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18

Sus ojos no podían apartarse de la pequeña flor que estaba formándose en su dedo anular, era casi imperceptible. Pensó que nunca iba a tener la oportunidad de verla flores sobre su mano y ahora ahí estaba; comenzando a brotar. Había esperado por mucho tiempo a que ese momento llegará… 

Sintió como su muñeca era tomada con suavidad. 

—¿Qué es lo que tanto miras? —Taehyung trató de detallar la mano de Jimin pero éste la apartó de manera apresurada. 

—No es nada. —dijo nervioso. 

—Pues llevas un largo rato viendo tu mano y suspirando. ¿Qué es? 

Jimin se sintió avergonzado. 

—Tae que ahora estés viviendo en mi casa, no te da el derecho de espiarme. 

—Déjame ver tu mano. 

La verde mirada se había profundizado; Taehyung estaba viéndolo con firmeza. Él no iba a descansar hasta saber qué era lo que estaba pasando; su tenacidad no iba a permitírselo. 

Jimin posó con pesar sus ojos sobre el rostro de Taehyung y extendió su mano hacia él.

Taehyung paseó sus luceros sin esfuerzo sobre la pequeña mano. Se detuvo al encontrar una pequeña marca… ¿Ese era un capullo? Sus ojos se abrieron de par en par al darse cuenta de que se trataba. 

—¿¡Lo encontraste!? ¡Chim encontraste a la persona! —Jimin asintió con pesar. Taehyung le miró confundido, ¿por qué parecía triste? — ¿Qué sucede? 

Jimin tomó una almohada para ahogar un pequeño quejido. Era lo que quería pero no de la manera en que lo deseaba. Quería encontrar a su alma destinada y que esta le amara a él; pero eso no era así… 

—Él está enamorado de alguien más… 

—¿Cómo lo sabes? 

—Sería muy bobo si no me diera cuenta —Suspiró triste—... No sé como hacer para evitar que siga floreciendo. —Señaló la pequeña flor. 

—Chim… 

—¡Estúpido Min Yoongi! Maldigo el día en que nos conocimos. —Volvió a colocar la almohada sobre su rostro y se tumbó sobre el sofá. 

¿Acaso Jimin había dicho Min Yoongi? Taehyung boqueó como un pez fuera del agua; quería decir tanto pero no sabía por dónde empezar. Tan pronto como comenzó a atar cabos lo entendió. Yoongi trabajaba con grafito, la piedra a la cual el macasar estaba abrazado lo representaba. 

Acarició con suavidad la pierna de Jimin. 

—Pensé que se odiaban. —Jimin bajó la almohada de su rostro y conectó su mirada con la de Taehyung. 

—¡Todo es tu culpa! 

—¿Mi culpa? —Taehyung le miró indignado. 

—Sí. Si tú no quisieras tanto a Jeon. ¡Yo nunca habría hecho las paces con Min y seguiría siendo feliz! Nunca habría descubierto que ese fastidioso Mera es maravilloso… Nunca habría descubierto que me gusta la manera en la que habla y cómo en ocasiones ronronea cuando algo le gusta y tampoco habría descubierto cómo su mirada cambia cuando Jung Hoseok aparece… 

¿Sí él no quisiera tanto a Jungkook? ¿Hoseok? 

—Jimin… 

—Realmente no es necesario que digas algo. No es como si lo amara. Sólo imagine las cosas muy diferentes… Voy a superarlo. 

Taehyung supo que su amigo no quería hablar más sobre el tema. 

—Estaré esperando para cuando quieras hablar sobre ello. 

Jimin suspiró profundamente. 

—Lo sé. 

—Chim… —El silencio los rodeó; Taehyung no estaba seguro si debía darle una respuesta a lo que estaba dando vueltas en su cabeza— ¿A qué te refieres con: “si yo no quisiera tanto a Jungkook”?

Miró la expresión de Jimin tratando de leer sus pensamientos; parecía buscar las palabras correctas para responder. Finalmente, Jimin conectó sus miradas. Conocía esa expresión, esa pequeña sonrisa revelando algo que era obvio, sus ojos diciéndole que él conocía la respuesta.

—Lo sabes, Tae, sólo no quieres admitirlo.

Taehyung arrugó el ceño.

—Sólo quiero que su alma sane.

