[5]
Seguían en aquella guarida de techo abierto. Sandra les contó como había encontrado aquel lugar, y por qué lo había elegido para quedar. Era un lugar dentro del parque, pero al tener una entrada tan estrecha y oscura, casi nadie se había percatado de ella. Por lo que era un espacio tranquilo y tan solo un par de personas entraron cuando ellos estaban allí, que fue prácticamente toda la tarde.
Por el camino de vuelta, Sasha y Luna iban juntas hacia el centro de adopción, pero a Sasha le llamó la atención algo en un escaparate, por lo que se separaron. Luna comenzó a caminar por la ciudad tranquilamente, sin ninguna prisa, y llegó a una parte en la que nunca había estado.
Esa calle estaba poco transitada, por lo que lo único que se oían eran las voces de fondo de las personas que iban por el camino principal de la ciudad, el sonido de un par de pájaros y el viento contra las cuerdas dónde las personas de allí colgaban la ropa, de ventana a ventana. Llegó al final de la calle, por lo que decidió dar media vuelta y volver al centro.
Pasó frente a las casas, aparentemente abandonadas, pero se dió cuenta de algo. Allí había una tienda en la que no había reparado antes. Las paredes estaban pintadas de un tono marrón claro, por lo que al lado de las otras casas no llamaba la atención y había una pequeña ventana que daba al interior, junto a la puerta. Miró el letrero que había encima de la puerta: "Objetos y brujería". Sólo el cartel la invitó a irse, ya que en una tienda de objetos, desbloquearía muchísimos recuerdos, y eso no era lo que quería, además, lo de brujería tampoco le gustaba mucho. Disimuladamente se comenzó a alejar de la tienda, pero al llegar al final de la calle, algo de curiosidad le llegó por esa tienda.
Suspiró para sí, seguramente Sasha no hubiese salido aún de la tienda, o incluso conociéndola todavía seguiría en el escaparate.
Se giró hacia la tienda y sin pensarselo más, entró. Abrió la pequeña puerta, y una campana alertó al hombre que había trás el mostrador.
-¡Buenos días! -Dijo el hombre contento-. ¿Que viene buscando?
Era un hombre alto y delgado, tenía un poco de barba negra, además de unos rizos rebeldes también negros. Sus ojos eran verdes como esmeraldas y llevaba unas gafas de metal plateadas.
-Hola... No vengo buscando nada en especial -Dijo Luna mirando a su alrededor.
Habían montones de objetos sin un orden determinado. Algunos estaban agrupados en unas altas estanterías, otros en mesas, otros sobre otros objetos y algunos en el suelo, en pilas.
-Aquí seguro que encontrarás algo que te guste -Le dijo el hombre trás observarla detenidamente.
Luna comenzó a andar por la tienda, y se paró frente a una máquina de escribir muy antigua.
-¿Te ha interesado? -Le preguntó el hombre apareciendo por sus espaldas.
Luna dió un pequeño respingo.
-Mire, esto de aquí no es un embudo -Dijo enseñándole un embudo. Luna le miró extrañada-. Aquí sirve para otra cosa.
Por un instante Luna se arrepintió de haber entrado, aquel hombre no estaba bien.
-¡Es un objeto de brujería! -Gritó el hombre-. ¿Cómo puede una bruja no saber que es?
-¿Bruja? -Preguntó Luna, iba a salir de allí.
-¿No eres bruja? -Preguntó el hombre-. ... Juraría que había visto algo en tus ojos.
-Pues perdone, señor...
-Ferdri.
-Perdone, Ferdri, pero debo irme -Dijo Luna girándose hacia la puerta.
Al hacerlo, rozó uno de los objetos, y cómo no, comenzó a ver un recuerdo.
Se encontraba en una habitación antigua, tal vez de unas décadas atrás. Estaba junto a una cama con dosél rosa, en la que habían vestidos esparcidos. Frente a un armario alto de madera, había una mujer con largos rizos marrones que buscaba algo desesperadamente. Al rato suspiró y se giró con un collar de perlas en las manos. La cara de aquella mujer le sonaba muchísimo, tal vez la hubiese visto por la ciudad.
