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29


Namjoon miraba la pared en donde se proyectaban las noticias, sus ojos atrapados en las imágenes caóticas que parpadeaban frente a él. La ciudad era un campo de zozobra y sombras, desmoronándose bajo la furia despiadada de Círculo Dorado. Rodeado de Efís y Meras, podía sentir el miedo palpitando en cada uno de ellos, pero era su propio miedo el que lo congelaba. Yúa y los demás estaban allá afuera, atrapados en esa pesadilla, y él… él solo podía observar.

Con un nudo en la garganta, trataba de convencerse de que no era más que una tormenta pasajera, algo que podría racionalizar. Pero, cuando sus pensamientos comenzaban a hundirse en la desesperación, vio a Yúa entrar por la puerta, sus pasos débiles y su rostro quebrado, pero estaba allí. Se adelantó sin pensar, alcanzándola con una desesperación que no trató de ocultar. La envolvió en un abrazo, estrechándola con una intensidad que él mismo desconocía. Su angustia comenzó a disiparse.

—Es un alivio... —susurró, su voz rota, incapaz de contener el torrente de alivio y de terror que aún pulsaba en su interior—. Es un alivio que estés bien.

Yúa lo miró. Su rostro parecía a punto de desmoronarse. Un dolor profundo, inabarcable, brillaba en sus ojos, y en su voz había una amargura desgarradora.

—Aún teníamos tiempo, Nam… —murmuró. La fragilidad de sus palabras dejando al descubierto el horror que había visto—. ¿Por qué tuvo que pasar esto?

Namjoon sintió su garganta cerrarse. Sabía que no podía darle una respuesta que le aliviara. Solo podía ofrecerle la verdad amarga, esa que intentaba disimular, aunque cada palabra se sintiera como una traición.

—Es Círculo Dorado, Yúa. Nunca importó cuánto tiempo creyéramos tener. Para ellos… siempre seremos solo sombras —Acarició con suavidad el cabello de la Efí en un intento de hacerla volver de aquella pesadilla—. Sabíamos que esto podía pasar, Yúa. Sabíamos que no podíamos salvar a todos... Círculo Dorado hace lo que quiere, cuando quiere.

Yúa lo miró asintiendo débilmente, sus ojos llenos de lágrimas, brillando con una tristeza tan profunda que Namjoon sintió cómo su propio pecho se desgarraba. Quería sostenerla hasta que el dolor desapareciera, pero en ese momento, una pequeña luz capturó su atención. Su mirada se quedó atrapada sobre Taehyung. Él caminaba hacia el centro del lugar, sus ojos clavados en la proyección, como si esa imagen de devastación lo hubiera consumido.

Desde su piel irradiaba un resplandor peculiar, como si la intensidad de sus emociones desbordara sus límites. Con cada paso que daba, la sala parecía llenarse de esa energía, envolviendo a todos en un silencio profundo, contenido. Una lágrima descendía lentamente por su mejilla, y cuando habló, su voz era un lamento enardecido, el eco de una llama indomable.

—¿De verdad debo quedarme de brazos cruzados? —su pregunta quebró el aire, cargada de un reproche que era tan feroz como el dolor que lo consumía.

Una Efí se adelantó, enfrentándolo con una expresión fría y amarga.

—¿Y qué piensas hacer, Terno? ¿Pedir ayuda? ¿A quién? ¿A la policía? —dijo con sarcasmo contenido— Ellos son parte de esto. Están del lado de Círculo Dorado —soltó una risa irónica—. Nadie allá afuera va a levantarse por ti, ni por ninguno de nosotros. ¿Acaso vale la pena siquiera intentarlo?

¿Realmente ella acaba de preguntar eso? Taehyung fijó sus ojos en aquella Efí. Ella fue incapaz de contener su mirada. ¿Y cómo podía hacerlo? Sí; en aquellos profundos ojos verdes solo encontraba reproche y decepción.

—No estoy pidiendo ayuda de afuera —dijo, su voz firme como un golpe—. Les estoy hablando a ustedes. Juntos podemos pensar en algo, en una manera de poner fin a esta pesadilla. Luchar por nuestra libertad.

Namjoon sentía que con cada palabra que salía de los labios de Taehyung una verdad era arrojada, una que él mismo no quería aceptar. Dio un paso adelante.

—Taehyung…

Quería detenerlo, apaciguar ese fuego que veía arder en él. Temía que todo lo que Taehyung estaba sintiendo lo llevara a un lugar sin retorno.

—Tienes Meras fieles a ti, Namjoon —su voz sonaba quebrada en una mezcla de esperanza y súplica—. Puedes acabar con esto, y lo sabes. Debemos hacer algo.

Namjoon apartó la mirada, su rostro endurecido por el miedo, pero sus ojos delataban la carga que llevaba consigo, el peso de sus decisiones.

—Quimeras que son como familia para mí, Kim —replicó, con una voz fría y medida, a pesar de que cada palabra se sentía cómo un clavo en su propio pecho—. No voy a sacrificarlos, ni a ellos ni a este refugio. ¿No entiendes? Si fallamos, nos capturarán, usarán Inmarcesibles para torturarnos y llegar a nuestros recuerdos.

»No pondré a Nari en peligro… No puedo hacerlo.

Taehyung lo miró con incredulidad y una tristeza indescriptible. Sus ojos buscaron en los demás algún atisbo de apoyo. En cada mirada encontró el mismo miedo, la misma resignación que había aprendido a odiar. La luz que emanaba de su cuerpo aumentó y sus ojos se encendieron en tonos violetas y verdes. Parecían arder en la penumbra.

—Claro… Como no son ustedes los que corren peligro allá afuera, es más sencillo ver hacia otro lado… —dijo lleno de amargura—. Quizá aquí dentro tienen todo lo que necesitan, pero… ¿Esto es vivir? Creen que son libres, pero siguen siendo prisioneros. Siguen escondiéndose, suplicando porque nuestra verdad no los alcance…

»Prefieren que las personas a las que aman crean que están muertos y tal vez sea verdad, porque su propósito murió en el momento en que se volvieron indiferentes.

»Estoy harto de huir. Estoy harto de sentir que mi existencia es un error y de que no tengo derecho a una vida como la de cualquier otra persona. No pienso continuar de esta manera, quiero que mi existencia signifique algo, que no solo se resuma a la manera que viví durante tantos años…

La energía de su voz parecía casi tangible, vibrando en el ambiente, y cada una de sus palabras destilaban una verdad tan personal que dolía.

»Si voy a morir, al menos quiero hacerlo luchando, tratando de cambiar el rumbo de esta pesadilla. Si ustedes quieren quedarse aquí sentados, bien. Pero yo me voy —Sin esperar respuesta, Taehyung se giró y avanzó hacia la salida. Dos Meras trataron de detenerlo, sujetándolo con fuerza, pero él los miró con una súplica que dejó a todos sin palabras—. Suéltenme.

Namjoon intervino, su voz apenas un susurro.

—Déjenlo —ordenó, mirando a sus hombres con un nudo en el pecho—. No puedo detenerlo. A diferencia de todos, él es el único que no llegó aquí por su propia voluntad.

La respuesta de los demás fue un coro de reproches. Una murmuración intensa comenzó a extenderse por el refugio, frases cortantes y llenas de desprecio.

—Es un malagradecido. Después de todo lo que Namjoon hizo por él…

Taehyung, con la cabeza baja y el cuerpo tembloroso, se volvió hacia ellos con una mirada llena de dolor.

—Sé que tengo una deuda de vida con Namjoon. No hace falta que me lo recuerden —sus palabras eran una mezcla de gratitud y remordimiento—. Y cuando llegue el momento… lo recordaré.

Dirigió una última mirada a Namjoon, una que pedía que reconsiderara su posición.

—Por Nari. —Susurró con una intensidad casi desgarradora.

Namjoon sintió que un peso se le incrustaba en el pecho, sus manos temblando mientras daba la orden final para dejarlo ir. Sus hombres obedecieron, dejando que Taehyung avanzara hacia la puerta. Lo miró mientras se iba, sintiendo cada una de sus palabras ardiendo en su cuerpo.

Yúa dio un paso adelante, queriendo seguirlo, pero Namjoon la detuvo con una mano trémula. Sus ojos brillaban con la tristeza de alguien que sabía que estaba a punto de perder algo precioso.

—No estoy listo para perderte, Yúa —susurró, su voz rota—... Por favor.

Ella lo miró con dolor, atrapada en su propio dilema. En su mirada reflejaba el deseo de seguir a Taehyung, de acompañarlo, pero cuando vio la súplica en los ojos de Namjoon, supo que no podía dejarlo…

Miró hacia la puerta, donde Taehyung acababa de desaparecer, y sintió cómo una parte de su propio corazón se iba con él…

Cuando Taehyung salió del refugio, sintió el frío golpear su piel. A pesar de que el otoño era palpable en esa noche, su piel ardía…

Sus pulmones parecían cortarse con cada respiración. Observó el cielo. Por un instante, el silencio de la noche lo abrumó. Tenía un camino delante de él, pero no sabía a dónde ir, ¿realmente nadie querría ayudarlo ahí afuera? ¿Debería rendirse? ¿Debería volver a casa?...

¿Qué debía hacer?








Jungkook mantenía su vista en el techo de la cabaña. Sus pensamientos divagaban en recuerdos lejanos. En aquel lugar aún podía encontrar pequeños fragmentos de Taehyung. Aún podía respirar su aroma en las habitaciones, aún podía ver el sol cayendo sobre su rostro, aún podía sentirlo…

Quizás por eso estaba ahí, porque aquel lugar había sido de ambos, un lugar donde habían abierto sus corazones, un lugar donde los dos habían pertenecido…

Taehyung comenzaba a desdibujarse en algunos lugares, el paso de otras personas consumía lo poco que quedaba de él y eso estaba matándolo…

El teatro ya no parecía tan vivo, su salón comenzaba a sentirse menos cálido, su estudio parecía cada vez más vacío…

Jungkook suspiró, deseando detener el tiempo para no seguir perdiendo los pequeños rastros que aún quedaban de él. Cerró sus ojos pensando en cómo la partida de Taehyung había dejado tantos vacíos…

Jungkook siguió sumergiéndose en sus pensamientos, su cuerpo comenzó a sentirse pesado y su respiración era cada vez más profunda. El sofá comenzaba a verse como una gran opción para dormir… Esperaba no arrepentirse de su decisión…

Algunas horas habían pasado cuando el frío incontenible de la noche decidió adherirse a su piel. Movió su cuerpo tratando de encontrar algo con que cubrirse, pero fue en vano… Con lo único que se encontró fue con la luz chocando contra sus ojos y un dolor punzante sobre su cuello…

Después de todo no había sido tan buena idea quedarse dormido ahí…

Decidió sentarse sobre el sofá y de manera perezosa frotó sus ojos. Cuando por fin miró hacia el frente, su mirada se encontró con una figura que reconocía a la perfección…

Taehyung estaba justo ahí, de pie, mirándolo…

Suspiró cabizbajo; ¿así que este era un sueño más?…

Odiaba encontrarse a Taehyung en sus sueños; siempre que sus manos trataban de tocarlo, él se desvanecía en el aire.

Apartó su mirada de la silueta. Quería terminar con aquel sueño lo antes posible. Se incorporó con lentitud y comenzó a caminar hacia Taehyung; era momento de despertar…

Cuando llegó frente suyo sentía que no era capaz de mirarlo; era demasiado doloroso…

—Jungkook…

El Inmar pudo sentir cada fibra de su ser respondiendo a aquel llamado. Amaba como se escuchaba su nombre en la aterciopelada voz de Taehyung. A pesar de que sentía su mundo cayéndose a pedazos, elevó su mirada para poder ver aquellos hermosos ojos que tanto amaba…

—Sé que un día no serás solo un sueño —un nudo se formó en su garganta—... Por favor, Tae, vuelve a mí…

Determinado a terminar con aquello, posó sus manos sobre las mejillas de Taehyung, pero a lo contrario de lo que esperaba, sus manos no quedaron vacías. Podía sentir el contraste de su piel fría y la calidez del rostro de Taehyung.

¿Cómo era posible?

Taehyung miró como Jungkook se congelaba por un momento, mirándolo incrédulo. Una de sus manos abandonó su mejilla y la llevó hacia su cabello. Su toque era tan suave que no pudo evitar cerrar los ojos… Nunca esperó encontrar a Jungkook en Nonsan, pero ahí estaba, ayudándolo a no consumirse por completo en su ira y dolor…

—¿De verdad eres tú? —La voz de Jungkook era casi un susurro, como si tuviera miedo de su respuesta.

Taehyung abrió sus ojos y pudo ver las lágrimas corriendo por el rostro del Inmar. No tenía la fuerza suficiente para articular una respuesta, así que solo asintió. Jungkook lo rodeó con sus brazos… Taehyung no supo hasta ese momento cuánto había deseado ese abrazo… Tomó a Jungkook con fuerza, sintiendo sus manos temblar…

—No puedo creerlo. Estás aquí. Realmente, estás aquí —la voz de Jungkook era una mezcla de alegría y confusión—. ¿Dónde estuviste todo este tiempo? ¿Por qué tardaste tanto en volver?

Taehyung no quería arruinar aquel momento con respuestas que sabía iban a doler…

Apartó con cuidado a Jungkook de su cuerpo y trató de dibujar su mejor sonrisa.

—Prometo que te lo contaré todo…

Jungkook sostuvo la mirada de Taehyung con suavidad. Parecía que algo dolía dentro de él… Sintió su propio pecho encogerse.

Sin pensarlo demasiado, posó sus labios sobre la frente de Taehyung y acarició dulcemente la parte baja de su cabello.

—No te preocupes, Taehyung. Ya habrá tiempo para hablar de ello —Jungkook miró el reloj; aún era de madrugada—. ¿Qué tal si tratamos de dormir un poco? Aún es temprano.

Taehyung asintió con suavidad. Necesitaba que aquel día terminara; pero no quería quedarse solo.

—¿Puedes quedarte conmigo? —su voz temblaba levemente.

—Jamás podría apartarme de tu lado. —respondió Jungkook sin dudar.

Taehyung sintió un nudo formarse en su garganta; no sabía si era merecedor de aquello, cuando él aún no había sido capaz de confesar sus propios sentimientos…

Ambos caminaron en silencio hacia la habitación. Taehyung fue el primero en envolverse entre las sábanas. Sus pensamientos comenzaron a retornar a lo que había pasado más temprano. Aún podía sentir su interior en llamas, consumiéndolo lentamente, pero Jungkook llegó como la lluvia que necesitaba para apagar aquel incendio, tan suave y apacible.

—Al fin pude conocer al señor Ryu —Taehyung dirigió sus ojos hacia Jungkook—. Volvió a Corea, cuando supo lo que había pasado contigo —hizo una pequeña pausa, mientras enrredaba sus dedos entre las castañas hebras del cabello de Taehyung—. Él es extraordinario. Me ha contado muchas historias sobre ti…

—Cosas buenas, espero.

Jungkook sonrió dulcemente y negó con suavidad.

—Nunca lo sabrás.

Taehyung sonrió viendo la hermosa expresión de Jungkook. El ardor que lo había estado consumiendo empezaba a apagarse. Jungkook era la calma que le permitía descansar, la brisa que le permitía respirar…

—Eso no es justo, Jeon Jungkook. —dijo en medio de una sonrisa.

Jungkook desvió su mirada, nervioso y trató de cambiar la dirección de la conversación.

—Mi alma está sanando, es lento, pero cada vez hay menos grietas en ella —la mirada de Taehyung se suavizó al escuchar aquello—. El señor Ryu dijo que debía dejar que el amor de las personas que me rodeaban llegara a ella.

»Normalmente eso debería ser fácil, pero mi alma aún está despertando. Tuve que dejar mi miedo a un lado y permitir que mis hyungs se volvieran uno con ella. Jimin hyung lloró mucho el día que la vio por primera vez. Dijo que era porque era hermosa, pero siento que no era la única razón por la que lloraba —Hizo una pausa fijando el oro en la profunda mirada de Taehyung—... También quiero mostrártela…

—Cuidaré de ella…

—Lo sé…

El silencio los envolvió; Taehyung dejó que la sensación de alivio lo rodeara por completo…

Jungkook vio como Taehyung poco a poco se entregaba a sus sueños, no podía dejar de mirarlo; recorría cada centímetro de su rostro, era hermoso. Dejó una pequeña caricia en su mejilla. A pesar de su propio cansancio, luchó por mantenerse despierto; temía que si se quedaba dormido, al despertar Taehyung se desvanecería nuevamente de su lado.

Se levantó de la cama y se sentó en el sillón que estaba en la esquina de la habitación. Volvió a fijar su mirada en Taehyung y se quedó perdido en su respiración… Era profunda y sutil… Sintió su propia respiración entrecortarse…

Si aquel también era un sueño, al despertar no podría reponerse…

Tenía miedo de perderlo otra vez…









Hola personitas,

Vengo a contarles que me enfermé bien feo, estuve que ni me podía levantar de la cama, por eso no anduve tan activa en IG últimamente...

A pesar de que no anduve tan bien, no quería dejar de actualizar, así que espero que el capítulo les gustara.

Tengo una duda, ¿ustedes creen que Jungkook está soñando? Mi beta reader (y mejor amigo) me dijo que pensaba que todo era un sueño ( つ﹏╰) ¿ustedes qué dicen?

También quería preguntarles, ¿por qué creen que Jimin lloró al ver el alma de Jungkook?

Por cierto, quiero compartir algunos datos (no recuerdo si ya lo había mencionado, pero por si acaso se los vuelvo a dejar).

-Geuneul significa "sombra" (es una palabra en coreano).
-Terno es el diminutivo de "Eterno"; recordemos que nuestro Taetae es un Eterno.
-La palabra Terno, tiene un significado por sí misma: "conjunto de tres cosas de una misma especie".

Esto es todo por hoy. Por favor, tomen awuita, les quiero.

Besos

🌌Vera

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