Capítulo 4: Ligera Ausencia
26 de septiembre de 2020.
Querido diario,
Hoy ha sido un día bastante tranquilo. Por la mañana Carlos y yo hemos ido a desayunar fuera y ha sido en una cafetería bastante escondida. El local era bastante bonito y elegante. La cafetería se llama el Rincón de Eva. Es una cafetería que hace esquina en la plaza del pueblo y está llena de pastelitos, croissants y todo tipo de bollería artesanal. He de reconocer que es un sitio agradable, aunque bastante pequeño. No me he parado a contar, pero diría que en la cafetería cabían 10 personas. Por suerte, cuando hemos llegado Carlos y yo había sitio de sobra.
Ha sido un desayuno bastante agradable. Carlos ha aprovechado para contarme algunos de los proyectos en los que estaba trabajando. Uno de ellos lo iba a llevar a Alaska. Al parecer una revista especializada en la naturaleza le contrató para realizar fotos de la Aurora Boreal. Iba a estar fuera un par de meses, pero por suerte o por desgracia me pasó lo que me pasó y no logro recordar, así que tuvo que cancelar el proyecto. Seguramente eso le traiga problemas en un futuro y sé que estoy siendo egoísta, pero los momentos que estoy teniendo con él me están ayudando. Y mucho. Hacen que todo sea más llevadero. Pero no pasa lo mismo con Helena. No ha tardado ni 2 dos días en volver al trabajo. ¿Tanto le importa su trabajo? Se supone que soy su hijo y sé que la situación es cuanto menos excepcional, pero siento que antepone su trabajo antes que a mí y lo peor de todo es que pensar eso me hace sentir como un egoísta. Aparte de eso, Carlos me ha preguntado cuando volveré a la escuela. Le he dicho que todavía no lo tengo claro, pero creo y espero que la semana que viene este listo para poder retomar las clases.
Al mediodía ya estábamos en casa y para comer Carlos ha preparado macarrones con mantequilla. Estaban sorprendentemente buenos. Luego, por la tarde, no ha pasado gran cosa. He estado en mi habitación pensando en Claudia. ¿Debería volver a verla o debería esperar? Lo de plantarse en su casa ayer sin avisar no fue muy buena idea, y el hecho de que me cerrase la puerta en la cara me hace pensar que, quizá, no tenga muchas oportunidades para pedirle perdón y darle las gracias.
Por otro lado, he estado pensando en la Universidad y las clases. Me da miedo. He revisado mis apuntes y para mi sorpresa, los he entendido. Ha sido una sensación superrara. Ha sido como descubrir... algo que ya sabía. Y a pesar de eso, si volver a mi casa ya me ha parecido difícil, volver a la uni me parece el doble de complicado. Sobre todo por la reacción de la gente. Por sus miradas, por el que dirán.
A la hora de la cena, Helena ya había regresado, algo que me ha sorprendido. Mientras cenábamos, ha comentado que ha pedido salir antes para estar con su familia debido a problemas personales. Además, me ha pedido perdón, parece que se ha dado cuenta de que estaba molesto por su ausencia, aunque sospecho que tanto Carlos como ella han mantenido una conversación al respecto, pero bueno. También me ha dicho que intentará cambiar. No he podido decirle nada. Me ha dejado descolocado, porque de repente toda la rabia que sentía hacia ella se había convertido en culpa y tristeza. He seguido cenando como si nada y una vez he terminado, le he dado las gracias, he recogido mi plato y he ido a mi habitación. Ahora lo único que quiero es meterme en la cama, debajo de las sabanas, esperando a que pase la noche. Esperando a que llegue el día de mañana.
No me acostumbro todavía al conocer a mis padres, otra vez.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro