19
Taehyung no pudo evitar perderse en todo lo que le rodeaba, era una canción en sí misma.Todos ahí parecían los protagonistas de una escena y todas contaban una historia diferente...
Miraba como los más jóvenes buscaban la manera de atrapar esas historias para volverlas eternas en un lienzo. Todos buscaban el lugar perfecto para comenzar a trabajar.
Su mirada siguió avanzando hasta que vio algo que le capturó por completo... Sihwan estaba perdiéndose lentamente en Youngsook, sus ojos descansaban en ella con tanta suavidad, con tanta profundidad, con tanto amor...
Los ojos son las ventanas del alma.
Taehyung sonrió para sí mismo; conocía esa necesidad de querer grabar todos los detalles de esa persona en tus recuerdos y de ser posible en tus retinas. Aunque no quisiera admitirlo era lo que hacía cuando se permitía ver a Jungkook sin restricciones, tal como había pasado más temprano.
Fue inevitable sentir su ausencia; miró a su alrededor tratando de encontrar sus hermosos ojos, su pequeña sonrisa, sus oscuros cabellos, sus preciosas piernas... a todo él, pero fue imposible. Arrugó el ceño un poco confundido, ¿por qué Jungkook estaba tardando tanto? La academia no quedaba tan lejos del parque. No supo bien el porqué, pero regresó en sus pasos, haciendo el mismo trayecto con la esperanza de encontrarse con él en el camino...
Caminó por la academia con velocidad. ¿Por qué no había logrado encontrar a Jungkook aún? Sintió una pequeña punzada de angustia en su pecho. Tomó su teléfono y marcó su número, pero no hubo respuesta. Volvió a presionar el botón de llamada pero el resultado seguía siendo el mismo.
Después de avanzar unos cuantos metros más, se encontró con un pequeño cúmulo de personas que rodeaban a alguien en el centro, entre los espacios logró mirar unos cuantos mechones azabache, era Jungkook. Su corazón comenzó a palpitar con fuerza. Apartó con cuidado a las personas tratando de abrirse paso entre ellas, tenía que llegar a él.
Cuando finalmente pudo llegar al centro, sintió su estómago anudarse; Jungkook estaba en el suelo con su rostro lleno de lágrimas. Taehyung se arrodilló a su lado y sintió el frío del suelo penetrando en sus rodillas mientras tomaba con suavidad su rostro.
—Jungkook, mírame, por favor, mírame.
Vio a Jungkook abrir sus preciosos luceros con mucho esfuerzo, las lágrimas se acumulaban con prisa en sus ojos. Su pecho se apretó con fuerza al ver como Jungkook luchaba por respirar correctamente.
Tenía que sacarlo de ahí, lo tomó entre sus brazos y lo apretó a su torso. Las personas que estaban a su alrededor se apartaron de su camino, escuchaba sus murmullos desaparecer mientras el llanto de Jungkook retumbar con fuerza en sus oídos, era doloroso. Su corazón comenzó a desesperar ¿Qué debía hacer?
—Por favor, Jungkook, ¿qué debo hacer? —dijo preocupado. Sabía que preguntar era en vano; Jungkook no estaba escuchándolo.
Entró a uno de los salones y colocó con cuidado al Inmar sobre el piso, se sentó a su lado y volvió a tomarlo entre sus brazos. Lo abrazó con firmeza tratando de mantener todas sus piezas juntas, tratando de contener todo su dolor...
—Te tengo Jungkook y no voy a soltarte. —Paseaba con delicadeza su mano sobre su espalda—. Estoy aquí.
Taehyung escuchó a Jungkook llorar, en momentos el llanto se calmaba pero luego volvía a intensificarse; era intermitente.
Dejó salir su voz con apacibilidad mientras tarareaba una canción, sintió como las lágrimas iban cesando poco a poco y solo pequeños hipidos quedaban.
Jungkook separó un poco sus cuerpos y finalmente sus miradas conectaron. Sus preciosos ojos estaban hinchados y uno de ellos se había vuelto completamente marrón.
—Taehyung —dijo en un hilo de voz—. Llévame lejos de aquí —sus ojos volvieron a aguarse—... Por favor.
Taehyung sintió su corazón partirse en dos. Tomó el rostro de Jungkook y besó sus ojos en un intento por no ver más sus lágrimas correr.
—Conozco un gran lugar —dijo con voz entrecortada, luchando por mantener la compostura mientras las emociones lo abrumaban—. Voy a llevarte ahí...
Jungkook asintió con esfuerzo.
[...]
Habían estado en carretera durante más de una hora. No faltaba mucho para llegar a su destino. Taehyung apartó por unos segundos su mirada del camino. Jungkook finalmente dormía; durante el trayecto, le vio perderse en sus pensamientos mientras las lágrimas volvían a correr por sus mejillas. Parecía estar atrapado en algún lugar del que no podía escapar...
Por más que lo intentaba, no podía desvanecer la angustia que se había instalado en su pecho; sabía que el alma de Jungkook estaba cediendo... Podía sentirlo.
La única calma que encontraba en ese instante era el saber que Yoongi los seguía en su camino. Antes de abandonar la academia Taehyung había llamado a Yoongi para explicarle lo ocurrido e informarle que llevaría a Jungkook fuera de la ciudad. El Mera le aseguró que se encargaría de los estudiantes y que iba a seguirle de inmediato junto a Yongbin.
Los árboles se cerraban alrededor del camino, su fronda verde formaba un túnel natural que los conducía hacia su destino. A la distancia lograba ver aquel color naranja tan familiar, a medida que avanzaba la inmensa cabaña se hacía más clara, habían llegado.
Con cuidado, desabrochó su cinturón y luego el de Jungkook; no quería despertarlo. Se dirigió hacia su puerta y lo cargó, llevándolo hasta la habitación principal. Cubrió su cuerpo con una sábana.
Sentía el tiempo dilatándose, cada minuto se sentía como una eternidad. ¿Cuánto más iba a demorar su Hyung? El cielo se había teñido completamente de azul índigo. No estaba seguro de cuánto más podía esperar; comenzaba a impacientarse...
No quería perder a Jungkook, quería seguir escuchando su voz, quería seguir viendo como su nariz se arrugaba cuando sonreía nervioso, quería verlo siendo feliz...
El repiqueteo de un par de motores deteniéndose lo arrancó de sus pensamientos. ¡Por fin! Taehyung corrió hacia la entrada y abrió la puerta con rapidez. Sus ojos se encontraron primero con la mirada preocupada de su Hyung y luego con un rostro desconocido.
—Jang, él es Kim Taehyung. —El hombre hizo una pequeña reverencia hacia él.
—He escuchado mucho sobre ti... —Detuvo sus palabras. Deseaba conocer a Taehyung, pero no de aquella manera—... Soy Yongbin.
—Es el terapeuta de Jungkook. —interrumpió Yoongi.
Taehyung asintió y le brindó una reverencia. Los tres hombres entraron a la gran casa.
—¿Jungkook? —cuestionó el Mera.
—En la habitación. Está durmiendo.
—¿Desdé hace cuánto tiempo? —preguntó Yongbin.
—Un poco más de una hora.
Yongbin parecía tomar notas en su mente.
—¿Tú te encontrabas con él cuando la crisis empezó? —Taehyung negó con suavidad— Ya veo... Puedes llevarme con él, por favor.
Taehyung le indicó el camino, Yongbin entró a la habitación y cerró la puerta tras de sí. Desde la distancia, Yoongi observó a Taehyung apoyar su frente contra la puerta, como si tratara de encontrar un respiro en la madera sólida. Con paso tranquilo, se acercó a él y posó con suavidad su mano sobre su hombro.
—Acompáñame, llevará un tiempo. —Taehyung levantó su mirada y la conectó a la suya. Yoongi podía ver cómo su amigo trataba de contener la tormenta que llevaba dentro.
Sostuvo su mirada con comprensión, compartiendo el peso de la preocupación que los envolvía a ambos. Sin necesidad de palabras, el gesto de Yoongi transmitía un apoyo silencioso, una promesa de estar allí en medio de la tormenta. Caminaron hasta la sala y tomaron asiento en los sofás.
—¿Él puede sanar su alma? —Yoongi negó— ¿Entonces...?
—Examina el daño y ayuda a que el proceso sea menos doloroso... —Yoongi miró a Taehyung con una mezcla de pesar y preocupación. Sabía que lo que iba a decir sería difícil de asimilar, pero también entendía la importancia de ser honesto— Sé que lo que voy a decir, no es lo que deseas escuchar —Taehyung le miró confundido—. Un alma sufre mucho dolor antes de morir... Es posible que esto suceda con Jungkook. Yongbin tratará de apaciguar ese dolor de ser necesario.
Un hueco se formó en el estómago de Taehyung. No. Eso no podía ser posible, Jungkook estaba bien hace unas horas atrás, ¿por qué?
—Hyung...
—Tae... No puedo asegurarlo; pero, creo que él va a estar bien. Jungkook es fuerte, confía en él y no pierdas la cabeza.
Taehyung asintió con un suspiro. Era verdad, Yoongi tenía razón, no era momento de perderse en los peores escenarios, tenía que estar tranquilo; Jungkook los necesitaba fuertes.
Miró a Yongbin aproximándose a ellos. El Mera clavó su mirada interrogativa sobre él.
—No fue posible hablar con él; está exhausto. —dijo Yongbin.
—¿Cómo está su núcleo? —cuestiono Yoongi, su voz sonó seca.
—Por el momento es estable. Su luz es tenue pero sigue ahí. —Yongbin posó su mirada sobre ambos, con un suspiro, se preparó para abordar un tema delicado. Su expresión reflejaba su preocupación, así como la responsabilidad de comunicar lo que debía ser dicho—. Sin embargo, hay algo que me preocupa... El alma principal fue casi alcanzada por una nueva fisura...
—¿Una nueva fisura? —Yoongi sintió su boca amargar mientras las palabras salían de sus labios. Yongbin asintió como respuesta— ¿Cómo es posible? Después de Guyun no había sucedido. —Taehyung arqueo las cejas en un gesto de confusión "Guyun" una vez más volvía a escuchar aquel nombre—. Esto no tiene sentido, él estaba bien...
Yongbin suspiró sintiéndose impotente.
—¿Él aún no ha hablado con ustedes?
—Jang, se más claro. No es momento de cuidar la privacidad del paciente.
—¿Él mencionó alguna vez Busan?
La expresión del Mera se suavizó, ¿lo que estaba sucediendo era debido a su pasado?
—Sí lo hizo. Él nos contó cómo fue su vida antes de llegar a Seúl. Sus padre lo tuvieron a temprana edad, ambos trabajaron duro para sacarlo adelante.
»Escuchando las historias que Jungkook nos contó, pude sentir lo felices que fueron. Él creció rodeado de amor...
—¿Sabes lo que pasó? —preguntó Yongbin, con un peso evidente en sus palabras. Yoongi asintió.
Taehyung comenzó a sentirse como un intruso; él no debía estar escuchando aquella conversación, si Jungkook no había compartido aquello con él era porque aun no quería hacerlo.
—Creo que debo darles espacio. Iré afuera a tomar un poco de aire.
—Taehyung-ssi quedate —pidió Yongbin—. Es importante que tú también entiendas que es lo que está pasando con el alma de Jungkook —Taehyung asintió con suavidad y volvió a sentarse. Yongbin volvió su atención hacia Yoongi— ¿Entonces comprendes cuál es el origen de la fragmentación de su alma?
—Pero él no recuerda nada de la muerte de su madre.
Taehyung sintió su corazón encoger al escuchar lo dicho por Yoongi.
—Sus recuerdos fueron reprimidos, fue la única manera de mantenerse a salvo... Pero también es la razón por la que está muriendo. Su nueva herida debe estar relacionada con esto...
»Es posible que se formen más grietas... Estaré monitoreando su alma por si algo cambia durante la noche —Yongbin suspiro con pesar—. Yoongi, las próximas horas serán determinantes, creo que Hoseok debería estar aquí...
Yoongi sintió una parte de sí mismo desmoronándose lentamente. Asintió sintiendo su pecho pesado.
—Iré a buscarlo...
—Hyung —interrumpió Taehyung—... No es necesario que vuelvas a Seúl. Él podría venir con Jimin.
Taehyung pudo notar que había tomado por sorpresa a Yoongi; su expresión había cambiado.
¿Así que, así era como se sentía encontrar a tu alma destinada? Todo el cuerpo de Yoongi parecía responder a la sola mención de Jimin. Su rostro, que antes había permanecido serio y preocupado ahora parecía más suave, era como si le reconfortara saber que él estaría ahí. Parecía como si con solo escuchar su nombre pudiera respirar con tranquilidad otra vez...
—¿Park vendrá? —Taehyung asintió levemente— Si es así, entonces le avisaré a Hoseok.
—Y yo a Chim.
Taehyung envió un texto rápido a su amigo. Sus pensamientos comenzaron a capturarlo, las últimas palabras de Yongbin hacían eco en su cabeza. El miedo y la incertidumbre que tenía parecían volverse grilletes que lo ataban con fuerza al suelo... Él podría sanar a Jungkook; pero, ¿qué pasaría si él lo hiciera?
La puerta corrediza de la terraza lo hizo reaccionar. Sus ojos se encontraron con los de Yoongi. El Mera comenzó a caminar en dirección de la cocina.
—¿Tienes comida en este lugar? —preguntó, arrancándolo de sus pensamientos.
—Ramyeon... —respondió Taehyung, aún pareciendo un poco distante.
Yoongi volvió a mirarle incrédulo.
—¿Ramyeon?
—Lo siento Hyung. No suelo venir aquí con frecuencia.
En el rostro de Yoongi se dibujó una sonrisa de lado, seguida de una risa suave.
—Es un bonito lugar. —Taehyung asintió de acuerdo. Yoongi abrió los gabinetes de la cocina y tomó los paquetes entre sus manos—. Bueno, habrá que hacerlo funcionar con Ramyeon.
Con una expresión de resignación fingida, Yoongi comenzó a preparar lo que necesitaria para preparar la cena. El sonido suave del agua hirviendo en la olla y el aroma reconfortante del caldo comenzaron a llenar el aire. Yoongi fijó su mirada en Taehyung, estaba recostado en el mostrador y parecía tener muchas preguntas.
—¿En qué piensas, Tae? —preguntó Yoongi, captando la mirada del menor.
Taehyung vaciló por un momento antes de responder, fijó sus ojos en el lila y turquesa de la mirada de Yoongi... Necesitaba saber más...
—¿Qué sucedió con la mamá de Jungkook?
—En realidad, nadie lo sabe. Traté de investigar un poco más sobre el asunto, pero las noticias no mencionaban el motivo de su muerte...
—¿Noticias? —preguntó Taehyung confundido.
—Sí. Su madre era una artista muy importante del país. Era un prodigio y su partida fue inesperada. Su muerte fue un golpe fuerte para el gremio artístico. Ella era una artista excepcional. Su trabajo dejó una huella profunda en la industria.
»Cuando supe que Jeon Suah era la madre de Jungkook lo entendí todo —Yoongi rio con un poco de ironía— El talento sí que puede heredarse —detuvo por un momento sus palabras—... Jungkook nunca había hablado sobre ella...
El semblante de Taehyung se ensombreció, pensando en lo difícil que debía ser para Jungkook todo aquello.
—Él debió amarla mucho. —murmuró.
—Estoy seguro de que fue así... que aún es así. —confirmó Yoongi.
La cocina se quedó en completo silencio. Taehyung continuó perdiéndose en sus propios pensamientos, ¿qué había sucedido con la mamá de Jungkook y por qué había provocado la fragmentación de su alma?