—¿Por qué?

—Porque merece tener una vida larga, una que esté llena de bondad, amor y felicidad.

—¿Por qué? —Jimin le miró de manera intensa.

—Porque… —¿Por qué quería que fuera así? Dejó la razón en una esquina y permitió que su alma hablara— Porque quiero mirar todas esas facetas que no he logrado ver sobre él. Quiero escuchar su risa…

Jimin vio cómo Taehyung comenzaba a negar. Suspiró.

—Lo que sientes por él es mucho más profundo de lo que puedes dimensionar; pero no lograrás verlo hasta que te liberes del miedo.

Taehyung lo miró con un poco de confusión.

—¿Miedo?

—Nunca antes te habías aferrado a otra persona con la misma intensidad. Las relaciones que tuviste las iniciaste sabiendo que iban a durar poco tiempo; sabías que no había futuro. Pero ahora… Ahora, Kim Taehyung, tienes miedo de que se termine. Por primera vez estás pensando verdaderamente en el futuro. No quieres huir y es por eso que tienes tanto miedo de aceptar lo que sientes por Jeon.

Las palabras de Jimin resonaban en su cabeza, todo parecía dar vueltas. Su corazón latía con fuerza, y su mente luchaba por procesar lo que acababa de escuchar. Jimin había tocado una fibra sensible en su interior, desenterrando temores y deseos que había mantenido ocultos incluso para sí mismo. 

¿Acaso Jimin tenía razón? ¿Realmente tenía miedo de enfrentar lo que sentía por Jungkook? El temor se apoderó de él, pero también había una pequeña chispa de esperanza, algo se sentía correcto cuando pensaba en la posibilidad de un futuro junto a Jungkook. 

Taehyung levantó la mirada para encontrarse con los ojos penetrantes de Jimin, estaba esperando una respuesta. 

—Jimin, no sé qué decir... —dijo lleno de incertidumbre— No sé qué es lo que siento o por lo menos no completamente... Yo... 

La expresión de Jimin se suavizó y asintió comprensivamente. 

—Está bien. Lo entiendo, Tae. Yo también estaré esperando para cuando quieras hablar sobre ello. —Apretó suavemente su mano. 

Taehyung sujetó con suavidad la mano de su amigo. Los dos tenían que poner en orden sus emociones y sentimientos. Esperaba que ambos lograran encontrar la respuesta que estaban buscando. 








Seokjin miró a través del cristal a los hombres y mujeres que habían sido asignados para trabajar bajo su mando. Todos esperando de manera inquebrantable por él, esperando por escuchar sus órdenes. Tan decididos y entregados por la causa…

Entró al lugar presentándose imponente; sus pasos eran firmes y decididos. Todo en él reflejaba su poder. Su mirada se posó en los ahí presentes de manera fría y penetrante.  

—¡Muestren su respeto! —gritó el líder de unidad. Todos se colocaron en posición de saludo.

—A la espera de sus órdenes, señor. —dijeron al unísono haciendo una reverencia.

—Descansen —Los agentes regresaron a una posición de descanso. Seokjin sonrió lleno de soberbia. Las personas que estaban frente a él lo miraban como un Dios; esperando por su voluntad. El poder era hermoso—... Hoy se encuentran aquí para cumplir con una misión. Escuchen con atención que no lo repetiré dos veces.

»A partir de este día se infiltrarán en las ciudades y buscarán donde se encuentran escondidos los activos. Sabrán todo sobre sus vidas: donde viven, donde estudian, quienes son sus familias —El gris de sus ojos se vuelve cada vez más intenso—. Se convertirán en sus sombras, memorizarán sus rutas y todo lo que hacen…

»Deben mantener un perfil bajo. Queda terminantemente prohibido tocar un activo. ¿Entendido?

—Sí, señor.

—Esto sólo es el comienzo. No se vuelvan impacientes. Sé que tienen sed; pero si esperan sabrán que se siente saciar realmente esa sed —Todos los presentes rieron de acuerdo. Seokjin bufó sarcástico—. Espero que así como ríen. Tengan claro que yo no acepto errores, la tolerancia no es una de mis virtudes. —rio escandalosamente y fijó sus fanales como cuchillas en sus peones—. ¿Quedó claro? 

—Sí, señor. —dijeron todos en tono serio; claramente Seokjin no estaba jugando.

Seokjin comenzó a aplaudir mientras reía. 

—Qué buenos perros —Dejó una última mirada llena de veneno—. Fuera de aquí. 

Todos hicieron una última reverencia hacia Seokjin y abandonaron el lugar.

La fría mirada se quedó fija en el vacío. Su plan comenzaba a ponerse en marcha; sonrió satisfecho. 

—Pero mírate. Tenías a todos a tus pies —Sintió unos brazos rodeándolo por la espalda, vio unas pequeñas manos apoderándose de los botones de su camisa los finos dedos se paseaban de manera juguetona sobre la tela—. Ahora tú debes de ponerte de rodillas ante mí. 

Seokjin dejó salir una risa ligera. Tomó una de las pequeñas manos y posicionó de manera brusca a Kang Jisu frente a él. 

—Mi señora cree que tiene el poder de ordenar; pero ambos sabemos que quien terminará de rodillas será usted.

Jisu comenzó a reír a carcajadas. 

—Vaya que lo haré.

Jisu tomó el rostro del Inmar y fundió con desesperación su boca con los suaves belfos del contrario. Sus labios se devoraban con deseo intenso. Sentía las grandes manos de Seokjin recorriendo su cuerpo sin contención. Sintió su cuerpo golpear la pared bruscamente. Estaba acorralada, sus manos se aferraron con desesperación en su amante…

Seokjin separó sus cuerpos; Jisu se sintió vacía, ¿por qué había parado?

—Mi señora, será mejor que sigamos esto en otro lugar. 

Jisu asintió de acuerdo. Su mirada llena de lujuria siguió a Seokjin sabiendo que por fin iba a tener eso que tanto quería. 







Era inevitable no sentirse nervioso, ¿cómo haría para ver a Jungkook ese día? Después de hablar con Jimin su cabeza parecía no ponerse en orden… 

Suspiró sintiéndose abrumado. Elevó su mirada, Jungkook había llegado; sintió su corazón volcar. Él estaba caminando en su dirección. 

—Buenos días. —dijo animado Jungkook.
 
—Bue-buenos días. 

Jungkook le dio una pequeña sonrisa; su corazón latió con fuerza, estaba perdiendo la cabeza ahora lo sabía, ¿cómo iba a reaccionar de esa manera? No era como si fuera la primera vez que lo veía sonreír. 

Iba a apartar su mirada; pero, fue imposible; Jungkook estaba precioso, sus ojos parecían más dorados y sus mejillas tenían un tono hermoso. 

Recorrió con lentitud cada uno de sus lunares hasta llegar al que estaba bajo sus labios. Recordó el beso que Jungkook le había dado, ese beso que había guardado en algún lugar en su interior para no pensar en él…

Sus ojos se detuvieron en una pequeña cicatriz qué estaba en su mejilla, quería besarla… Su mirada volvió a conectar con la de Jungkook, él tenía una expresión indescifrable y su rostro y orejas se habían coloreado de carmesí. ¿Acaso lo había visto por mucho tiempo? 

Taehyung apartó su mirada avergonzado. Escuchó un pequeño carraspeo. 

—Está haciendo un día perfecto. —Taehyung asintió de acuerdo. 

—Lo es. 

Jungkook sonrió con los labios cerrados. 

—Tenía miedo de que la clase se echara a perder. 

—No será así. 

Jungkook asintió animado. Ese día irían al parque para poder retratar los pequeños momentos cotidianos. Pocos minutos pasaron y sus estudiantes comenzaron a llegar, todos prepararon los materiales que utilizarían. El precioso Inmar pasó lista. 

El grupo comenzó a caminar, entre parloteos y risas. Jungkook y Taehyung caminaban detrás de los más chicos. Jungkook sonrió; amaba esa pequeña parte de su vida… Pensó en lo que harían al llegar a su destino, tal vez podría comprarle a sus chicos algo que les gustara. 

Buscó entre sus bolsillos su billetera; pero no logró encontrarla. Maldición seguramente la había dejado en su escritorio. 

—Chicos, olvide algo, iré a buscarle. Los alcanzaré en un rato.  

—¿Quieres compañía? —Escuchó la melodiosa voz de Taehyung. Negó con suavidad. 

