XXXIII
—Espero no olvidarte...
Me miraste con fuerza, deteniéndote en cada detalle de mi cara. Como si al parpadear fuera a desaparecer.
Para mí marcó el final de un puente, no podía regresar a tierra firme, solo avanzar hacia el mar. Intentar alcanzarte. ¿Por qué sentía que te alejabas del muelle en un barco destinado a hundirse, con la tormenta adelante?
Por un momento me dio miedo esa sombra en tus palabras, arrastrabas un gran peso, demasiado para tus hombros.
—Nunca.
Te inclinaste y yo cerré los ojos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro