[2]
¿Una Kun? ¿Magia? ¿Recuerdos? ¿Por qué todo le empezaba a cuadrar? ¡Aquello era una locura!
Nunca había visto un recuerdo de esa manera... Si ni siquiera sabía cómo había llegado allí.
Intentó hacer memoria mientras que Vanesa le miraba intrigada y algo extrañada a partes iguales.
Vanesa tampoco había visto algo igual, normalmente las personas que estaban en aquella sala, lo primero era que sabían de ese lugar, y lo segundo era que eran hiladores de sueños, pero... Su Kun, es decir, Luna, era, una Kun, no era hiladora de sueños.
—¿Y qué hace una Kun? —Preguntó Luna tras pensar de nuevo en eso.
—Ya te he dicho, es algo parecido a una guía —Dijo Vanesa mientras la miraba con sus ojos transparentes—. Debes de ayudarme a encontrar mi lugar.
—Pero si yo no sé cuál es mi lugar, ¿cómo te voy a ayudar a tí? —Preguntó Luna mientras se tocaba la muñeca, buscando el resguardo de su pulsera con forma de sol.
—Eso es lo que no me explico —Vanesa se dió cuenta de repente de ese movimiento—. ¿Qué buscas?
Luna se miró las manos, ¿dónde estaban todas sus pulseras?
—¿Eres consciente de que tu cuerpo cambia aquí? —Preguntó Vanesa intuyendo la respuesta.
Luna la miró como si acabara de decir la mayor tonteria de tu vida.
Vanesa dijo algo incomprensible para Luna, que ya se estaba cansando de no entender lo que decía, y apareció una especie de espejo suspendido en el aire, a apenas unos metros de ella.
—Acércate —Dijo la chica.
Luna hizo lo que le indicaba y se vió a si misma, a la misma de siempre.
—Esa eres tú allí ¿no? —Preguntó Vanesa—. Quiero decir, esa eres tú ¿cierto?
—Sí... —Dijo Luna sin entender lo de "allí"
—Ahora mira atentamente, no te asustes.
Eso asustó al momento a su Kun, pero lo disimuló bastante bien.
De repente la imagen del espejo desapareció y apareció algo así.
¿Esa era ella? ¿Cómo había pasado eso? Millones de preguntas asaltaron su mente.
Luna retrocedió.
—¿Nunca te habías mirado en un espejo en tus recuerdos? —Preguntó Vanesa.
—¡No! Nunca se me había ocurrido tampoco —Dijo Luna atropelladamente—. No sabía q-que fuese a cambiar.
—Aquí la gente luce diferente, por eso los Kun cambiáis de aparecía, es como si tuvieseis dos vidas —Dijo Vanesa.
Luna se miró bien en el espejo, también tenía una marca azul con forma de luna en la mano.
—Si tenemos el mismo signo es que estamos unidas —Dijo Vanesa señalando su propia mano.
—¿Entonces te tengo que ayudar a encontrar tu lugar? —Preguntó Luna.
—Sí, pero primero iremos a ver al encargado de unir a los Kun con sus aprendices.
Vanesa volvió ha hacer esa especie de "hechizo" y pareció en sus manos una especie de brújula, pero no tenía agujas.
—¿Qué es esto? —Preguntó Luna.
—¡Ah! Lo siento —Dijo Vanesa acordándose de que no entendía—. He hecho aparecer durante un rato un Floundi.
Esto último lo dijo enseñándole el objeto.
—¿Cómo una brújula sin agujas? —Dijo Luna—. ¿Cómo nos va a guiar?
—Solo los Kun podéis usarlas, y por eso te la doy —Dijo haciendo esto—. Si piensas fuerte en el recuerdo que hayas vivido con más emoción, te llevará a dónde queremos.
Luna examinó el Floundi con detenimiento. Tenía forma redondeada, pero al tocarla le daba una sensación indescriptible. Era cierto que no tenía agujas, pero por mucho que tocase por todos los rincones no encontraba nada.
—Hazme caso, piensa en tu recuerdo más emocionante —Dijo Vanesa—. Aunque no lo hayas vivido tú, es difícil, pero el que creas que ha afectado más a aquella persona.
