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Capítulo 9.

[Capitulo dedicado a RaditoLR TheWorldOfMistyc. //Sorry por etiquetar o molestar, pero quería aclarar a quien le dedicaba de agradecimiento u.u]

...

El peruano se levantó con dificultad de la cama en la que se encontraba, en el cuarto de invitados. Estiró sus brazos con algo de dificultad y se levantó de forma pensativa. Después de lo que le preguntó aquel castaño, lo estuvo evitando hasta que cayo completamente la noche donde se fueron a dormir, a lo cual el otro peruano se quedó en el mueble de la sala ya que según el dueño de la casa, aquella cama de invitados estaba dañada en los tablones como para soportar a dos personas...¿No estaba nueva? Según el chileno, no.

Sus pies fueron colocadas en aquellos zapatos, para poder salir de la habitación y encontrarse al otro pelinegro tomando café en una especie de barra de la cocina.

— Hay más en la cafetera. — le dijo, levantando su taza.

— ¿Donde esta...?

— Hace unas horas salió, super temprano y apenas me di cuenta aun no ha vuelto. — contestó, observando como el opuesto se servía en una taza roja aquel líquido negro. — ¿Algo pasó ayer?

— Me medio desmaye. — alzó los hombros sin tomarle importancia. — Y rompí una taza, casi te matas con la chilena de ahí e Inglaterra sabe para que son las pastillas...¡Estoy de la pitirimitri!

El más alto soltó una carcajada ante el sarcasmo y el rostro cansando del contrario.

— Además de eso.

El de orbes dorados se sentó frente al otro en la barra, tomando aquel café y se quemo a los instantes debido a que se olvidó que lo había calentado. A lo cual hizo una expresión extraña ante el leve ardor en su boca.

— Hable dormido. — murmuró incomodo, haciendo una mueca. — El cojudo ese me escucho y...dije una fecha exacta.

—¿Cual de todas?

El opuesto rodó los ojos.

— El tratado donde le cedí territorio, Arica, Tarapacá y Tacna.

Ambos se quedaron callados, el moreno tan solo se había quedado mirando su taza como si fuera lo más interesante para el en estos momentos. Sus pensamientos se habían hundido en  memorias antiguas. Donde perdió a dos de sus hermanos, ya que el tercero fue de vuelto gracias a una capsula.

— Me estas hablando históricamente.

— ¿Eh?

— ¿Qué paso entre ustedes? — Deducio de forma fácil. La reacción fue lo que no se espero. El opuesto tembló por unos segundos mientras que bajaba la mirada y cerraba los ojos como si quisiera eliminar lo que en realidad sucedió.

— N-nosotros... — su voz no era capaz de salir, tenía un nudo en la garganta.

La puerta de la casa sonó. Siendo abierta por su dueño con una expresión aburrida y una pequeña bolsa en su mano derecha, cuando se les quedó mirando a los dos pelinegros que se estaban tomando aquel café que compró hace años, tan sólo porque estaba en oferta, ya que obviamente prefiriria el té una y otra vez.

— ¿Están despiertos?

— 10 am. — fue la corta respuesta del más alto.

El moreno se levantó de su asiento dispuesto a evitarlo otra vez, aparte de que, sorprendente, se le quito el hambre o bueno, últimamente era así. Sin embargo la voz del chileno lo detuvo.

— Tenemos que hablar, así que vienes, ya averigüe de mi jefe.

No hubo respuesta alguna.

...

— ¡Sueltame! — grito enojado, tirando de su brazo para que vuelva a tener el control.

El más alto se hallaba jalando del brazo al moreno, ya que este se negaba a salir (y prácticamente hablarle) a lo cual no tuvo remedio de sacarlo a rastras, lo cual molesto mucho al opuesto. Y peor con aquel amargo sabor de boca sobre la conversación que tuvo con su psiquiatra. ¿Justo le tenía que hacer esa pregunta?

¿Es, tan malditamente, enserio?

— Po' dejai' de forzar weon. Venis' tres cuadras así. — lo soltó de forma brusca. Sacando aquella bolsa con la que llegó a su casa, estaba en su bolsillo. — Si tenei' hambre, comete esa wea.

