Capítulo 3 - Sorpresa.

"La vida es una caja de sorpresas.
Uno nunca sabe lo que va a pasar. La felicidad se vuelve tristeza
Y la tristeza en felicidad"

Es 13 de septiembre del año 2016.

Actualmente vivo en Villa Gesell, una ciudad pequeña localizada en la provincia de Buenos Aires.

Nací en villa Gesell y viví casi toda mi vida allí, pero por problemas de trabajos de mi madre me mudé a La Plata, capital de Buenos Aires. Eso fue cuando tenía 13 años.

Al principio fue de lo peor, no quería abandonar a mi mejor amiga.

Allí, en la plata conocí a un montón de gente, en ese montículo de gente se encontraba un chico, un chico qué me pareció especial y sin darme cuenta me había enamorado de él. Eso fue el, peor error de mí vida.

Me humilló e hizo trizas mi corazón.

Pero en todo lo malo, hay algo bueno. En esa situación poco favorable, conocí a mi mejor amigo con el cual llevamos 3 años de amistad.

A los 16 años me volví a Gesell. Dejando todo en La Plata, dando un nuevo comienzo.

A empezar de cero nuevamente.

Pasaron siete meses desde que vivo nuevamente en Villa Gesell y debo decir que no quiero moverme de este lugar, nunca.

Me desperté a las 6 de la mañana por instinto, me sorprendí.

Hoy había examen, genial.

Noten el sarcasmo.

Nos encontramos en el mes de septiembre, estoy más que feliz por eso.

¿Por qué?

Con el curso viajaremos a las profundidades del bosque, donde se encuentra el faro.

Es un viaje muy emocionante, donde pasarán miles de cosas.

¡Qué emoción!

El sol no quiso despertarse hoy, por lo tanto las nubes grises cubren el cielo.

Mis ojos tienen lagañas y me arden.
La cama me llama para cubrirme en las frazadas.

- Dios animo - Me digo mentalmente.

Me dirigí al baño e hice mis necesidades, como todos los días.
Me puse frente al espejo y le saqué una sonrisa.

Me giro sobre mis pies y me volvi a mi habitación.

Abro la puerta de madera y veo mi armario de reojo, espero que allá algo ahí adentro para usar.

Busco entre remeras y otros.

Agarre una remera negra, escotada. Una campera de cuero negra. Un jean gris, rasgado en las rodillas y mis únicas zapatillas camufladas.

¡Y manos a la obra!

Me vestí tranquilamente en mí habitación.

Ya cambiada con la ropa que anteriormente había elegido, empecé a caminar para salir.

Escuché un estruendo, supe al instante que era mi estomago pidiéndome comida.

Me quede parada en mi lugar por algunos segundos, frotando mi barriga por encima de la ropa con ambas manos.

Cuando me dispongo a salir de mi habitación, me paro en seco.

El golpe de un viento frio se coló por mis huesos.

Fruncí el ceño. Yo no había abierto la ventana, o no recordaba haberlo hecho.

Me encogí de hombros y dejé de darle vueltas al asunto.

Fui a la cocina, abrí la heladera y me serví un vaso de leche con toda la paciencia del mundo.

Rica leche, dame tu conocimiento con este espeso liquido blanco.
Juro que esto refresca mi sed, estoy teniendo un orgasmo culinario.

Me relamí los labios, lo tomé hasta el fondo sin dejar una gota.

Di media vuelta y de la frutera agarre la manzana más roja que había, esta fue a parar a mi mochila.

Me fije la hora en mi celular, eran las 7:02.

Camine al baño y abrí la puerta.

Agarre el cepillo de dientes y me los lave.

Pasaron segundos o tal vez minutos, mientras observaba mi reflejo con atención.

- Estoy hermosa - Comenté, casi en un susurro. Observaba mí reflejo con algo de admiración.

Respire profundo, me analice de arriba abajo por algún defecto y lo encontré.

¡No tengo maquillaje!

Me puse rímel en el párpado, una línea gruesa.

En los labios me apliqué labial rojo sangre. Lo mejor de ese labial, es que era llamativo y me encantaba llamar la atención.

Sonó mi celular y casi me agarra un paro cardiaco.

Miro la pantalla del móvil y como me lo imaginaba.

Mi mejor amiga, molestando desde temprano.

WhatsApp:

Astrid ⚛:
Hola, amor mío.
¿Como esta Angélica Wood? 😍

✓✓

Astrid ⚛:
¿Te preparaste como dije?
Tenes que llamar mucho la atención. 😎

✓✓

Angelica ✡:

Jajá como si nunca me arreglara tan bien, cucurucho de frutilla.

✓✓

Angelica ✡:
Bien, como siempre.
¿Como esta Astrid Rowling hoy?

✓✓

Angelica ✡:
Estoy empezando a pensar, que me manipulas para hacer locuras.
Más te vale que pase algo bueno.😑

✓✓

Astrid ⚛ :
Estoy bien, con el mejor humor 😻

✓✓

Astrid ⚛ :
Te juro que será lo mejor que hallas visto o conocido.

✓✓

Astrid ⚛ :

Te espero en la parada en 15 minutos, no llegas y te jodes.
Me subo al colectivo sola, ya lo hice muchas veces, no voy a cambiar.

✓✓

Angelica ✡ :
Ok calma, ya voy.

✓✓

Todo me pasa solamente a mi.

Perdí las llaves de la casa.

Tarde unos 15 minutos buscándolas.

Cerré todas las puertas, y el portón. Ya estando a fuera, decidí ir a la parada.

Mis ojos se desviaron a la ventana de la parte de mí pieza.

Y si señores, estaba abierta
par en par.

Me di una bofetada por estúpida.

- ¿Por qué no me matan antes de que me reproduzca? - Grite con todas mis fuerzas al aire.

Paté el portón del enojo.

¡Y mierda que duele!

- ¡Dios! - Grite nuevamente.

Después de verificar, que todo esté cerrado, porqué claramente no quiero que me roben.

Me fui a la parada a esperar el micro.

Tenía la respiración agitada y el corazón que quería salirse de mi pecho.

llegue a la parada a las 7:45.

Definitivamente tengo que retomar el ejercicio. Había corrido veinte metros y ya estaba por darme un colapso.

Para mi sorpresa mi amiga no estaba, bueno si vamos al caso no me sorprende.
Igual la culpa la tengo yo, por ser tan distraída.

Voy a llegar tarde al colegio, genial.

El colegio se llamaba ; Edmian secundaria, era un colegio público.

Quedaba a 15 cuadras que ni loca iba a caminar. Si, mí flojera no tenía límites.
No me miren así ¿Díganme a quien le gusta caminar 15 cuadras, a la mañana para ir al infierno de colegio?

A nadie. Fin de la discusión.

Necesito hacerme amiga de alguien que tenga auto.

Nota mental; ser más sociable con gente que tenga auto.

Nota mental; Acordarme que hago notas mentales, y no olvidarlas.

Las calles estaban desiertas, no había ni un alma.

Y mí paranoia quiso aparecer. Me sentí otra vez observada.

Mis manos estaban congeladas del frío.

Mire mis manos, estaban blancas y temblaban.

Escuché rugir un motor y mí vista calló a mí izquierda.

Un convertible color negro doblaba la esquina, había bajado la velocidad y pasaba lentamente por donde me encontraba.

Bajo el vidrio y me dejó admirar dentro del auto.

Mi corazón empezó a latir despacio y mi cuerpo tuvo una pequeño colapsó.

¿Quién era él?

Jamás lo había visto.

Y al ser una pequeña ciudad, te conoces a todos. Y en lo que a mí respecta, a él no lo conocía.

Su cabeza se giró hacia mí dirección y nuestros ojos se encontraron.

Yo observándolo y el haciendo lo mismo.

Sus ojos bailaban con asombró y con algo de enojo.

Sus ojos eran de un color azul, que te hipnotizaban. Tenía una piel extremadamente blanca que destacaba de su anatomía. El pelo color negro como la noche y visiblemente sedoso.

En sí, era muy lindo aquel chico con aire misterioso.

Pero lo hermoso, dura solo cuestión de segundos.

Sabía que me había observado descaradamente y no me importó.

Su rostro se volvió rígido y su mano apretó el volante con demasiada fuerza. Pasó los cambios y como vino, se fue.

Rápido y acelerando a fondo.

En el lugar donde me encontraba, se había vuelto una tormenta de arena.

Gracias, pelinegro.

La arena irrito mis ojos.

Tuve la esperanza que me secuestrara, pero no paso y me decepcione bastante por mi incredulidad.

Me hice una pregunta, bastante estúpida.

Nunca tendría respuesta.

¿Por qué había bajado la velocidad, cuando llego a mí lado?

Tal vez, le parecía linda.

Me hubiese llevado al colegio, llego demasiado tarde.

Esto es una mierda, ten la cabeza fría me digo.

¿Por qué mierda me hago preguntas tan estúpidas?

Esperen, esperen, paren el mundo un momento.

¿Desde cuándo los ojos brillan, como faroles?

¿Alguien me lo puede explicar?

En mis 17 años, jamás vi unos ojos brillar.

Y ahí, me entraron unas incontrolables sospechas.

No, el no vivía aquí. Este chico venía por algo o alguien.

Tenemos un visitante muy interesante.

Pelinegro, tus ojos te delataron.

Tendré que tener cuidado contigo.

No le parecía linda, algo de mí le llamó la atención.

Y si es lo que pienso, ya tengo que estar preparada para cualquier amenaza.

Tal vez, no soy una amenaza pero se defenderme y tu amigo mío, acabas de caerme muy mal.

Te ganaste un enemigo.

Siempre sigo mi instinto.