Recuerdos De Un Apocalipsis: I
Parte I.
—¡Por Dios! ¡¿Por qué hacen esto?!—Gritó con voz desgarradora mientras intentaba sostener la puerta de su habitación con firmeza, pero las voces distorsionadas de Tony y Steve le daban tanto miedo.
—Cariño... ¡Abre la maldita puerta!—Exigió Steve mientras azotaba su cabeza en la pared, sangre de su frente y de su nariz caían por su ropa, gotas de ese líquido manchaban la pared y la puerta.
Peter se encogió en el suelo, solo podía sentir por la espalda las vibraciones de la única cosa que separaba a sus padres de donde se encontraba el.
No sabía lo que sucedía, hace unos momentos estaban desayunando como en cualquier otra mañana, Steve estaba sentado frente a él y Tony se encontraba a su lado, ambos mostraban una sonrisa paternal llena de orgullo, habían luchado contra un enemigo de Hydra días antes y este sólo logro hacerle una mordida a Tony un poco debajo de la muñeca derecha, pero solamente eso o eso habían creído.
—Demonios... —Se quejó Tony mientras sujetaba su brazo, cerró los ojos lo más que pudo y soltó su cuchara para que esta cayera al suelo e hiciera un ruido metálico al estamparse en este.
—¿Estás bien? ¿Qué pasó? —Preguntó rápidamente el rubio para levantarse y poner sus grandes manos en los hombros del hombre.
—Solo me dolió un poco mi brazo, pero nada de que preocuparse.
—No, nada de eso, Tony. Vamos a ver tu brazo, tal vez la herida que te hicieron se infecto, te dije que la vieras antes de solo vendarla. —Lo regañó y agarró la mano izquierda del castaño para hacer que se levantara de su silla y se encaminará a la cocina junto con él para dejar a Peter comer en paz.
El menor solo sonrió levemente para dejar en claro que no había problema en que él se quedará comiendo solo, así que los mayores fueron a la cocina a paso lento.
—Bien, vamos a ver esa herida, Tony. —Steve se acercó al mencionado, quien se había subido a una de las mesas de la cocina para estar más cómodo.
Se acercó para quedar entre las piernas de Tony y comenzó a retirar la venda de la muñeca, pero no pudo ver ni siquiera como estaba la herida pues su esposo lo tomó de las mejillas para acercarlo y estampar sus labios en los de Steve con deseo, claro, el otro no lo rechazó, así que comenzaron a besarse, juntaron más sus cuerpos, Tony enrollo las piernas en la cintura del contrario para comenzar a frotarse lentamente.
—Ah... —Soltó el mayor de ambos al sentir a su esposo tan cerca de su miembro.
Pero no notó que la venda de Tony cayó al piso, para revelar como las venas de su brazo resaltaban de un color negro y que los ojos de el se ponían de un color gris, semejante al blanco.
De un momento a otro, se separo y enterró sus dientes en el hombro del Capitán América.
—¡Por favor, paren! —Gritó el menor, puso sus manos en sus orejas para evitar escuchar los gruñidos de sus padres y los golpes que daban a la puerta.
Los minutos pasaron y todo seguía igual, pero finalmente Peter pudo abrir los ojos para intentar pensar que hacer, localizó la ventana que estaba frente suya, donde se podía ver el cielo grisáceo y triste, no había aves, no había nada más que esa ligera oscuridad.
Sintió como la puerta detrás suyo crujía cada vez más, dando a entender que ya no iba aguantar los golpes de Steve y Tony por más tiempo. Miró la manija para saber si esta tenía el seguro puesto, al ver que estaba en lo cierto, se levantó del suelo para correr a su armario, allí estaba su traje, así que lo sujeto entre sus manos temblorosas que desprendían sudor y se dispuso a ponérselo lo más rápido que podía.
Los gritos de sus padres se intensificaban, pareciera que sabían que la puerta estaba apunto de romperse y estuvieran emocionados por estar cerca de Peter.
Ya en la ventana, rompió el vidrio con una lámpara que estaba en su escritorio de estudio, esta cayó hasta la calle, tardando un poco en llegar a ese destino gracias a la altura del piso en donde se encontraba su habitación; estaba por saltar de la ventana pero decidió ver por última vez su habitación con detenimiento, se topó con fotografías de él con sus padres o con miembros de Los Vengadores, antes hubiera sonreído, pero ahora solo podía formar una mueca de tristeza, quería que todo esto acabara ya.
Escuchó el sonido de algo rompiéndose, el ya sabía lo que era, así que saltó inmediatamente y lanzó una telaraña al edificio de enfrenté, giró su cabeza para mirar a sus padres, parecía que estuvieran por lanzarse de la ventana solo para intentar cazarlo, pero no pudieron por obvias razones, aunque eso no impidió que Steve lanzará su escudo con todas sus fuerzas hacia Peter, y desgraciadamente, le dió en su abdomen.
Peter cayó en un la azotea de un edificio pequeño que estaba delante de la torre de los vengadores. Un dolor horrible le estaba dando en el lugar del golpe que su padre le dió, lanzó quejidos que no podía callar y llevó sus manos a la zona afectada y comenzó a masajearla para intentar calmar el dolor, inhalo y exalo con dificultad, cerró los ojos por un rato hasta que, cuando creyó que el dolor ya estaba pasando, se fue levantando poco a poco, miro a su lado el escudo causante del golpe y subió la mirada hasta la ventana donde se suponía que estaban sus tutores pero ya no había nadie allí.
Caminó hasta la orilla de la azotea y miró hacía abajo, toda la calle delante de el, tenía grandes charcos de sangre, personas se subían en otras para arrancarles algún pedazo de carne humana que portaban, se escuchaban gritos, suplicas y llantos por todo el lugar, uno que otro disparó también se escuchaban, Spiderman solo llevo su mano a su boca, estaba más que asombrado, jamás se imaginó ver esta escena frente a sus ojos, donde humildes civiles que antes protegía, ahora se convirtieran en monstruos ansiosos de carne de personas vivientes.
Retrocedió con miedo, no podía creer lo que veían sus ojos. Simplemente cerró los ojos y dio una media vuelta para comenzar a trotar entre los edificios con algunos saltos mientras sostenía su abdomen con su mano izquierda para evitar que la piel rebotara y no causará más dolor.
No sabía a dónde ir.
Finalmente se sentó en el techo de una tienda de herramientas, sacó su celular que estaba dentro del traje, agradeció mentalmente el haberlo cargado hace dos horas y no haberlo usado mucho, tenía 86% pero decidió activar el ahorro de energía por si acaso y no dudó en buscar el contacto de su mejor amigo y presionar el botón de marcar.
—¿Hola? —La voz del otro chico sonaba un poco alterada, muchas voces, ruidos y disparos sonaban alrededor.
—¡Harry! Me alegra tanto escuchar tu voz ¿Estás bien? ¿Sabes lo que está pasando? —Preguntó mientras trataba saliva y se acostaba en el techo para que las "personas" que pasaban frente a la tienda no lo vieran.
—¡Pet! También me pone demasiado feliz el que estés bien y yo también yo estoy. No sé lo que está pasando, mi padre desapareció desde que todo comenzó, vinieron dos hombres a mi casa, me recogieron y ahora estoy de camino a un barco ¡Debes venir, puedes venir conmigo!
—¿Qué? —Se puso a pensar, podía irse, quizás podía confiar en que ese problema lo resolverían otros héroes además de él, no importaría si de fuera ¿Cierto? —Pero... ¿Eso no es sólo para los millonarios?
—¡No! Digo, si pero puedes tomar el lugar de mi padre, no creo que venga, tal vez decidió irse a otro lugar, no me sorprendería saber que me abandonó.
Guardó silencio y acepto, Harry le dio la dirección de donde se encontraba el barco, le mencionó que debía darse prisa porque el barco estaba apuntó de irse, después colgaron.
Se levantó para seguidamente tocar su abdomen y sonrió cuando ya no sintió tanto dolor. Comenzó a correr por los techos hasta que llegó un momento donde ya no había edificios para saltar, estaba por cruzar un parque si quería llegar a tiempo al barco. Suspiró y saltó al suelo, intento no hacer ruido y mantener sus sentidos en todo momento, aceleró el paso mientras miraba a todos lados con precaución. Sintió que iba a vomitar cuando vio lo que quedaba de un bebé a sus pies, apartó la miraba rápidamente y se fue a paso silencioso a pesar del ruido que había a su alrededor, escuchaba gritos de personas pidiendo ayuda pero no podía ayudar porque ni siquiera sabía de quién provenía, era demasiado para un chico como él.
Decidió correr, el pavor de saber que estaba a la merced de todo mostruo que estuviera cerca le dio la adrenalina para no mirar atrás en ningún momento, sus piernas no dolían, dolor escuchaba su respiración agitada y el calor en su cuerpo. No supo ni cuánto tiempo duro corriendo, lo único que le importo fue cuando vio el muelle, fue aún más veloz pero freno de golpe cuando vio todo el largo del muelle vacío, no había ningún barco a su espera, ni siquiera estaban esos come carne.
De pronto, sintió una mano en su hombro y volteo decidido a lanzarle una patada en la cabeza a quien estuviera detrás de él pero freno cuando vio a su mejor amigo frente a frente.
—Harry... —Susurró y el mencionado lo miro confundido. De pronto recordó que el no sabía su identidad, dudo por un momento si decírselo pero el mundo se estaba yendo al carajo, la privacidad era lo menos importante ahora. Retiro la máscara de su rostro para mostrarsela a su amigo quien abrió los ojos y la boca sorprendido.
—Ya me la olía. —Comentó Harry mientras sonreía.
—¿Qué pasó con el barco? ¿Las personas?
—Si bueno... El barco zarpó, se fue y yo no podía dejar a mi mejor amigo solo.
Se sonrieron, necesitaban un momento de paz pero fue interrumpido cuando un grito combinado con un gruñido los hizo voltear a ambos a la derecha para ver a un come carne mirándolos y caminando cada vez más rápidos hacia ellos. Peter sin dudar sujeto a Harry de la cintura y se balanceo arriba de un departamento de ahí.
—¿A dónde iremos ahora? —Preguntó Harry preocupado y alejándose de Peter.
—La verdad y siendo sincero, no tengo la más mínima idea.
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