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Capítulo 9: Descubrir lo evidente

Pensé que así sería hasta que llegó Carolina para interrumpirnos, ella nos despertó de aquel trance. No sabía lo que había pasado, era como si mi cerebro no pensara en ese instante y solo me llevara por la emoción del momento.

Me despedí de Karla y de Carolina y me fui de allí después que esta última llegó. Sentía algo dentro de mí, algo que no había sentido por ella antes, pero sabía lo que significaba, la verdad no sabía lo que me había pasado en ese momento, mi lógica no había reaccionado en ese instante. Quizás era lo obvio o quizás no, pero lo que sí tenía seguro es que no solo sentía un sentimiento de amistad por ella. Necesitaba aclarar la situación, todo esto conllevaba un riesgo, no quería arruinar una amistad de años por una estúpida ilusión mía. Si iba a hacer algo al respecto entonces tendría que estar seguro de lo que sentía y tener mínimo una pista que ella sintiera lo mismo por mí, aunque la verdad lo veía muy difícil, y mi pregunta era, ¿porque justo a ahora sentía lo que sentía? Era una pregunta que por ahora no tenía respuesta. Tenía que contarle a alguien para que me diera su opinión y saber que esto no era una locura.

Al día siguiente, le mandé un mensaje a Ángel diciendo que me urgía verlo porque necesitaba hablar con él, antes de las clases obviamente. Él me respondió que sí.

—¿Qué pasó?, ¿Por qué tanto la urgencia? —preguntó preocupado.

—Creo que me gusta Karla —dije de una.

—¿Qué? —dijo con asombro.

—No te estoy mintiendo, creo que me gusta en verdad.

—¿Y cómo llegaste a esa conclusión?

—¿Te acuerdas que te dije que iba a practicar básquetbol con ella para poder ganarle a Gaby en el juego?

—Sí, creo que sí —dijo tratando de recordar.

—Pues estuve con ella, empezamos a jugar, todo iba bien, nada fuera de lo común hasta que por accidente se cayó sobre mí, empezamos a reír, una cosa llegó a otra y te juro que estuvimos a punto de besarnos.

—¡Wow!, eso no me lo esperaba —dijo con asombro.

—Créeme que yo tampoco, y ahora no sé qué hacer —puse mis manos en mi rostro.

—¿Estás seguro que te gusta? —preguntó curioso.

—No lo sé, tal vez fue por la emoción del momento, tal vez porque ambos estábamos muy agitados y porque ambos nos hallábamos en un momento en el que todo nos daba risa, pero la verdad no sé.

—Yo digo que antes de tomar una decisión sepas bien que es lo que sientes por ella.

—Sí, eso haré, primero sabré que sucede, ¿está bien?, no le vayas a decir esto a nadie, ni siquiera a Carolina.

—Está bien, no le diré a nadie, tú tranquilo.

Esa plática había sido un tanto productiva. Quizás me gustaba Karla, aunque quizás solo era una falsa impresión mía, pero seguía sin comprender porque sentía lo que sentía, todo era muy confuso y sin tener una idea muy clara de lo que quería hacer era aún más difícil.

No sé qué me pasaba, pensaba todo el día en ella, ya no podía dormir, ni siquiera la cocina me distraía de ella, me daban celos cada vez que ella estaba con otro, sentía unos celos que no se podían ocultar, y lo peor de todo es que no podía decir nada al respecto, al fin y al cabo, no éramos nada aparte de mejores amigos, según ella. Me sentía bastante confundido, a veces me trataba como si le gustase, pero en otras ocasiones me alejaba de ella, cada vez que me acercaba a ella se dejaba, pero justo cuando intentaba dar el siguiente paso ella o algo lo impedían, era como si ella a la vez quisiera algo conmigo y a la vez no. Todo era muy confuso en ese aspecto, no sabía exactamente qué hacer.

