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Segundo
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Capítulo
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Aquellos días pasaron de manera rápida, el domingo ya había llegado, y era hora de comenzar esa vida tan deseada.

Ink ya no estaba tan asustado como antes, estaba dispuesto a lo que vendría. Y Gradient estaba feliz, ya que entre ink y su madre le motivaron.

El bus saldría en menos de media hora, se estaba despidiendo de su madre, que ya no la volvería a ver hasta alguna fecha importante o algún tiempo libre. Obvio que le mandaría mensajes o haría llamadas. 

Lo bueno de donde iría era que no estaba tan lejos, solo 2 o 3 horas de viaje. Solo era un traslado de ciudad.

Ya empezaron a llamar por los pasajeros del colectivo que los llevarían. Los dos menores se despidieron de la mujer, para después dirigirse al bus y subir.

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El viaje ya había comenzado, el más emocionado era el menor que se encontraba al lado de la ventana mirando hacia afuera.

- Cuando llegaremos, papi? -

Le dio gracia cuando el niño preguntó con los ojos brillosos, lo volvió a sentar porque estaba arrodillado sobre el asiento y se podría caer. El menor se quejó, ahora no podía ver el paisaje por el que pasaban.

E Ink, ante tanta insistencia, se cambió de lugar dejándolo en su regazo. Ambos miraban por la ventana, uno porque le encantaban las vistas y el otro solo para calmar sus nervios, aunque ya se había calmado un poco. 

Era la primera vez que saldría solo, con su hijo, aunque tenía 21 años, después de lo ocurrido un miedo le había creado. Aunque ya lo había superado, seguía teniendo un poco de miedo.

Se apoyó en el respaldar del asiento, iba a dormir en el viaje antes de que se descompusiera allí mismo. Abrazó con ambos brazos a Gradient y cerró los ojos.

Aunque un movimiento hizo que abriera los ojos, pero solo era su hijo que se había movido para quedar frente al pecho de su padre.

Miró al menor, tenía los ojos cerrados, ahí se dio cuenta que solo quería dormir, cerró los ojos también, abrazándolo de nuevo y se dejó llevar por el sueño.

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Ya las tres casi cuatro horas de viaje pasaron, estaba en la terminal de esa ciudad.

Cuando era chico, su madre le había comentado que habían vivido por un tiempo allí. Obviamente no lo recordaba, pero algo se le hacía familiar.

Se sentó en una silla y dejó al menor a su lado, todavía dormía, no lo quería despertar porque sabía que no había dormido aquella noche.

Llamó a su madre, diciéndole que ya había llegado, sana y salva.

- Ink, te dije que ibas a llegar bien, no te preocupes, nada te pasará, no pienses en lo que pasó hace años -

- Lo se, pero… -

- Pero nada, no piense en cosas malas-

Ink soltó una pequeña risa, se despidió de su madre y corto,  admitía que era un poquito paranoico.

- Grady, ya, despierta, ya llegamos -

Empezó a moverlo sutilmente para que despertara, cosa que logró. Agarró las maletas y salió del lugar con Gradient siguiendo por detrás tomado de su camisa.

Pidió un taxi, y de allí fueron al departamento en donde iban a vivir. No era muy lejos, había conseguido una cerca de la terminal aprovechando que el lugar en donde viviría también estaba cerca.

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Ya habían llegado, estaba en la recepción del edificio, una mujer muy amable le estaba atendiendo y diciendo las cosas principales para saber.

Mientras, Gradient, miraba muy entusiasmado el lugar, ya que la recepción era grande, cómo será su ahora nueva casa. 

Ink lo agarró de su mano, y juntos se fueron al departamento que estaba en el 5° piso, por lo que subieron en un ascensor.

Salió de allí con el menor pegado a él, tal vez sería la última vez que subiría por el ascensor.

- ¡Es gigante!! -

Dijo el menor apenas abrió la puerta de la casa, literalmente era gigante, no se lo esperaba, después de todo era un departamento. La magia de madre, de seguro fue eso, después de todo ella fue quien lo buscó.

- Puedo ir a ver mi habitación? -

- Esta bien, pero espera a que yo vaya -

Ink dejó las maletas en la misma entrada, y junto a su hijo conocería cada rincón de su nuevo hogar. Se sentía diferente, tal vez, el nuevo aire le estaba haciendo bien.

Todavía le quedaban dos días para acostumbrarse y conocer antes de empezar a trabajar, y hablando de eso, tendría que contactar con un amigo que iba a ser quien cuidara del menor mientras no estuviera.

Ya lo conocía de hace mucho, y al saber que estaba buscando trabajo como niñera, para que perder una gran oportunidad. Y mejor aún sabiendo que vivía en la ciudad.

Solo necesitaba que Gradient se acostumbrara a que él saldría por 8 horas, y que le cuidaría una persona totalmente desconocida para él.

Sonaba difícil en su cabeza, pero sabía que no lo sería. 

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