Si tuviera que elegir un momento y congelarme en el tiempo, seria alguna de esas veces en las que dormimos juntos, agotados pero anciosos de besarnos la espalda y dejarnos marcadas las mordidas del crimen. Encerrados por siempre. Declarandonos culpables.

No creia en el amor y tu me hisiste creer, abriste mis ojos y me enseñaste este nuevo mundo que yo desconocia. Aún así no estaba segura de enamorarme. Sabía que sufriría y no me equivocaba.

Sufrí por tu ausencia. Por esos deseados besos que quiero darte en este momento pero tú ya no estás...

El recuerdo de aquella noche se reproduce una y otra vez en mi mente como un video desenfocado en el que no distingues con claridad lo que ocurre.