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31

La espuma se deslizaba con suavidad por su cuello; Jungkook pasaba sus dedos entre las hebras húmedas de su cabello. El aroma a fresas llenaba sus sentidos y el agua se deslizaba de manera deliciosa sobre su cuerpo; su tibieza aún se sentía fría en comparación con la calidez de su piel. Taehyung lo amaba… Sus palabras se habían adherido en él y podía sentirlas arder…

Nunca imaginó que desde el día del teatro Taehyung se había aferrado a él. Nunca imaginó que cada uno de los pasos que dio a partir de ese día le pertenecían. Nunca imaginó que su existencia le permitiría a Taehyung despertar. Y, mucho menos, imaginó que él sería digno de un amor tan absoluto, tan feroz.

El agua continuaba su descenso lento, contorneando cada línea de su cuerpo. A pesar de que amaba la sensación del líquido sobre su piel, no era lo que deseaba sentir; quería que su cuerpo fuera acariciado por las manos de Taehyung, que su piel fuera besada por sus perfectos labios y que sus puntos más sensibles fueran saboreados por su lengua…

Su cuerpo clamaba por hacerse uno con el hombre que amaba…

No había espacio para dudas; cerró el grifo y tomó una toalla, amarrándola a su cadera. En cuestión de segundos ya estaba frente a la puerta de Taehyung. Al abrirla, se encontró con la perfecta figura del Eterno, de pie frente a la ventana.

La luz tenue delineaba su silueta con una perfección casi sublime. Los anchos hombros, la espalda fuerte y las líneas de su cuerpo irradiaban una fuerza contenida, elegante, imposible de ignorar. Sus caderas y glúteos eran firmes. Completaban aquella imagen que parecía arrancada de un sueño demasiado vívido.

Cuando Taehyung se giró para mirarlo, el tiempo pareció detenerse. Sus ojos se encontraron, y Jungkook sintió su corazón golpear con fuerza su pecho. Taehyung era todo lo que necesitaba; ahora sabía que el universo no se había equivocado al entrelazar sus caminos, había tejido sus hilos con una precisión divina, llevándolo directamente a este instante, a este hombre. Porque ahora sabía, con absoluta certeza, que nunca podría imaginarse siendo amado por alguien más.

Guiado por esa verdad, comenzó a acortar la distancia entre ambos hasta que solo los separaban algunos centímetros. Con delicadeza, sus manos se deslizaron sobre los brazos de Taehyung, siguiendo el contorno de su piel. Podía sentir cómo su toque hacía estremecer la piel del Terno. Sus yemas se llenaron de la calidez de aquella piel y por un momento tuvo miedo. Buscó la mirada de Taehyung para asegurarse de que aquel no fuera un sueño y, al encontrar esos ojos, mirándolo con tantas emociones, supo que era real…

La manera en que el deseo comenzaba a dibujarse en la mirada de Taehyung le hizo tomar el valor que le hacía falta para dejar sus labios plasmados sobre la clavícula del Eterno. Lo deseaba, lo necesitaba…

—Taehyung… —susurró, anhelando que sus manos por fin lo tocaran.

Y entonces lo sintió. La mano de Taehyung acarició su mejilla, suave pero firme, como si le estuviera asegurando que estaba exactamente donde debía estar.

—Déjame amarte, Jeon Jungkook. —Lo escuchó decir en voz baja.

La manera en la que había pronunciado aquellas palabras lo había dejado sin aliento. El tono grueso de su voz se había metido debajo de su piel haciéndolo estremecer.

Claro que quería ser amado por él; su piel reclamaba por su tacto, sus labios pedían por su boca. Necesitaba tanto acortar el espacio entre ambos; en su interior nacía una necesidad tan grande por ese amor. Asintió con suavidad.

Y aquel pequeño gesto fue suficiente para sentir los labios de Taehyung rozando los suyos; su aliento chocaba cálidamente sobre sus belfos, casi podía degustar su sabor. Sus bocas se unieron de manera lenta, como si ambos estuvieran redescubriendo la forma en que encajaban. Era como si todo se alineara al contacto.