Un plato de Ramyeon fue puesto frente suyo. Yoongi le dio un par de palillos. Ambos comieron sin mencionar una palabra; pero, incluso en ese silencio Taehyung podía sentirse acompañado. No pudo evitar pensar en el pasado, Yoongi estaba junto a él una vez más. Y otra vez hacia que su corazón se sintiera en paz.
Jimin movía su pierna ansioso; estaba preguntándose cómo iba a sobrevivir a casi dos horas en un auto con Jung Hoseok.
No sabía que era peor, si el viaje qué le esperaba junto a él o tener que verlo caminar en el apartamento de Yoongi como si fuera su casa.
Cuando recibió el mensaje de Taehyung no pudo negarse; la situación era delicada y su amigo necesitaba su apoyo.
¿Hasta dónde podía llegar su amor por Taehyung? Aparentemente bastante lejos. Suspiró frustrado.
—Casi termino, Jimin-ssi, perdón por la demora. —Hoseok sonrió apenado—. Sólo falta mi maleta.
Por su puesto, lo que le faltaba escuchar, que Hoseok tenía parte de sus pertenencias ahí. Sonrió tratando de no ser descortés.
—Entiendo. Toma tu tiempo.
Hoseok sonrió de manera hermosa.
—Gracias. Si deseas algo de beber mientras esperas, puedes tomar lo que gustes de la nevera. Por favor, siéntete en casa.
Hoseok volvió a desaparecer entre los pasillos. Jimin dejó salir de sus labios un suspiró pesado. Miró a su alrededor, el apartamento de Yoongi era grande y todo en él gritaba su nombre.
¿Debería explorar un poco? De todas maneras Hoseok le había dicho "siéntete en casa". Negó, claro que no; eso sería muy imprudente.
Caminó hasta la cocina y tomó un refresco. Mientras le daba un sorbo a su bebida una puerta llamó su atención, estaba entreabierta y se podían ver algunos cuadros. ¿Ese era el estudio de Yoongi?
Como si sus pies se dirigieran por sí solos, camino hasta ese punto.
Con manos ansiosas terminó de abrir la puerta. La habitación estaba repleta de cuadros, también había un escritorio y un librero. El dulce aroma de Yoongi permanecía en el lugar, era como si él estuviera ahí...
Jimin camino por el estudio curioseando un poco. Comenzó a detallar algunos de los cuadros, Yoongi realmente era talentoso, incluso las gotas de agua estaban perfectamente dibujadas. Sus ojos siguieron avanzando hasta encontrarse con un retrato, conocía ese rostro...
Jung Hoseok...
El Mera había sido capturado de manera hermosa en aquel dibujo. Se encontraba de perfil, su cabello caía de manera armoniosa, su nariz lucía perfecta y sus ojos tenían un brillo peculiar. Tenía mucho detalle... Yoongi debió dedicarle bastante tiempo a aquel cuadro. No era artista; pero, sabía que cada trazo había sido hecho con mucho amor...
Jimin sonrió, sintiéndose triste; él había llegado tarde a la vida de Yoongi.
Era momento de parar su exploración si no quería terminar con el corazón doliendo. Salió del estudio sin saber que si hubiera caminado un poco más habría encontrado su propio retrato, ese qué Yoongi había prometido no terminar, pero por el contrario sí lo hizo.
—Gracias, de verdad gracias por esperarme.
Hoseok apareció en la sala con la última maleta. Tenía los cabellos revueltos y sonreía dulcemente.
Jimin miró a Hoseok comprendiendo porque Yoongi estaba enamorado de él. Hoseok era esa clase de persona que iluminaba un lugar con su sola existencia. No podía molestarse con él.
Agradeció en silencio qué fuera él el que poseía el corazón de su alma destinada porque de saber que era alguien quien no lo merecía, no podría dejarlo ir.
—Está bien Hoseok-ssi —dijo con los ojos cristalizados—. Dejame ayudarte.
Jimin tomó una de las maletas. Hoseok sonrió como agradecimiento.
—¿A dónde nos dirigimos? —cuestionó el Mera.
—Nonsan.
Les dejo muchos besos y abrazos.
🌌 Vera
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