Le lanzó aquel pequeño bulto.

— ¿Pan con palta? — dudo, pero a los segundos comenzó a comer. No duró mucho ya que se lo termino. — No...No tenias que molestarte.

— Y tu no tenis que evitar el tema. Pero aquí estamos. ¿No? —Seguían caminando. — Cambiando de tema, mi jefe no solicitó ninguna reunion.

Espera...¿Que esta diciendo que cosa?

— ¿De qué hablas?

— Tus jefes fueron los que lo solicitaron, hace una semana. — Informó, recordando las palabras del suyo propio en la mañana. — Dijeron que había para establecer sobre importación u algo así, palabreo pero supuestamente, por mis vacaciones, sería este jueves no ayer lunes.

— ¿Me dio una carta falsa?

— ¿Quién te la dio? — preguntó con una ceja alzada al ver el rostro sorprendido del menor. — ¿Fue el otro que te está acompañando, no? Lamento decirte, que es otro más de tu gobierno, un mentiroso.

— ¡¿De que estas hablando?! — lo miro con el ceño fruncido. — Lo del gobierno...se intenta solucionar y él, de seguro tampoco sabía.

— ¿Como estai' tan seguro?

— ¡Porque si! — exclamó enojado, y seguro de lo que decía. Literalmente no tendría sentido alguno.

— ¿Eri' weon o que wea? Escuchame culiao, simplemente te la hicieron, te engañaron fin y peor con el idiota ese.

El más bajo lo miro mal.

— En primera, si, tal vez me engañaron lo de venir a este lugar. — mencionó, frunciendo el labio. — Pero el no mintió, no tendría sentido, el tiene familia en Chosica⁴, yo iba a ir ahí en estos días para ayudar. O de todas formas apenas me enterara y el de seguro igual...¡Ahora estamos acá por las puras!

— De igual forma, no hay necesidad de que se queden. ¿Para cuando es su boleto de regreso?

—...No lo sé.

...

El menor miraba de reojo al más alto, se hallaban caminado hace más de medio hora y está seguro de que ya es medio día. Pero no había vuelto a dirigirse palabra desde que aquel prácticamente lo estaba botando, sin embargo pareciera que no se iban a ningún lado de forma concreta, o eso pensaba ya que no se recordaba nada de Chile, además tampoco reclamaba o algo debido a que estaba bastante incomodo en ese silencio, tan solo quería alejar aquellos pensamientos de su mente. Después de todo, ambos lo quieran o no fueron enemigos desde antes de ser colonias, hasta el punto que llegaron a ser amigos inseparables. De verdad se estancaron justo donde ambos no se toleraban o discutían por la mínima cosa; que polémica es la vida.

Su humor realmente está peor que el de lo últimos meses, ya no recordaba estar solo con el de esta manera (aparte de cuando se quedó dormido en aquel taxi y el lo desperto) pero no se sentía en paz, estaba intranquilo y de tal forma, los recuerdos de sus sueños comenzaron a llegar de repente.

Pasó tantas cosas, vio a su gente morir, luchar, sin arrepentimiento, presenció a tropas de chilenos ebrios saquear a su gente y sin poder creerselo de igual forma peruanos maliciosos cometieron el mismo acto. Vio tanta gente buena como mala luchar por su patria, siempre evitando que la bandera peruana sea humillada a cualquier costo, de igual forma traicioneros en medio de la guerra, y sacrificios por otros. Se involucró en aquel combate que no olvidaría, cada evento se queda marcado con fuego en el cuerpo de la nación, hablando figurativamente.

¿Y qué?

Lo hizo y resultó herido. Tanto de forma personal, de nación y su propia mente quedaron echas un desastre. ¿se hubiera podido evitar? Si tan solo como un deseo lejano, el no hubiera firmado el tratado de alianza con Bolivia, aquel no se hubiera entrometido y posiblemente él no se hubiera atrevido a subirle el impuesto a Chile. ¿Todo se hubiera arreglado?

¿Tal vez si no se hubiera enamorado de Chile?

