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Capítulo 7. Un abrazo de seguridad y apoyo

Viernes 8 de Julio


Scarlet

Recorro el departamento sintiendo tranquilidad por estar en un lugar en el que me siento segura, pero el pensamiento de que alguien pueda entrar aquí sigue rondando mi mente.

Cierro con llave la puerta. Más tarde me aseguraré de que las ventanas estén bien cerradas antes de ir a dormir.

Dejo mis cosas sobre la encimera de la cocina antes de buscar algo para comer. Saco la bolsa de pan para prepararme un sándwich y cuando abro la puerta del refrigerador para tomar una lata de refresco cuando escucho una puerta cerrarse detrás mío.

Mi cuerpo se tensa cuando mueven la bolsa de pan que dejé sobre la encimera. Miro hacia mi derecha buscando algo con que defenderme, pero solo hay botellas de jugo dentro del refrigerador.

Demonios.

Antes de poder reaccionar toman mis hombros dándome la vuelta. Mi cuerpo se relaja al ver a la persona frente a mí.

— Tus bienvenidas siempre son diferentes y hoy me sorprendiste.

Parpadeo creyendo que es una alucinación, pero no lo es.

Él está aquí.

— ¿Estás bien? —pregunta divertido, pero luego su gesto se convierte en preocupación. — ¿Sucedió algo hoy?

— No dijiste que venías.

Noto el temblor en mi voz y entonces sé que estoy a segundos de derrumbarme porque sé que él puede sostenerme.

— Lo siento, el recorrido de mañana lo hicimos hoy, así que vine porque ya había terminado con todo lo demás. —sonríe tomando una botella del refrigerador. — Y fue lo mejor, porque ibas a cenar algo nada delicioso.

— Es que me quedé con hambre.

Trae puestos sus lentes, imagino que se los puso porque debió molestarle el aire frío cuando venía hacia aquí. Me mira achicando sus ojos haciéndome enrojecer.

Sabe que miento.

Cuando froto mis manos para alejar mi nerviosismo un silbido escapa de sus labios negando.

— ¿Por qué fue esta vez?

— Él estaba ahí.

— ¿Él? ¿Quién? —se aleja de mí caminando a la estufa.

— El que estuvo esa noche en la graduación.

Apenas lo digo camina de regreso a mi para abrazarme.

— No puede hacerte nada, no lo dejaré.

— Pero tengo miedo de que vuelva a hacerlo.

Me separa un poco tomando mi cara entre sus manos.

— No eres la misma de esa noche, eres más fuerte ahora. —deja un beso en mi frente. — Esta noche sólo tu miedo te ganó, recuerda que no estás sola, ¿de acuerdo?

Asiento escondiendo mi cara en su suéter. Suspiro profundamente dejando que su aroma me envuelva.

Sólo con pocas personas me siento segura y él es una de ellas.

— Ahora, ¿Qué te parece si te preparo algo de comer?

— Me parece una muy buena idea, estoy hambrienta.

Me alegra que esté aquí porque él al igual que Sam me recuerdan que no soy la misma de antes y ahora soy más fuerte.

Además como él dijo, ya no estoy sola.

Mientras cenamos le cuento lo sucedido en el evento. Cuando hablo sobre el beso de Henry me sorprende verlo carcajearse fuertemente.

— No es gracioso, me quedé en shock, no sabía qué hacer. —bajo la cabeza apenada. — De hecho pensé que te molestarías.

Se aclara la garganta antes de hablar.

— Me río de él, digo te besó para asegurarse de que tenía el control sobre ti cuando comenzaste a desafiarlo. —se encoge de hombros despreocupado. — Y si me molesta, pero no haré un drama por eso.

— Creo que fui tonta al no detenerlo. Debí...

— No te digas tonta, no lo eres. —continúa comiendo. — Además, si lo comparamos con la antigua tú, te fuiste antes de que sucediera algo malo y eso es algo que se debe festejar.

— Pero también... —guardo silencio al recordar lo que hice en el baño antes de irme. — Me siento culpable por eso.

— Recuerda que tu miedo va a dominarte sólo si lo dejas, pero también pudiste hacerlo por otra razón, el vino tal vez.

Asiento terminando mi cena. — Sé que está mal y lo único bueno de eso es que ahora comí el doble, realmente estaba hambrienta.

— No entiendo cómo pueden servir bebidas y comida desagradable en la inauguración de un restaurante.

— Tal vez si lo estaba pero no la disfruté.

— O tal vez ya no te gusta otra sazón más que la de una persona.

Eso me saca una sonrisa. — Esa también podría ser una razón.

— ¿Qué harías sin esa comida?

— Probablemente comería cosas chatarras como cuando Sam y yo compartimos dormitorio en la Universidad.

Él cierra los ojos haciendo una mueca de desaprobación. — No me lo recuerdes, desde que lo supe les terminé llevando comida para que cenaran. Me enfermé varias veces por su culpa.

— ¡Ah no! Te dijimos que no era necesario pero ahí vas tú a llevarnos la cena. —Le enseñó la lengua por la sonrisa de burla que pone. Apuesto a que se acuerda de eso. — Además casi nos hacías entrar en guerra por la envidia que nos tenían a Sam y a mí.

— ¿Por qué les tenían envidia?

Volteo los ojos molesta. Cómo si no lo supiera ya. — Duh, un chico nos llevaba de comer.

— Cierto, como olvidar tus celos de ese entonces.

Le doy un empujón con mi hombro cuando comienza a reírse.


Veo el reloj inquieta. No falta mucho para que se arme el revuelo en la entrada del edificio de los dormitorios.

Ya quita esa cara. Sam se levanta de su cama riendo. No puedes actuar como novia celosa, porque...

Sí, ya sé, no lo soy. me cruzo de brazos. Pero me molesta que las chicas sólo le hablen porque digan que es guapo.

Sí claro. —mira su celular cuando suena. — Es él, dice que ya llegó, vamos antes de que lo vean.

Salimos del dormitorio para bajar a la entrada del edificio. Cuando estamos en la recepción la señora Lucy nos sonríe.

Chicas por favor, díganle que venga más temprano. camina hacia la puerta para abrirla. A este paso las demás chicas me acusarán de favoritismo, recuerden que el toque de queda para todas es a las nueve.

Y aún así nos sigue ayudando a todas cuando se trata de un chico.

No le diga así, me hace sentir que estamos en la guerra. Sam se estremece.

En la guerra también había situaciones así y los soldados no estaban tan feos.

¿Estuvo en una guerra? pregunto sorprendida.

No, pero las imágenes en libros de historia te dan una idea.

Reímos saliendo del edificio hasta estar en la banqueta y ahí está. Se encuentra recargado en su bicicleta viendo su celular a un costado del edificio.

¡Oye tú idio...! cubro la boca de Sam antes de que termine.

Le hago una señal para que se calle y caminamos hasta donde está. Él voltea en nuestra dirección conforme nos acercamos.

¿Me ibas a gritar "idiota"? entrecierra los ojos mirando a Sam.

¡Ay cómo sí no nos llevábamos así!

Lo siento, aún no la entreno bien, me disculpo por ella. —le digo haciéndolo que se ría a carcajadas.

Sam toma la bolsa que está en la canastilla de la bici mientras me mira indignada. No soy tu mascota, para que me entrenes.

En todo caso la culpa es mía, no le enseñe modales antes de que fuera tu amiga. Sam le da un golpe en el estómago haciendo que deje de reír. ¡Oye deja de pegarme!

— Te lo mereces y dejen de decirme animal, soy mayor que ustedes engendros del mal. abraza la bolsa de comida. Ahora no compartiré la cena contigo y si con las novias de Jason.

¿Mis novias? Hasta dónde sé no me he declarado a nadie.

Lo sabemos, sólo tienes ojos para mi querida Scar. murmura Sam ganándose una mirada dura de mi parte, me sonríe apenada.

Ignoraré lo que dijiste querida Sam. volteo a verlo cuando estornuda. ¿Te resfriaste?

Él niega sonriendo subiéndose a la bici. Espero que no o ya no podré traerles comida.

Te he dicho que no es necesario.

¿Y dejar que coman chatarra? No lo creo.

Una sonrisa aparece en mi rostro, pero luego al escuchar los gritos de unas chicas en el segundo piso termino poniéndome seria.

Me iré antes de que mis novias bajen. dice divertido viéndome.


Jason

Recuerdo la primera vez que la conocí cómo si hubiera sido ayer. Ella comía maravillada pastelillos en la fiesta de Roger. Se veía muy tierna con su vestido repleto de cerezas.

Aunque lo que realmente me llamó la atención fue el sonrojo de sus mejillas cada que terminaba cayendo. Haciendo cuentas, le ayudé a levantarse demasiadas veces que ni con los dedos de mis manos me alcanza para contar.

Scar se levanta cuando ve que termino de comer y toma ambos platos yendo al fregadero para lavarlos.

— ¿Quién se está quedando con Arsen?

— Con Ian e Íride. —se encoge de hombros. — Sé que eso me hace una mala tía, pero no creí poder explicarle por qué lloraría.

— Y preferiste hacerlo sola. —ella asiente. Me levanto caminando hasta ella. — No siempre es lo mejor, hay veces que necesitamos que alguien nos escuche.

— De hecho planeaba pedirle a Sam que viniera una vez que estuviera más calmada.

— Y llegué arruinando tus planes.

— No, sólo los mejoraste.

Tomo sus hombros y me agacho para verla a los ojos. — Aunque digas cosas como esa, no lograrás que ignore cómo te sientes y menos que no me preocupe por ti.

— No trato de hacer que lo ignores, sólo quería un ratito tranquilo pero no puedo más con todo lo que pasó. —habla entre sollozos. La abrazo cuando comienza a llorar. — Lo que más me duele es haber vomitado, me dieron muchas náuseas y creí que si lo sacaba todo me sentiría mejor pero no fue así. No hice nada para dejar de ser la burla de ellos de nuevo, no me gustó la comida y no pude decirlo, pero sobre todo mi miedo por mentir otra vez me ahogó.

Me duele tanto escucharla llorar. Me siento tan impotente por no haber estado ahí para ayudarla y defenderla de todos ellos.

— Esa no era la mejor manera de sentirte mejor, pero ya pasó. —sus brazos se aferran con fuerza a mí alrededor, por lo que comienzo a acariciar su espalda continuamente haciéndole saber que estoy con ella apoyándola. — Llora lo que sea necesario, mañana volverás a ser la segura y fuerte Scarlet que conozco.

— No siempre fui así.

— Lo fuiste, sólo no eras consciente de ello.

Camino con ella hasta llegar a una de las habitaciones. Le ayudo a recostarse sobre la cama.

— ¿Quieres cambiarte de ropa?

— En un rato, sólo quiero uno más de tus abrazos.

Me recuesto a su lado atrayéndola hacia mí para abrazarla mientras esconde su rostro en el hueco de mi cuello y sostiene mi suéter con ambas manos con tanta fuerza que lo dejará arrugado después.

— Estoy cansada de todo, sólo quiero tener una vida tranquila y feliz, ¿tan difícil es ese deseo?

— Si fuera fácil, entonces todas las personas no valorarían el recorrido hasta llegar a ello.

— Pero podría ser menos doloroso. —suspira profundamente separándose para verme. Sus ojos ya están muy rojos. — ¿Tú cómo estás? Entre tantas cosas, yo... Lo siento Jass.

Sonrió al escuchar el apodo que me puso cuando éramos niños.

— Está bien, de hecho Sam me llamó y me dijo lo que pasó, así que vine hacia acá.

Sonríe tímida y se sonroja.

— Gracias por estar conmigo.

— No tienes que agradecer. —acaricio su mejilla limpiando el rastro de lágrimas. Me encojo de hombros sonriendo. — Cuando quieras derrumbarte y quieras que alguien limpie tus mocos sabes que estaré para ti.

Se ríe y el sonido me llena de paz. Me alegra hacerla reír en medio de todo lo que siente en este momento.

— Me gusta estar así.

— A mí también. —dejo un beso en su frente.

Nos quedamos callados escuchando los sonidos del exterior. Ella sigue aferrada a mi suéter y no emite ningún sonido.

Eso me pone alerta porque sé que su mente está a toda máquina diciendo cosas que no escucho. Debería hacerla olvidar un poco lo que pasó en ese evento.

Las cosquillas no son una opción porque entonces la víctima seré yo cuando ella se aproveche de que tenga un ataque de risa. Eso podría distraerla pero creo que mejor usaré el chisme de Mike.

Aunque no lo sepa a detalle.

— ¿Sam te comentó algo sobre su viaje?

— No, sólo me dijo que regresó ayer, ¿por qué? ¿Pasó algo malo?

Niego riendo. — Desde mi punto de vista no, pero para ella sí.

Scar se levanta tomando asiento de prisa luciendo ansiosa por lo que voy a contarle.

Mi plan funcionó.

— ¿Por qué?

Su entusiasmo me causa gracia.

— Se encontró con Mike, no sé bien qué fue lo que pasó, pero como él no quiso dar detalles imaginé que puede haber sido grande.

— ¿Dónde se encontraron?

— En el aeropuerto, dijo que acompañó a un amigo y ahí vió a Sam.

Y lo que me desconcierta es que él le haya hablado.

— ¿Pero ellos discutieron o algo?

— No, sólo se saludaron creo. —me levanto tomando asiento frente a ella. — ¿Sabes si ella está saliendo con alguien?

— No que yo sepa, dejó de interesarle el tipo que conoció en una fiesta, así que está soltera, ¿por qué?

Su ceño se frunce cuando me encojo de hombros. — Sólo por curiosidad.

— ¿Por qué siento que sabes algo que yo podría estar ignorando?

— No es que lo sepa, pero algo podría... —sonrió cuando se cruza de brazos y forma una fina línea con sus labios. — No es lo que piensas o tal vez sí. No lo sé.

— Acaso Sam...

Asiento riendo. — No creo que falte mucho para que pase algo.

Scar grita agitando sus muñecas una y otra vez emocionada.

Verla así me hace recordar que antes solía hacerle burla sobre si quería volar al agitar tan rápido sus manos y eso la hacía enojarse. Su repentina emoción significa que ha dejado en segundo plano lo que pasó esta noche en ese restaurante y ahora lo único que quiere saber es lo que pasó con Sam y Mike.

Me despierto desorientado por el sonido de un celular que está sonando. Me siento en la cama viendo a Scar profundamente dormida a mi lado ocupando toda la cama. Salgo del cuarto caminando a la cocina con los ojos medio cerrados.

Tengo demasiado sueño y estoy muy cansado por el viaje.

El celular que suena es de Scar. Es un número desconocido, así que dejo pasar la llamada.

Bostezo tomando mi celular del sofá para ver la hora, dos y media de la mañana. Antes de bloquearlo, recibo una llamada y se trata de un número no registrado. Extrañado porque me resulta familiar, veo el registro de llamadas en el celular de Scar para ver si es el mismo número y efectivamente lo es.

¿Serán los chicos llamando desde la nueva casa?

— ¿Qué sucede? ¿Están bien?

— Parece que esperabas otra llamada. —se ríe del otro lado. No reconozco la voz por lo adormilado que aún me siento. — No veo la hora de volver a jugar como esa noche en el baile de graduación.

— ¿Qué demonios? ¿Quién? ¿Qué quieres?

— Solo es un demonio que quiere lo mismo que esa noche y está vez nadie lo detendrá. —hace una pausa antes de continuar. — Además sí lo intentas ya sabes cómo terminarás.

Cuelga inmediatamente. Molesto bloqueo el número en ambos celulares para que no vuelva a molestar.

Regreso a la habitación más despierto de lo que debería y encuentro a Scar volteada hacia la ventana. Me siento en el pequeño sillón de la habitación para verla dormir.

El saber que se le vuelva a acercar me preocupa y la ira arde en mi interior.

Antes no pude ayudarla como me hubiera gustado y me siento tan culpable por eso. Sin embargo, esta vez no dejaré que le haga daño a una de las personas más importantes de mi vida.


Había esperado tanto por este capítulo.

¡Ays estoy feliz de que puedan leer a Jason narrar! 😱😍

Se le extrañaba. 💕

Ahora sí agárrense de lo que puedan, porque los siguientes capítulos serán una montaña rusa de emociones.

¡Ay Scar!, ¿qué tan grande es tu miedo?

¡Nos vemos! 🙊

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