Después de un tiempo de convivencia con Karla me di cuenta de que en realidad sí me gustaba ella, pero eso era un error, no me podía gustar mi mejor amiga, y también temía que si le decía lo que sentía por ella y ella no sentía lo mismo por mi podría afectar nuestra gran amistad. Seguía sin saber que hacer. Y mientras Ángel todavía se sentía muy feliz con su novia.

Un día como cualquier otro, Ángel se había salido del salón para buscar a su novia Caro, yo me quedé adentro limpiando mi lugar. Noemi estaba conmigo, me ayudó a limpiar y empezamos a charlar.

—Oye... —empezó tímida.

—¿Qué pasó, Noemi? —pregunté curioso.

—Te voy a decir algo porque te tengo confianza, me gusta Vladimir.

—¿En serio? —dije sarcástico.

—Sí, es en serio, no estoy jugando —respondió un poco molesta.

—Ya lo sabía —dije de una.

—¿Cómo es que ya lo sabias? —preguntó intrigada.

—No lo sabía en sí, pero eso ya se veía venir, por la forma en cómo lo mirabas, en cómo le hablabas, en cómo lo tratabas, etc., era más que obvio que te gusta, ¿y sabes algo?, creo que también le gustas a él.

—¿Por qué lo dices?, ¿ya te lo había dicho?

—No, pero por la forma en cómo te mira, en cómo te trata más especialmente es muy evidente, ¿no me digas que no te has dado cuenta que tú también le gustas?

—No, la verdad no.

—Un típico de las mujeres, nunca se dan cuenta que le gustan a un chico. Si quieres hablo con él para saber si en realidad le gustas o no.

Terminamos de hablar y Noemi aceptó lo que le propuse. Me alegraba saber que por fin ella aceptaba lo que sentía por Vladimir, ambos se veían muy bien juntos y podrían ser una bonita pareja. Yo estaba completamente seguro que Vladimir sentía lo mismo por ella, aunque él nunca lo había confirmado, pero era lo más obvio.

Empecé a hablarle más a Laura, se me hacía una chica muy interesante y aparte estaba muy bonita, a pesar que no teníamos nada en común me agradaba mucho su compañía, además que me ayudaba a saber cuáles eran las debilidades de Gaby para poder ganarle con mayor facilidad. Ángel seguía super embobado con Caro, pero eso poco a poco me empezaba a preocupar, él al abrir su corazón y sentimientos como nunca lo había hecho, era algo que lo ponía en una posición muy vulnerable ante cualquier cosa que pudiera ponerlo mal, además que su relación empezaba a entrar en la monotonía y se empezaba a hacer un tanto aburrida. Y al final yo seguía con la interrogante de Karla, y eso aún no lo decidía, necesitaba tiempo para saber mejor que hacer.

Llegó un día que había estado esperando Ángel y que según él tenía noticias buenas para mí. Ya se habían acabado las clases y me encontré a Karla por casualidad y empezamos a platicar un poco. En ese momento llega mi mejor amigo.

—Hola, chicos —empezó él—, solo vengo a decirles que están invitados a lo XV años de mi hermana, va a ser en un salón de fiestas, luego les mando la dirección por mensaje.

—Está bien —respondimos al unísono.

Después de eso, Ángel se fue a seguir con los preparativos de los XV años de su hermana, por lo que yo me quedé platicando con Karla.

—Nos vemos allá —dije.

—Sí, claro, allá te veo, más te vale que vayas, no quiero estar sola, Carolina va a estar con su novio en todo momento y no quiero hacer un mal tercio.

—Está bien —asentí—, ¿entonces es una cita? —dije intrigado.

—Sí, es una cita —sonrió.

Esta era mi oportunidad para saber qué es lo que ella sentía por mí en verdad, estando en una fiesta quería intentar dos cosas, la primera era saber si sentía lo mismo por mí, y la segunda, si no era así, averiguar cómo evitar un desastre en nuestra amistad. Llegando a casa recibí el mensaje confirmándome el lugar y la hora en la que sería la fiesta. Después hablé por teléfono con Karla decirle que la vería en ese lugar. Me sentía muy emocionado.

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