- No tenés idea de lo preocupado que estaba. ¿Se puede saber por qué no contestás? No sé dónde estás, no le contestás a ninguna de tus amigas y nadie te vio salir a la calle en días. Pensé que te había pasado algo y me tomé el primer avión a Buenos Aires. Mi mamá me dijo que estabas delirando.

- No estoy delirando. Estoy bien. ¿Sabías que tu mamá es Jane? Las cosas cambiaron mucho desde que te fuiste. 

- ¿Con qué? 

- Con el diario. Mirá, papá se comprometió con Jane, pero no se casa al final con ella. De todas formas, se termina casando con Daniel. Papá se reencuentra en Sevilla con mamá. ¿Cómo no me di cuenta? Jane es tu mamá. 

- ¿Eso quiere decir que tu papá estuvo por casarse con mi mamá? -preguntó perplejo. 

- Extraño. Cuando llegó tu mamá me acababa de enterar y no estaba del todo consciente de mis actos. Llegué a decir un par de cosas erróneas, nada más. 

- Estás peor de lo que pensaba - murmuró por lo bajo. 

- De ninguna manera, estoy espléndida -señaló con una sonrisa falsa. 

Salí del cuarto y me dirigí al diario para continuar mi lectura. Yo no deliraba, solo empezaba a comprenderlo todo. Es tan extraño vivir tantos años en una mentira, en una historia parcial. Este diario lo siento real como nunca sentí nada en mi vida. Lo siento muy real como si fuese algo sagrado o incuestionable. Me atrapa y pierdo la noción de mi alrededor. No sé cuanto tiempo pasa o si duermo. No me importa tampoco. Ya no sé quién soy ni quiénes son mis padres. Necesito saber cuál es mi verdadera historia para así encontrarme a mí misma de nuevo. 

De lo que no me había percatado, es que León me estaba siguiendo... 

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- Todo fue una locura, especialmente los primeros años. Visité los países más maravillosos y exóticos que te podés imaginar en tres giras haciendo lo que más me gusta: cantar -contó con un brillo especial en sus ojos. 

- ¿Qué países? -pregunté. 

- Estados Unidos, Japón, China, Australia, Holanda y tantos otros -me contestó- tantos continentes: América, Europa, Oceanía y Asia. Recorrí el mundo entero, pero no todo es tan maravilloso mientras estás de gira. Muchísimo estrés, nada de descansos y teatros llenos cada día. Vos podés faltar un día al trabajo un día porque no te sentís bien, pero no podes faltar cuando tenés un teatro lleno esperando que cantes durante dos horas. 

- Suena duro.

- No tenés idea. Hace unos años dejé todo eso de las giras para dedicarme a la ópera. Empecé como un extra en una obra, pero me enorgullece decir que finalmente, después de mucho tiempo y esfuerzo, conseguí ser la protagonista de la traviata y estoy acá ahora por eso. Pero no me contaste nada de tu vida. 

- Difíciles años, no mentiré. Nada extraordinario tampoco, viajé un poco, escribí, estudié y tuve un par de romances fallidos que me llevaron a unos problemas legales. 

- Sos otro Germán. ¿Qué le pasó al perfecto Germán que jamás caería en malas influencias?

- La realidad lo atacó. 

- Cambiemos un poco de tema, ¿cómo están tus padres?

- Mi madre falleció hace unos años. Mi padre no lo veo desde -dudé un momento- la boda de hecho. Nuestra relación no es la mejor en este momento. Espero que los tuyos estén mejor. 

- Podría decirse que sí. Ambos en buen estado de salud y tras tantos años, nuestra relación es bastante buena. Mi hermana está tan grande. Lamento que con tanta gira no llegue a verla tanto. 

- ¿Qué ciudades te faltan?

- Sevilla es nuestro último destino por suerte. Hace seis años estamos recorriendo todo Europa sin parar. No estoy en mi mejor momento para volver a Buenos Aires, pero creo que allí iré después. 