—Está bien, volveré pronto. 

Jungkook trató de acelerar un poco su paso; no quería hacerles esperar tanto. Al llegar a la entrada de la academia, se detuvo un momento para respirar profundamente y recuperar el aliento. De manera breve sus ojos se encontraron con un par de personas, una de ellas le resultó familiar. Un escalofrío recorrió su espalda, y por un instante, sintió como si estuviera de vuelta en Busan, siguió su camino intentando apartar de su mente aquella sensación. 

Algunas imágenes comenzaron a llegar de manera desordenada, sacudió la cabeza tratando de despejarla. Entró a su salón y tomó su billetera. Pudo sentir un olor cedroso combinado con un toque de sangre intensificarse, ¿qué le estaba pasando? negó tratando de recuperar la compostura. Tenía que volver con sus chicos.

Salió del salón, había dado algunos pasos cuando su cuerpo chocó con otra persona. 

—Lo sien… 

Sus palabras se detuvieron cuando sus luceros se encontraron con la persona con la que había chocado; él había visto antes esos ojos y ese rostro tan severo… Sintió su piel volverse hielo, su corazón comenzó a palpitar de manera errática. Recordó el cuadro, era él, era el hombre de sus recuerdos borrosos…

El hombre le miró y rio incrédulo. 

—Pero mira que tenemos aquí. Así que sobreviviste brillitos. Que conmovedor, así que valió la pena el sacrificio de esa Efímera. 

Jungkook sintió su cuerpo paralizar, imágenes comenzaban a llegar penetrando su piel sin piedad. 

—Tss, continuas siendo igual de insignificante. Dime, ¿qué te hizo creer que podrías con nosotros? 

El hombre tomó la parte trasera de su cuello con fuerza. Sintió su estómago anudarse. ¿Por qué el aire no estaba llegando a sus pulmones? Cada fibra de su cuerpo entró en completo pánico y cayó al suelo sin sentir sus piernas. 

—Vámonos Kijun, nos pidieron ser discretos imbécil. —El hombre miró a su compañero restándole importancia. Bajó hasta la altura de Jungkook y tomó su barbilla. 

—Ni una palabra de esto si no quieres terminar como tu madre. Aunque mirándolo bien, tu muerte sería un favor para este mundo. 

Sus miradas se encontraron una última vez antes que Kijun soltara su rostro con brusquedad. 

Los ojos de Jungkook se cerraron con fuerza, las imágenes borrosas, olores y voces distantes comenzaron a aglomerarse, haciendo grietas en el muro que había creado para protegerse. 

Trató desesperadamente de escapar de los recuerdos que amenazaban con consumirlo. Pero, era inútil. Las imágenes seguían llegando, cada vez más vividas. Agarró con fuerza la tela de su pantalón, sintiendo cómo la realidad se desdibujaba a su alrededor mientras sus memorias tomaban vida… 





6 años atrás

Jungkook recostó su cuerpo en una de las encimeras de la cocina. Miraba el vaivén de su madre por el lugar, demasiado concentrada para darse cuenta que él se encontraba ahí. 

Su madre llevó un pequeño tazón a sus labios. Su rostro se deformó en una mueca de disgusto. Jungkook trató de ahogar su risa. 

—¡Cielo! ¡Necesito ayuda! —gritó. 

—Detrás de ti. —Suah dio un brinco sosteniendo su pecho. 

—Jeon Jungkook vas a matarme de un susto. ¿Cuánto tiempo llevas ahí? 

Jungkook sé acercó a su madre y la tomó entre sus brazos, dejó un dulce beso en su sien. 

—El suficiente para saber qué le pusiste mucha sal. —Rio suavemente. Suah vio a su hijo un poco avergonzada; no importaba cuanto lo intentaba parecía que la cocina no estaba hecha para ella. Jungkook la presionó más a su cuerpo—. No te preocupes mamá, puedo arreglarlo. 

Suah miró como Jungkook se encargaba de terminar el platillo de manera perfecta. Se sintió un poco nostálgica al ver cuánto había crecido su hijo. ¿En qué momento los años habían volado de esa manera?