—Yo ví un recuerdo mío —Dijo Luna.
En ese momento, Vanesa, que ya se había acercado al Floundi, levantó la mirada de allí y la miró. Era evidente que eso no era normal, por lo que Luna se empezó a preocupar.
Vanesa intentó disimular su asombro y se dirigió a su Kun. Le dijo a Luna que se concentrase en ese recuerdo que vió y que lo llevaste hasta dentro de su corazón, que lo sintiese de nuevo como si estuviera allí. Y por fin, trás varios intentos, consiguió que una tenue luz saliese de la brújula por la parte delantera. Era azul, pero a la vez que el Floundi se encendía, la marca de luz de la mano de Luna se iluminó con fuerza.
—Está funcionando —Le avisó Vanesa—. Vas muy bien para ser tu primera vez.
Luna abrió los ojos trás no haberse cuenta de que lo había hecho y siguió con su mirada azul hacia donde iba la luz. Esta traspasaba la pared.
—Es hora del viaje, te advierto que puedes sentir algún que otro mareo, pero se te pasará rápido —Dijo Vanesa agarrando de la mano a Luna—. ¿Lista para ver el mundo de los recuerdos?
Y antes de que Luna pudiese responder, desaparecieron de allí.
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La sala se quedó vacía, pero en su lugar apareció un pequeño botecito...
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Luna y Vanesa aparecieron alrededor de un montón de chispas de tonos verdes. La luz las deslumbró un momento, por lo que tuvieron que esperar hasta ver algo más allá de ellas mismas. Luna parpadeó un par de veces hasta ver bien, y cuando lo hizo, se planteó si estaba soñando. Su mundo era completamente diferente. Era más oscuro, más gris, más triste, con mucha presión y... Allí está aquello.
Un mundo lleno de color, con cielo despejado, un río a lo lejos, un... ¿Pueblo? Sonaban los pájaros cantar, se oían voces alegres a lo lejos... El sonido del agua tranquila y en su cauce... Y de repente todo se desvaneció.
El cielo, el río, el pueblo, los sonidos, todo. En su lugar apareció una gran y gris pared de hierro.
—Bienvenida a nuestro mundo —Dijo Vanesa algo disgustada—. Te acostumbrarás.
—¿Qué ha pasado con ese paisaje? —Preguntó Luna mientras Vanesa comenzaba a andar.
—Se está apagando la luz, concéntrate —Le aviso Vanesa refiriéndose al rastro de luz azul.
—¡Eh! No esquives mi pregunta, ¿qué ha pasado?, ¿qué es esto? —Luna esperó, pero no recibió respuesta. Suspiró.
Vanesa aceleró un poco el paso, pero en sus ojos se veía la nostalgia, ¿tal vez de aquel lugar tan soleado y colorido?
Luna se concentró en el Floundi y en el recuerdo de sus padres borrosos, de ella misma de bebé y de esa mirada de sus padres al verla, o eso pensaba ella. Al pensar en esto, su corazón se aceleraba, quería descubrir que había detrás de todo, pero por partes.
Giraron hacía la izquierda y entraron en un pasillo con los mismos colores que antes, pero en las paredes se podían ver imágenes y cuadros. En algunos de veían retratos de personas como ellas, con esa marca en formas, pero no todas eran iguales, todas eran diferentes de algún modo. En cambio, en otras, se podían ver dibujos geométricos de algún lugar, pero el que estaba pintado con más exactitud era uno que estaba enmarcado con un cuadro de tonos plateados.
—Estos artistas antiguos hicieron pintaron este mundo como era antes —Dijo Vanesa confirmando las sospechas de Luna—. Pero cada una tiene sus detalles, la imágen que hemos visto al entrar es una imágen que hemos creado para recrearlo.
—¿Hace cuánto paso? —Preguntó Luna, pero sin apartar su recuerdo de la cabeza.
—Cuando yo era niña, aún tengo algunos recuerdos del lugar, pero los artistas del momento no lo pintaron.
—¿Las personas como tú puedeís ver recuerdos? —Pronunció Luna la gran pregunta que le rondaba en la cabeza.
Vanesa lo pensó mientras giraban a la derecha, un pasillo más luminoso y amplio. Todo estaba silencioso.
—No, las únicas personas que pueden entrar en este mundo que vean recuerdos son los hiladores de sueños —Le explicó Vanesa—. Personas que ven recuerdos presentes, que se están formando, desde esa sala en la que apareciste.
«Por otro lado, tú ves recuerdos pasados, en ese caso no sé qué nombre tendría. Y luego están los Kun, personas como yo, pero más experimentadas que ayudan a buscar el lugar de sus "aprendices" por decirlo de alguna manera.
Luna intentó retener en su mente todos los conceptos; hiladores de sueños, veían recuerdos presentes; ella, que veía recuerdos pasados y por último los Kun.
—¿Y alguien puede ver los recuerdos que van a pasar, futuros?
—En ese caso no serían recuerdos, probablemente hayan, pero no conozco ninguno —Dijo Vanesa torciendo a la derecha.
De fondo ya se escuchaba el murmullo de voces y sonoras carcajadas. Un par de giros más y ya empezaron a encontrar gente. Una chica alta, con el pelo rubio suelto a su espalda estaba intentando hacer un hechizo en una sala. Pasaron frente a varias puertas y varias personas de diversas edades.
Edificio: Ponía en una puerta. Parecía como si aquel pasillo fuera la calle de aquella ciudad, pero...
Aquello era una ciudad, pero era evidente que algo pasaba en el exterior, sino no vivirían allí, en la penumbra de aquellas paredes metálicas.
—Ya casi llegamos —Dijo Vanesa mirando el Floundi—. Ya puedes apagarlo, creo que ya sé dónde es.
Luna dejó de pensar en el recuerdo y la luz azul desapareció. Luna le tendió la brújula a la chica y esta hizo que desapareciera. Luna observó a través de una puerta, era una biblioteca. Intentó hacer mente y recordó que allí era donde estaba Vanesa intentando encontrarla.
—¿Es ahí donde te ví? —Le preguntó Luna.
Vanesa a la chica, que el bibliotecario era una persona muy cariñosa e inteligente que ayudaba a los jóvenes a encontrar a su Kun.
—¿Él puede ser un Kun? —Formuló Luna trás escuchar.
—¡Claro! Probablemente ya lo haya sido más de una docena de veces, ya que en ocasiones es difícil encontrar el lugar de otro.
Luna se empezó a preocupar ante esa información, pero decidió relajarse y no transmitirle su nerviosismo a su aprendiz, o como se llamase.
—Ya estamos —Dijo Vanesa.
Estaban frente a una gran puerta de metal, pero más clara que las paredes, al lado había una especie de micrófono pegado a la pared. Vanesa se acercó y dijo de nuevo algo incomprensible.
"¿Es que aquí no habláis el mismo idioma que yo?" Fue a preguntar Luna, pero calló cuando la enorme puerta de abrió ligerísima.
—¡Adelante! —Se escuchó en el interior.
Luna se asomó con cautela el interior, era una sala muy extensa. El techo estaba alto y las paredes allí no eran de metal. Una mesa reinaba en el centro de la estancia, y en las paredes habían montones de estanterías repletas de libros de toda clase, la mayoría, de libros informativos. La luz estaba encendida, pero no había interruptor, evidentemente magia. La persona sentada en la mesa era un hombre, no aparentaba más de cuarenta años, pero por su rostro se sabía que era una persona con mucha información y recursos.
Vanesa entró en la sala, seguida por Luna.
—¿Cuál es su consulta? —Preguntó el hombre.
En el escritorio había un pequeño cartel con el nombre "Tomás" escrito.
—Es sobre mi Kun —Dijo Vanesa señalando a Luna, esta saludó.
—Dígame.
Vanesa miró nerviosa a Luna.
—¿Hay alguna probabilidad de que mi Kun vea recuerdos? —Preguntó por fin.
—¿Cómo? —Preguntó Tomás mirando a Luna—. Mejor tomad asiento.
Hizo aparecer dos sillas. Las chicas se sentaron nerviosas y el chico las miró.
—Empezad desde el principio —Dijo.
Nos vemos en el próximo capítulo, si hay alguna duda sobre todos los conceptos o nombres que he ido poniendo en este capítulo, podéis consultarmelo en privado. ^^
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