Capítulo 26: Recuerdos de un Amor Pirata (Epílogo)
Durante dos largos meses no hubo un solo día en el que no haya pensado en ella.
Aún recuerdo ese día, nunca había estado tan nervioso...quizás solo estaba ansioso. De cualquier forma, no quería emocionarme demasiado y asustarla, Puppet me había contado acerca de lo sensible que se puso durante toda su recuperación. Me habló sobre todas las noches que había llorado en su cama, gritando mi nombre...Me habló sobre los momentos en que ella creía que ya estaba muerta.
Estaba preocupado, quería verla y decirle que todo iba a estar bien...Pero tenía miedo de que no me creyera, que pensara que todo esto sólo era una ilusión, que yo mismo fuera una ilusión...
Observé a Puppet tocar la puerta y fue ahí cuando la escuché. Su voz, su hermosa voz que nos daba permiso para pasar. Cuando entré allí, fue como si una luz me cegara los ojos. Quizás fue el sol que traspasaba por la gran ventana, con sus rayos jugando entre las cortinas. Pudo también haber sido el brillo natural de su cabello blanco, suave y algo desaliñado después de dormir por varias horas...o quizás fueron sus ojos. Esos bellos ojos dorados que parecían haber recuperado algo su brillo anterior.
Pudo haber sido cualquiera de esas cosas o quizás todas, pero de lo que sí era seguro era que estaba muy feliz de volver a verla. Y ella también.
–...¿Capitana?.
–...Hola Lolbit...
Escuché a Puppet anunciar que se retiraba. Cuando la puerta se cerró el silencio reinó con tiranía sobre nosotros. Ella seguía allí, sentada sobre la cama con su camisón blanco, mirándome con sorpresa, como si fuera la primera vez que me veía desde hace mucho tiempo.
No sabía que decir por ese momento, asíque solo me dirigí hacia ella. Recuerdo que caminé muy lento, como si el piso bajo mis pies estuviera a punto de caerse. Ella no se movió, ni siquiera cuando me senté a su lado en la cama.
Sólo podía escuchar el sonido de las olas detrás de nosotros...
–¿Cómo está?...
–Bien...bueno, mejor que antes. ¿Qué de ti?
–Bien, también, mejor que antes...
–Qué bueno...
–...
–...
En el medio de aquel nuevo silencio, escuché una ligera risa brotar de sus labios.
–Es curioso, sucedió lo mismo aquella vez que los Rodents nos atacaron...desperté en esta cama, después de que tu me salvaste. Y ahora volviste a hacerlo...
–Bueno, no fui sólo yo. Ray, Ennard y BonBon también ayudaron. Pero...es verdad que, de no ser por Puppet, seguramente ya no estaríamos aquí ahora. Le debemos mucho.
–Sí, sin duda...¿Lolbit?
–¿Sí?
–...Me odias, ¿no es así?
En ese momento lo supe, se sentía culpable de todo, incluso de sus heridas...
Levanté su rostro, quería mirarla a los ojos antes de hablar.
–Jamás...nunca podría. La culpa fue mía yo...debí saber que él nos engañaba, sí lo hubiera sabido juro que habría actuado en ese mismo instante. Habría evitado todo...
Unas pequeñas gotas aparecieron alrededor de sus ojos. Sus dedos finos y suaves acariciando mi mano.
Se veía tan hermosa y no quería verla llorar...
–...Sabes que no es así. Es mi culpa, siempre lo ha sido. Quizás...nada de esto habría pasado...si...si no...
–...Franny...
Se derrumbó lentamente frente a mí apenas la abracé. Le acaricie la cabeza mientras lloraba. Pasé mi mano por su cabello, llegando a tocar la punta de una de sus orejas. Me dolió tanto verla así...
–Ese día en el que vi el fuego, las cenizas, todo...yo p-pensé que habías muerto. Perdóname...se que no lo merezco pero...perdóname Lolbit...
–...Tranquila, está bien. No tienes que disculparte por nada.
Se removió entre mis brazos y alzó su mirada incrédula hacia mí. La verdad...creo que todos tuvimos algo de culpa en esto y era entendible que pensara de esa forma, toda su vida como capitana había sido así. Era su deber asumir la responsabilidad de cada uno de nuestros errores al igual que también lo era la de solucionarlos de inmediato.
Ese día ambos supimos que el tiempo había llegado, pero estábamos asustados. Muy asustados.
–Quiero decirte algo...Estoy feliz, muy feliz de que estar aquí contigo. No quiero pensar más en lo que pasó. Solo quiero estar a tu lado, ahora y para siempre...
–...
–Claro...si tu me aceptas...
Aún puedo recordar la dulce expresión de sorpresa en su rostro cuando dije eso. No pasó mucho tiempo cuando escuché su respuesta y miré sus ojos llorando lágrimas de felicidad.
–...Acepto...
Después de dos meses llenos de inseguridad, pudimos darnos el beso que tanto habíamos esperado, aquel que celebraba, finalmente, nuestro compromiso oficial.
Aquel, que nos llevaría a nuevo comienzo en nuestra historia. O quizás sólo a un nuevo capítulo...
...
Los meses que siguieron fueron muy locos para todos.
Llegamos a Londres después de un largo viaje, en el que nuestros lazos como tripulación y familia se habían vuelto más reforzados . Ray tomó la decisión de también irse a Bahía Montego. ¿La razón? tenía miedo de regresar a Tortuga y, al igual que todos, buscaba darle un nuevo rumbo a su vida.
Puppet nos ayudó a esconder el White Fox al igual que encontrar un lugar donde quedarnos. Pero no fue un lugar cualquiera al que fuimos. Cerca de las costas inglesas, bien a las afueras de Londres, había una gran mansión en ruinas y junto a ella un hermoso bosque. Cuando llegamos allí, Puppet nos aseguró de que no debíamos preocuparnos. Según él, la casa llevaba muchos años en ese estado y no había nadie que viviera allí o que se ocupara de mantener el lugar.
Con ayuda de su magia, logró restaurar la gran construcción en apenas unos minutos. La casa ya era hermosa por fuera pero no tanto como lo era por dentro.
Nos instalamos allí sin problema y unos días después celebramos una boda doble en la playa.
...
Recuerdo bien ese día, todo fue perfecto...Puppet se ofreció a dirigir la ceremonia y Ray fue mi padrino. Ennard y yo estábamos nerviosos pero también emocionados por ese momento.
Franny y Baby se veían realmente hermosas. Ambas estaban muy felices de poder casarse juntas después de todo el dolor que habían pasado.
Después de ese día, nuestras vidas cambiaron para siempre. Nos dolió mucho el tener que despedirnos pero sabíamos que fue lo mejor.
...
Aunque tenía mucho que hacer en su trabajo como marioneta, Puppet siempre venía a visitarnos una vez por mes para ver cómo nos encontrábamos y hablarnos acerca de la vida de los demás. Nos enteramos de muchas cosas, Ray se había casado y ahora vivía en la ciudad con su familia. Baby y Ennard estaban en la espera de su segundo hijo mientras que BonBon y Ballora habían empezado a dar clases de baile y literatura a las hijas de las familias más adineradas. A algunos padres les sorprendía mucho el grado de conocimiento que él tenía para su edad y a veces, si tenía suerte, le regalaban libros como una muestra de agradecimiento.
Francheska y yo no veíamos la hora de también empezar nuestra propia familia. Nos emocionaba mucho la idea de ser padres y cuidar de nuestros hijos...
Luego de nuestra luna de miel, los dos teníamos la esperanza de que pronto llegarían. Esperamos por un buen tiempo...y esperamos...y esperamos... Por un momento, creímos que nunca lo lograríamos.
Pero entonces, un día, finalmente escuchamos al doctor darnos la noticia que tanto anhelamos. Fue maravilloso ver a mi esposa tan feliz. Unos días después, Puppet volvió a visitarnos y se alegró mucho cuando le contamos la noticia. Luego de felicitarnos él dijo que haría todo lo posible para estar presente al momento de su nacimiento. Estábamos ansiosos de ver a nuestro hijo...o hija.
...
Los meses que siguieron fueron locos y algo frustrantes para ambos, pero seguíamos juntos a pesar de todo.
Francheska deseaba mucho a una niña y francamente, yo también. Estábamos listos para cuando llegara...
O al menos eso creímos...
Nuestra Margareth nació un poco antes de lo esperado y debido a eso el parto de mi esposa fue bastante complicado...
Nunca olvidaré ese día...era una noche tormentosa y tenía miedo de perder a mi familia. Había mucho movimiento y ruido en nuestra casa, las sirvientas corrían de un lado a otro llevando paños y agua. Por recomendación del doctor tuve que quedarme afuera de nuestra habitación a esperar.
Cada minuto que pasaba afuera era una tortura. Había perdido la cuenta de cuantas veces vi a las sirvientas que estaban en la habitación salir con los mismos paños limpios que habían traído manchados de sangre oscura. Era horrible y desesperante escuchar a mi esposa gritar y llorar de dolor y no poder estar allí para calmarla.
Pero...sabía que mi presencia allí solo la pondría más nerviosa de lo que ya estaba así que solo me quedé allí. Esperando y orando para que todo esto terminara pronto, sí algún dios ahí arriba me escuchaba...
Entonces..., después de lo que me pareció una eternidad, escuché su llanto. Recuerdo que me sentí muy feliz y aliviado en ese instante, pensé que todo había terminado...
Cuando el doctor me dio el permiso para entrar, lo primero que hice fue tratar de acercarme a mi esposa...Pero el doctor me detuvo. Me dijo que no había sido un parto muy fácil y que había perdido mucha sangre en el proceso...
Después de eso, recuerdo que lo aparté a los gritos de mi camino y corrí hacia la cama gritando el nombre de mi esposa desesperado. Había mucha sangre oscura manchando las sábanas...Todavía no se cómo no me desmayé en ese momento.
Su cuerpo estaba empapado de sudor y sus ojos totalmente cerrados. No podía creer que después de todo lo que pasamos, después de todo ese dolor y angustia...la había perdido para siempre...
Lloré...mucho...no solo estaba triste sino también enojado por no haber sido capaz de hacer algo para ayudarla...para salvarla.
Lo único positivo de aquella noche fue el hecho de que, afortunadamente, nuestra hija estaba bien.
...
Pasaron seis largos años...Seis años desde aquel día en el que perdí al amor de mi vida. Todavía me dolía pensar en ese recuerdo...
La extrañaba...mucho, y la extrañaba aún más cada vez que veía a nuestra hija. ¿Y cómo no hacerlo cuando era una copia exacta de ella misma?. La misma piel blanca, el mismo cabello y los mismos ojos dorados brillantes y llenos de vida...
Sí, estuve triste por mucho...pero el solo hecho de ver a mi hija o escucharla siempre me ponía muy feliz.
...
Recuerdo un día en el que se metió en mi estudio mientras no la miraba y trató de sacar la espada de su madre, la cual había guardado bien en el mueble tras el escritorio.
Yo le había dicho que no podía entrar ahí pero siendo una niña de apenas seis años, su curiosidad pudo más con ella que una simple orden mía.
Nunca supe cómo la encontró pero ese día me di cuenta de que ya no podría ocultar nuestro pasado de ella por mucho más tiempo. Margareth ya sabía lo que ambos fuimos antes de que ella naciera, fui muy prudente y cuidadoso cuando se lo expliqué. A veces dudaba de si realmente había sido una buena idea pues desde aquel día en su cabeza volaba la fantasía y el sueño de volverse una gran pirata...
Recuerdo bien lo avergonzada que estaba y lo mal que se sintió después de desobedecerme. Reconozco que estaba algo molesto pero mi enojo se pasó al instante en el que la vi llorar...Mi hija era tan traviesa y curiosa...que me era casi imposible enojarme con ella...
...
Luego de guardar la espada de su madre de vuelta a donde estaba, recuerdo que la llevé conmigo a la gran sala de estar que teníamos en nuestra casa. Cuando llegamos allí caminé con ella hasta que nos detuvimos frente a una pintura que colgaba sobre la pared. Era un cuadro en el que estábamos sólo yo y su madre.
Solía mirar ese cuadro cada día desde que ella se fue...
–Papá, ¿extrañas a mamá?...
Margareth solía sacarme de mis pensamientos muy rápido, y aquella vez no fue la excepción...
–Claro...la extraño mucho. Pero, ¿sabes algo hija?.
–¿Qué?...
–Ella siempre estará aquí con nosotros, sin importar lo que pase. Tu eres la prueba de eso, mi pequeña Maggie.
–¿¡De verdad lo soy?!
–Sí, eres igual a ella, lista, bonita, algo traviesa jeje...pero muy valiente. Y cuando seas mayor, seguirás siendo todo eso y mucho más.
Estaba tan ilusionada con esa idea, siempre había admirado mucho a madre, incluso sabiendo que ella ya no estaba...
–...Entonces, ¿¡podré ser una pirata igual que ella y tu?!.
–Pues...si te portas bien y haces tus tareas tal vez podrás empezar tu entrenamiento muy pronto.
Aún recuerdo cómo la felicidad y la emoción iluminaban sus ojos hasta el punto de ser más brillantes que el mismo sol cuando le hablé sobre su futuro entrenamiento.
–¡Gracias papá! ¡Te quiero!
–Jeje...Yo a ti más, Maggie.
Debo reconocer que...quizás tuve algo de culpa al haber llenado la cabeza a nuestra hija con esos sueños tan arriesgados. ¿Pero qué más podría haber hecho Franny? si al igual que tu, lo único que quería era verla feliz...
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El fuego empezaba a consumir rápidamente toda la casa, quemando los cuadros, los muebles, los libros, los adornos, las cortinas y hasta mantas de las habitaciones.
Al ver que la albina todavía no salía Puppet entró corriendo a buscarla. Buscó por todos lados hasta que, finalmente la encontró en la sala de estar a donde el fuego aún no había llegado. La joven estaba observando un cuadro que había colgado sobre la pared y parecía no estar afectada por lo que ocurría a su alrededor. Llevaba puesto el atuendo que él mismo le había regalado: una gabardina morada con detalles dorados en las hombreras, un moño rojo ajustado a su cuello sobre un pañuelo y camisa blancos, misma iba sujetada por un corsé de color azul profundo. También usaba una falda blanca con volados, medias a rayas y dos botas de color marron decoradas con un moño morado en la parte superior de cada una.
Y por último pero no menos importante, la espada de su madre colgando con orgullo sobre su cintura.
–Mangle...ya es hora. Debemos irnos—anunció la marioneta al acercarse a ella. La albina seguía mirando él cuadro de sus padres con un gesto de incertidumbre en su rostro. Estaba a punto de empezar su nueva vida y no sabía si estaba realmente lista para ello—.
La verdad era que su vida Londres y en aquella casa ya no tenían sentido alguno...su padre había sido asesinado hace algunos días al igual que el único hombre al que llegó a amar y con el que alguna vez deseo tener una vida y un futuro feliz.
Quería irse de allí y olvidarse de todo, perderse en el mar y vivir la vida que había soñado desde que era pequeña.
–Quería verlos una última vez antes de irme...—murmuró sin poder aún quitar sus ojos de la pintura—
La marioneta entendió a la perfección a lo que se refería. Ella era muy orgullosa como para admitirlo pero sabía que aún le costaba dejar ir ese lugar y todos los buenos recuerdos que había juntado de él.
Mientras tanto, en el exterior del pasillo, las flamas se acercaban como la lengua de un gran monstruo hacia la puerta de la habitación. Puppet sabía que no tenían mucho tiempo pero confiaba en que la albina "despertaría" y así ambos podrían salir de ese lugar.
–...¿Tienes miedo?—se atrevió a preguntarle y vio como sus orejas se alzaban con sorpresa ante la interrogante—
–¿Miedo?...Je. Para nada. Margareth lo tendría, yo no. Yo soy la Capitana Mangle...Y me aseguraré de que todo el mundo lo sepa—dijo la albina caminando hacia la ventana de la habitación para luego lanzarse a través de ella seguida de la marioneta—
Y con esa última frase, la hija de la Capitana Funtime y de su fiel piloto Lolbit, dio inicio a su propia leyenda.
FIN
¿Recuerdan que en un principio dije que el epílogo sería corto? ¿Y que iba a actualizar ayer?...
Bueno, hubo un ligero cambio de planes así como varios problemas al momento de actualizar. Odio que me pasen estas cosas :^)
¡Pero bueno! ¡Lo hecho hecho está! ¡Estoy muy feliz de anunciar que doy por concluida esta hermosa historia!
Les agradezco muchísimo a todos por el apoyo que me han dado hasta ahora ❤ estoy ansiosa de publicar la secuela. Planeo traerles algunas cositas más mientras esperan, sí es que mis profesores no me matan con trabajos en el intento :'v
Espero mucho que la historia les haya gustado tanto como a mí me gustó escribirla uwu ❤. La verdad estoy bastante conforme con los últimos capítulos. ¿Qué me dicen ustedes? ¿Les gustó?.
Me gustaría quedarme a leerlos pero debo volver a mi vida de estudiante universitaria y terminar mi trabajo de poesía pendiente...matenme no quiero hacerlo :')
Bueno, me despido. Nos veremos pronto cuando publique la secuela, osea cerca del mes de julio. Byeeee❤❤❤
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