31 de Diciembre de 2020

Querido diario,

Escribo esto por la mañana. 24 horas. 24 horas y comenzará un nuevo año. Mentiría si dijera que no tengo ganas de que comience ya, pero he de admitir que también tengo cierto miedo. Miedo al no saber qué pasará. Miedo al pensar que las cosas pueden volver a torcerse. Creo que es algo que siempre ha estado conmigo. Ese miedo al descontrol. El saber que a pesar de mis esfuerzos y mis intenciones hay cosas que no controlo y que no dependen de mí.

Por suerte estas últimas semanas no han sido del todo "malas". Sí, podrían haber sido mejores, pero ahora, con la mente fría y calmada gracias a las navidades, puedo decir que estoy agradecido. Agradecido de haberme reencontrado a mí mismo, de haberme reencontrado con Claudia, con mi familia y con David.

Pero a pesar de eso, hay algo que no logro quitarme de encima. Y es la culpa. La culpa de haber destrozado por un momento sus vidas. Creo que cargaré con ella durante un tiempo. Como una amiga inseparable. No sé cuando pasará. Pero teniendo en cuenta que se acerca un nuevo año, me he propuesto ser mejor. Ser mejor de lo que fui. Ser la mejor versión de mí mismo. Requerirá esfuerzo. Pero merecerá la pena.

Por otro lado, las navidades han ido bastante bien. Mis padres decidieron ir de hotel, al igual que Claudia y yo. Fue increíble. Obviamente hemos seguido viéndonos y hemos aprovechado las vacaciones para pasar tiempo juntos. Parece que lo nuestro funciona, y me alegro de que sea así. Después de todo lo que hemos pasado juntos, me sigue sorprendiendo que hayamos acabado juntos. Pero supongo que cuando encuentras a tu salvavidas, cuando encuentras a esa persona que te hace vibrar el alma la cosa simple y llanamente fluye.

También he seguido en contacto con David. Resulta que ha suspendido algunas asignaturas y por desgracia tendrá que repetirlas el año que viene. Por suerte, nos seguiremos viendo en la cafetería de la universidad e iremos quedando alguna que otra semana. Por otro lado, parece que también le va bastante bien con su pareja, aunque por lo que me contó, parece que hace poco qué han comenzado su relación sentimental.

Pero hay algo que me gustaría  confesar, y es que al principio de todo esto, el tema del diario me echaba para atrás. No estaba seguro de fuese a funcionar. No le veía sentido. ¿Escribir mis sentimientos sin que nadie supiera de ellos? Me parecía hasta cierto punto contradictorio. Pero me equivocaba. Al fina, creo que me ha resultado más útil de lo que pensaba. Me ha ayudado a ser capaz de comunicarme con mis seres queridos. De poder decirles sin miedo y vergüenza cómo me siento. Ahora mismo me encuentro mucho mejor que entonces, y no sé si el año que viene seguiré usando el diario. Una parte de mí quiere deshacerse de todas las palabras y paginas escritas, pero hay otra parte que me susurra que tarde o temprano volveré al diario. Volveré a escribir. Pero realmente espero no hacerlo. Quiero pasar pagina.

Y eso empieza mañana.