Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO 2

Capítulo 2 - Miedos.

"Tengo miedo de todo el mundo,del agua fría, de la muerte. Soy como todos los mortales,inaplazable. Sinceramente le tengo miedo a tener miedo"


¿Esto era una reverenda mierda?
Si, lo era.

¿Nunca hago caso?
Ohh baby, jamás.

Mí respiración era agitada, como si hubiera corrido un maratón. Mi corazón chocaba en mi caja torácica demasiado fuerte, y dolía. Era como si mi corazón quisiera ir se de mi pecho, y abandonarme para saltar por las calles desoladas.

Lo más gracioso era que solo estaba caminando, era raro.

¿Que provocaba que me ponga de esta manera?

La pesadez de mis ojos denominaba mi cansancio. Si, estaba cansada de caminar y caminar sin rumbo, por las calles de mar azul.

Donde mirará, había árboles y más árboles.

Mis piernas temblaban con cada paso que daba. Era como que mi cuerpo sabía que algo no estaba bien y trataba de avisarme. Pero, no creía que fuese así.

Las calles de arena tenían posos pequeños que apenas podía distinguir. La luz que se colaba por las sombras de los árboles, me dejaba distinguir apenas el camino.

Por un intento de poder ver mejor, me frote los ojos

Y ........nada.

¡Completa mierda!

Seguía viendo oscuridad, una oscuridad sublime que me rodeaba.
El viento chocaba contra mí cuerpo y el frío se colaba por mis huesos, tratando de ser parte de mí.

En estos momentos, me aborrecía por ser tan estúpida de no haber traído un abrigo.

¿Como era posible que en verano haga tanto frío?

Mi cabeza daba vueltas, pensando y pensando.

Había saludado a mi abuela, con una expresión neutra. Bueno, no me arrepentía de haber puesto esa cara.
Odio que me den sermones, básicamente me decía esto:

"No vayas sola de noche, te van a matar y violar"

"Te van a meter una zanahoria por el culo y no vas a saber de dónde vino"

"Que voy a hacer si vos no estas"

Y cosas así, lo cual exageraba y empezaba llorar. Ella llegaba a ser muy asfixiante.

Y creo que dijo más cosas, cual no le di importancia.

No me agarró miedo con lo que dijo.

No soy una persona miedosa, me gusta mucho ser impulsiva. Se que a veces me abuso de mi buena suerte y eso no es bueno, porque algún día va a pasarme algo y no voy a poder evitarlo. Pero simplemente todo, me está dando igual.

Un escalofrío me recorrió la espina dorsal.
Era una sensación que tenía muy a menudo, creo que, desde hace cinco meses, aunque me e acostumbrado, la ignoró.
Pero tener la sensación de ser vigilada, no es nada agradable.


Apenas había casas en las cuadras que recorrí.

Habré caminado unas veintes cuadras, bueno, realmente me da lo mismo, no se cuánto camine.
Se que esta vez sí me excedí, más de la cuenta.

Eran como la una de la madrugada y yo seguía bajo las sombras de los árboles. Mas avanzaba, una pizca de miedo se adentraba en mí sistema.

Era contradictorio, lose. No entendía porque el miedo entraba poco a poco en mi sistema ¿Cómo era posible? ¿Y a qué? Nada me estaba asechando.

¿Tenía mucho que pensar?

No, solo quería estar en soledad y que nadie me hablara o me molestara con gritos. Y cuando hablo de molestar, me refiero a la vieja que llamo "abuela".

Mire mí alrededor.

Se podían escuchar los grillos, como ese chillar me ponía los pelos de puntas. Oí el sonido que provocaba un búho, ese si era un sonido agradable.

Por instinto, cerré los ojos.

La naturaleza, me trasmitía una tranquilidad absoluta.

Todo a mí alrededor se había quedado en un silencio inquietante. Parecía que el tiempo se detuvo, dejándome inquieta en el entorno del lugar.

Y, cuando todo se volvió en una paz inmensa, el viento me azotó.
Parecía un tornado atrapando me en el centro. Las hojas volaban por doquier.
Mi cabeza empezó a doler, a horrores. Posicione mis manos en mi cabeza por instinto, haciendo presión para ver si podía aliviar el dolor. Qué ingenua, eso no pasó...

El dolor se incrementó.