Aún recordaba la primera vez que le sintió en su vientre, sus primeros pasos, su primer corazón roto… Faltaba mucho por ver aún, tantas facetas por venir. Quería ver a Jungkook encontrando amor en todo lo que le rodeara, quería que encontrara una persona que valorara su existencia como lo más preciado, quería verlo feliz, quería verle envejecer…

El ritmo pegajoso de una canción hizo que Suah tomara a Jungkook por los  brazos, ambos comenzaron a bailar y a reír a carcajadas. Aquel era uno de esos momentos que se volvía tan especial que lo único que deseaba era atraparlo y guardarlo en su corazón y en sus recuerdos. 

Ambos se tumbaron en el sofá tratando de recobrar el aliento. Conectaron sus miradas y sonrieron. 

—Te amo, Jungkook. 

—Yo a ti mamá. —Suah arrulló a su hijo y comenzó a dejar muchos besos en él. 

De manera repentina, varios golpes fueron dejados en la puerta de su casa. ¿Qué estaba pasando? 

Jungkook abrió la puerta de la casa, encontrándose con dos hombres de aspecto intimidante, ambos estaban vestidos completamente de negro y uno de ellos era un Inmar al igual que él; pero era un poco diferente… 

Todo pasó tan rápido que no sé dio cuenta en el momento que su cuerpo chocó contra la pared. 

¿Qué estaba sucediendo? ¿Quiénes eran esos hombres? Escuchó a su madre gritar. 

—¡Mamá! —Jungkook corrió hasta la sala. 

El Inmar tenía una de sus manos sobre el cuerpo de su mamá, sus ojos estaban brillando en un azul intenso. 

—Pero miren que tenemos aquí una Efímera. —Suah trató de soltarse del agarré. 

—¡Sueltenme! —demandó. 

—Eso será imposible, ahora nos perteneces. 

Jungkook sintió su cuerpo helar. No podía ser posible. No iba a permitir que se llevarán a su madre. 

—Ni siquiera lo intentes muchacho —dijo uno de los hombres, como si pudiera leer sus pensamientos—. No interfieras. 

—Cielo. 

Jungkook fijó sus ojos en Suah, ella negó pidiéndole silenciosamente qué no hiciera nada. Vio cómo los hombres inmovilizaban las manos de su madre. 

Estaba furioso, mordía su labios con fuerza. Sabía que su madre no quería que interfiriera, pero no iba a quedarse con los brazos cruzados mientras miraba cómo se la llevaban. 

De manera veloz tomó el brazo del Inmar, sus ojos brillaron como oro fundiéndose en fuego. El chico comenzó a gritar; Jungkook le había hecho perder los sentidos. 
El segundo hombre trató de llegar a él; pero logró esquivarlo interponiendo el cuerpo del Inmar entre los dos. Aprovechando la distracción dejó un golpe limpio en la cabeza del hombre tal como su padre le había enseñado. 

Tomó a su madre. 

—Debemos irnos. 

Ambos corrieron hacia la entrada de la casa. Apenas había avanzado unos pocos metros cuando el sonido de un arma retumbó en sus oídos, Jungkook sintió un dolor agudo en su abdomen. Sentía su piel quemándose. Cayó al suelo. 

—Ni un paso más, si quieres que brillitos viva. 

Suah miró como Jungkook era tomado con brusquedad por el cuello, su ropa estaba comenzando a empaparse de sangre. El hombre lo soltó haciendo qué el cuerpo de su hijo impactará en el suelo con fuerza. 

—¡Jungkook! 

Sintió su corazón encogiéndose, por un momento miró a Jungkook como un pequeño de 5 años llorando porque había caído haciéndose daño. 

Era su bebé, ese qué había cargado por nueve meses en su vientre. Corrió hasta llegar a él. Puso sus manos aún atadas sobre la herida; iba a sanarlo. 

Kijun la tomó por el cabello alejándola de Jungkook. 

—No, por favor, por favor. Déjeme salvarlo. —Las lágrimas no dejaban de correr por las mejillas de Suah.
 
—Tu poder será utilizado en alguien más. —Kijun tomó a Suah y comenzó a arrastrarla hacia la camioneta. La mujer gritaba suplicando por ayuda. 

Jungkook sentía como su sangre abandonaba su cuerpo, ¿cómo no se dio cuenta que había un hombre más? 
Iba a morir. No había logrado salvar a su mamá. 

