Alguien Nuevo.
Katsuki estaba mirando el cielo junto con Kariage, Deshida y Touya en silencio, disfrutando de la calma que había alrededor de ellos, pensando en todo y a la vez en nada.
--- No puedo creer que todo esté pasando tan rápido...--- murmuró Deshida, dando un suspiro.
--- ¿A qué te refieres?--- cuestionó el peliblanco, rascando su cara ante una nueva quemadura que el mismo se provocó.
--- Quiero decir, ya vamos a entrar a secundaria y hace no mucho estábamos en un parque pidiéndole a Katsuki jugar con nosotros.--- sonrió, dándole un codazo al azabache, quien este respondió con uno más fuerte.
--- Claro, todavía recuerdo el "pareces un girasol".--- se burló el rubio, rápidamente abrazando a Touya pues Kariage intentó darle un golpe.
--- Fue lo primero que se me ocurrió, ¿Okey? ¿Hasta cuándo van a olvidar eso?--- avergonzado, se levantó de su lugar y tallo su rostro, sintiendo sus mejillas calentarse. --- Vamos Kari, sabes que solo jugamos, es un bonito apodo.--- Katsuki soltó una risita, sintiendo el brazo del peliblanco abrazarlo de forma cálida.
--- Ah, mierda, ya es tarde, me tengo que ir, Deshida y yo tenemos que estar mañana para el examen de ingreso.--- dijo Kariage, golpeando el hombro del castaño para después desordenar los cabellos del menor y darle una patada al otro.
--- Maldito mocoso-
--- Nos vemos el fin de semana Kats.--- se despidieron, dejando a Touya y Katsuki solos.
Nadie dijo nada por unos momentos, muy tranquilos con la presencia del otro.
--- No les dijiste.---
Pero claro, había un problema grande de que hablar.
--- ¿Por qué?---
Touya se sentó, colocando sus manos sobre su frente antes de tomar la mano del chico entre las suyas, con una mirada triste en su rostro.
--- Sabes que ellos se preocupan por ti, Katsuki, ¿Cómo crees que te tratarían después de decirles "hey, Katsuki se quería tirar del barranco"?--- el rubio soltó un risa, pero no tenía ninguna gracia en ella.
Volvieron a quedarse en silencio, disfrutando de la fría ventisca de otoño antes de que Touya volviera a hablar.
--- ¿Cómo está tu brazo?---
--- Mh, está sanando, no creí que mi Quirk fuera tan inestable como para quemarme a mí mismo...--- Katsuki suspiró, sintiendo la mano del mayor sobre la suya, tratando de darle apoyo. --- ¿Y... Crees que puedas soportar ir a la escuela?--- cuestionó, evitando el contacto visual pues se sentía realmente preocupado.
--- Hey, estaré bien, podré con esto.--- le dijo. --- Solo es un lugar con mucha gente inmadura, ¿Que podría salir mal?--- Touya rasco su mejilla una vez más, una quemadura esparciendose en el lugar.
--- Solo... Solo ten cuidado, ¿Okey? Los niños son crueles, no van a dudar en lastimarte si ven una debilidad en ti.--- Katsuki recargó su cabeza en el hombro del peliblanco, cerrando sus ojos.
--- Sabes que usaré la personalidad de mi madre, ser un hijo de puta con problemas de ira me va a salvar de idiotas como el chico de cabello verde, no te preocupes, ¿Si?--- no hubo respuesta por parte del otro, solo se quedaron sentados en medio aquel claro en el bosque.
--- Entonces... Todo era una farsa.--- comenzó Kirishima, tallando su rostro mientras procesaba aquello.
--- Su actitud, solo lo hizo para que nadie lo lastimara.--- gruñó, golpeando su cabeza contra el pupitre, cada vez más horrorizado por las cosas que se revelaban en esos recuerdos.
--- Odio las multitudes.--- gruñó Katsuki con su saco negro sobre su cabeza, sentado debajo de un árbol con Deshida y Kariage a su lado.
--- Tendrás que acostumbrarte, está será tu vida de ahora en adelante.--- bromeó el azabache, sonriendo cuando el ceniza soltó un gruñido.
Deshida tomó algo de su camarón al tempura y lo coloco en la boca del explosivo, quien lo comió sin dudarlo.
--- ¿Por qué todos- --- masticó, quitándose el gakuran de su cara.
--- -no pueden solo dejarme solo? Me preguntaron hasta que tipo de sangre era, ¿¡Para que quieren saber eso!?---
--- Eres carne nueva, Kat.--- respondió el castaño, dándole arroz al muchacho. --- Todos en esta maldita escuela se conocen de algún lado, amigos de la infancia, vecinos, enemigos, novios, ex novios, ver a un chico lindo y nuevo es algo que todos desean.--- Katsuki le dio un golpe a Deshida, riendo los tres ante las ocurrencias de ellos mismos.
--- Ah, si, ahora que lo recuerdo,--- tragó el gran pedazo de comida que se había llevado a la garganta.
--- no te acerques a los de último año, son crueles, en verdad, cuando estábamos en primaria uno de ellos le rompió tres dedos a Deshida solo porque no le dió su dinero.--- el rubio los escucho atentamente, tomando algo de las croquetas de papa que Kariage tenía en su Bento.
--- ¿Son esos que están allá?---
En el patio, podía verse un trio de chicos molestando a uno de primer grado, y los maestros ni siquiera se molestaban en detenerlos.
--- Seh, ¿Ves ese de ahí?--- Kariage apuntó a uno de ellos, uno que tenía varias vendas alrededor de sus nudillos. --- Es hijo de uno de los directores de educación de Musutafu, le arruinó la vida a uno de los maestros y nadie se atreve a ponerle alto a sus estupideces.--- Deshida suspiro. --- No te harán nada, créeme, están muy ocupados siendo "cool" y todo eso, además,--- Katsuki tomó otro pedazo de Tamagoyaki, pero antes de que pudiera ver al chico, sus mejillas fueron aplastadas por el de cabellera café, haciéndolo abultar sus labios.
--- ¿Quién sería capaz de lastimar a un lindo niño como tú?---
--- Realmente los odio.--- mencionó con una voz extraña, pues sus cachetes seguían en esa divertida forma.
--- Vamos hombre diviértete, vamos a rayar el escritorio de la maestra de química, unas lindas ecuaciones con forma de polla-
--- ¡Kariage-
El recuerdo cambió, ahora estaban los tres en la puerta de salida hablando suavemente sobre sus padres cuando Deshida se levantó.
--- Por fin es viernes, está semana se fue muy rápido, ¿No creen?--- los otros dos asintieron, uno comiendo un pan recién hecho y el otro tomando leche de fresa.
--- ¿Cuáles son tus planes para el fin de semana?--- preguntó el pelinegro.
--- No morir.--- mencionó con algo de burla en su voz, hasta un ruidoso pitido los asustó.
--- Oh mierda, le dije que dejara de venir en su maldito auto de policía- nos vemos mañana, o el lunes, Kats, ten cuidado.--- se despidió rápidamente, entrando al carro, quejándose con su padre sobre ello.
--- No sabía que su padre era policía.---
--- Detective, de hecho, pero le gusta usar ese auto para molestarlo.--- soltó una risita.--- Bueno, ese es mi transporte, papá tiene unas cosas que hacer en el quirófano así que no puedo llevarte a casa, lo siento.---
--- Oh, no te preocupes, puedo caminar de aquí a mi casa.--- respondió Katsuki, levantándose junto con su mochila.
--- Ten cuidado Kats, lo digo enserio...--- Bakugou le dedico una dulce sonrisa, abultando sus mejillas antes de despedirse.
Cuando se quedó solo en aquel escalón, dio un suspiro, levantándose de dónde estaba para comenzar a caminar directo a su casa, pensando.
--- Bastante bien para la primera semana... Eso creo.--- murmuró, sacando una bolsita con gomitas de su mochila. --- Debería... Uh, poder estudiar más química y aumentar mi calificación, estoy bien con matemáticas, historia, japonés, lengua... Tal vez-
--- ¡Kacchan!---
Hubo un grito colectivo por parte de todo el salón, pues Izuku había aparecido de la nada, y por la manera en la que el color desapareció en la cara del rubio, su reacción fue similar.
--- ¿¡Que mierda te pasa!? ¡¿Me estabas siguiendo!?---
--- No-, bueno si, pero tengo que hablar contigo, si puedes escucharme solo un minuto-
--- Sentí tu maldita mirada toda la tarde, ¿Qué no te dije que te alejaras de mi bastardo?--- gruñó el contrario, colocando una mano sobre su hombro, masajeando el lugar.
Fue cuando notó algo muy peculiar en la otra parte de la calle.
Un auto.
Recuerda hace mucho lo que Touya le dijo, algo sobre memoria muscular, que aunque sus recuerdos estuvieran prácticamente lejos de alcance, su cuerpo reacciona ante ciertos estímulos específicos.
Pero hoy no fue un reflejo.
Hoy fue una palabra.
Una simple y corta palabra.
Corre.
--- Tengo que irme, ya no me sigas o te arranco los dedos.--- gruñó, empujando al chico directo al suelo para después caminar rápidamente hacia su casa.
Cuando estuvo, sin embargo, lejos de la vista de ese niño raro, hizo lo que su mente le rogó hacer.
No había nadie a la redonda, solo él, su miedo y aquel auto siguiéndolo de cerca.
Oh bueno, un auto y una persona.
--- ¡Te tengo!--- fue tacleado directo al suelo, su cabeza golpeando el pavimento fuertemente que todo se hizo negro.
Y segundos después, había brillo.
Mucho, mucho brillo.
--- Uhg...--- se quejó, sintiendo un punzante dolor en su cabeza, pero cuando de tomar su rostro, se dio cuenta de algo muy alarmante.
--- Oh dios, hijos de puta...--- gruñó, observando dos grandes metales capturando sus manos hasta abajo de su hombro, eran pesados, demasiado como para que un niño de secundaria pudiera levantarlos.
En especial si tiene problemas con su salud.
--- ¿Estás bien?--- soltó una maldición, girando su cabeza para encontrar a un niño algo más grande que él, observándolo fijamente.
El salón entero jadeó en sorpresa.
--- ¿Quién eres?--- demando saber el rubio, arrastrándose lejos de aquel adolescente.
--- O-Oh, lo siento, es que estabas sangrando mucho y limpié tu cara pero pareces algo-
Katsuki miró a su alrededor, era un cuarto blanco, sin ventanas, solo una cámara de seguridad en una de las esquinas y ellos dos en el centro.
--- Perfecto, está no es la forma en la que quería pasar mi fin de semana, ¡Idiotas! ¡¿Por qué no pueden dejarme solo de una maldita vez!? ¡¿Me escuchan bastardos hijos de perra!? ¡Cobardes!--- exclamó, mirando fijamente la cámara.
Después de un rato, se calmo, optando por mirar al suelo.
--- Bakugou Katsuki.--- murmuró, derrotado. --- Soy Bakugou Katsuki, ¿Y tú eres?--- miró al chico, esperando su respuesta.
Tenía un extraño cabello celeste y grasiento, sus ojos eran carmesí, como los suyos, pero tenían varios rasguños alrededor de los mismos, algunos parecían recientes, y viajaban directo hacia su cuello.
--- Soy Tomura Shigaraki, un gusto conocerte, Bakugou.---
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