- ¿Pasó algo?

- Estaba comprometida. Hace unos años conocí a un chico. Después de varios años, nos comprometimos y hace dos semanas cortamos. Fue una situación sumamente compleja -murmuró mientras los ojos se ponían llorosos-. Nadie nunca supo la realidad de nuestro final porque yo misma lo oculté al público. Durante el último año me estuvo engañando con otra a quien embarazó. Debidas las circunstancias, lo nuestro acabó y de ningún modo volverá -ahí es cuando el llanto se intensificó-. Creí que realmente era el indicado. ¡Qué equivocada que estaba!

- Ya me imagino la situación. ¿Acaso los medios no se enteraron?

- Lo ocultamos, aunque por mi parte estoy libre de culpa -contestó- él será quien se haga cargo de sus errores. Eso ya pasó, ¿verdad? Vamos a tu vida.

- Yo ya estuve en el altar - comencé a reírme amargamente por algún motivo- con una persona a la que no amaba y todo acabó en ese mismo salón. La familia me llevó a la locura con todos los dramas legales, pero finalmente todo eso se terminó. Lo que pasó esa noche en el salón de bodas, quedará allí y en mis pesadillas. 

- ¿Se enojó y te amenazó?

- Así es. Lo más divertido es que me engañó durante toda la relación con mi mejor amigo y ahora se casó con él, ¿podés creerlo? De todas formas, no quiero profundizar mucho sobre el tema. 

- Mirá cómo terminamos. Pensar que hace tantos años éramos tan felices. Me encantaría volver a esos momentos en los que estábamos juntos. Creo que no aprecié lo suficiente no tener todos estos problemas y no sé si te lo dije, pero me hiciste muy feliz mientras estábamos juntos. Atesoro esos momentos en lo más profundo de mi alma. Te lo agradezco profundamente. Fuiste ese primer amor para mí, siempre queda. 

- Así es, siempre queda querida. 

- Estoy pensando en un cambio en mi vida. Supongo que esta será mi última gira por un tiempo. Pensaba asentarme nuevamente en Buenos Aires. Sabés que siempre fuiste un modelo a seguir para mí y me inspiraste a hacer cosas que creía imposibles. Enfrenté mis mayores temores gracias a vos. Me parece que ya es el momento de estudiar, siempre y cuando no sea tarde. 

- No María, para nada. Es una decisión fantástica puesto que nunca es demasiado tarde. 

- Gracias por el apoyo Germán, realmente. Además del arte, siempre tuve una gran facilidad y admiración hacia la física. Siempre supuse que iba a ir a la universidad después de la secundaria, pero resulta ser que mi vida tomó un camino distinto. 

- Física me parece una carrera estupenda. 

- Lo es. Una vez en Buenos Aires, quizás logre casarme y formar una familia. Creo que llego el momento de dejar de divagar entre tantas relaciones y finalmente casarme.  Quiero pasar a ser la protagonista de mi vida porque creo que estoy lista. 

- Sé que lo estás. Por esa determinación en la voz, debo admitir que nunca te vi más madura y decidida. Sos tan distinta a la chica de la que me enamoré. Ahora tenés todas esas herramientas que en aquel entonces te faltaban- Inhalé profundamente por lo que estaba por decir. Temblaban mis cuerdas vocales con el solo hecho de pensar cuál sería su reacción-. Durante toda mi adolescencia y temprana adultez, me enamoré tan profundamente de vos que llegué a lo que pensé que podía ser el extremo de locura. Aunque pasaron los años, nunca sentí esa sensación por ninguna otra chica. Sonará extraño y sumamente alocado, pero esos sentimientos perduraron. Mi sensatez y el efecto de la realidad en mí intentaron apagarlos de las maneras más extrañas existentes, pero no pude. Una enorme fuerza indescriptible y decenas de obstáculos sosegar mi amor hacia vos, mas nada lo logró. Mis sentimientos son más grandes que todo eso. Te sigo amando y seguiré amándote eternamente.  

