
Capítulo 32. Voy a atraparte
Domingo 17 de Julio.
Scarlet
Mi niño no se ha separado de mí y afianza su abrazo cuando la niña camina hasta nosotros para enseñarle su peluche.
— Mia mi lito.
Arsen lo mira serio y cuando ella sonríe mi niño frunce el ceño escondiendo la cara en mi cuello.
— ¿Po que ashi? —la niña hace un puchero como si quisiera llorar.
— Arsen no quiere jugar ahora pequeña. —le dice mi hermano. — ¿Por qué no coloreas este libro mientras Henry viene?
Parece que la idea no le gusta, pero al ver que Arsen sigue sin ver su perrito toma el libro que le da Nick y se va al sillón bufando. Mi hermano se sienta a mi lado y por lo que veo no durmió nada anoche.
Su cabello es un desastre, debió pasar sus manos por él muchas veces mientras esperaba noticias de Arsen en el pasillo. Sus ojeras están más grandes y aunque ha comido parece más delgado que días anteriores.
— Los pediatras les traen cosas a los niños para que se distraigan mientras los dan de alta. —explica sin despegar la vista de Arsen. — Le preguntaron que quería y pidió libros para colorear.
Asiento abrazando más fuerte a Arsen y un nudo se forma en mi garganta al sentirlo más delgado a diferencia del jueves.
— No quiero volver a pasar la noche en un hospital. —su voz se escucha apagada y rota. — No quiero verlo en una camilla de nuevo.
— Yo tampoco.
— Es muy duro ver a quienes amas aquí. —pasa una mano por su cabello.
— No le hicieron nada, ¿verdad? —pregunto temiendo una afirmación.
— No, está bien. —suspira. — Lo único que me preocupa ahora son las reglas de los Davenport.
— ¿De qué hablas? —lo veo confundida. — Creí que dejaron de ser válidas desde su nacimiento, desde que Heather se fue.
Nick ríe sin ganas y el sonido hace a Arsen salir de su escondite para verlo. Mi niño se aleja de mi subiendo a su regazo para abrazarlo. La imagen me encoge el corazón.
Cada que mencionan a Heather frente a él suele abrazar a Nick igual que ahora. Supongo que es su forma de reconfortarlo respecto a que su mamá no está y decirle que lo ama.
— Ambos sabemos que harán cualquier cosa para tener lo que quieren y no les importará que eso lastime a alguien.
— Pero Nick, ya escuchaste a Henry, él no hará nada.
— ¿Y los demás? —pregunta en un hilo. — No los conociste como yo y no sabes de lo que son capaces de hacer. Sobre todo la señora Rowland.
Me sorprende que no le diga Davenport, pero imagino que se debe a otra regla que tienen.
— No creo que hagan algo contra ti. —me ve interesado. — Tu sabes todo lo que hicieron cuando eras su abogado.
— Tal vez contra mí no, pero con alguien que no puede defenderse solo sí.
— ¿A qué te refieres? ¿Crees que ellos...?
— Dijo que vió a una señora de cabello rojo y ojos verdes entrar a la casa para hablar con el papá de su amigo Alex. —murmura acariciando la cabeza de Arsen. — Dijo que se parecía mucho a la señora que está en una de las fotos que hay en el álbum de mi boda y ambos sabemos quién es la única que tiene ese aspecto y que fue a la boda.
— ¿Entonces fue el papá de Alex o ella?
— No lo sé.
— ¿Cómo no vas a saberlo? Nick es importante. ¿Le dijiste a la detective?
— Cuando al fin pude ver a mi hijo sólo me importaba abrazarlo y saber que estaba a salvo conmigo. —suelta cansado. — No me importaba otra cosa más que verlo, pero sí, ella lo sabe. Andy estaba aquí cuando Arsen dijo eso y luego comenzó a dar órdenes antes de irse esta mañana.
— Lo siento, yo... Solo... Estoy alterada, es todo.
— No lo es, ha pasado algo. —me ve serio. — Venías con Henry demasiado tranquila y te ves muy pálida.
— Sólo tuve mareos y vomité, no es nada.
— ¿Y Jason?
— Fue con la oficial Scott por algo.
— ¿Y te dejó sola con Henry? —dice incrédulo.
No parece convencido y menos cuando le digo que sí, porque se ríe a carcajadas. La niña desde el sillón lo imita haciendo que mi niño la vea de nuevo con el ceño fruncido.
— Algo pasa y no quieres decirme, eso significa que no puedo ayudar.
— No es eso, Nick.
Guardo silencio esquivando esa mirada que hace cada que quiere saber algo y no dejará de hacerla hasta que le cuentes lo que guardas.
Es como un cazador. Un cazador de secretos.
— Scar será mejor que me digas.
— Encontramos a alguien afuera. —digo demasiado bajo. — Y puede que me haya puesto nerviosa por verlo. —su mirada me comienza a incomodar por lo seria que es. — Está bien, no pasará nada.
— Claro que no está bien. Te encontraste con quién sabe quién, te hizo sentir mal y dices que no fue nada. —masculla severo. — Dime, ¿fue algún ex-compañero que se burló de tí?
La sábana blanca llena de dibujos se arruga bajo mi mano al sentir enojo por no tener el valor de hablar en voz alta y decir a quién vi.
Debo ser valiente.
— No te preocupes, estoy bien.
No quiero ver a Nick o me pondré a llorar en cualquier segundo y no sé sí eso podría hacerle daño a mi semillita.
— Deja de decir eso cuando quieres llorar, no es malo tener miedo.
— Esa es la cosa Nick, no le tengo miedo a algo, sino a alguien.
— Quizá no lo sabes, pero eres muy valiente al decir que tienes miedo y luchar cada día con el recuerdo de esa noche que te lastimaron. —acaricia mi cabeza. — Lamento no estar contigo para defenderte.
Escucho la puerta abrirse, pero no dejo de ver a Nick que pasa su brazo sobre mis hombros para abrazarme al ver que he comenzado a llorar.
— No siempre puedes ser valiente, está bien romperse a veces. —su voz tiembla. — Cuando quieras hacerlo ten por seguro que estaré para ti.
Sin despegarme del costado de Nick veo hacia la puerta al escuchar a alguien aclararse la garganta.
¿Qué hace aquí?
Se las arregla para cerrar la puerta mientras carga globos y peluches en unas bolsas. Sonríe caminando hacia nosotros.
Jason
Camino apresurado hacia la entrada principal del hospital esperando que mi hermano me conteste la llamada que le hago. Aunque quisiera correr no debo hacerlo o podrían sacarme y entonces él tendría ventaja.
— Hola hermanito, estoy algo ocupado.
— Esto es más importante Mickie.
— Mira, estoy en la entrada del hospital con bolsas de comida para Nick.
Eso me detiene en seco.
— ¿Cuál entrada?
— La principal, ¿por qué?
No lo veo por ningún lado cuando recorro el pasillo.
— Yo estoy ahí, ¿aún estás afuera?
— Sí, me encontré a un amigo que está de guardia aquí.
— Dame un segundo y estoy con ustedes.
Cuelgo la llamada saliendo y al atravesar las puertas de vidrio los veo a ambos en las escaleras riendo. Bajo de prisa antes de que el guardia vaya a irse y ya no pueda ayudarnos.
— Es mi viejo amigo Ben, ¿lo recuerdas? —dice Mike sonriendo apenas me acerco, pero cambia la cara al verme. — Jason, ¿qué pasa? ¿Estás bien?
— Necesito la ayuda de Ben y la tuya.
— ¿Por qué?
— Scar recordó algo de esa noche y... —me detengo.
No debo decirlo en voz alta en caso de que tenga más cómplices y le puedan avisar que sabemos que se trata de él.
Jason respira y miente bien por una vez.
— Tengo que encontrar a alguien que olvidó algo en una habitación, pero no está registrado, así que esperaba que Ben pudiera dejarnos ver las cámaras de seguridad para buscarlo.
Mi hermano me mira frunciendo el ceño, él sabe que cuando doy muchas explicaciones es porque intento mentir.
— Bueno Ben, ya escuchaste, ¿puedes ayudarnos?
— Claro, después de todo te debo varios favores Mike.
— Gracias amigo mío.
Caminamos hacia las oficinas de guardia que están cerca del estacionamiento. Ben comienza a reproducir las grabaciones del piso que le digo y cuando nos veo en una de ellas le pido que se detenga.
— ¿Puedes buscar a quién está usando la chaqueta negra?
— Te diría que no, pero haré una excepción por Mike.
Mi hermano me hace a un lado tomando asiento a un lado de Ben cuando este comienza a buscar coincidencias con un par de programas que cuentan las cámaras del hospital.
— Están realmente actualizados. —Mike silva impresionado. — ¿Tienen muchas visitas de la policía o qué?
— Sí, desde hace unos años cuando se presentó el problema en un hospital por robo de bebés, comenzaron a instalar cámaras y programas que ayudarán a buscar a esas personas.
— ¿Quién se atrevería a hacer eso?
— Personas que no pueden tener hijos, mafiosos o ricos que sólo quieren engañar a las personas, no lo sé amigo.
Pensar que "él" pueda estar expuesto a eso me revuelve el estómago.
— Listo, lo tengo. —dice Ben. — Justo ahora está en el estacionamiento trasero en una pickup azul algo descuidada.
Apenas termina de decirlo corro afuera de la oficina escuchando a Mike gritar detrás de mí, pero no me detengo.
Voy a atraparte.
Henry
— Ya se volvió costumbre encontrarnos así. —me río. — Casi pareciera que te gusta estar detrás de mí.
— ¡Ja! Claro, eres el centro de mi mundo. —ironiza.
La oficial frente a mi soba su nariz mirándome enojada hasta que sus ojos se achican como si algo no cuadrara.
— ¿Qué haces aquí? ¿Y mi hija? —grazna elevando la voz. — ¡Te dije que la cuidaras! ¡Donde la hayas dejado con desconocidos vas a conocerme como nunca imaginaste!
Eso sería interesante.
— Ella está bien, no dejaría a un niño a mi cuidado sin protección.
— Entonces, ¿por qué...?
— Quiero ser útil para atrapar a ese desgraciado.
— ¿Y porque no solo mandaste a tus incontables guardaespaldas para que se hagan cargo?
— Porque ellos están cuidando a Sher y los demás allá arriba.
Entre cierra los ojos buscando señales de mentiras, pero lo que ella desconoce es que así como me enseñaron a saber cuando alguien miente, también me enseñaron a mentir perfectamente sin dejar rastros de ello.
Me mira de arriba a abajo poniendo sus brazos en jarras.
— Aunque quieras ayudar, no puedes correr.
— Puedo hacerlo, pero no tan rápido.
Extrañaba está versión de mi que ama sacar de quicio a las personas.
— Y eso podría abrir la herida, mejor quédate. —murmura pasando a mi lado directo a la puerta trasera del hospital. — Regresa con los demás.
— ¿Y Jason? ¿A dónde fue?
Me ignora cuando ve que voy caminando a su lado.
— Regresa antes de que alguien te vea así.
— ¿Estás preocupada por mi? —le pregunto haciendo que se detenga y sonrío cuando voltea a verme sonrojada. — ¿Qué?
— Jamás había conocido a alguien como tú.
— Lo sé, no hay nadie igual a mi.
— Te has convertido en un idiota.
Supongo que el Henry que conoció anoche es bastante diferente al que tiene enfrente hoy, pero es que nos soy amable con desconocidos que no formen parte de mi circulo y menos estando aquí con tanta gente que me conoce desde hace años.
— Un idiota por quién te preocupas.
— Oye yo no dije que me preocupara. —hace un mohín. — No tengo tiempo para discutir contigo. —retoma su camino y la sigo detrás sonriendo.
Caminamos por el estacionamiento. Parece que ella y Jason hicieron un recorrido y supongo que llamó a Andy para recorrer los pisos del hospital porque me encontré a David en el ascensor.
— ¿Por qué se separaron?
— ¿Quienes?
— Jason y tú, ¿querían abarcar más lugares?
— Lo perdí en los pasillos, supongo que conoce el lugar a diferencia de mi.
— Pero está mañana dijiste que vivías aquí hace cinco años, deberías conocer el hospital y más por ser policía.
— Que lindo que ahora yo sea el centro de tu mundo Henry. —canturrea y la miro mal. — Recuerdas lo que dije, si yo fuera fácil de ilusionar esa táctica te habría funcionado.
¿Qué demonios?
— No estaba usando ninguna táctica.
— Sí claro, lo que digas.
— ¿Por qué la usaría contigo? ¿Te has visto? No eres...
— Claro que me he visto y por eso lo digo. —me interrumpe dando la vuelta poniendo su mano en mi pecho deteniéndome. — Aceptémoslo, entre nosotros, quién caería primero serías tú.
La sonrisa irónica en su rostro casi me convence, de no ser por la mano sobre mí tiembla y desvía la mirada unos segundos, no estaría convencido de que la oficial miente y está nerviosa.
¿Debería usar una "táctica" como ella le llamó?
— Cariño creo que estás mal. —tomo su muñeca y me da risa que sea tan pequeña a comparación de la mía. — El que te hayas planteado un "nosotros" demuestra quién ha caído primero, ¿no crees?
Trata de zafarse de mi agarre, pero no lo consigue. Me agacho hasta estar a su altura y poder verla directamente. No me gusta detallar a las mujeres con este carácter, pero debo decir que ella tiene un bonito color de ojos.
— Yo que tú, no andaría alardeando sobre quién se enamora primero sí tienes a un Davenport enfrente, porque saldrías perdiendo.
Suelto su mano y ella se sonroja de nuevo haciendo un mohín.
— No sabes con quién te estás metiendo. Yo no soy como las chicas con quienes sales. —escucho que habla sin prestarle atención al captar movimiento a mi derecha. — Eres un idiota.
Jason corre pasándonos y no entiendo porque lo hace hasta que veo a Raymond salir de una camioneta que no enciende cerca de la salida trasera.
— Ahí está. —la oficial me mira confundida. — Jason va tras él.
Voltea hacia donde yo y en ese momento Raymond voltea viendo a Jason, por lo que comienza a correr olvidando la camioneta. La oficial y yo comenzamos a correr detrás de ambos.
Al estar en la calle lateral del hospital los vemos, aunque Jason sea rápido, Raymond le va ganando por cinco metros. Ambos atraviesan la avenida sin problema antes de que el semáforo cambie de color, nosotros no tenemos mucho éxito cuando llegamos al cruce.
— Espero que Jason no lo pierda.
La oficial a mi lado se mueve desesperada y se avienta al frente para cruzar sin importarle que pasen los autos a toda velocidad. Jalo su brazo cuando un carro pasa demasiado cerca de ella a punto de arrollarla y al estar en la acera se aparta molesta.
— ¡¿Qué estás loca?! ¡Te vas a matar!
— ¡Y él se va a escapar! —se aparta bruscamente de mi.
— No, no lo hará. —murmuro tomando su mano en caso de que quiera volver a cruzar. — Jason no lo dejará irse.
— ¿Tanto confías en que va a alcanzarlo?
— Sí, confió en él. —digo sin perderlos de vista. — No vuelvas a correr así frente a los autos.
Volteo a verla y no sé porque siento que algo ha cambiado en la forma en que me ve. Parece que intenta descifrar algo de mí por como achica los ojos.
Oh cariño no descifrarás nada que yo que no quiera mostrarte.
Cuando el semáforo cambia corro atravesando la avenida sin soltar el brazo de la oficial en caso de que vaya a quedarse atrás. Los perseguimos con dirección al oeste de la ciudad. Esquivan a unas cuantas personas cuando dan vuelta a la izquierda en Northman Street.
Recuerdo que mencionó tener una florería en esa calle la otra noche que habló con Hanna, pero no sería tan idiota como para ir ahí a refugiarse.
— Creo saber a dónde van. —le digo a la oficial.
Me detengo buscando la entrada a un callejón de descarga que si mal no recuerdo conecta con las calles vecinas. Cuando doy con él me apresuro y me trago el dolor de mi costado que comienza a ser más fuerte.
— Oye Henry. —la oficial da un tirón a mi brazo. — creo que debes parar, estás sangrando.
— No hay tiempo para eso, ¿recuerdas?
Tuerce la boca asintiendo mientras vuelvo a jalar su brazo adentrándonos al callejón. Siento la camisa mojarse por lo que disminuyo un poco, pero al ver en una de las salidas a quién parece ser Raymond tomando aire volteando a todos lados vuelvo a acelerar. Parece que Jason lo perdió, pero nosotros no. No pienso detenerme hasta llegar a él y menos cuando Raymond sigue sin moverse de ahí.
Voy a atraparte imbécil.
Cuando casi salimos Raymond voltea en nuestra dirección al escucharnos y abre los ojos sorprendido antes de sonreír. Comienza a alejarse de esa salida, pero está tan distraído que no ve a Jason y él no pierde tiempo para derribarlo y dejarlo sobre el piso. Forcejean lanzándose golpes el uno al otro mientras nos acercamos. Jason le da un golpe en las costillas dejando a Raymond jadeando en busca de aire.
Eso debió doler.
La oficial se suelta de mí al ver que Jason no detiene sus golpes.
— ¡Es suficiente! —le grita la oficial.
Pero él le da un último golpe en la nariz rompiéndola antes de sujetarlo y dejarlo boca abajo para que la oficial pueda arrestarlo. Se hace a un lado cuando ella lo inmoviliza con una rodilla sobre su espalda.
— Señor Raymond queda detenido por agresión y violación. —dice la oficial sonriendo cerrando las esposas. — Tiene derecho a un abogado. Todo lo que diga será usado en su contra.
Sí Roger la viera ya le estaría jurando amor eterno.
Sonrío por ese pensamiento mientras le ayudo a levantarlo, porque él es demasiado grande para que ella lo haga por sí sola.
— Gracias. —suspira cansada. — ¿Estás bien Jason?
— Sí, sólo necesito un segundo. —le contesta él jadeando.
Siempre he admirado el autocontrol que tiene para calmarse cuando lo único que quiere es seguir y no parar.
Desde que me dio una golpiza y todos vieron lo que podía hacer, lo llamaban a él cuando alguien de los cuatro se metía en problemas. Eso en parte me hizo sentir aliviado porque ya no sería sólo yo quién defendería a puños a ese par de idiotas.
— Creo que alguien podría terminar contigo sí te ve así.
Mi broma lo hace enarcar una ceja, pero se ríe sacando su dedo de en medio hacia mi.
Imagino que recordó la vez que Scar lo vio pelearse con unos chicos afuera de la Universidad. Ella estaba realmente enojada y lo amenazó con no volver a hablarle sí volvía a pelearse con alguien.
— Vamos a la estación. —Jason mira mal a Raymond. — Él tiene que pagar.
— No es necesario que vengan. —dice la oficial. — Puedo con él.
Eso me saca una sonrisa.
— Eres demasiado pequeña para poder con él en caso de que se escape.
— No se escapará, no es tan idiota, ¿o sí? —pregunta burlándose.
Raymond sonríe abiertamente antes de darle un repaso de pies a cabeza mientras comenzamos a caminar. El muy idiota lame sus labios sin despegar la mirada de la oficial y no sé porqué pero el que la vea así me molesta demasiado.
— Disculpe, ¿podría apretar más fuerte su agarre? —pregunta. — Quiero sentir sus manos en mi.
Cierro los ojos controlando las ganas de darle un puñetazo, pero mi cuerpo se relaja al escuchar a la oficial reír a carcajadas.
— ¡Lo siento tanto! —le da una mirada tan siniestra que incluso yo me siento incomodo. — Pero si lo hago podrías morir y quiero que recibas tu merecido lentamente.
— Sí usted va a castigarme, entonces comience a hacerlo ya si eso me hace sentir su cuerpo encima del mío igual que hace un momento. —dice Raymond sonriendo mientras cuento hasta diez para calmarme. — Me gustaría recorrer sus piernas lentamente con la navaja que corta los tallos de las flores. Tengo una más afilada que la que usé con Scarlet aquella noche.
¡Este hijo de perra!
— ¿Pero qué haces? ¿Quieres dejarlo inconsciente?
La oficial grita cuando el cuerpo de Raymond cae hacia atrás y no puede sostenerlo porque acabo de darle un puñetazo directo a la nariz.
— ¡Ya estaba cansándome con sus estupideces!
— Pero no era necesario golpearlo. —dice ella.
Escucho a Jason reír mientras ella comienza a levantar a Raymond. Al ver que batalla para ponerlo de pie me acerco para levantarlo e ignorando el dolor de mi costado lo cargo sobre mi hombro porque parece que se desmayó.
— ¿Qué estás haciendo? —pregunta cuando paso a su lado.
— Llevándolo a la estación como dijiste.
— ¡Vas a lastimarte de nuevo! —chilla golpeando el costado que tengo lastimado haciéndome jadear. — Lo siento, lo siento.
A medida que caminamos a la estación de policía los reclamos de la oficial que viene detrás de nosotros se vuelven más severos haciéndome reír.
— ¡Eres un idiota! No eres ningún superhéroe. —me detengo casi llegando a la estación para verla. — No deberías cargar tanto peso ni hacer esfuerzo.
— ¿Te preocupa que me lastime más? —sonrió cuando achica sus ojos dejando su preocupación de lado. — Y luego dices que yo caeré primero.
— Eres un civil y yo una oficial, es obvio que me preocupo por ti.
Algo se expande en mi pecho al escucharla, pero sacudo la cabeza para borrar esa sensación.
— Ya casi llegamos, vamos.
La escucho bufar y caminar frente a nosotros apresurada. Su rostro vuelve a sonrojarse y no sé por qué me divierte tanto.
Sería tan fácil cargarla a ella también.
Un capítulo más de un amor que es invencible.
Amo demasiado esto.
Scar mi niña hermosa eres valiente, que nadie diga lo contrario.
Jason amor de mi corazón, ¿cómo te imprimo en 3D y con vida?
Henry amigo, extrañaba también ese lado tuyo.
Todo comienza a caer en su lugar y quien sabe cuantas sorpresas nos esperan más.
¡Disfruten su semana! No vemos.
PD: Estos últimos capítulos son largos, ¿les gustan así o prefieren que los recorte en dos?
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