Capítulo 5: Una propuesta
Ese día Ángel estaba muy emocionado, no podía aguantar las ganas. Después de poder tranquilizarlo y checar que ya todo estaba listo, me marcó para decirme que ya todo de acuerdo al plan, así que empecé mi parte del plan; fui por el carro hasta su casa. A pesar que todavía me sentía un poquito mal por lo que había pasado, todo se alegraba sabiendo que haría una buena cosa por él.
Arranqué el coche, me dirigí hacia el parque en donde me esperaban Karla y Caro, llegué de incógnito como si no supera que ellas estarían allí y efectivamente estaban ellas dos.
—Hola —saludé a las dos de beso en el cachete—, ¿qué están haciendo las dos aquí?
—Karla me invitó al cine a ver una película —respondió Caro.
—¿Y cuál película vieron? —pregunté intrigado.
—La de un chico popular que se enamora de una nerd, él al principio no le hizo caso, pero con el paso del tiempo se van hablado y al final él se termina enamorado de ella.
—Oh, suena interesante —dije.
Vi que traía un papel en la mano, ese papel era de los planes de Ángel, pero seguía simulando que yo no sabía nada.
—Caro, ¿ese papel de qué es? —pregunté fingiendo estar curioso.
—No lo sé —respondió Caro—, el hombre de las palomitas y los dulces me lo dio, me dijo que no lo abriera, no sé por qué ni de que sea.
—Entonces no lo abras —dije.
La parte uno del plan había acabado bien, ahora vendría la parte dos. Caro se veía ansiosa por abrir ese papel, pero no tenía que hacerlo, tuve que distraerla para que evitar que lo hiciera.
—¿Y si vamos al centro comercial? —comencé—, recuerdo que allí tengo que comprar unos zapatos que necesito, ¿me acompañan?
—Por mí está bien, ¿qué opinas tú, Caro? —dijo Karla.
—Está bien, ya que —secundó.
Nos subimos al carro, manejé hasta allí en donde proseguía la segunda parte del plan. Llegamos al local en donde los vendían, los compré y ellas me acompañaron a pagarlo al cajero, pasado por allí estaban las zapatillas que tanto Caro añoraba, entonces en secreto los compré sin que se diera cuenta.
Él hombre del cajero le dio otro papel a Carolina diciéndole que no lo abriera, supuse que Caro tendría ansias de abrir los papeles, pero para que no lo hiciera la entretuvimos Karla y yo para que eso no sucediera.
—Las invito a tomar un helado —comencé—, la heladería está aquí cerca y tengo ganas de uno, ¿qué dicen?
—Está bien —respondieron ambas.
Esa era la tercera parte del plan. Fuimos a la heladería, Karla pidió un helado de chocolate, Caro de fresa y yo de vainilla. De nuevo el cajero de la heladería, al entregarle su helado a Caro, le dio otro papel diciéndole lo mismo que los otros dos, que no lo abriera. Caro estaba muy ansiosa, desesperada y curiosa por saber que decían los papeles, nosotros no podíamos permitir que supiera que decían aún, por lo que su mejor amiga se los arrebató y los guardó para que no pudiera abrirlos.
Proseguía la cuarta parte del plan y debíamos apurarnos porque no aguantaría mucho que no supiera que decían aquellos papeles.
—Tengo ganas de ir al parque, ¿qué dicen?, ¿me acompañan? —pregunté alegre.
—Tú tienes ganas de ir a todos lados, además, ¿por qué te seguimos acompañando a donde tú quieres ir?, prácticamente te estamos siguiendo a todos lados —replicó Carolina.
—¿Qué clase de amigo sería si no obligara a mis amigas a hacer lo que yo quiera? —dije sarcástico.
Ambas se rieron, la frase funcionó porque Caro aceptó ir conmigo y Karla al parque. Cuando llegamos, al principio parecía un parque normal con árboles, pasto, etc., pero mientras nos adentrábamos en él, porque el parque era grande, se notaba que algo había allí, algo insólito, inusual, algo que se supone que no debería estar allí.
Había una mesa de madera, de forma circular en la que había un corazón rojo que cubría casi toda la mesa, alrededor de esta había flores como lilas, crisantemos, dalias, girasoles, lavandas, lirios, margaritas, orquídeas y tulipanes. Había pancartas muy hermosas que decían frases como "Eres la luz que ilumina toda la noche", "Tú y yo contra el mundo entero", "Eres el motivo por el cual sonrío", etc.
Caro estaba impactada, no sabía qué hacer, se le veía muy emocionada por lo que estaba pasando, de entre unos árboles salió Ángel con un ramo de rosas rojas y rosas y viéndola a los ojos le dijo emotivamente:
—Te quiero por 8 motivos: 1° porque sí, 2° porque te quiero, 3° porque me gusta tu forma de ser, 4° porque te lo mereces, 5° porque me haces sentir feliz cuando nos enviamos mensajes, 6° por tu amor, 7° porque no puedo evitarlo, 8° porque eres una gran mujer. Ahora abre esos tres papeles que te dieron.
Karla inmediatamente le dio los tres papeles, los abrió y contenían juntos la siguiente frase: "¿Quisieras ser mi...", Ángel tenía la parte que faltaba, abrió un papel que decía "...novia?"
Caro asintió con la cabeza, se puso a llorar inmediatamente y se abrazaron, mientras que Karla y yo aplaudimos. Justo después de eso yo le entregué a Ángel la caja en donde venían las zapatillas que tanto quería Caro, él las abrió y se las puso a su novia como una muestra de su amor y que no por ser una época moderna se debería perder la caballerosidad y el romanticismo.
La verdad fue muy hermoso el momento que pasó, fue muy emotivo ver a una pareja de enamorados querer estar juntos, ver amarse con una manera muy profunda y pasional era algo que no se ve a diario, ambos ya se querían y ahora se podía de manera formal, y seria era algo que me alegraba por parte de Ángel.
Pasaron un par de días, ya estábamos a punto de salir de vacaciones para otro curso del colegio. Vladimir y Noemi se la pasaron juntos esos días, a pesar que les pregunté que si ya eran novios ambos me respondieron "no". Karla se la pasó con su novio, empezaban a tener un poco de peleas, pero no era algo de lo que debiera preocuparme. Ángel y Caro no podían dejar de estar juntos, eran dos tortolos, jóvenes enamorados, merecían tener un tiempo de pareja juntos. Y yo estaba solo, mi mejor amigo teniendo novia y mi mejor amiga teniendo novio era algo en lo que yo no podía interferir, solamente me quedaban los juegos con Gaby, normalmente cada semana nos veíamos para entrenar, perfeccionar nuestra técnica y nuestra puntería, y también jugar unos partidos para saber quién era el mejor, lamentablemente para mi perdía muy seguido, pero por mínimas diferencias. Y con Diego me enteré que se cambiaría de turno, por lo que ya no lo vería de manera tan frecuente como lo hacía antes.
Había llegado el ultimo día antes de salir de vacaciones. Llegando a la escuela me encontré a Ángel y su novia Caro, lo cual me empezaba a acostumbrar que ya eran novios, los saludé, como se veían muy tiernos juntos no quise hacer un mal trio y seguí caminando. Karla estaba con su novio lo cual ya era lo habitual, aunque me sentía un poco desplazado, pero me tenía que acostumbrar.
De simple casualidad me encontré a Adriana, quería hablar con ella para saber porque se había puesto mal debido a lo que le conté la última vez que hablamos, ya que no se había dado la ocasión de hablar anteriormente, entonces hablé con ella.
—Hola, Adriana, ¿cómo estás? —saludé.
—Hola, estoy bien.
—Ajá... —dije sarcástico—, oye, ¿qué pasó ese día?, ¿por qué saliste corriendo? —pregunté curioso.
—Está bien, te lo voy a decir, me puse así ese día porque la verdad es que tú me gustas, no sé cómo ni tampoco sé por qué, pero en serio me gustas y quisiera que seamos algo más que amigos.
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