El beso no tardó en intensificarse, volviéndose más profundo, más urgente. Los dedos de Taehyung se deslizaron hasta la nuca de Jungkook, atrayéndolo aún más cerca, mientras el Inmar se aferraba a sus caderas como si temiera que el momento se desvaneciera.

El mundo más allá de ellos dejó de existir. No había espacio para nada más que el calor que compartían, el tamborileo frenético de sus corazones sincronizándose y la sensación de pertenencia absoluta que emanaba de cada caricia, de cada suspiro.

Cuando finalmente se separaron, sus respiraciones eran desordenadas, y el espacio entre ellos apenas existía. Jungkook dejó escapar una risa suave, nerviosa, mientras sus ojos buscaban los de Taehyung.

Ambas miradas se encontraron, desbordando la necesidad que ambos tenían por unir sus cuerpos.

Los dedos de Taehyung comenzaron a acariciar su cuello, y con lentitud, sus manos comenzaron a trazar un camino invisible. Sus yemas se deslizaron sobre su torso desnudo, explorando cada una de sus curvas, sintiendo cada centímetro de su piel…

Cuando llegaron a su cintura se detuvieron; Taehyung la tomó con firmeza; sus manos encajaban de manera perfecta con su cuerpo…

Con suavidad, el Eterno lo giró y dejó un beso sobre la parte superior de su cuello; sus labios continuaron dejando su rastro hasta llegar a la parte trasera de su oreja.

Sus manos se abrieron paso hasta llegar a su pecho, sus dedos comenzaron a juguetear con sus pezones y su lengua con su lóbulo. El Inmar no pudo evitar dejar salir un gemido.

Taehyung soltó una pequeña risa juguetona.

—Parece que esto te gusta, Jungkookie —dijo con voz aterciopelada y burlona—. ¿Disfrutas cuando te toco aquí? —cuestionó mientras volvía a pellizcar una de las tetillas del Inmar. Jungkook asintió disfrutando del toque— Ya veo.

Taehyung decidió continuar con su expedición y deslizó el dorso de sus dedos sobre el abdomen de Jungkook; pudo notar cómo cada músculo se tensaba bajo su toque. Quería memorizarlo todo: la textura de su piel, la fuerza de su cuerpo y la forma en que su pecho subía y bajaba con cada respiración…

Despojó a Jungkook de la toalla que cubría su cuerpo y la lanzó tras su espalda. Sus manos se adueñaron de sus caderas mientras su lengua degustaba el dulce sabor de su cuello.

Jungkook cerró los ojos, sumergiéndose en las sensaciones que Taehyung provocaba a su paso. La manera en la que sus manos se desplazaban sobre su cuerpo le recordaba la gracia con la cual movía sus dedos sobre el cello; con tal pasión y precisión…

De pronto las caricias se detuvieron y el vacío en su piel reclamaba por la calidez de las manos que lo habían abandonado. Con suavidad giró su rostro en búsqueda del Eterno y lo vio ahí sentado sobre la cama, con su mirada sobre su cuerpo, disfrutando de su desnudez.

—Ven aquí. —pidió con voz profunda.

Jungkook sintió un escalofrío recorrer su columna; la voz de Taehyung estaba impregnada de un erotismo difícil de ignorar. Se giró sobre su eje e inició su camino hacia él.

Taehyung se dejó perder por completo en la perfección de la silueta de Jungkook. Mirarlo caminar hacia él con tal gracia, con tal sensualidad, le hacía perder cualquier tipo de cordura. Su belleza era irreal. Aún no podía creer que él era suyo…

Jungkook iba seguro sobre sus pasos cuando uno de sus pies se enredó con su toalla, haciéndolo trastabillar. Taehyung se apresuró a sostenerlo.

—¿Estás bien? —cuestionó, preocupado.

Jungkook asintió mientras tapaba su rostro con sus manos; estaba avergonzado. Aquel había sido el peor momento para tropezar. Escuchó la risa de Taehyung esparcirse por el espacio.

—No lo hagas peor —pidió ruborizado—. Debía ser sensual, no torpe.

Taehyung apartó sus manos de su rostro y dejó un beso sobre ellas.

