LVIII
Era la culpable de un sueño roto, nombres sin recordar, letras mezcladas y acordes que jamás serían dos veces iguales. Por esa enfermedad perdonaste a tu ex, porque no recordabas y no tenías una base para sustentar tus acciones. Eras muy bueno, demasiado.
Sabías el uso de las cosas, pero a veces se te olvidaba el concepto.
Podías estar caminando, pero olvidabas a dónde.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro