Capítulo 8: Culpable
2 de Octubre de 2020
Querido diario,
Hoy ha sido el día y ha sido un día de mierda. Tenía razón. Claro que tenía razón. Desde el primer momento en que he pisado la universidad he notado las miradas. Esas miradas que van de arriba abajo, juzgando e incluso menospreciando. Ha sido como estar en un juicio y que todo el mundo presente me señalara declarando que soy culpable y gran parte del día así ha sido. Me he sentido culpable de todo, incluso de mi existencia. Culpable de algo que ni siquiera sé qué ha sucedido. Ha sido una sensación extraña que no he conseguido quitarme durante todo el día. Estaba tan nervioso que por un momento se me ha pasado por la cabeza volver a casa, pero habría sido una mala idea, así que he decidió quedarme a pesar del propio mal estar que me generaba la situación. Además, una sensación de desconexión general azotaba mi cerebro cada dos por tres. La gente de clase me conoce, y yo debería conocerles, pero no es el caso.
En clase esas miradas y susurros seguían, así que para evitarlas he decidido sentarme solo, pero a pesar de eso un chico se ha acercado a mí. Se llama David. Tiene la misma edad que yo, aunque es más pequeño en cuanto a altura. Ha intentado consolarme diciéndome que intente ignorarlos, que la gente suele ser así de descarada y mal educada y que lo único que me queda es hacer como si no estuvieran. Dicho por él parecía fácil, pero hacerlo es otra cosa muy distinta. Mientras David hablaba conmigo, la gente no paraba de mirarnos, pero ahora todos los ojos se centraban en él. Miraban con sorpresa, como si David no tuviese que estar a mi lado, como si sus acciones fuesen raras. Por esa reacción he supuesto que antes de lo ocurrido, David y yo éramos amigos o algo por el estilo. De momento prefiero no decirle nada y ver hacia donde va todo esto.
No entendía nada. Simplemente, he agradecido a David que se acercara y me tratara como una persona "normal". Las clases han transcurrido con cierta normalidad. Los profesores obviamente han ignorado mi situación y me han tratado como si nada. Algo normal en la universidad. Por decirlo de alguna manera en la que se entienda, en la universidad solo somos números. Hasta tal punto de que, a pesar de mi situación excepcional, han decidido suspenderme los exámenes a los que no pude asistir mientras estaba hospitalizado. Me ha dado rabia, pero tampoco he podido hacer mucho más. Es una de esas cosas en las que por mucho que quieras no puedes hacer nada. Es como quejarse de que la lluvia moja. Así funcionan las cosas y punto. Después de las dos primeras clases ha tocado el descanso, donde David y yo hemos aprovechado para ir a tomar algo a la cafetería. Allí, David se ha ofrecido a dejarme los apuntes del temario de los últimos meses para así poder reengancharme a las clases. Estoy muy agradecido de que David se haya acercado a mí a pesar de que la sensación de no encajar en ese lugar ha estado presente todo el rato. Sé que es muy temprano, pero me siento afortunado de poder decir que tengo un... ¿nuevo amigo?
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