Capítulo 5: Ray
El hombre que se encontraba del otro lado se sobresaltó al ver como la puerta de su habitación cayó al suelo luego de ser derribada de una patada.
La albina fue la primera en entrar y encontrarse con aquella escena, en la cual estaba su viejo amigo en su cama, desnudo, con su venda negra a modo de antifaz, tapado de la cintura para abajo por una sábana y con dos mujeres a cada lado suyo (que para colmo se hallaban en el mismo estado que él)...
No tengo que explicar que había pasado allí...
–Hola Ray—lo saludó seria la capitana mientras se cruzaba de brazos sin moverse de su lugar—.
Ray Racoon era un hombre mitad mapache de 28 años de edad. Tenía pelo gris, ojos color magenta brillantes y se lo conocía en todo el lugar por ser un gran ladrón. Casi un experto. Muchos lo envidiaban por su físico y por tener encantadas a las dos prostitutas más hermosas de la isla, a quienes consideraba sus favoritas.
Él y la capitana habían trabajado juntos hace algunos años, pero debido a un desacuerdo entre ambos su relación como socios se rompió. Sin embargo, la amistad permanecía entre ellos sin ningún problema...
Aunque a veces el peligris no sabía actuar de otra manera que no fuera la suya frente a ella...
–Vaya...pero miren que me trajo la marea. A mi capitana favorita...y su tripulación de idiotas.
La albina detuvo a sus tripulantes antes de que éstos se prepararan para darle una buena paliza al mapache.
–Muchachos, quiero que nos dejen solos. Yo y Ray tenemos algo importante que discutir.
A pesar de la inseguridad y el extraño sentimiento que lo empezó a invadir al escuchar a la capitana decir aquellas palabras y entregarle el mapa luego de que ella extendiera su mano tras su espalda, Lolbit no tardó en obedecer a su orden junto a sus compañeros.
Sin embargo, el piloto entró de nuevo a la habitación, con su ceño fruncido y una mirada que expresaba molestia, y cerrando la puerta detrás de sí tomó a la albina de la cintura y le robó un beso frente a Ray y las muchachas que lo acompañaban.
Un fuerte sonido de algo estrellándose se escuchó tras la puerta. Segundos después de haber hecho aquello, el albino salió de la habitación cubriéndose su mejilla izquierda con una de sus manos.
–¿Qué hiciste?—le preguntó Funtime Freddy—.
–Algo estúpido—respondió casi gruñendo el piloto alejándose de él y sus amigos lo más rapido que pudo, evitando que todos vieran la hermosa y palpitante silueta roja de la mano de su querida capitana que ahora se hallaba estampada en su mejilla. Necesitaba estar sólo y con urgencia—.
No tenía la menor idea de por qué rayos había hecho eso. Pero habría de averiguarlo.
Mientras que él salía de la cabaña, la albina intentaba relajarse apoyando su frente contra la puerta. Luego de que su piloto le hubiera robado aquel beso frente a Ray y sus acompañantes no dudó en demostrarle cómo se sintió al respecto.
La vergüenza que sentía ahora era de proporciones bíblicas. ¿Por qué su piloto había hecho eso?...
–A eso yo le digo marcar territorio—rió el mitad mapache detrás de ella rompiendo el silencio—.
–Cállate, idiota—gruñó—. Y dile a tus chicas que se larguen, mis asuntos sólo son contigo.
Los labios de Ray esbozaron una media sonrisa. Sus chicas preferidas lo miraron con súplica y molestia, para que les permitiera quedarse con él.
–Ya la oyeron hermosuras, déjennos solos.
Rachel, una de las dos chicas mitad conejo lo tomó de sus mejillas acercándolo a su rostro hipnotizándolo con su hermosa mirada amatista. Eso solía funcionar cuando otros hombres querían que su amado ladrón se fuera con ellos a beber, dejándolas a ella y a su hermana sólas.
–Ray, por favor~—le pidió haciéndole ojitos tiernos y casi susurrando a la vez que rozaba sus labios con los de él—.
Su hermana Raquel, quien era parecida a ella excepto por su color de cabello y ojos, los cuales eran negros como la misma noche, se acercó sonriente a una de las orejas de su querido ladrón y la mordió suavemente a la vez que su mano izquierda acariciaba la mejilla derecha del peligris.
–Mis niñas por favor, sólo serán unos minutos. Les prometo que enseguida volveré con ustedes.
–—se separan un poco de él y lo miran ofendidas—Pero-
Feliz por saber lo mucho que esas mujeres lo deseaban, el muchacho usó sus dedos índices para callarlas a ambas.
–...¿Alguna vez no les cumplí una promesa?~—les preguntó para luego dejar que sus manos se escurrieran por debajo de las sábanas, llegando a los traseros de ambas chicas para luego apretarlos haciéndolas sobresaltarse—.
Las muchachas se sonrojaron y negaron con la cabeza mientras reían para él y le dejaban lugar para levantarse de su cama. Francheska, quien estaba asqueada por la situación, se dio la vuelta y fijó su mirada en la madera vieja y agrietada de la puerta.
–Sabes que todo esto—se señala a sí mismo—también es tuyo, capitana.~—siseó el ladrón de espaldas a la albina mientras que se colocaba su camisa—.
En respuesta a su comentario, la albina sacó una pequeña navaja de una de sus mangas y la lanzó a la pared sin mirar, rozando el bigote del peligris mitad mapache. El arma se clavó en la pared asustando un poco a las muchachas que aún seguían desnudas en la cama de Ray.
–La próxima irá para tu cabeza, Racoon—lo amenazó la capitana—.
...
Luego de terminar de vestirse, Ray guió a su amiga al sótano de la cabaña, por el que se llegaba desde una trampilla escondida en su habitación. El lugar era pequeño y estaba lleno de cosas que el mitad mapache había robado con los años, bebidas, artilugios extraños y muy caros, joyas preciosas, oro y quien sabe que más.
–Veo que has ido mejorando tu depósito...
–—se encoje de hombros—Con los años uno va mejorando en lo que es bueno, pero estas son solo cosas para llenar el lugar. Eso sí, no permito que nadie entre aquí.
–¿Ni siquiera tus novias?...
–...Ni siquiera ellas. ¿Y por qué preguntas por ellas? Si no te conociera diría que estás celosa.
–Eso jamás. Tu no me interesaste antes y nunca lo harás.
–¿Y qué tal ese piloto tuyo?. Creo que le gustas, y no lo culpo.
El rostro de la capitana se puso más rojo que un tomate al recordar cómo su piloto le robó aquel beso en frente de su viejo amigo.
–...—lo mira furiosa—Cierra la boca.
–—sonríe burlón—...Por favor, toma asiento.
El peligris señaló una mesa en medio de la habitación, en la que había un par de platos, dos hermosas copas de vídrio y otro plato lleno en medio de la misma con algunos aperitivos.
Ambos adultos se sentaron frente a frente. Ray destapó con sus dientes una botella de whisky y sirvió su contenido en su copa y en la de la albina.
–Y dime...¿A qué has venido, Francesca?.
–Necesito un consejo.
–¿Consejo amoroso?...Pues no soy bueno para eso pero no te vendría mal sonreír mas seguido.
–Si serás...no ese tipo de consejo. Imbécil.
–¿Entonces?...
–Estamos realizando un viaje riesgoso y, aunque vamos por el camino correcto, siento que podría ser una especie de trampa...
–¿Trampa? ¿Por qué piensas eso?.
–El mapa que estamos siguiendo lo hallamos en el camarote del capitán de un barco que pertenecía a la marina francesa. Estaba resguardado dentro de un cofre que tenía el escudo de Francia...y junto al mapa había una extraña pieza de oro en forma de cilindro con un mensaje grabado,...ese mensaje me está preocupando mucho. Un soldado del barco nos reveló que el capitán buscaba un tesoro para el rey y que ese mapa los llevaría al mismo...
–¿Tienes el mapa y esa pieza de la que hablas aquí contigo?.
–Sólo traje el mapa, pero creo que con eso te bastará para darme un buen consejo. Confío en ti Ray, y por eso acudo a ti ahora...Necesito tu ayuda.
La albina le mostró el mapa al peligris y éste lo extendió sobre la mesa. Ray lo revisó meticulosamente por algunos minutos y cuando terminó miró a la capitana con seriedad.
–Dime que decía en esa pieza.
–Con el tiempo todo se descubre; las mentiras más ocultas, las razones más ciertas y las personas más falsas...Eso era lo que decía.
El ladrón frunció el ceño pensativo. Posteriormente, suspiró y volvió a fijar su vista en el mapa mientras que bebía el líquido de su copa.
–...Pues, lamento decirte que no puedo darte un consejo.
–¿Qué?...Pero-
–Pero sí puedo explicarte mis tres teorías respecto a este mapa. ¿Deseas escucharlas?.
–...Está bien, te escucho. ¿Qué es lo que piensas?.
–Esta es la primera de mis tres teorías: El mapa y los supuestos tesoros a los que debe llevar...son falsos. Y si lo siguen quizás terminen cayendo en una verdadera trampa del rey. Sus soldados los apresarán...y posteriormente los ejecutarán. A todos.
–...
–...Mi segunda teoría: El mapa y sus prometedoras riquezas son reales. Podrán seguirlo con seguridad sin problema alguno...Pero al final descubrirán que el lugar a donde lleva ese mapa está infestado de soldados del rey esperando al capitán que tenía el mapa o a los ladrones, en este caso ustedes, que se atrevan a poner sus garras en ese tesoro.
–¿Qué hay de la tercera?.
–—sonríe—Esta es la que más me gusta y ruego porque sea real...El mapa y el tesoro son ciertos...Y el lugar en donde se encuentran todas esas riquezas no está custodiado por nadie. Ni soldados, ni nativos, ni otros piratas. Nadie. Tienen el paso libre para llevarse hasta la última joya o moneda...
–...
–Ahora sólo tengo una pregunta para ti capitana...¿Cuál de mis tres teorías te parece más acertada?...
La mente de Francesca estaba en blanco. Cada una de las ideas que tenía desaparecieron y las dudas ocuparon su lugar. Su amigo le propuso tres teorías, cualquiera de ellas podría ser la correcta.
–...No lo se.—respondió sincera—¿Qué sugieres?
–—se encoje de hombros—Tu eres la capitana, Francesca. Es tu decisión, puedes seguir el mapa y arriesgarte...o puedes olvidarlo y retirarte de este viaje para mantenerte a ti y a tu amada tripulación a salvo. Recuerda, toda falla es tu falla.
–Lo sé, Ray...
–...Tus decisiones influyen en todo el barco, desde la cubierta hasta el palo mayor. Sé que lo sabes y por eso confío en que tomarás la mejor decisión, capitana.
–...—suspirá y se tomá su bebida de un trago—Eso espero. Bien,—se levanta de su silla-te agradezco por tomarte el tiempo de ayudarme, Ray.
–—se levanta de su silla—Es un placer ayudar a mi vieja amiga. ¿Cuánto tiempo se quedan en Tortuga?.
–Sólo por esta noche, vine aquí para hablar contigo. Además, éste era el primer punto marcado en el mapa.
–Ya veo...Bien, te deseo mucha suerte en tu viaje, la necesitarás.
–Gracias a ti...Y sí, quizás si la necesite.
La capitana se dio la vuelta y comenzó a caminar por donde ambos llegaron al sótano. El peligris la siguió y luego de que ambos llegaran a la habitación, Rachel y Raquel se lanzaron felices hacia Ray y lo llevaron casi arrastrándolo a la cama.
Francesca no quería permanecer allí más tiempo así que decidió retirarse. Tomó la perilla de la puerta con su mano pero antes que la girara para abrirla la voz del mitad mapache la detuvo.
–Ah, Francesca.
–¿Qué?...
–—sonríe burlón—¿Tomarás en cuenta mi consejo de sonreír más seguido?...Te aseguro que te hará bien.
–—gruñe entre dientes—...Lo pensaré. Adiós Ray—se despidió para luego abrir la puerta y azotarla al retirarse—.
–Adiós Franny...—murmuró el mitad mapache para luego ser besado y desvestido por sus chicas preferidas—
Continará
Aclaro, Ray, Rachel y su versión Shadow (Raquel en mi historia) no me pertenecen, ellos son parte del juego Those Nights At Rachel's. Créditos a sus respectivos autores.
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