La mujer dejó el collar en una mesa que tenía un espejo con un marco dorado encima y se sentó allí. Luna, que no se había movido del sitio desde que llegó, caminó un poco hacía el tocador. La mujer se estaba poniendo el collar, mientras que observaba unas fotografías de la pared. En una de ellas salía su padre de pequeño... ¿Aquella era su abuela? Y de repente todo se alumbró de blanco, hasta desaparecer.
-¿Ves? Sabía que tú tenías algo de magia -Dijo Ferdri.
Luna miró al hombre sorprendida. Había tenido recuerdos delante de muchísimas personas, y solo Sasha se había dado cuenta, y sobre todo porque ya me había contado sobre los recuerdos, pero ese hombre...
-Eres aunque sea, medio bruja -Dijo Ferdri-. Hazme caso, vamos a buscar cosas que te gusten.
«Solo un par de personas en la historia de esta tienda han venido porque veían recuerdos, ¡qué ilusión!
-¿Cómo sabes qué...?
-¿Qué ves recuerdos? -Rió el hombre.
«Está tienda tiene siglos de antigüedad, y desde que yo soy el tendero, nunca había pasado alguien como tú, pero mis antepasados me cuentan sobre esas épocas en las que muchas personas tenían magia en su interior- Se giró Ferdri-. Y una eres tú, podría ayudarte...
Sus ojos brillaron, pero Luna estaba comprendiendo cosas, ¿de verdad podría ayudarla?
-Veamos... Esto te podría servir para ver muchos más recuerdos -Dijo Ferdri con una sonrisa.
-Me gustaría justamente lo contrario -Aclaró Luna observando el objeto que le tendía.
-¡Malgastando la magia! Es que ya no es igual que antes... -Resopló el hombre.
Luna le miró intentando descifrar en su rostro lo que sentía, ¿rabia? ¿decepción? No lograba adivinarlo.
-¿Entonces tendrías algo que me valdría para ver menos recuerdos? -Recalcó el "menos".
-Vamos a ver -Dijo el hombre algo molesto-. Pero que sepas que estás echando a perder tu magia.
Ferdri se acercó a una pila de cajas y buscó desesperadamente algo en concreto.
-¿Dónde está? -Gruñó-. ¡Aquí!
Esto último lo gritó triunfal.
-¡Ah! No, pero es algo parecido.
Luna observó el objeto con detenimiento, era una especie de pulsera con forma de luna.
-¿Cómo se usa? -Preguntó Luna.
-Sencillo, pero primero debes de encontrar una pulsera con la forma de un sol o estrella, se que es complicado pero... -Calló de pronto Ferdri al ver que la chica le enseñaba la muñeca. Justamente su pulsera con un broche en forma de sol.
Se quedó en silencio un momento, por lo que Luna apartó la mano.
-Vale, no hará falta, debes de ponerte las dos pulseras y así no sucederán tan seguidos los recuerdos.
Luna asintió cogiendo la pulsera.
-Muchas gracias -Dijo Luna con una sonrisa.
Luna le dió el dinero y trás salir de la tienda se percató de que había anochecido. Probablemente Sasha ya estaría en el centro de adopción, en su cuarto, esperándola. ¿Cómo se había pasado la tarde así de rápido? Solo había estado en la tienda, y además, tampoco había pasado allí demasiado tiempo.
Salió de la calle rápido y esquivó a la gente, que iba andando camino a sus casas, ya que ella iba con paso más apresurado. Pasó frente al parque en el que acababan de estar esa tarde y pasó el paso de cebra que la separaba apenas unos metros del centro. Abrió las puertas y la portera la saludó, saludo al que contestó con una sonrisa y un tropezón al empezar a subir las escaleras. Tocó la puerta de la habitación de ambas y Sasha la recibió con una cara seria.
-¿Dónde estabas? -Le reprochó.
Estaba sentada en su cama, revisando el móvil en todo momento por si la llamaba.
-Me he entretenido en un sitio -Explicó Luna.
-Podrías haberme llamado, y no dejarme a las... -Miró su reloj-. A las 11 de la noche sin saber dónde estabas.
-Lo siento...
Sasha se giró hacia el lado, mientras que cogía el teléfono y revisaba todas las aplicaciones. Luna, con un suspiro, se sentó en la cama. Y entonces se durmieron.
__________
Luna se despertó a la mañana siguiente algo cansada, se incorporó de una y casi a ciegas fue a abrir la ventana, aunque por el camino se llevó un golpe. Abrió los ojos de repente y se encontró en el cuarto de Vanesa.
-¿Pero qué...?
-¿Qué pasa? -Le preguntó Vanesa mientras se peinaba.
-¿Es normal que ayer estuviese en mi mundo? -Le preguntó Luna esperando respuestas.
Vanesa no contestó.
-¿Cómo que en tu mundo? -Habló por fin-. Pasaste toda la noche aquí.
Luna la miró sin comprender, era imposible que un sueño tan realista se apoderase de ella, pero la pesadilla era ese mundo, o ese mundo existía de verdad. Estaba hecha un montón de dudas.
-¿Crees que durante la noche aquí, viajo allí, y viceversa? -Preguntó Luna abriendo mucho los ojos.
-No lo sé -Dudó Vanesa-. Tal vez sea un inconveniente de ser Kun y ver recuerdos desde tu mundo a la vez- Se encogió de hombros.
-Pero tiene que haber una manera de que no, ¿no? -Preguntó Luna esperanzada, aunque ni ella había entendido del todo la pregunta.
Luna se miró las manos, ahora solo tenía la pulsera de luna, que se posaba sobre la marca de luna azul.
-¿La marca para qué sirve exactamente? -Preguntó Luna-. ¿Es como la fuente de la magia o algo así?
-Todos los que la tenemos podemos hacer magia, pero por ahora no es conveniente que aprendas a usarla -Dijo Vanesa- Ya que se ve que puedes viajar a tu mundo, podría ser peligroso.
Luna asintió despacio, iba descubriendo cosas poco a poco.
-En teoría tenemos que empezar a buscar mi lugar... -Dijo Vanesa.
La chica ya le había dicho a su Kun cuál pensaba que era su lugar, por lo que irían a investigar.
-Pues vamos -Dijo Luna abriendo la puerta.
Salieron de la habitación, y Vanesa le contó que no se podía ir de un sitio a otro más de una persona, por lo que tendrían que buscar otros medios. Vanesa conocía una de las maneras, por lo que empezarían por ahí.
-Es aquí -Dijo Vanesa señalando hacia delante.
Estaban en un espacio más grande que cuatro de los pasillos juntos, habían tenido que recorrer bastante a pie, pero tampoco habían tardado tanto en llegar. Ahora se encontraban en la sala, cuyas paredes eran de un tono gris claro, el techo estaba muy alto, frente a ellas habían tres puertas.
-Esas son los tres modos que tenemos de llegar a lo que creo que sería mi sitio, aunque... No está muy bien visto que el destino de uno de nosotros sea otra profesión.
Vanesa creía que su lugar era ser "seleccionadora de recuerdos" algo así como que separan los recuerdos buenos de los malos y los buenos guardarlos bien.
Se metieron por la manera que Vanesa consideraba más divertida y rápida. Abrieron la puerta y pasaron, una luz las deslumbró y sintieron como si cayeran y entonces por fin tocaron suelo. Tardaron en acostumbrarse a la nueva luz, pero al hacerlo, un montón de colores en movimiento las recibieron.
-Según pone aquí... Debemos de subir y según el sentimiento en el que pensemos y sintamos iremos más rápido o más despacio a nuestro destino... -Resumió Vanesa-. Yo pensaba que sería rápido sí o sí, pero ya que estamos aquí, vamos a probar.
Luna puso un pie en el pasillo de colores, y este se comenzó a mover lentamente. Vanesa se subió, y sucedió lo mismo. De repente unas palabras aparecieron ante ellas.
"Pensad en una emoción, y esa os llevará a vuestro destino"
Luna pensó en concentrarse en alguna emoción como la alegría y cosas por el estilo, pero comenzó a avanzar muy lento. Vanesa salió disparada hacia delante al pensar en el suyo, por lo que Luna buscó otras alternativas. Los colores de Vanesa ya se estaban desvaneciendo a su paso, por lo que Luna empezó a preocuparse, y entonces también salió a la velocidad de la luz...
Gracias por leer, tanto a los que tocáis la estrellita como a los que sois los lectores "fantasmas". 🍄🌿
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