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23


El tiempo comenzaba a moverse con menos lentitud, las horas comenzaban a pasar un poco más rápido. Algo estaba cambiando, podía sentirlo.

Jungkook caminaba por la ciudad. Por primera vez en mucho tiempo llevaba su rostro en alto, no sintiendo vergüenza de quien era. Las miradas no se quedaban fijas en él y no había voces susurrando a su alrededor...

En realidad, nunca habían existido...

Desde su regreso a Seúl, los días habían avanzado de manera abrumadora y caótica. En ocasiones se permitía ser cuidadoso consigo mismo y abrazaba su dolor. Pero no siempre lo lograba, a veces los días le consumían con voracidad sin darle un respiro. Días amargos, días agridulces, días desabridos...

Las sesiones con Yongbin habían ayudado a Jungkook a entender que su camino para sanar recién comenzaba.

Sobrellevar la pérdida de alguien que significaba algo tan importante en su vida nunca sería fácil. Era difícil aceptar la ausencia y el vacío de un lugar que antes había sido habitado.

Los recuerdos podían ser una bendición pero también una maldición, todo dependía de la manera en que lo viera.

Jungkook sabía que aún había cosas que resolver...

Debía volver a Busan, debía regresar al lugar que alberga la mayor parte de sus recuerdos y su vida.

Pero aún no se sentía listo para aquel gran paso.

Miró a su alrededor, estaba en el parque al cual nunca logró llegar porque su corazón estaba siendo partido en dos. Pensó en lo decepcionante que debió haber sido aquel día para sus chicos. Más bien, lo decepcionante que era haber sido abandonados por tanto tiempo...

Se sentó en una banca y dejó que el aire besara su rostro.

No pudo evitar pensar que seguramente sus estudiantes ya estaban acostumbrados a Eunjoon... Una pequeña sonrisa llena de nostalgia se dibujó en su rostro...

Jungkook dejó que el día se adhiriera a su piel. Respiró profundamente, tratando de no ser duro consigo mismo.

Después de unos minutos retomó su camino, pero sus pisadas se detuvieron al darse cuenta de que se encontraba a unos cuantos metros de la academia. Desde aquel incidente no había vuelto.

Al atravesar la entrada, suspiró, tratando de contener con firmeza sus ansias. Decidió tomar un camino diferente hacia su salón; no quería pasar por aquel lugar donde Kijun había tratado de quebrantar su voluntad...

Jungkook tomó nerviosamente la manija de la puerta y cruzó la entrada, sintiendo su corazón explotar...

—¿¡Profesor Jeon!?

No tuvo tiempo de responder cuando todos sus estudiantes corrieron hacia él y le abrazaron. Youngsook fue la primera en aprisionarlo entre sus brazos. Trató de contener las lágrimas; se había equivocado, ellos no estaban decepcionados, ellos le echaban de menos. Jungkook se dejó envolver por la calidez sanadora de aquel amor tan sincero.

—Lo extrañamos mucho. —confesó uno de sus estudiantes.

—Y yo a ustedes. —dijo Jungkook con voz temblorosa.

Permaneció en el abrazo durante unos segundos más. Cuando su cuerpo fue liberado, alcanzó a ver a Eunjoon con las mejillas empapadas y una sonrisa llena de ternura hacia él. Jungkook le regresó el gesto a su compañera.

Sus luceros avanzaron un poco más y cuando llegaron a esos ojos verdes, su corazón comenzó a latir con calma; desde su regreso, Taehyung no se había apartado de su lado, continuaba acompañándolo en cada paso que daba. Él estaba cumpliendo su promesa.

La inmar y Taehyung caminaron hacia él.

—Bienvenido, Jay. —dijo Eunjoon con sonrisa amplia—. Traté de cuidarlos lo mejor que pude mientras no estuviste...

—Gracias, Noona. —Eunjoon negó con suavidad.

—No hay nada que agradecer, mi querido Dongsaeng. —La hermosa Inmar tomó entre sus manos las mejillas del menor y las apretó.

Jungkook sintió la mirada de Taehyung fija en el agarre. Él podía malinterpretar aquello. Tomó las manos de Eunjoon y las apartó de su rostro.

—N-no hagas eso.

—¿Por qué no, siempre me has dejado hacerlo? —cuestionó la Inmar con un puchero.

Jungkook no sabía qué responder, no podía decirle que era por Taehyung.

—y-yo, yo...

—Solo dime que no me quieres más —dijo Eunjoon, con el ceño fruncido—. Jeon Jungkook, yo estaba muy feliz de verte y tú rechazas mi amor.

—No-noona, e-eso no es así...

Taehyung miró cómo el rostro de Jungkook se deformaba en diferentes emociones: sorpresa, preocupación, vergüenza. Sonrió divertido por la situación. Le parecía tierna la manera en la que Jungkook trataba de enmendar su error mientras sus orejas se volvían cada vez más rojas. Ambos Inmar tenían un pequeño escándalo.

Taehyung miró a su alrededor, dándose cuenta de que no era el único que sonreía ante lo adorable que era aquella escena. La discusión se terminó cuando Jungkook le prometió a Eunjoon un set de acuarelas que siempre había querido.

Cuando ambos Inmar recordaron en donde se encontraban sus ojos se dirigieron hacia el pequeño grupo de personas. Todos apartaron sus miradas al verse descubiertos.

Eunjoon sintió sus mejillas volverse del mismo color de su cabello; todos habían presenciado su berrinche, bajó la mirada avergonzada e hizo una pequeña reverencia. Salió del salón sin antes susurrar un pequeño "lo siento Jay".

Jungkook miró a sus estudiantes sintiendo su rostro arder. Trató de disimular lo apenado que se sentía. Carraspeó con suavidad su garganta.

—Les pido una disculpa por lo que acaban de presenciar...

Los más jóvenes negaron y comenzaron a prepararse para su clase. Las horas fluyeron de manera natural. A pesar de que tenía miedo de volver, al pararse frente a sus estudiantes, lo único que pudo sentir fue su corazón llenándose. Sus chicos habían estado esperando por él y él también había anhelado aquel instante, no lo supo hasta ese momento.

Después de la partida de su mamá, la vida sí que había continuado. En Seúl había encontrado más de un motivo para vivir, ahora lo comprendía y tal como Jimin se lo había dicho, valía la pena luchar.

Cuando la clase finalizó, vio a Taehyung compartiendo algunas palabras con Youngsook. Ambos reían. Taehyung también estaba recobrando sus colores. Él estaba sonriendo otra vez.

Los preciosos ojos color miel de Yoongsook se posaron en él.

—¡Profesor Jeon! —exclamó a la distancia mientras le pedía acercarse.

Jungkook caminó hacia donde se encontraban Youngsook y Taehyung. Ambos lo recibieron con una sonrisa.

—Jungkookie, Sook tiene algo que decirte.

El Inmar sonrió pequeñito y miró interrogante a la pareja.

—Tengo una invitación para usted. —dijo la menor.

—¿Una invitación?

—Verá, algunas de mis pinturas fueron escogidas para una pequeña exhibición temática... —Youngsook detuvo sus palabras dudosa— y me gustaría mucho que estuviera presente... Yo entenderé si usted no puede...

¿Una exhibición? ¿Youngsook iba a tener su primera exhibición? Sonrió lleno de orgullo.

—Será un honor, Sook. No me lo perdería por nada en el mundo...

Jungkook vio la cara de Youngsook iluminarse, sus ojos se llenaron de alegría y de sus labios salió un chillido de felicidad.

—¡Gracias! La apertura será la próxima semana —La chica sacó un sobre de su mochila y lo extendió hacia él—. Espero hacerlos sentir orgullosos.

El Inmar miró a Youngsook confundido. ¿Hacerlos?

—Ya lo estamos. —dijo Taehyung con una pequeña sonrisa.

Vio cómo en el rostro de Youngsook se dibujaba una sonrisa de oreja a oreja.

—Gracias, Oppa. —dijo con el rostro brillando en satisfacción.

Youngsook dirigió su mirada hacia la entrada del salón, sus ojos se encontraron con Sihwan, él estaba esperando por ella. Sonrió sabiendo que sostenía la mirada de su mundo entero.

—Esperan por ti. —dijo Taehyung. La menor asintió e hizo una pequeña reverencia hacia los mayores.

—Hasta luego. —Youngsook se despidió de ambos y caminó hacia Sihwan.

Taehyung no separó su vista de los más jóvenes. A pesar de que era amor joven, estaba lleno de valentía y fuerza...

—¿Tú también irás? —La voz de Jungkook le hizo reaccionar. Sus miradas se encontraron, el Inmar le miraba curioso— ¿A la exhibición? —Taehyung asintió como respuesta— Ya veo.

Taehyung vio cómo Jungkook apartaba su vista de él, en sus labios estaba dibujada una pequeña sonrisa, el Inmar tomó un cuadro en blanco entre sus manos, para colocarlo en uno de los estantes.

Taehyung le miró y comenzó a preguntarse si él también debía ser valiente...

Si había llegado el momento de darle una respuesta a aquella pregunta que había querido ignorar; pero que ahora exigía ser respondida...

—Deberíamos ir juntos. —dijo sin una gota de duda en su voz.

Miró cómo Jungkook detenía lo que estaba haciendo y posaba sus luceros sobre él. Parecía sorprendido.

—Estaba a punto de proponer lo mismo. —dijo asombrado.

Taehyung comenzó a reír.

—Te gané.

El asombro se convirtió en una sonrisa, Jungkook negó con suavidad.

—Nadie está compitiendo aquí.

Taehyung le devolvió la sonrisa y sin poder evitarlo contempló la belleza de Jungkook. Podía sentir cómo su cuerpo imploraba acercarse a él, queriendo acortar toda distancia entre los dos. Definitivamente quería saber cuáles eran los sentimientos que su alma albergaba por Jeon Jungkook.







Jungkook llevaba su vista perdida en las imágenes borrosas de la ciudad, estaba pensando en su misión para ese día: volver a su apartamento, limpiarlo y hablar con Yoongi sobre su decisión.

Unos días atrás había hablado con Yongbin sobre la posibilidad de volver a su apartamento, era verdad que no estaba seguro de que fuera la mejor decisión, pero también podía sentir cierta calma al pensar en regresar a un espacio propio.

Los últimos meses había huido de su soledad, pero no podía continuar teniendo miedo. Podía sentir en su pecho un sentimiento, era cálido y sereno, una certeza que le decía que estaba haciendo lo correcto, que era una manera de ser fiel a sí mismo.

Se bajó del autobús y comenzó a caminar hacia el teatro. Taehyung se había ofrecido a ayudarlo con su misión.

Para Jungkook este era el primer paso, pensaba volver poco a poco. Con el tiempo regresaría algunas de sus pertenencias y luego comenzaría a pasar más tiempo ahí. Volvería a pertenecer a un lugar que fuera solo suyo. En donde iba a permitirse encontrarse consigo mismo.

Jungkook atravesó las puertas del teatro. Una de las asistentes le dio la bienvenida animada. Jungkook hizo una pequeña reverencia tratando de regresarle su amabilidad. Con cada persona que se encontraba recibía un saludo cálido. Todos ahí parecían haberse acostumbrado a su presencia.

Siguió caminando por el lugar y a medida que se acercaba a la oficina de Taehyung, podía encontrar varios elementos de seguridad a su alrededor; desde que Jimin se había enterado de lo sucedido, había incrementado la seguridad para su compañía y para Taehyung...

El oficial principal le miró y le otorgó una pequeña reverencia. Jungkook imitó el gesto.

Iba a tocar la puerta, pero se detuvo; Taehyung estaba tocando el cello. Posó su cuerpo contra la madera, disfrutando de aquella hermosa melodía. Podía imaginar la perfecta imagen de Taehyung, recorriendo las cuerdas con sus dedos, el movimiento armonioso de su cuerpo y los mechones acariciando su frente. Lamentaba no poder estar viéndolo...

Sonaron un par de notas más cuando el espacio quedó en completo silencio. Esa era su señal. Dejó un par de golpes en la puerta.

—Adelante. —dijo Taehyung desde el interior. Jungkook atravesó la puerta, encontrándose con esos bellos ojos verdes que amaba ver—. Ah, eres tú, Jungkookie. —Taehyung dejó el cello a un lado, sonriendo con calidez—. ¿Listo para hoy?

Jungkook asintió, sintiendo una mezcla de nerviosismo y determinación en su interior. Siempre era así con Taehyung, una extraña combinación de calma y energía.

—De verdad, gracias por ayudarme con esto. —dijo con suavidad.

Taehyung negó delicadamente. Fijó sus ojos en Jungkook, ese día se veía particularmente hermoso. Jungkook era como el cielo que tanto amaba, tan inmenso y descomunalmente bello. Tal vez había atravesado una noche llena de oscuridad, pero ahora el horizonte comenzaba a llenarse de colores cálidos, haciendo que las sombras comenzaran a disiparse.

Se acercó a él y lo tomó por los hombros.

—Vamos, no hay tiempo que perder.

Ambos caminaron fuera de la oficina en dirección al estacionamiento. Jungkook vio cómo los escoltas caminaban tras ellos, pero Taehyung les miró y negó con suavidad, haciéndoles saber que no se movieran de sus lugares. No era la primera vez que lo hacía, Jungkook trataba de entender por qué no les permitía cuidar de él...

De manera involuntaria, el camino hacia su casa estaba siendo silencioso; Jungkook no podía dejar de pensar en la negativa de Taehyung hacia sus escoltas. Volvió su mirada hacia él, sostenía con firmeza el volante y su expresión era tranquila y suave.

Jungkook trató de distraerse con la música que sonaba por los pequeños parlantes, pero fue en vano. Sin poder contener su curiosidad, dirigió su mirada a Taehyung.

—¿Por qué no permites que te protejan? ¿Por qué no dejas que ellos hagan su trabajo? —cuestionó Jungkook confundido.

Vio cómo la mirada de Taehyung se despegaba un momento del camino para conectar con la propia.

—Así que era eso. —dijo con voz suave.

—¿Cómo?

—Me preguntaba qué querías decirme. Has tenido el ceño fruncido durante todo el camino. —Sonrió con afecto.

Jungkook llevó sus dedos entre sus cejas.

—No me di cuenta...

Por los parlantes se escuchó una voz indicando que habían llegado a su destino. Jungkook parpadeó sorprendido, no supo en qué momento el camino se había acortado tanto.

El auto se detuvo y Taehyung desabrochó su cinturón.

—Me recuerdan lo volátil que es mi existencia. Cuando los veo, siento que no puedo respirar —Jungkook miró a Taehyung sintiendo una pequeña punzada en su pecho—... Solo quiero que mi presente no vuelva a sentirse como mi pasado...

Jungkook tomó entre sus dedos la mano de Taehyung.

—Lo siento.

Taehyung negó y llevó su mano hacia el cabello de Jungkook para despeinarlo con suavidad. Sonrió tratando de animar al menor.

—Está bien.

Ambos bajaron del coche y caminaron hacia el lobby. Jungkook se acercó al mostrador y comenzó a intercambiar algunas palabras con el recepcionista. Los ojos de Taehyung recorrían el lugar, pero antes de poder seguir con su expedición, su mirada se quedó fija en la entrada del edificio.

Reconocía a la chica que estaba entrando al lugar. Llevaba puesto un vestido sencillo de flores y su cabello castaño caía con gracia por debajo de sus hombros. Llevaba una bolsa en una de sus manos y con la otra acariciaba su vientre mientras sonreía, parecía sostener una pequeña conversación con alguien.

Sin previo aviso, la bolsa se rompió dejando caer algunas mandarinas. Taehyung se dirigió hacia ella y comenzó a recoger la fruta.

—Oh, Graci... —Las palabras se quedaron congeladas en el espacio, Taehyung se permitió ver a la joven— ¿Tae?

Taehyung tomó lo que quedaba de la bolsa y acomodó los cítricos en ella, volvió a ponerse de pie.

—Hola, Aerinie. —Extendió la bolsa hacia ella y sonrió.

Aerin tomó el plástico entre sus manos.

—Cuánto tiempo —Sonrió nostálgica—. No has cambiado nada. Sigues igual.

Taehyung asintió suavemente.

—¿Has estado bien?

Aerin asintió en medio de una sonrisa.

—Me casé hace un año y estoy esperando mi primer bebé.

—Felicidades. —dijo de manera sincera.

—Gracias. —replicó Aerin con un brillo en sus ojos. Llevó su mano hacia su vientre y le acarició suavemente— A veces quisiera que el tiempo pasara más rápido para poder verle —Taehyung miró a Aerin y sonrió, sintiendo la nostálgica de un hubiera—. ¿Quieres tocarle?

—¿Puedo hacerlo? —Más bien, ¿debería hacerlo?

Aerin asintió con una sonrisa sincera en su rostro, Taehyung acercó su mano al pequeño vientre abultado y cuando sus dedos hicieron contacto con él, pudo sentir el latir de ambos corazones y los sentimientos de anhelo y amor que tenía Aerin hacia aquella llegada... Pero no solo había ilusión, también había temor...

Taehyung abandonó los pensamientos de Aerin; no quería escuchar lo que ya sabía.

Le llevó un momento, pero cuando al fin pudo conectar con el alma del bebé, sonrió ante su inocencia y pureza. Era un alma llena de bondad.

Aerin sonrió.

—¿Qué? ¿Qué viste?

—Ella es muy dulce y cálida...

—¿Ella? ¿Es una niñ... —Aerin no pudo terminar la pregunta.

—No tienes de qué preocuparte, Aerinie. Ella no es como yo. —Taehyung sonrió lastimero.

Aerin sintió su pecho doler al escuchar a Taehyung decir aquello, en su rostro había una combinación de tristeza y arrepentimiento.

—Aún que lo fuera, no volvería a cometer el mismo error dos veces... Tae, yo... —Aerin hizo una pausa, debido al nudo que se había formado en su garganta. Taehyung levantó la mirada y vio las lágrimas que empezaban a acumularse en sus ojos.

—No te preocupes —le dijo suavemente, retirando su mano de su vientre—. Está en el pasado. Lo importante ahora es la felicidad que tienes frente a ti.

Aerin asintió, limpiándose rápidamente las lágrimas antes de que rodaran por sus mejillas. Jungkook había presenciado aquel momento desde la distancia, no se había atrevido a acercarse.

—Cuídate mucho, Aerinie. Y cuida de esa pequeña. —dijo Taehyung, señalando el vientre con una sonrisa.

Aerin le devolvió la sonrisa, más sincera esta vez.

—Lo haré, Tae. Prometo que lo haré.

Taehyung se quedó unos segundos más, asimilando la despedida y las emociones que la acompañaban. Finalmente, dio un paso atrás y se encontró con la mirada de Jungkook. Caminó hacia él y con cada paso que daba sentía que todo comenzaba a ser menos caótico.

—¿Estás bien? —preguntó Jungkook con suavidad cuando Taehyung llegó a su lado.

Taehyung asintió, mirando brevemente hacia Aerin antes de concentrarse en Jungkook.

—Sí, lo estoy. —respondió con una sonrisa sincera.

Jungkook asintió respetando su espacio y sin hacer más preguntas caminaron en silencio hacia el ascensor. El sonido de sus pasos resonando en el amplio lobby. Al entrar y subir, Taehyung se permitió una última mirada hacia el pasado, ese día parecía que se había empecinado en hacerle recordar lo que implicaba ser quien era.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, ambos salieron y caminaron en silencio hacia el departamento. Al entrar, por alguna razón Taehyung sintió alivio. El espacio era completamente nuevo para él; sin embargo, se sentía en el lugar correcto y eso solo podía atribuírselo a Jungkook. Sus ojos estaban fijos en él.

Jungkook le invitaba a aferrarse a ese presente e incluso a un futuro.








Hola personitas,

Antes que nada, pido una disculpa por la tardanza. Fue un capítulo complicado porque tuve que reescribirlo más de una vez.

Tuve que volver a estructurar lo que tenia pensado para estos últimos capítulos de la primera parte. Pero ahora ya todo el desarrollo está más claro para mí. Dicho esto...

Espero estén bien, les dejo muchos abrazos y besos.

Si tienen alguna duda, por favor déjela aquí, estaré contestando con gusto!

También mencionarles qué remodelé el perfil de IG y siento que quedo lindo, lindo. Si aún no me siguen por allá vayan 🤭 Siempre ando informando de cositas y compartiendo con ustedes. (IG:verathk)

Besos

🌌Vera

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