De manera lejana logró escuchar la voz de su padre. Estaba discutiendo. 

—¿Jeon, no es así? Necesito que escuches con claridad. Verás el día de hoy te ofrezco dos ofertas muy interesantes. La primera: permitirte tratar de llegar a esta hermosa dama muriendo en el intento y dejar morir al muchacho. 

»La segunda: salvarlo a él y perderla a ella —Sonrió lleno de malicia— Tú eliges. 

El padre de Jungkook gritó lleno de frustración, miró a las dos personas que más amaba en el mundo, ambos tan vulnerables. Cerró sus ojos con fuerza. Corrió hacia Jungkook, sintiendo su corazón partiéndose en dos, apretó la herida con una mano. Volvió a posar sus ojos sobre su esposa, Suah le sonrió llena de dolor. 

Te amo Hyunwoo.

La hermosa Efí fue tomada por Kijun. 

Y yo a ti Suah. 




[…] 




Jungkook despertó, sintiendo el olor a medicamentos inundando sus pulmones. Alguien sostenía su mano, dirigió sus preciosos luceros hacia ese lugar encontrándose con su padre, se encontraba dormido. Detalló su alrededor, la habitación era enorme, logró divisar el monitor qué llevaba el conteo de sus latidos, así que no había muerto…

Sus ojos se llenaron de lágrimas recordando lo sucedido, el llanto no se dejó esperar. 

Su padre despertó desorientado, encontrándose con el rostro empapado de Jungkook. Había despertado, suspiró lleno de alivio. Abrazo a su hijo con cuidado. 

—Estoy aquí. Estoy aquí.

Los días transcurrieron de manera sombría, tan silenciosos. Su padre volvía cada día al hospital para acompañarlo, pasaba un par de horas junto a él y luego la otra parte del tiempo la utilizaba para buscar a Suah. Tenía la esperanza de poder llegar a ella…

Jungkook cambiaba con cuidado su ropa, Hyunwoo le ayudó con los pantalones. Ambos se vieron y sonrieron. 

Una mujer entró a la habitación, diciéndole algo a su padre. Jungkook vio cómo su rostro parecía palidecer. 

—Vuelvo en un momento hijo. Debo ocuparme de algo. —Jungkook asintió confundido. 

Vio como su padre desaparecía junto a la mujer. No sabía bien por qué pero trató de alcanzarles. Les perdió la pista por un momento, preguntó a algunas personas si habían visto hacia donde se había dirigido su padre, tardó un poco pero le ayudaron a llegar al lugar en donde se encontraba…

Esa era el área de la morgue. Jungkook sintió su corazón en la garganta, sus manos temblorosas abrieron la puerta de la sala…

Nunca nada habría podido prepararlo para lo que estaba apunto de presenciar. 

El cuerpo sin vida de su madre estaba recostado sobre una mesa metálica. Gritos desgarradores salían de la garganta de su padre, pidiendo que aquello no fuera real. Jungkook sintió algo quebrándose en su interior, su luz desapareció por completo y su cabello comenzó a opacar y un par de mechones se volvieron negros. 

Él había sido el culpable. Si él no hubiera bajado la guardia, habrían logrado escapar. Si él no hubiera salido herido su madre no habría vuelto y estaría con vida. Era el responsable de la muerte de su madre y la persona que había roto el corazón de su padre. 





Presente

Jungkook sentía como la oscuridad lo estaba consumiendo, ahora recordaba. 

—Jungkook —Sintió como su rostro era sujetado con firmeza pero con suavidad—, mírame, por favor, mírame. 

Abrió sus luceros, sus lágrimas no le permitían ver a la persona que le hablaba. Sus pulmones ardían y su cuerpo no respondía. Sintió como estaba siendo levantado del piso. ¿En dónde se encontraba? ¿Era su padre el que le estaba cargando? El llanto continuó. Sentía la vibración del pecho de la persona que le cargaba; estaba diciéndole algo, pero no lograba distinguir el que… 

Sintió su núcleo fragmentarse, la poca luz que permanecía en él se opacó… Él estaba muriendo… 















Hola personitas.

Les abrazo desde aquí, los recuerdos de Jungkook volvieron y con ellos una sensación de vacío también llego...

Díganme, ¿qué les pareció el capitulo?

Besos,

🌌Vera

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