Una punzada me atravesó en el centro de mí cabeza. Ardor, sentía ardor.

Algunas imágenes empezaron azotar mí mente, eran confusas.

No podía captar cada una de las imágenes que me invadían.

Apreté mis ojos lo más que pude, para reprimir esas imágenes o recuerdos. No quería verlas, no sabía si era bueno o malo, pero era mejor no observarlas.

Me desplome en el piso, cayendo de rodillas con dolor y evidente cansancio.

Los segundos pasaron como minutos, como horas. Mi mente estaba infectada de imágenes, voces y gritos, sin sentido para mí. Trate con todas mis fuerzas no verlas detenidamente y tratando de pensar en blanco.

—Basta  — susurre débilmente. Mi garganta ardía a horrores y la simple tarea de hablar se volvió difícil. Solté un grito desgarrador, que salió de lo más interno de mi alma  — basta — hablé, con un poco más de fuerza y agonía. No se lo decía a nadie en especial, en si me lo decía a mí. Esto se había vuelto un suplicio.

Cuando pensé que iba a desmayarme, todo ceso.... Mis oídos podían capturar el silencio aterrador y mi mente ya no dejaba ver ninguna imagen agobiante.

Salí de la oscuridad que se había vuelto mi vista y abrí mis ojos con torpeza, acostumbrandome a la luz que me ofrecía la luna.


No me asuste por lo ocurrido hace segundo, no iba a volver a hacer eso. Aunque no sabría si era normal o mi mente estaba dañada.

Mi vista era borrosa, mis manos frotaron mis ojos, los cuales estaban soltando lágrimas.

Mis mejillas estaban empapadas de mi debilidad y sufrimiento.

Sacudí mí cabeza de lado a lado, para olvidarme lo que pasó hace segundos y avance con mí caminata nocturna. Esto pasaba seguido.

Gracias a dios, solo pasaba cuando me encontraba sola y tranquila. Ya que si este acontecimiento pasaba adelante de la gente podría ser aterrador.

Frente a mis ojos estaba la subida de la calle que tenía que caminar. Me dio flojera caminar, pero lo hice.

Cuando estuve en la sima, miré para abajo y empecé correr, mientras una sonrisa se colaba por mis labios, era divertido.
Me sentía como una niña pequeña e inocente, aunque no lo era.

A unos metros se veía una pared de neblina espesa, me sentí aterrada.
No sé si era por cosas del destino o solo era una simple cortina de niebla.

— ¡Mierda! — Grité. No me gustaba la niebla.
Me quede a unos escasos metros de la neblina.

Estaba pensando si seguir caminando por diversión o volver a casa.
Sabía que estaba lejos, a como treinta cuadras.

¿Indecisa o idiota me sentía?

Yo diría que idiota.

Daba un paso hacia atrás dirigiendo me a casa y después me arrepentía dando un paso hacia la dirección donde estaba la neblina. Después de estar unos cinco minutos así, como una gran pelotuda en el medio de la calle solitarias, me di cuenta de que ya era tiempo de regresar.

Saque mi celular que estaba en mi pantalón de jeans.
Casi vuela al suelo, pero se salvan gracias a los auriculares, lo atrapé justo a tiempo.
Prendí la pantalla y la luz me cegó por completo. Esa acción, hizo que el celular se me cayera al suelo.

Que tonta me repetí y me di una a bofetada mentalmente, tendría que cuidar más mis cosas. Lo que me costó tener un celular.

— Que no esté roto. Que no esté roto — supliqué — No permito que te rompas. Por tu bien, espero que sigas funcionando — Le advertí, a mi celular. Bueno, la ira conmigo misma me dominó.

Estaba completamente loca, estaba hablándole al celular que estaba esperándome en la fría arena para que lo agarre.

¿Y yo que hacía?

Lo señalaba con el dedo, como si este empezara a pedir disculpas o cobrara vida.

Tuve una pelea interna si agarrarlo o no, pero ya era una estupidez. Pobrecito, él no tiene la culpa de que su dueña sea una idiota.

Me agache y lo agarre.

En ese momento, siento como un cuervo chilla y mi corazón empieza a latir con demasiada fuerza.

Empecé a sudar y no sabía el porqué. Admito que estoy algo asustada.

— Habrá sido la impresión — Pensé.

Recogí, el celular. Este parece muerto, pero apretó el botón de encendido y esta vivito y coleando.

Desarmo el nudo de los auriculares y me los coloco en mis oídos.

Un suspiro sale de mis labios, me tranquilizo por completo.

El cuervo que había escuchado chillar, aparece aleteando sus alas y se posiciona delante de mí. No se mueve, solo me mira sigilosamente, como si yo fuese su presa.

Sus ojos son como un color ámbar.

Me dio una impresión horrenda, no quería seguir observando a ese animal.

Ya estando incorporada, sostengo muy fuerte el celular en mi mano derecha.

Mi vista sigue en ese animal, que me fulmina con la mirada.

Prefiero no darle importancia.

Lo rodeo, observándolo sigilosamente.

Estúpido pájaro.

Otro cuervo hubiese volado, pero no, este se queda mirándome como si quisiera picarme hasta matarme.

Camino unos cuantos pasos con el pulso acelerado.

Un gusto salado llega a mi boca. Estaba transpirando, era una gota de sudor que se coló por mis labios.

Pase mis manos por mi cara, tratando de sacar los restos de sudor. Pase ambas manos debajo de mi remera para comprobar si también estaba mojada en esa parte y si, estaba traspirando de pies a cabeza.

Parecía un cerdo.

Jamás había transpirado de esa manera, tan asquerosa.
Bueno, solo en educación física.

¿Que andaba mal conmigo? ¿Tendría que ir al doctor?
No, creo. Déjenlo ahí. Si me muero, me muero.
Es la ley de la vida.

Entre todo el transcurso que me quedaba de camino, solo miraba a mi alrededor con cuidado, examinándolo como si quisiera guardarlo en mi mente.

De vez en cuando miraba las copas de los árboles y se me hacía ver algo, como la sombra de una persona.

No, no sería estúpido.

¿Quién podría subirse de un árbol, a como veinte metros de alto y encima a las dos de la mañana?

Ya estaba delirando.

La música, guiaba mis movimientos. Mis caderas se movían de una manera rara e inexperta, mientras caminaba.
Lo hacía para no aburrirme y olvidarme lo de hace rato.

Conclusión, estaba bailando como desquiciada. Si alguien me viera pensaría que me estaba agarrando epilepsia.

Faltaba una cuadra para llegar a casa.

Solo faltaba una maldita cuadra para llegar a casa.

Para cualquier persona salir a esta hora, era un suicidio. Pero para mí, era lo más sereno del mundo. Era como una invitación a la madre naturaleza que me recibía con los brazos abiertos, sin ningún peligro. Bueno, únicamente para mí.

Escuché un ruido que llego a mis oídos, como una rama quebrándose.

Mi pulso empezó a hacer lento y empecé a marearme, era extraño. Sentía que iba a colapsar.

¿Que estaba mal conmigo?

Una ráfaga de viento, me azoto por completo. El viento se había vuelto más denso y más fuerte.

Hasta el clima me odiaba.

Miré hacia mí costado, totalmente desorientada.

Vi algo que llamo mi atención por completo.

En la copa del árbol, pude distinguir una mancha borrosa, que caía en picada a una velocidad impactante.

No sabría decir como lo capte. Me quede anonada por esa mancha que creo que vi.

Mi corazón se aceleró y yo no entendía las reacciones de mi cuerpo. En cualquier maldito momento y me iba a dar un infarto.

No había distinguido muy bien que era eso y no lo quería comprobar. Estaba cegada del miedo.

Sentí presión en mi pecho, pero reprimí las ganas de gritar. Solo gemí de dolor.

Me eche a correr por la desolada calle, la adrenalina se apoderó de mí.

Mis piernas se movían como podían, los más rápido posible. Ya no me importó nada, si perdía mi celular en el proceso de salvar mí vida. Solo importaba llegar a mi casa viva.

Había algo ahí suelto.

Seguramente con sed, sed de sangre.

Mis instintos había descifrado el peligro, por lo tanto, una vez haría caso y correría por mí vida.

Corría para llegar a la casa de mi abuela con el propósito de vivir.

Tal vez, el lobo me quería comer.

Pero está caperucita no se dejaría atrapar tan fácilmente.

Mis piernas temblaban del miedo, ya no podía más.

Y lo vi.

No podía creer lo que veían mis ojos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro