XXI
A los pocos días fuimos de excursión al bosque. Llevábamos dos celulares, el de Carmela y el mío. Tú no quisiste llevar el tuyo, dijiste que las llamadas entrantes terminarían sacándonos de quicio.
Comentaste que había uno que no tenías registrado y llamaba más seguido que el resto, no recordabas quién era cada vez que contestabas.
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