[8]
Después de un tiempo de haber dejado parada la historia, es hora de seguirla ❤️
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La puerta se abrió con un sonoro 'clic' que resonó por toda la sala. Vanesa y Luna se miraron y luego abrieron la puerta que había quedado un poco entornada.
—¿Es un... trastero? —Preguntó Luna observando su alrededor.
Habían muchas cajas con libros en su interior. Algunas estanterías llegaban hasta el techo, cubriendo dos de las paredes. Sobre sus cabezas había una bombilla con una cuerda atada, probablemente sería la luz. La dejaron un momento de lado, porque aún prescindiendo de ella la luz entraba por una ventana cuadrada que había en el fondo. En el centro de la habitación había una mesa de madera de aspecto muy antiguo. Sobre ella había una máquina de escribir y montones de folios al lado, junto con un tintero y una pluma. El tintero estaba vacío...
—Eso parece —Sonrió Vanesa—. Vamos a buscar eso que dice Ferdri.
Luna asintió, el entusiasmo de su amiga se pegaba.
Se separaron y empezaron a buscar por todos lados algo especial. Vanesa se dirigió a una de las estanterías y Luna se asomó por las cajas.
—¿Qué es esto? —Preguntó Vanesa sosteniendo una cámara de fotos.
—¿En tu mundo no tenéis cámaras? —Le preguntó Luna cogiéndola.
—No, ¿para qué sirve?
Luna como respuesta le hecho una foto y se la enseñó.
—¡Ah...! Nosotros tenemos otro aparato —Dijo Vanesa—. Se llaman Intensis.
Su Kun asintió mientras que se alejaba de las cajas. Su mirada se volvió rápidamente hacia la mesa del centro. Supuso que alguien estaba escribiendo algo en aquella máquina, pero en los folios no había nada escrito, solo números en la punta derecha de la hoja. Empezó a pasar los folios, tenía que haber algo escrito en alguno... Algo que le diese alguna pista sobre sus padres.
—¿Qué buscas? —Se le acercó Vanesa por detrás, sobresaltándola.
—Busco entre estos papeles —Le contestó Luna trás recuperarse del susto.
—¿Te ayudo?
De repente se abrió la puerta verde que habían cerrado tras ellas. Se giraron rápidamente y todo el recuerdo se desvaneció.
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Se encontraban en el mismo trastero, solo que todo estaba más polvoriento y algunas cosas estaban tapadas. Ya no había mucha luz, ya que la ventana estaba cerrada por ladrillos. Habían salido del recuerdo.
—¿Quién era? —Preguntó Vanesa mirando a Luna.
—No tengo ni idea... Se veía borroso —Dijo Luna—. Creo que era un hombre.
—¿Crees que podría ser tu padre?
—No lo sé...
Seguían a oscuras en la habitación, algo que hacía muy inquietante mirar hacia delante sin ver el final de esta. Luna empezó a buscar, a tientas, la bombilla de antes. Quizás ya no estuviera allí, pero por intentarlo... Se encontró con la cuerda y tiró hacia abajo. La luz se encendió de un color azul galáctico.
—¿Qué...? —Luna observaba la luz sin palabras.
La chica se miró la muñeca, tenía la misma luz que la luna que tenían ambas en la mano.
—¿Esto es el "algo"? —Preguntó Vanesa, que también se había dado cuenta.
Los ojos de Luna rodaron hacia la mesa de nuevo, volviendo a encontrarse con la máquina de escribir. Se acercó y apartó la manta que la cubría. El color estaba desgastado, y los folios tenían las esquinas dobladas.
—Vanesa... —La llamó ella.
La luz había iluminado como un foco la mesa. En los folios aparecieron palabras azules, y en el tintero se pudo ver qué sí que había tinta... Tinta casi transparente. La luz había revelado las letras.
Enfocó su mirada en la máquina, en ella aún había un folio.
— "Arriba en las alturas..." —Leyó Vanesa.
Luna empezó a mirar el techo. Tenía que haber algo allí... Una trampilla, un puerta... Se acercó a las estanterías y buscó por los estantes altos. En uno de ellos había una caja con muchos papeles dentro, los puso sobre la mesa y los observó. Eran más escritos de la máquina antigua, la luz revelaba las letras. Luna los tocó y todo empezó a dar vueltas...
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Esta vez no estaban en el trastero, sino en una habitación de lo que parecía ser un hotel. En el centro estaba la cama, que tenía unas mantas blancas con tonos verdes; a los lados habían unas mesitas de noche y sobre ellas unas lámparas grises; paralelo a la cama estaba el armario; y en la otra pared se encontraba una televisión y un mueble. Un pasillo llevaba a la puerta, pero antes de llegar a la salida te encontrabas con el baño a la derecha.
La máquina de escribir estaba sobre la cama. No había nadie en la habitación, así que aprovecharon todo el tiempo que tenían. Si de verdad la máquina era del padre de Luna, podría llegar en cualquier momento y sacarlas del recuerdo.
—Es nuestra oportunidad —Dijo Luna—. Tenemos que llegar a tu mundo.
—Hay que encontrar la manera —Dijo la chica.
Vanesa observaba con atención los cuadros de la pared, la mayoría eran paisajes.
—¡Luna! —La llamó—. Este cuadro está en mi sala secreta, ¿te acuerdas?
Luna recordó la única sala que tenía una bombilla, buscó en su memoria ese cuadro, ¿se le habría pasado por alto?
—Hazme caso —Le pidió Vanesa—. Esto nos llevará a mi mundo.
Luna observó el cuadro, confíaba en su amiga. Tocó la imagen y todo empezó a dar vueltas justo cuando la puerta se abría.
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Luna notó de nuevo el suelo bajo sus pies, esperaba de todo corazón que hubiesen llegado al mundo de Vanesa. Miró a su alrededor, ¿dónde estaba la chica?
—¿Vanesa? —Su voz resonó por toda la sala.
Había un eco horrible, que repitió el sonido de su voz una y otra vez, hasta que se le quedó grabado en la cabeza.
A su alrededor solo había una sala negra... Techo, paredes, suelo... Todo del mismo color. Solo había un foco de luz, que daba justamente sobre ella.
—¿Vanesa?
Era una sala... ¿O un espacio infinito?
Intentó dar un paso, pero algo se lo impidió. Algo que no podía ver, sentir...
¿Por qué había acabado allí? ¿Dónde estaba Vanesa? Muchas preguntas rondaban su cabeza, haciendo que se olvidase de su alrededor.
De repente un sonido hueco la hizo sobresaltarse. Se giró con rapidez, ya podía moverse.
Fijó su atención en el lugar de donde provenía el sonido, pero al momento sonó por otro lado. Retrocedió, había pasado muy cerca de ella una figura gris que apenas había podido ver.
Al instante el único foco que había, lo único que le había permitido ver, se apagó. Lo hizo dejándola a oscuras, sin poder ver ni un paso por delante de ella misma.
De nuevo sintió como aquella criatura la rozaba, haciendo que ella se asustase.
Por un momento, una especie de rayo de luz iluminó la estancia, haciendo que viese un poco mejor aquella cosa. Era alargada y gris, parecido a una anguila acuática. La luz hizo que la criatura se apartase, le daba miedo.
Luna empezó a planear alguna estrategia, podría escapar de allí si encontraba alguna luz... El rayo volvió, haciendo que pudiese ver mejor todo su alrededor. Luna retrocedió, estaba rodeada por un profundo agujero. Traslabilló y pudo mantener el equilibrio mientras que aquella cosa seguía tocándola. Estaba justo en el borde, un solo movimiento en falso y podría caer.
Otro rayo iluminó todo, la criatura se movió rápida y consiguió hacerla caer hacia atrás... Y durante esa eterna caída, pudo ver qué en el cuello de la criatura había una marca verde...
Un capítulo un poco más corto que de costumbre, pero hay que dejar un poco de misterio y cabos sueltos =) Gracias por leer ❤️
Cada comentario y voto me animan a seguir escribiendo...
¿Qué te parece hasta aquí?
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