehyung, lo amaría con todas sus fuerzas.

— Estoy seguro de que le hubiera encantado.

Y TaeHyung sonrió, mirando al frente y respirando profundo. JiMin imitó su acción.

Ambos sintieron como un gran peso bajo sus hombros se desvanecía entonces, porque aunque el dolor seguía allí, era pequeño y manejable. JiMin y Taehyung decidieron superar su pasado.

— Deberíamos bajar con Yoon, los niños ya deben haber salido.

— ¿JungWon iba a salir? Espero se haya llevado una chaqueta del perchero.

Y TaeHyung río, su amigo se preocupaba demasiado.

Taehyung se sentó en su cama una vez la cámara comenzó a grabar.

El lugar estaba impecablemente limpio y ordenado. De unas sábanas color gris y una manta roja que se veía sumamente suave.

TaeHyung sonrió a la cámara.

— Hola, mi Jungkookie... —comenzó, tembloroso. — Ha pasado un tiempo... Quince años, para ser sincero.

Se preguntó de nuevo, ¿para qué hacía aquello? Oh, cierto, para despedirse. No había vuelta atrás, era una decisión que ya había tomado.

— Sé que estás en un mejor lugar, con la abuela Kim y con YeonTan —sonrió un poco. — Creo que hago esto porque... Porque quiero despedirme de ti... Ya que la última vez no pude.

Aún recordaba aquel fatídico día, un día tan esperado, pero sumamente doloroso. ¿Quién podría estar preparado para ver al ser que más amas, morir?

— Estoy orgulloso de tí, cariño. Porque se que luchaste hasta el final, se que quisiste quedarte a mi lado —la primera lágrima cayó. — Prometo que nos veremos en el cielo, JungKookie. Pero hasta entonces, me despido de tí.

¿Por qué estaba siendo tan difícil? ¿Por qué su voz quería quebrarse?

— Tengo un hijo, ¿Sabes? Se llama YeonJun, Kim YeonJun —sonrió triste. — Tiene dieciséis, lo adopté hace catorce años, cuando tenía dos. Y sé que lo habrías amado tanto como yo, era tan chiquito y tierno —otra lágrima cayó, esta vez de felicidad. —Creo que ha sido lo mejor que pudo pasarme en la vida, después de tí, mi amor.

Y aquello era completamente cierto, cuando vió a aquel pequeño de apenas dos añitos en un rinconcito de la habitación del orfanato, supo que aquel niño sería su hijo. Era tan hermoso y chiquito, que le recordó bastante a su JungKookie cuando era un niño. Aquello le hizo elegirlo por sobre todos, y no se arrepentía, fue la mejor decisión que pudo haber tomado. Aquel niño, ahora adolescente, era un completo ángel.

— Los chicos y yo siempre les contamos a nuestros hijos de tí, Kookie. Que nos esperas en el cielo, y que nos cuidas desde ahí —sonrió ante el recuerdo, su pequeño solía decir que su JungKookie se convertiría en un ángel. — T-Todos te extrañamos mucho, mi amor.

Suspiró tembloroso, era por su bien.

— Solo quiero terminar esto, diciendo lo mucho que te amo y siempre voy a amar. —sonrió para la cámara — Se que nos encontraremos en nuestras próximas vidas, así que, amor, espérame un poco más, ¿si? Aún quiero ver cómo YeonJun se casa —rió un poco, su hijo se negaba a esa idea siempre. — Te amo, Jungkook. Descansa en paz.

Y así, Taehyung se levantó de su cama, acabando con la grabación.

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