Ahora saben. Porque dolía tanto aquellos sueños. Porque cada vez que los recuerdos atacaban lo afectaban de forma tan personal, influyendo en sus gustos o en la forma que actúa. Porque el bien sabe que la culpa no la tuvo directamente el, sabe muy bien que el verdadero país que inició con aquella estupida guerra fue Bolivia. Aquel que se retiro en medio del campo de batalla, siendo el quien lo metió ahí.

— Que estúpido. — murmuró el menor desviando la mirada, hacia otro lado; intentando ya dejar de pensar de una vez por todas en aquellos sentimientos que no le trajeron nada bueno.

¿Aún existen? Eso nadie lo sabe, ya que posiblemente hallan quedado muertos con el paso del tiempo, con las peleas y reconciliaciones, con las experiencias y simplemente pueden quedarse en el olvido. Como un simple sueño que en realidad nunca existio.

De tal forma se pasaron las horas.

...

— ¿Y que hacemos en un parque? — le pregunto bastante extrañado el hecho del lugar donde se encuentran. Observaba toda la zona como si de un campo minado se tratase. — ¿Aquí no roban? Na'a de seguro que si, es de noche...de seguro tu cerebro no funciona bien.

El más alto soltó un bufido en señal de cansancio, de tal forma que se sentó en una banca, sacando su celular para llamar a alguien. Siendo seguido por su acompañante.

¿Hola? Si si, la reunión finalizó, me tendré que ausentar el resto de esta semana...¿Otra vez? ¡Puta la wea! Estuve trabajando sin cansancio, no jodan y dile a mi jefe que fin, tremendo weon culiao de mierda...¿Eh? No no no, no dije nada, gracias Johanna, si si, estaré presente el próximo lunes sin falta.

La llamada se corto, a lo cual el chileno soltó un par de insultos.

— Ya pe' — murmuró incomodo, rodando los ojos. — ¿que quieres? De seguro Esteban debe estar muriendo de hambre si lo dejaste en tu casa.

— ¿Recordai' el día de la fiesta del weon de Martín?

— Ya... — asintió, algo dudoso de que el haya mencionado la fecha de hace un par de semanas.

— ¿No me queri' decir algo?

En blanco.
Quedo totalmente en blanco.
Oh maldita sea.

¿Como pudo olvidarlo?

¿Imamastaq*?

El castaño se le quedó mirando raro ante la aquella pronunciación de una palabra en un idioma que no lograba recordar. Porque bueno, cuando el moreno se ponía nervioso era capaz de hablar todas las lenguas que poseía su país para salirse del tema, era como un pequeño tic que causó problemas durante la conquista. Ya que al ser exclavizado gritaba cosas en su idioma enfadando a los españoles.

— D-Digo... - "¿Y de donde huevas salió ese tartamudeo? Habla bien carajo. Chi cheñol." ¿Ah, si? Pu...Pues no me acuerdo causa. De seguro tenias porros encima.

Al menos no lo dijo en Quechua.

— ¿Estai' seguro? No seas weon y habla de una puta vez, po'.

— Solo, que...¿El pisco es peruano? ¡Si eso! Es que como Tincho dijo que habría un montón de bebidas pensé que saldrías con tus huvedas. — Sentía sus manos temblar de la mala mentira que iba formulando con cada palabra que salía de su boca. — Ya sabes, lo típico.

— Como tu queri', si no deci' es tu problema. — Escucho como un estomago sonaba. — ¿Teni hambre?


— Son más de las 6...¿Que crees? Y ni llegamos a almorzar.

El mayor suspiro, rodando los ojos y levantándose de la banca. Hablar con el no tenía caso, o terminaban discutiendo o simplemente no se soportaban. Lo único raro que noto aparte de otras cosas fue la incomodidad que poseía ya que el peruano nunca fue muy bueno ocultando sus emociones, y se le notaba como si quisiese decirle o reclamarle alguna cosa, pero se quedaba callado y daba excusas realmente malas. Sus insultos no eran los mismos y las peleas ya no terminaban como antes, pareciera que ni siquiera tocarán esa fibra del hilo en el tipo de amistad que tienen.

¿Enserio era mejor alejarlo?

Oh vamos. Lo converso prácticamente hace una semana y afirmó que lo iba a hacer; aúnque terminó, para que el moreno se apareciera en una cafetería, rompiendo cosas y causando peleas sin siquiera intentarlo, para que tuviera que si o si entrometerse.

— ¿Te gustai' las empanadas de pino³? — dijo viendo una panadería, donde vendían aquellas cosas que a él le gustaban comer.

Al menor se le abría peor aún el apetito sin saber exactamente qué era eso.

— ¿Tiene jamón y queso?

— ¿Qué chucha? — lo miro extraño, para proceder a acercarse a la señora y pedirle tres en total pagando con los pesos que traía en el monedero. Rápidamente tomo la comida para acercarse al opuesto. — Toma awenao.

— No sabe tan mal. — murmuró, comenzando a comer.

— Vamonos, tengo que atender un asunto mañana y arreglar unos papeles en mi casa. — el moreno lo vio con dudas. — Uh ¿Trabajo? El que tu haces en tu casa ¿no?

Oh, cierto. Se le extendieron sus vacaciones debido a que si intentaba trabajar iba a cagarla peor que otras veces. Así que no podía entrar hasta que el psiquiatra y psicólogo dieran el número positivo, lo cual sentía que cada vez más se iba extendiendo. ¿Porque? Justo ayer tuvo el primer ataque de ansiedad en su vida, teniendo que tomar pastillas más de la cuenta para controlarse. A eso no se le llama avanzar, se le dice "Irse a la mierda y no volver." Así de simple.

— Lo olvidé. — se alzó de hombros.

....

Al ingresar a aquella casa, observaron al otro peruano sentado en el sillón, viendo televisión bastante aburrido, pero al escuchar el ruido de la puerta de la casa alzó la mirada esperanzado ya que se moría de hambre.

— ¿comida? — preguntó de forma directa.

— ten. — le lanzó una empanada a la cara de mala gana, y con aburrimiento.

— ¿Jamón y queso? — interrogó mirando aquel bocado en sus manos.

— ¿Qué wea'da tienen ustedes con eso?

— ¿es un no?

El morocho lo miro mal, soltando un suspiro pesado y sentándose a su lado. Quedándose dormido a los instantes en el hombro del otro peruano. Siendo fijamente observados por el chileno. Luego de unos segundos los otros dos de piel pálida se quedaron en silencio un buen rato, pero en eso el único invitado despierto comenzó a comer su empanada como si su vida dependiera totalmente de ello. A lo cual el chileno rodó los ojos con fastidio.

— Chileno, tu. — lo llamó, limpiando las migajas de su barbilla, y pasando los últimos mordiscos.

— ¿Qué queri'?

— ¿No lo vas a llevar a Migue a la habitación de invitados? — pregunto con bastante naturalidad.

— Se puede quedar ahí por mi.

El opuesto soltó una ligera risa algo burlona.

— Está dormido causa. No te preocupes. En primera, se que te gusta. — soltó, con una sonrisa de más confianza. Dejando al contrario paralizado. — Se te nota o bueno, como dice este, que a veces me creo un genio. Pero ya, como quieras, después de todo ¿Lo conoces bien, no?

El mayor enarco una ceja.

— ¿Qué estai' diciendo weon culiao?

— Me refiero a que tu sabes como esta ahora. Se te nota el tinte de preocupación en tus ojos, aunque al principio no fueran tan obvias. — Indicó, volviendo a retomar su trabajo de forma seria. — Sabes lo que le sucede, o por lo menos ya tienes una idea.

— Dejai' de hablar si lo tienes tan cerca. — le dijo, sin dejar de mirar al de orbes dorados durmiendo y soltando leves murmullos.

— No creo que se despierte. No ha podido dormir bien y las pastillas de ayer aún le hacen efecto. — recordó, el insomnio muchas veces llega a ser un problema serio. — Estará muerto por un rato.

— ...¿Y que queri' que haga po'? Vete a la chucha, si ni sabes de que hablas.

