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Capítulo 25: En Busca de un Nuevo Comienzo (FINAL)

Los tres piratas empezaron a luchar contra los soldados y esa distracción era la señal que Puppet esperaba. Si bien estaba preocupado por todos en ese momento él sabía que tenía que concentrarse en su parte de la misión para que esta resultara exitosa.

–Bien BonBon, ya debo irme. Se valiente y ten mucho cuidado, ¿sí?—dijo a BonBon despidiéndose de él con una pequeña sonrisa—.

Se dispuso a bajar de la cesta del vigía hasta que la voz del menor lo obligó a detenerse:

–¡Puppet espera!

–¿Qué pasa?—le preguntó al voltear hacia él para escucharlo—.

–Se que no puedes morir pero...ten cuidado...y protege también a los demás.

–...Lo haré.

Habiendo dejado más tranquilo al miembro más joven de los Funtime, la marioneta salió de allí y se dirigió a cumplir su parte de la misión.

En su camino al calabozo, se encontró con un pequeño grupo de soldados, quienes antes de enfrentarlo prefirieron salir corriendo. La verdad era que él ya estaba más que acostumbrado a ese tipo de reacciones pues muchas personas aún temían a los de su especie.

–Debería estar por aquí cerc-...Oh.

Al girar en una esquina se halló finalmente frente a la puerta del calabozo...y un guardia muy asustado.

–Eh...disculpe, señor, ¿sería tan amable de-

–¡HA-HAGA LO QUE QUIERA CON ELLAS PERO POR FAVOR NO ME MATE!

El hombre salió corriendo mientras gritaba, no sin antes dejar las llaves en manos de la marioneta.

–"Bueno...eso fue fácil"—pensó él observando el camino por donde se había ido el soldado—.

...

–¿Qué está pasando?—se preguntó Baby inquietada por los ruidos que provenían de la parte superior del barco. Se subió sobre su pequeña litera, buscando escuchar mejor pero no era fácil—.

–No tengo idea...—respondió Ballora igual de confundida—.

Ambas hermanas se asustaron al escuchar la puerta del calabozo abrirse. Pensaron con temor que quizás se trataba de algún guardia... pero quedaron sorprendidas al descubrir que su visita era todo lo contrario.

–Señoritas—las saludó cordialmente la marioneta al acercarse a sus celdas—.

–¿Q-Quién es usted?—preguntó Baby asustada—.

–No deben temer—les contestó él sonriendo amigable—, soy un amigo. Pueden decirme Puppet si gustan.

–¿Puppet?...

–Así es, Ballora.

–¿Cómo sabe mi nombre?...

–Sus compañeros me hablaron sobre ustedes, en especial Ennard y BonBon.

Las dos hermanas quedaron heladas al escuchar esos dos nombres. ¿Cómo era posible que ese hombre misterioso los conociera?.

–¿Dijo Ennard y BonBon?—preguntó la pirata bailarina a lo que él mayor asintió—. ¿Están aquí? ¿¡Están vivos?!

–Lo están, Ballora, al igual que Lolbit. Están arriba, distrayendo a los guardias.

–Pero eso no puede ser...—murmuró Baby haciendo la atención de ambos recayera sobre ella—.

En ese momento, la pelirroja sintió muchas ganas de llorar mientras recordaba lo que había sucedido hace seis días: el fuego, las cenizas, su hogar hundiéndose en lo profundo del océano llevándose con él la vida de sus amigos, incluyendo a su amado Ennard.

–...Ellos están muertos...¡Nosotras lo vimos todo! ¿¡Cómo podemos confiar en usted?!

–Se que esto suena difícil de creer—habló suavemente la marioneta, tratando de tranquilizarla—, pero deben confiar en mí. He venido a ayudarlas. Están esperándolas...

Baby pareció calmarse por un momento, pero tanto ella como su hermana mayor seguían desconfiando de sus palabras.

–Me gustaría explicarles todo mejor ahora, pero no tenemos mucho tiempo.

El mayor se apresuró a abrir las celdas con ayuda de sus poderes. Viéndose liberada, Ballora no perdió tiempo y fue a abrazar a su hermana menor. Las dos mujeres lloraron de felicidad al estar juntas otra vez.

Luego de unos segundos repararon de nuevo sus miradas llenas de desconfianza y confusión sobre la marioneta.

–¿Qué es usted, señor?—se atrevió a preguntar la bailarina—.

–Una marioneta—respondió haciendo un pequeño ademán en el cual varios hilos salieran flotando de sus dedos hasta desaparecer. Las hermanas se quedaron boquiabiertas al ver que se encontraban ante la presencia de un hombre mágico—. Veo que están heridas, si me permiten puedo curarlas. Seré rápido.

Baby y Ballora se miraron indecisas hasta que la mayor decidió acercarse a la marioneta. Cuando tendió sus dos brazos para que la revisara, Puppet descubrió marcas de ataduras muy fuertes en sus muñecas así como también algunos cortes y moretones. Inmediatamente, cerró sus ojos dejando que su magia hiciera el trabajo.

Al terminar, sus ojos se abrieron sonrió antes preguntarle a la bailarina de cabello azulado cómo se sentía.

–Ya está, ¿mejor?.

–Mejor—respondió ella sonriendo agradecida—, gracias...Puppet.

–No es nada. Ahora tu pequeña—habló dirigiéndose hacia Baby—, no tengas miedo.

La pelirroja dudó de sus intenciones pero al ver que su hermana estaba de acuerdo terminó aceptando la ayuda de la marioneta. Se sintió bien y con más confiaza respecto a él después de que sus heridas fueron tratadas.

–¿Cómo te sientes Baby?.

–Muy bien...se lo agradezco mucho.

–Bien, ahora sólo me queda-

Cuando el pelinegro se volteó para ver a la capitana, descubrió con dolor que la imagen que sus hilos le habían mostrado hace unas horas no fue tan terrible como verla allí en persona.

–Oh no...pequeña...—murmuró al acercarse a la albina—.

La capitana estaba casi inconsciente debido a la falta de agua, su estómago rugia exigiendo alimento desde hacia seis días causando un fuerte dolor que apenas podía soportar. Ningún movimiento parecía alterarla, ni siquiera había notado la presencia de la marioneta.

Puppet la tomó con suma delicadeza entre sus brazos y la acercó hacia él para escuchar su respiración. Era lenta y pausada, casi inaudible...
Lo que más lo intrigaba y preocupaba de ella era la cantidad de heridas y golpes que había por todo su cuerpo.

–"Esto está mal, está muy grave..."—pensó con tristeza—...¿Tienen idea de lo que le pasó? ¿Quién le hizo esto?—preguntó a las hermanas a lo que ambas negaron—.

–No lo sabemos exactamente pero...—comenzó a explicar la pelirroja tímidamente—. Hace unos días, unos guardias vinieron aquí durante la noche y se la llevaron después de decirle que Rabbit quería hablar con ella. Cuando la trajeron de vuelta estaba... muy mal, la arrojaron allí y un médico llegó después a atenderla. Pero...no ha regresado desde entonces. Tampoco le han dado más agua o comida desde esa noche, dijeron que era un...castigo...

Puppet sintió como el odio hacia todos aquellos culpables de su dolor crecía dentro de él, llenandolo de furia y tristeza. No lograba entender cómo podía haber hombres tan crueles en el mundo capaces de lastimar tanto a una mujer.

Cerró los ojos y los hilos salieron flotando de sus dedos hacia la capitana, las vendas que llevaba terminaron en el suelo dejando al descubierto todas sus heridas. Aunque logró curarlas a todas, deseó poder hacer algo sobre sus cicatrices.

A pesar de verse un poco mejor por fuera, la albina seguía sintiendo mucho dolor por dentro. La marioneta se dio cuenta de aquello enseguida, apenas se acercó escuchó como de su boca salían quejidos bajos junto con algunos murmullos.

–Tenemos que volver al White Fox de inmediato.

El pelinegro se levantó y salió de la celda con la capitana entre sus brazos. Baby y Ballora lo siguieron hasta la puerta, donde él se detuvo para hablarles.

–...¿Saben lo que pasó con Funtime Freddy?—preguntó recordando la conversación que había tenido con BonBon. Al ver la tritesza en sus miradas inmediatamente pensó lo peor—.

–¡Oh, pobre BonBon!—sollozó Baby cubriéndose la cara con sus manos—. ¡Se le romperá el corazón!...Rabbit, él lo asesinó frente a nosotras.

Ballora dejó escapar una lágrima en silencio, aún no superaba la muerte del único hombre al que tanto había amado y le dolía pensar cómo reaccionaría BonBon al saber la verdad. Puppet suspiró con pesar, mientras que la imagen de BonBon llorando entre sus brazos regresaba a su mente.

–...Lo lamento chicas, en verdad—murmuró afectado no sólo por la muerte del primer oficial sino por todo el dolor que aquellas mujeres tuvieron que pasar mientras estuvieron encerradas—.

Cuando los cuatro salieron del calabozo, solicitó a las hermanas que se mantuvieran cerca de él ya que protegerlas era su prioridad.

–"Sólo espero que Lolbit y los demás estén bien..."—pensó con temor mientras caminaba hacia la cubierta seguido por ellas. En ese momento, lo único que deseaba era salir de ese lugar con todos a salvo—.

...

Mientras tanto, en la cubierta, Lolbit y sus amigos parecían tener todo bajo control...

–¡Lolbit, detrás de ti!—gritó Ray disparando a un guardia en la cabeza antes de que este dejara sin la suya a su amigo—.

–Cielos...¡Gracias Ray!

–¡Un placer!

El peligris intentó disparar a uno de los uniformados pero descubrió que se le había acabado la pólvora al igual que a Ennard y Lolbit unos minutos atrás. Para desgracia de ellos, los soldados habían gastado todas sus municiones al tratar de matarlos mientras ellos los atacaban desde sus escondites.

Reconoció que fue una buena estrategia, pero que ahora les jugaba en contra.

–¡Chicos, están llegando más!—advirtió Ennard al ver como cada vez aparecían más soldados dispuestos a acabar con ellos—.

–¡Debemos resistir hasta que Puppet regrese!—los alentó Lolbit—.

Minutos después, los tres piratas se vieron completamente rodeados y sin posibilidad de escape.

–¿Ahora es momento de preocuparnos?—preguntó Ray a sus compañeros—.

Fue entonces que una lluvia de pequeñas piedras cayó sobre los soldados obligándos a alejarse. Lolbit y sus dos amigos no entendieron lo que pasaba hasta que llevaron sus miradas hacia lo más alto del White Fox.

–¡Tomen eso perros franceses!—gritó BonBon con valentía mientras que desde su puesto les seguía arrojando más piedras a los uniformados con ayuda de su resortera—

–¡Eso BonBon!—alentó Ennard—

Pero entonces, las expresiones de alegría y emoción en los rostros de los tres piratas...se llenaron de angustia y de terror. Un fuerte disparo se había escuchado por todo el barco, un disparo dirigido hacia BonBon. El menor gritó de dolor y su cuerpo cayó  sobre suelo de la cesta, manchándolo de sangre.

–Por fin—bufó el corsario haciendo que todos los ojos se posaran sobre él y su pistola humeante—, ese mocoso siempre me pareció una molestia.

La ira incendió junto con el dolor y la tristeza los ojos de Lolbit. Trató de acercarse a Rabbit para hacerlo pagar por la muerte de BonBon pero fue obligado a detenerse cuando el corsario apuntó su arma hacia él, seguido del resto de sus hombres.

Ah, ah, ah~, yo no haría eso sí fuera tu, Lolbit. Tengo suficiente pólvora para matarlos de un tiro a los tres, y sería una pena ahora que tengo devuelta parte de mi recompensa. ¡Arréstenlos!.

Rápidamente, los soldados lo despojaron a él y a sus compañeros de sus armas. Los tres piratas se resistieron ferozmente, y lucharon por liberarse. Pero, a pesar de su esfuerzo, terminaron siendo sometidos por los uniformados.

Rabbit sonrió satisfecho y se acercó riendo con burla al grupo de hombres que ahora se hallaba de rodillas frente a él.

–Voy a disfrutar mucho verlos morir en la horca, en especial a la zorra de tu capitana—dijo a Lolbit a la vez que posicionaba la punta de su pistola bajo de su mentón—. Pensaba dejarla vivir por un tiempo después de probarla, pero cambié de opinión. Es demasiado...salvaje para mi gusto.

Mientras lo observaba furioso, el piloto no pudo evitar ver la herida que el peliblanco tenía en su cuello. La herida tenía sólo unos pocos días pero aún estaba roja y se notaba mucho su profundidad. Lolbit se sorprendió y empezó a reírse, conocía a sus compañeras y ninguna de ellas habría sido capaz de crear semejante herida.

Solamente los filosos colmillos de su capitana podrían haber provocado algo así. Él lo sabía, ya la había visto hacerlo y pocos fueron los que lograron soportar su mordida letal.

–Je, te merecías eso y más...

Rabbit supo de inmediato que el piloto se refería a su herida y luego de escuchar su comentario lo golpeó en la cara con su pistola.

–Es una lástima que su linda historia de amor vaya a tener un final tan...desafortunado.

–Yo no estaría tan seguro de eso.

Todos los presentes voltearon hacia la dirección de donde había venido aquella voz misteriosa...y vaya sorpresa se llevó el corsario al ver la clase de ser que acompañaba a Lolbit y a su grupo.

–¡Es una marioneta! ¡ABANDONEN EL BARCO!—exclamó uno de los guardias atemorizado para después lanzarse por la borda, seguido del resto de sus compañeros—

–¿¡A dónde creen que van?! ¡Regresen aquí, cobardes!—ordenó molesto el corsario pero ninguno de los soldados lo escuchó—.

Viendo que Lolbit y sus compañeros ahora estaban libres nuevamente, Rabbit volvió apuntar su arma ellos.

–¡NO SE ATREVAN A MOVERSE O JURO QUE LOS MATARÉ!—amenazó el peliblanco ya habiendo perdido la paciencia con todos ellos—

–Cuiden de ella, yo me encargo de ésto—les solicitó Puppet en un susurro a las hermanas al mismo tiempo que dejaba el cuerpo de la capitana en brazos de la mayor. Ballora se arrodilló en el suelo con la albina y Baby se quedó a su lado mientras observaba preocupada la situación—

–¡Estás perdido Rabbit, se acabó!—gritó Lolbit mientras se acercaba lentamente a él—

–¡OH NO LOLBIT, YO SIEMPRE GANO! ¡Y AHORA VOY A REGRESARLOS A TODOS USTEDES AL-

El corsario no pudo terminar su oración debido al susto que se llevó cuando unos brillantes hilos blancos empezaron a enredarse fuertemente a su alrededor haciendo que soltara su pistola por accidente.

Los ojos de Puppet brillaban con intensidad mientras lo sujetaba, pero eso no se debía solamente al hecho de estar usando sus poderes. Sentía mucha ira y tristeza dentro de él y estaba haciendo el mayor esfuerzo para controlarse pues detestaba que aquellos sentimientos dañarab su naturaleza tan pacífica.

–¡TÚ, MALDITO BRUJO! ¿¡QUIÉN RAYOS TE CREES PARA-AAGHH!!

–Yo no me movería mucho si fuera usted, señor—le advirtió al corsario mirándolo con frialdad luego de dar un fuerte tirón a sus hilos que se hallaban enredados alrededor de su cuello—. Mis hilos podrán parecer suaves y delicados, pero también pueden ser muy peligrosos. Podría desmemembrarlo con solo mover un dedo...Sin embargo, estaría yendo en contra de mis principios. Así que si no desea morir ahora, le recomiendo que deje ir a estos piratas. Si lo hace, le aseguro que nunca más los volverá a ver.

–¿¡Dejarlos ir?! ¡JAJAJJAJ! ¡NUNCA! ¡NO PIENSO PERDER MI RECOMPENSA SOLO PORQUE UNA CALCETA PARLANTE COMO TÚ ME AMENAZE! ¡LOS VOY A COLGAR A TODOS MALDITOS HIJOS DE-AAAAAA

El corsario volvió a quejarse ya que el pelinegro había vuelto a tirar de los hilos que ataban a su cuello, sólo que con más fuerza está vez. Sintió como su piel empezaba a cortarse y a sangrar debajo de ellos. Sin embargo, y a pesar del dolor, no estaba dispuesto a cambiar de opinión.

–Bien, si esa es su decisión...

La marioneta dejó de sujetarlo pero no lo desató. Su mirada oscura se encontró con la de Lolbit y haciendo un pequeño gesto con su cabeza murmuró:

–Haz lo que creas correcto.

...

–¿Estás seguro de que quieres dejarlo aquí?—le preguntó Ray seriamente a su amigo luego de que Ennard cerrara la celda con llave—.

–Lo estoy—respondió Lolbit con frialdad  sin quitarle la vista de encima a Rabbit, quien aún se encontraba atado por los hilos de Puppet—.

Lolbit había tomado la decisión de dejarlo encerrado en el calabozo de su propio barco. Le pareció una buena decisión, pues quería que sufriera por todo el dolor que les había causado a todos pero en especial a la mujer que amaba quien ahora se encontraba al cuidado de la marioneta.

No le importaba en absoluto lo que pasara con él a partir de entonces, quizás moriría o quizás alguien llegaría y lo rescataría, aunque esa posibilidad sería todo un milagro.

Antes de dejarlo allí, el corsario lo amenazó diciéndole que nunca estarían a salvo, que sin importar a donde fueran a esconderse la ley siempre los encontraría.

–Bien, ya vámonos.

Lolbit no necesitaba escucharlo más, quería regresar al White Fox de una vez por todas para descansar y reunirse con los demás. Así que dejaron a Rabbit hablando sólo y salieron del calabozo cerrando con un portazo.

Ray y Ennard lo acompañaron silenciosos en su camino de regreso a la cubierta. Cuando llegaron allí inmediatamente fueron recibidos por Baby, Ballora y BonBon, quien milagrosamente seguía con vida después de haber recibido aquel disparo.

Ennard estaba muy feliz y aliviado de volver a ver a su novia, a quien no dudó en abrazar y besar apasionadamente a penas pisó la cubierta.

–¡Oh Enny, te extrañé tanto! ¡Pensé que nunca te volvería a ver!—sollozó la pelirroja mirándolo a los ojos con ternura y emoción para después volver a besarlo—.

–Baby, haría falta más que solo un conejo imbécil para que me separaran de ti—le dijo el peligris acariciando su rostro—.

–¿Qué hace él aquí?—preguntó su novia confundida al ver al ex socio de su capitana al lado de Lolbit—

–Una larga historia—respondió Lolbit con una sonrisa para después mirar a Ray—.

Señorita~—la saludó el peligris haciendo una leve reverencia con su cabeza—. Me alegra ver que está bien.

–Ninguna de nosotras lo habría estado de no ser por todos ustedes—respondió Ballora acercándose a ellos junto a BonBon—, gracias.

–¿Cómo estás tu BonBon?—le preguntó el piloto al menor—.

–Estoy bien, Puppet ya curó mi herida. No fue para tanto—contestó el menor sonriendo animado. Lolbit se acercó a él y lo abrazó como nunca antes lo había hecho—.

–Fuiste muy valiente, lamento mucho haber dudado de ti...

BonBon correspondió con gran afecto aquel gesto de su parte. El joven no lo sabía pero para él siempre fue como su hermano menor. El resto del grupo se unió al abrazo y BonBon empezó a llorar de felicidad, quizás Funtime Freddy ya no estaba con él, pero tenía al resto de su familia a su lado y eso era lo único que le importaba.

Minutos después, todos se dirigieron a sus respectivos puestos en el White Fox. Aunque estaban algo cansados luego de toda la acción que habían tenido debían asegurarse de que estaban listos para irse.

BonBon subió a lo alto de la cesta del vigía y permaneció ahí por el resto del día observando el mar tranquilamente a la vez que recordaba con nostalgia la primera vez que el primer oficial lo había llevado allí. Mientas tanto, Ennard y Baby se dirigieron a controlar el almacenamiento del barco. Aprovechando la soledad entre ambos en una de las alacenas el peligris se arrodilló frente a ella y le pidió su mano prometiéndole a partir de ese momento una vida llena de dicha, amor y felicidad. La pelirroja obviamente aceptó y al igual que su prometido se moría de ansias por que todos supieran la noticia.

En ese mismo momento Ballora se encontraba en la cocina del barco, alistando las cosas para la cena de aquella noche. Mientras cortaba unos vegetales recordó la primera vez que se encontró allí a solas con Funtime Freddy. Fue algo incómodo al principio pero luego de una divertida charla entre ellos la bailarina pudo dejar a todos sus nervios de lado. Aún podía escuchar la suave voz del primer oficial tarareando mientras pelaba papas. Aquel día no solo cocinaron juntos sino que dieron lentamente un inicio a su relación.

Sonrió pensando en aquel recuerdo a la vez que una lágrima bajaba por la venda que cubría sus ojos. Decidió quitarse aquel pedazo de tela por un rato y siguió cocinando mientras tarareaba esa dulce melodía moviendo su cuerpo al ritmo de la misma.

En otra parte del barco, Ray y Lolbit se encontraban afuera del camarote de la capitana, esperando noticias de la marioneta. El ladrón mitad mapache estaba más tranquilo a comparación de su amigo, quien caminaba una y otra vez frente a la puerta como una bestia enjaulada.

–Tranquilo Lolbit, ella va a estar bien.

–Ray ya viste como estaba, apenas y reaccionaba. Yo-

–Debemos esperar a lo que diga tu amigo, seguro saldrá en cualquier momento. Ten paciencia.

–...¿Cómo puedes estar tan calmado?.

–Estoy preocupado, al igual que tu—le respondió el peligris—. Pero, también sé que ella está en buenas manos...

–...Sí, también lo sé.

–...Ten fe, Lolbit.

El piloto asintió a su consejo y respiró profundamente. Logró calmarse por unos momentos a pesar de que su mente se hallaba muy alterada por todo lo que había ocurrido.

Finalmente, después de casi media hora, Puppet salió de la habitación cerrando la puerta detrás de sí. Los dos piratas se acercaron a él y preguntaron por el estado de la capitana.

–¿Cómo está ella?—preguntó el piloto—.

–Cansada, confundida, hambrienta y con mucha sed—contestó la marioneta con un deje de preocupación en su rostro—.

–¿Podríamos verla?...

–Prefería que no—respondió mirando a Ray—, entiendo que están preocupados. Pero lo mejor para ella ahora es dejarla descansar, ha pasado por mucho y le llevará un tiempo recuperarse de esta experiencia.

–¿Te dijo algo Puppet?...

La marioneta negó con la cabeza al recordar el estado en el que se encontraba la capitana cuando pudo "regresar" de su inconsciencia.

–Estaba muy desconcertada cuando me vio. Supongo que es cuestión de que se acostumbre de nuevo a su hogar. Me aseguraré de cuidarla bien desde ahora.

–¿Qué hay de tu trabajo de marioneta?.

–Lo estoy haciendo en este momento, estaré con ustedes hasta estar seguro de que todos estarán a salvo.

Lolbit sonrió agradecido por la amabilidad de la marioneta, no podía creer la suerte que tenía de tener un amigo como él.

–Gracias Puppet...en verdad no se que habría sido de nosotros sin ti. Te debemos mucho.

–Sí, gracias por ayudarnos. Y eh, perdón por llamarte brujo la otra vez, no creía mucho en los de tu especie y pues, debo confesar que estaba un poco...aterrado jeje.

–Está bien Ray, no tengo rencores—respondió Puppet sonriendo con cariño hacia ellos—. Siempre será un placer para mí ayudar. Y...espero que esta experiencia los ayude a tomar mejores decisiones de ahora en adelante.

–Sí, sin duda lo hará—dijo Lolbit con seguridad para luego abrazarlo. Puppet correspondió a su abrazo como siempre lo haría, el piloto podría ya ser un joven adulto pero siempre sería aquel pequeño para él—.

...

Un par de meses después

Casi todos los miembros de la tripulación Funtime se encontraban mejor y más fuertes que nunca. Lolbit dirigía el White Fox con más tranquilidad sabiendo que su amada capitana estaba mejorando de a poco. También estaba feliz por Ennard y Baby, quienes anunciaron hace un tiempo que pronto se casarían. Supo que BonBon se iría a vivir con Ballora y con ellos a Bahía Montego y también se alegró por él, sin dudas lo extrañaría mucho pero sabía que el menor estaría bien bajo su cuidado con ellos.

En cuanto a su amigo Ray, él aún no estaba muy seguro de lo que haría a partir de entonces. Pero sí quería hablar con la albina antes de dejarla en manos de Lolbit, no porque desconfiara de él sino porque realmente la había extrañado. Después de todo, era su amiga y la hermana menor que jamás tuvo.

Lolbit tampoco sabía lo qué haría en ese momento. Sentía que no era capaz de tomar ninguna decisión sobre su vida hasta que la capitana estuviera mejor. Había tomado distancia de ella, sentía que era lo mejor que podía hacer en ese momento además de que confiaba en que Puppet la cuidaría bien.

La extrañaba, y mucho. Quería besarla, llamarla por su nombre, estrecharla entre sus brazos, acariciar su rostro y su cabello. Más que nada quería volver a ver esos hermosos ojos dorados brillar con intensidad bajo la luz del sol...

Pero no deseaba hacer todo eso solamente aquella vez, sino toda la vida. No sabía si aquello sería posible pero le gustaba imaginar esa posibilidad.

–Lolbit, ¿puedo hablarte?.

La voz de la marioneta lo sacó de sus pensamientos casi al instante.

–S-Sí, claro. ¿Qué sucede?.

–Quería pedirte que vinieras conmigo.

–Claro...pero, ¿a dónde?.

–Quiere verte—respondió sin más la marioneta dejándolo al piloto aún más confundido de lo que ya estaba—

–¿Quien?...

–¿Quién más será?—bromeó el pelinegro mientras se disponía a bajar del puesto de mando. Lolbit se quedó paralizado en su lugar durante unos segundos pero no tardó mucho más en siguir a la marioneta moviendo su cola por la emoción—

Continuará

Al final del epílogo verán el mensaje final así que corran a leerlo >:3

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