LXX
Oh... ¿comenté que un mes antes de tu partida nació nuestra hija, Danika? ¡Era enorme! ¡Cien por ciento saludable! Fue un alivio... y era bella.
Te alegró los días... pero también te hizo dudar si debías irte o no. Lo último que deseabas era dejarnos solas por tanto tiempo, es más, ni siquiera sabíamos con exactitud cuándo regresarías.
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