—Incluso siendo torpe, eres increíblemente sensual, Jungkook-ah —Posó sus labios sobre el ombligo del Inmar—. Ven aquí.

Taehyung tomó las piernas del contrario, colocándolas a sus costados; Jungkook terminó sentándose sobre su regazo y su pequeño tropiezo pasó a segundo plano cuando sintió los labios de Taehyung llenando su piel de pequeños besos húmedos.

Taehyung estaba marcando su piel nívea, dejando pequeños chupetones y mordidas. Sus pezones estaban siendo saboreados de manera maestra. Sentía la erección de Taehyung creciendo debajo suyo, decidió llevar su diestra hacia su pene y comenzó a acariciarlo por sobre la tela; su dureza comenzaba a volverse cada vez más evidente.

Taehyung sintió como Jungkook liberaba su miembro sin ningún tipo de vergüenza. El compás de su respiración se volvió errático cuando la mano del Inmar inició un vaivén exquisito sobre su extensión. Deslizó sus manos sobre la espalda de Jungkook, siguiendo la línea de su columna hasta llegar a sus glúteos. Cuando llegó a ellos, comenzó a masajearlos, mientras continuaba dejando pequeños besos por su piel.

Jungkook le miró de manera lasciva y con una sonrisa llena de sensualidad, tomó ambos falos entre sus manos, masturbándolos al mismo tiempo. Pequeños suspiros de satisfacción salían de los labios de Jungkook.

Taehyung llevó su mano hacia la mejilla del Inmar y acarició su labio inferior con su pulgar. Jungkook, de manera instintiva abrió su boca y succionó su dedo. El Eterno silenciosamente le pidió al menor que llenara su dedo medio con su saliva. Cuando estuvo lo suficientemente húmedo, lo llevó a su entrada y lo introdujo en ella con cuidado reverente. Poco a poco fue dilatándolo hasta poder introducir un segundo dedo. Los dulces gemidos de Jungkook comenzaron a esparcirse por la habitación.

Jungkook nunca había sido tímido para el sexo. Amaba hacerle saber a su amante lo mucho que lo estaba disfrutando.

Taehyung lo estaba volviendo un lío; no tenía necesidad de decirle o mostrarle qué hacer, él lo estaba haciendo de maravilla. Podía sentir cómo los dedos del Eterno tenían un movimiento constante y delicioso. Ya no podía resistirlo; lo necesitaba a él.

—Te necesito dentro de mí. —dijo con voz entrecortada y suplicante.

Taehyung sonrió ante la solicitud. Nunca podría negarse cuando Jungkook estaba pidiéndolo con tanta necesidad. Con cuidado sacó sus dedos del menor y acomodó ambos cuerpos. Dejó caer un hilo de su saliva sobre su miembro y lo alineó con la entrada del Inmar. Frotó su pene sobre ella de manera juguetona…

Jungkook le pedía con la mirada que siguiera adelante.

El Terno introdujo la punta de su miembro. Jungkook enredó sus brazos sobre el cuello del mayor y mordió sus labios ante la intromisión.

Taehyung continuó expandiendo las paredes de Jungkook; podía sentir como su pene era envuelto por la calidez del interior del contrario.

Dejó que el Inmar se acostumbrara a su tamaño y antes de comenzar con sus movimientos, buscó los labios de Jungkook, se dejó envolver por su delicado sabor; era como estar degustando el mejor vino tinto, era adictivo y él solo podía pensar en dejarse embriagar por aquella perfección…

Aún en el beso, comenzó a mover su pelvis, en movimientos lentos pero constantes. El Inmar enterró sus uñas sobre su espalda y comenzó a jadear sobre sus labios.

Jungkook sentía cada centímetro de su piel estremecer y su respiración se quedaba atorada en su garganta. Instintivamente comenzó a mover sus caderas, buscando llenarse por completo.

Taehyung le permitió llevar el compás y, con movimientos extensos y profundos, comenzó a llevar un ritmo más vivo. Pronto el espacio se inundó de sus gemidos, de sus respiraciones entrecortadas, del choque de sus pieles…

La fuerza en las piernas de Jungkook comenzó a flaquear. Taehyung tomó al Inmar por la cintura y lo colocó sobre el colchón, enderezó su cuerpo y por un momento se permitió admirar la belleza de su Jungkook…

Sus ojos viajaron por aquella piel, pudo encontrar su rastro en ella y era perfecto; sonrió satisfecho. Sus dedos delinearon el abdomen del Inmar, hasta llegar a su cicatriz, aquella que representaba el día más doloroso de su existencia; dejó una pequeña caricia en ella.

—Eres hermoso, Jungkook. —dijo mientras sus caderas comenzaban a moverse nuevamente.

Jungkook envolvió sus piernas a su cintura y Taehyung lo alzó un poco para que sus penetraciones llegaran más hondo… Supo que había encontrado el punto dulce del Inmar cuando lo sintió presionar ligeramente su pene.

Continuó golpeando ese punto y los jadeos se volvieron cada vez más erráticos.

—Ahí. Ungh, Tae…

Jungkook estaba cerca del clímax, todo su cuerpo se lo estaba confirmando… La manera en que sus ojos perdían el enfoque, como su cuerpo se tensaba y su interior lo apretaba.

Jungkook estaba precioso, al borde del éxtasis con el cabello despeinado, su rostro en un carmesí perfecto, sus labios maltratados y sus manos apretando con fuerza sus muñecas…

Taehyung dio un par de embestidas más cuando Jungkook arqueó su espalda para liberar su orgasmo. Su cuerpo soltaba pequeños espasmos y sus ojos lagrimeaban debido al placer.

Jungkook sintió como Taehyung sacaba su pene de su interior. Sabía que él aún no había alcanzado su orgasmo.

—Lo siento —dijo con voz entrecortada—, yo no pude contenerlo más. Déjame ayudarte.

Taehyung sonrió dulcemente.

—Yo me encargo.

Tan pronto como dijo aquello, juntó las piernas de Jungkook y sumergió su miembro entre sus muslos. Jungkook casi pudo sentir su erección volver al ver aquella escena; las gotas de sudor caían por el cuello de Taehyung, algunas de sus castañas hebras se habían pegado a su frente haciéndolo ver aún más sensual, sus gruñidos estaban entrelazados con sus gemidos.

Taehyung apretó sus dedos en la piel de Jungkook cuando sintió que se acercaba su orgasmo. Un cosquilleo se extendió por su abdomen y un jadeo ronco salió de sus labios cuando su semen salió manchando el vientre del menor.

Aun con su cabeza dando vueltas por la intensidad de su orgasmo, dejó pequeños besos en los tobillos de Jungkook y acarició sus largas piernas con suavidad.

—Amo tus piernas. —Su voz salió ronca.

Jungkook dejó salir una pequeña risa nasal; era hermosa la manera en que Taehyung parecía amar cada parte de él.

Taehyung se levantó un momento de la cama y volvió con un poco de papel; con suavidad comenzó a limpiar el desastre que descansaba en el abdomen de Jungkook.

—¿Solo mis piernas? —cuestionó Jungkook con una sonrisa traviesa.

Taehyung negó en medio de una sonrisa.

—En realidad, amo todo de ti.

Los labios de Taehyung comenzaron a repartir minúsculos besos por las piernas de Jungkook; su boca subió con precisión por todo su cuerpo hasta que llegó a su rostro. Beso cada uno de sus lunares, el de su mejilla, el de la punta de su nariz, el de su frente y, por supuesto, el que estaba bajo sus labios…

Jungkook sonrió, sintiéndose suficiente, amado y deseado. Se inclinó hacia Taehyung y apoyó su frente en la suya. Ambos cerraron los ojos y respiraron juntos, en perfecta sincronía. Por fin había llegado su momento de amarse.








Hola personitas,

Volvimos con nuevo capitulo, gracias por continuar en este camino junto a mí. Espero que el capítulo fuera de su agrado...

Algún día les contaré la anécdota de como fue escribirlo...

Hoy tengo pocas palabras, les quiero...

No quiero irme sin antes decir "Winter ahead" eres una belleza de canción. Gracias Taetae por siempre darnos la calidez de tu voz y la hermosura de tu trabajo ♡

Besos

🌌Vera

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