- Germán...

- No necesito que me respondas. Ahora sé que te esperaré toda la vida, no pienso ir a ningún lado. Me niego a tener más fallidos casamientos. 

Su silencio dijo más que mil palabras. Entendía la situación perfectamente y sabía que debía procesar toda esta información. Necesitaba días o quizás más para aceptar que la veía como más que un simple amor pasado y pasajero. Mientras yo analizaba con detenimiento sus expresiones faciales como si fuesen a darme una respuesta, ella simplemente se paró y tomó sus cosas preparándose para retirarse. 

- Gracias por todo. Muy buen café -espetó mientras caminaba hacia la salida. De pronto, regresó hacia mí-. ¿Entendés que no sé cómo responderte a lo que me acabás de decir? No quiero que te enojes, simplemente es un shock. 

- Lo entiendo. Debés tener algún ensayo y yo una reunión en menos de una hora, así que deberíamos irnos. 

- Creo que sigo sintiendo algo, pero no estoy segura -murmuró con un todo extremadamente bajo en el que apenas pude oírla.

De manera muy natural y con su elegancia característica, hizo algo que jamás creí que ella haría. Definitivamente no era alguien espontánea y no esperaba un acto de esa embergadura jamás de su parte. Se acercó lentamente. Yo podía advertir ese miedo que expresaba su mirada. Se acerca aún más de lo que yo esperaba y deposita un corto y tierno beso en mis labios. Me sentí perplejo. ¿Hacía cuánto tiempo no sentía ese sabor? ¿Hacía cuánto tiempo no tenía esa sensación? ¿Qué significaba esto?

- Ahora sí, es hora de partir. 

- ¿Y esto qué fue?

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- Violetta, no escapes. Te extraño muchísimo y me preocupa que estés tan lejos. 

- Sé cuidarme sola León. 

- Yo sé que sí, pero me preocupo por tí. Estás encerrada. Apenas comés y dormís. Te aislás acá.  

- No quiero perderte de nuevo. No quiero que te vayas y encuentres a otra cantante por ahí. La distancia no nos hace bien. Sin embargo, tenés que saber que te amo demasiado como para obligarte a dejar la gira por mis inseguridades. 

- Vení conmigo. Acompañame en la gira. 

- No sé León. 

- Vení, hacelo por mí y por vos misma. No podés seguir en este decrépito estado. Sé que es difícil afrontar el pasado, pero tenés que ser fuerte. Se fuerte por ambos, por nuestro futuro y por nuestra familia. Te podés quedar así o avanzar, superar el pasado. Ese diario no define quién sos ni quién serás, sino que muestra cómo eran tus padres. Vos no sos como ellos, no tenés que cometer los mismos errores. Este último tiempo fue difícil y yo no colaboré mucho, pero podemos aprender y avanzar. Acompañame a esta gira y vamos a ser muy felices, vas a volver a tener esa sonrisa en tu rostro, te vas a alejar de este pasado que te atormenta de esta manera y nos vamos a casar y ser felices. 

Y así es como todos terminamos, sin conocernos a nosotros mismos, dejándonos persuadir por palabras de los demás y atormentándonos todos los días por cosas de las que ni siquiera conocemos. Llega un punto en nuestras vidas donde no entendemos nada y estamos desorientados. Cuando creíamos que teníamos todo resuelto, termina siendo que tomamos una pequeña puerta incorrecta y todas se abren. Tenemos mil caminos por tomar y lo peor de todo, es que no estamos en condiciones de elegir qué hacer. En un abrir y cerrar de ojos, estamos obligados a decidir qué hacer con nuestras preguntas y tomar una respuesta. Lo peor de todo permitanme decirles, es que no pensamos lo que tomamos. Antes de que me diera cuenta estaba en un avión rumbo a Europa junto a León, con otro anillo en mi mano y sin equipaje. 

Y sin diario.

Por primera vez en mucho tiempo, sin diario.