— Que dejes de ser sarcástico. Sería un gran paso, señor Manuel. — habló seriamente cambiando ahora su postura a una más firme. — Si te das cuenta, él, no está bien y aunque no parezca eres extremadamente apreciado por el. Solo pon algo de tu parte. ¿Puedes?

Que ganas de lanzar un puño limpio a la mejilla del de orbes negros, pero era obvio y sabia que el opuesto no se iba a quedar atrás, se le notaba en la mirada que si le daban un golpe el tan solo responderia de la misma forma; era totalmente un riesgo iniciar una pelea. Y peor con el de orbes dorados justo al medio.

— No te creas mucho. ¿Quién eri'? 

— ¿Eso le incumbe? Claramente no viene al caso, no necesito ser como ustedes de siglos cuando algo tan simple, por nosotros quienes vivimos tan poco ya fue resuelto. — mencionó, colocando dos dedos en el puente de su nariz. — Te gusta desde antes de la guerra del Pacífico ¿cierto?

— ¿A que viene al caso?

— ¿Cierto?

La nación asintió desviando la mirada.

....

-.°¬'.

Los dos se encontraban en la habitación, totalmente solos. Iba a ser la última vez que se verían para poder cada uno ocuparse de su casa y su gente, ayudar a los heridos y posiblemente reportar soldados perdidos en batalla o simplemente la entrega de cuerpos que yacían sin vida. Tantas cosas. Sin embargo estaban rostro a rostro. Muchas palabras que tenían por decirse ; pese a eso nada salía por sus labios, los ojos de esperanza del menor tan solo estaban rotos y combianaban perfectamente con el labio partido y las heridas, moratones y demás al rededor de su demacrado rostro ; tampoco el chileno se quedaba atrás, una gasa de tamaño regular cruzaba por parte de su mejilla derecha y tenía un par de costuras encima de sus cejas, tal vez se abrió en plena batalla y pasó eso.

¿Como dejaron que llegarán a tanto?

— ¿Feliz? — murmuró el moreno, reteniendo las ganas de llorar al sentir como sus sentimientos se iban eliminando uno por uno. Ganaste esta mierda. ¡Felicidades!

— No...No todavía. — Realizó una mueca de molestia ante el sarcasmo del opuesto. — Nadie ganó. ¿O si?

No. Nadie lo hizo.
Tan solo fueron perdidas lo que hubo y un debatimiento entre el territorio. Pero no existieron ganadores en este juego sin final y posiblemente nunca existiran.

Si. Cada esperanza sin saber, se iba escondiendo en los más recóndito de su alma, sin conocer, solo desaparecían.

— ¿O, enserio?

Su voz no fue la de aquel niño que conoció el moreno, sino la de alguien que pareciera que su venganza aún no se había completado ; o tal vez sólo era por el miedo que le había agarrado debido a las peleas que había tenido directamente, sin embargo siempre supo que aquel chileno no era capaz de matarlo siendo algo que sin saber fue una pequeña luz, un destello que el paso del tiempo se encargo de extinguirlo hasta su última ceniza.

Pasaron unos segundos, antes de que el más alto con uno de sus brazos sujetará entre la cintura y cadera del menor, y su otra mano tomará de forma firme el menton. Quedando tan cerca que sus respiraciones se sentía y sus alientos combinaban en una tranquila respiración, antes de que el peruano reaccionará y se intentará liberar.

Entonces, pasó.

Aquellas cuatro paredes fueron testigos del único beso que compartieron en sus vidas, cargado de dolor, rencor y un amargo sabor a muerte. Un tan amargo y tóxico sabor a muerte.

...

Se despertó en medio de la noche. Esta vez no estaba sudando o exaltado, su respiración no se había acelerado y tampoco transpirando ; tan solo pequeñas lágrimas se hallaban debajo de sus ojos y se las quito de forma rápida, comenzando a inspeccionar en donde se encontraba. ¿Fue su imaginación el haberse quedado dormido en la sala? De seguro que sí, y con un poco de sueño llegó a la habitación.

Lo cual era demasiado improbable ; sin embargo ignoro otra posibilidad. Se levantó de forma perezosa y camino torpemente hasta el marco de la puerta, suspirando al verse donde se encontraba o que tan gracioso le parecía a la vida verlo así ; abrió la puerta para proceder a salir, su garganta se sentía extremadamente seca, o será producto de no haber tomado agua o por el nudo en su garganta, uno de dos. Así que decidio ir a la cocina a beber algo de líquido.

— ¿Todo...esta oscuro? — se pregunta a sí mismo, mientrs baja las escaleras y ve un destello desde el comedor.

Cuando llegó completamente al primer piso, se acerca lentamente a la luz que ve, para darse con la sorpresa de que tan solo era un escritorio, posiblemente del dueño de la casa, con una lámpara encendida lo cual debe ser razón del brillo y por último un montón de papeles arrugados e incluso libros abiertos¹ en diferentes lados de aquel mueble. Se acerco cuidadosamente a aquella lámpara supuestamente para poder apagarla, pero la curiosidad le ganaba y se puso a revisar en sí, de que trataba.

— ¿Qué demonios es esto? — murmuró con enojo y su ceño fruncido al ver libros de historia, detallando los hechos ocurridos en la... — Guerra del Pacífico. — leyó la portada del libro.

— ¿Y tu que haci' despierto a esta hora?

Pego un pequeño salto al escuchar una pesada voz a sus espaldas, y se volteo como si fuera una película de terror y el protagonista estaba a punto de enfrentarse con el asesino, de forma lenta y con algo de temor.

— Vine...¿Por agua? — dijo dudoso, realmente quería beber algo pero al parecer se le olvidó.

— ¿Entonces que haces acá? — le pregunto nuevamente, cruzado de brazos, algo soñoliento. — Maldición, te estoy preguntando que demonios haces acá.

— ¿Me puedes decir? — Sus manos temblaron levemente, y al alzar la mirada hacia el más alto pudo ver la sorpresa en ellos y su equivocación. — Haber, Ma...nuel ; ¿porque estas revisando estos archivos?

— No es algo que te incumba, weon. — desvío la mirada realmente incomodo, no quería pelear y mucho menos en medio de la noche.

El morocho soltó una pequeña risa triste.

— Sabes que eso no es así. — mencionó de forma obvia. — Dime ¿porque revisas esto?

Silencio.

— Eso pregúntate a ti mismo. ¿Queri'? — respondió de forma desafiante, acercándose hacia el opuesto.

 — ¿A...A que te refieres?

El más bajo dio un paso hacia atrás de forma defensiva.

—...Nada — susurro resignado ante el miedo que pudo ver en el menor, hace tantas décadas no había visto ese comportamiento. — Si quieres agua, hay en la jarra, ve a dormir.

—...Inan k'uchunchay. — Dijo. Mordiendo su labio inferior evitando que alguna lagrima se escapase de sus ojos, esta situación lo estaba sobrepasando. — Jayma...Manuel.

Delante de el chileno, se quebró, y sin poder detener por más tiempo, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos; alarmando al opuesto quien no sabía cómo reaccionar, lamentablemente el no recordaba lo poco que aprendió Quechua², y eso agradecía eternamente el peruano: Que no haya entendido lo que dijo. Sin embargo, el mayor se acerco con miedo a causar algo, lo rodeo con sus brazos al menor y lo abrazo.

En vez de disminuir las lágrimas, tan solo provocó que aumentarán. Esta será otra situación de la cual tal vez no será recordada por ellos pero siempre existirá en su memoria.

.

...

Aclaración.

¹Los archivos que tenia Chile, eran confidenciales, estilo cosas que se quedaron dentro de él gobierno y no fueron exactamente reveladas al público.

³Empanadas de pino, leí que era una comida algo así de carne ; no pude saber más y lo de Jamón y queso, es que esta acostumbrado a comerlas así (aunque también hayan de carne y pollo aquí)

⁴Chosica fue afectada por los huaicos, fue triste las noticias :c

²Manuel recuerda algo de Quechua, debido a que Tawantinsuyo intentó conquistar Chile, pero sólo llegó al norte ya que Tierra Mapuche no lo permitió, por lo cual sólo hubo poco influencia en el norte de Chile donde se impusieron los dioses de los incas, de forma escasa. :)



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