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Recuerdo de una canción

Cerca de la capital se había informado que una luna superior había sido vista por los pueblerinos junto con desapariciones de varias personas en el lugar. El patrón mandó al pueblo a dos de sus pilares de mayor habilidad, el pilar de la llama, Kyojuro Rengoku, y al pilar del agua, Giyuu Tomioka.

El patrón pensaba mandar solo al pilar del agua, pero en la zona se encontraban demasiados alfas en busca de compañía o miembros de sus manadas, por eso, consideraba que Giyuu necesitaría a alguien que le cuidara las espaldas de los alfas groseros como también salvajes y quién mejor para el trabajo como Rengoku.

El alfa rubio era alguien que cuidaba a sus compañeros que consideraba más que amigos, los consideraba familia, sin contar que Tomioka es el único omega sin pareja de los pilares, ya que Iguro estaba enlazado con Mitsuri, aunque según los pronósticos de Shinobu, Tokito también sería omega pero aún no se sabría con exactitud hasta que se presentará, pero a pesar de eso el pequeño cachorro a demostrado un gran apego a Tanjiro, un alfa que con una sonrisa te puede iluminar el día, pero por lo que han chismeado, Iguro y Tenge, posiblemente dentro de poco, Tanjiro inicie un cortejo hacía Tokito. Eso dejaba a Tomioka como el único Omega sin un alfa, sin un lazo o el inicio de un cortejo; por eso necesitaba protección para que los alfas que buscan dañarlo o arrebatarle su pureza, no tuvieran su cometido. Sin duda, Kyojuro aceptó la misión sin ninguna duda en su voz, porque quería a Giyuu.

A la mañana siguiente los dos pilares partieron de la casa del patrón hacia su próximo destino; Rengoku iba hablando durante todo el camino, mientras Giyuu solo lo escuchaba atentamente con una sonrisa en sus labios, una sonrisa tan minúscula que podían decir que era una mueca mal hecha. Tomioka solo respondía una vez en cuando las preguntas que dejaba Kyojuro en el aire. El aroma de Rengoku hacía recordar a Tomioka, lo hacía sentir cerca de una fogata en una fría noche de invierno, dónde su único consuelo es el calor hogareño del fuego. Lo hacía sentir bien y no le gustaría alejarse.

Al llegar al pueblo son recibidos por una señora mayor, la mujer les sonrió, dándoles un bienvenida agradable, contándoles las penas que sufre el lugar, que eran las desapariciones de omegas de ambos géneros, como también, de betas femeninas.

La mujer quedó callada cuando recordaba algo, sus ojos se hundieron dando un auge de melancolía con dolor, como si estuviera arrepentida de algo.

—Mi nieto desapareció — comenzó a contar la mujer — Un joven omega que se iba a casar pronto con su destinado, pero desde que desapareció su alfa no deja de buscarlo, pero un día me dió la trágica noticia.

Lágrimas comenzaron a bajar por las mejillas de la mujer, un sollozo atrapado en su garganta, intentaba disimular su estado, pero era imposible con la noticia que iba a revelar.

—Su alfa ya no sentía su conexión con mi nieto, solo sucede eso cuando el contrario fallece.

Los pilares quedaron en un silencio sepulcral por lo dicho. Ellos ya sabían que esos omegas y betas femeninas no iban a ser encontrados con vida. Era un demonio después de todo, solo vivían para alimentarse de humanos y saciar su placer.

Rengoku habló con la mujer, para darle un poco de consuelo, con el paso del tiempo terminó aprendido a decir las palabras indicadas para que las personas no sintieran remordimiento ni dolor por el acto. Aunque él no puede decir que sigue su propio consejo porque sería mentira.

Giyuu solo escuchaba las palabras del alfa a una distancia prudente de ellos, nunca fue bueno dando consuelo o hablando con desconocidos, sin contar que sus nervios estaban a flor de piel, algo en el lugar no le da una buena vibra, el olor a óxido, sangre, azufre y ácidos lo mareaba, no sabía de quién era ese aroma pero podía decir que traía un mal presentimiento a sus huesos.

Rengoku se despidió de la amable mujer cuando noto que Tomioka se sentía incómodo en esa situación. La dama se despidió de los pilares para regresar a su morada.

Cuando los dos jóvenes estuvieron solos, Kyojuro vio de soslayo a Giyuu, quería abrazarlo y decirle que nada malo le sucedería en ese lugar que parece un infierno para los omegas.

—¿Te encuentras bien, Tomioka? —preguntó el pilar recibiendo una mirada profunda como el océano.

— Hay un aroma que me marea — informó secamente Giyuu, Rengoku lo observó algo pasmado por la información. ¿Cómo sus sentidos de alfa no le habían avisado sobre eso?

—¿Cómo es ese aroma, Tomioka? — necesitaba esa información para saber la gravedad del asunto.

— Azufre, óxido, sangre y ácidos — enumeraba con lentitud el pilar del agua. Kyojuro no encontraba palabras para describir el significado de ese olor. No estaban tratando con un demonio alfa normal, eso lo tenían en claro cuando les informaron que iba a ser una luna superior. Pero ese aroma…

Un aroma que solo perciben los omegas y probablemente betas, pero no los alfas. Estaban tratando con una luna superior delta.

—Es mejor ir a descansar, ya es tarde —dijo en cambio, Rengoku, no quería pensar en las posibilidades que conllevaba tratar con un demonio delta. En sí, los deltas humanos son violentos y salvajes, pero imaginar un demonio delta solo aumenta la escala estándar de violencia a un nuevo nivel. Ya había tratado con deltas antes y no le agradaba para nada sus formas de actuar, como la de reaccionar a un problema, siempre buscarán el punto débil de algo. Siempre lo hacen.

Giyuu leyó a la perfección la cara estupefacta de Kyojuro, el alfa era como un libro abierto para él. Así que cuando Rengoku quiso cambiar el tema, dejó que lo hiciera, no entendía sus razones pero si lo había dejado en ese estado, mejor era no tocar el tema.

— Si, tienes razón — fue lo único que dijo Tomioka recibiendo un asentimiento de cabeza por parte de su compañero. No tardaron mucho en llegar al hostal.

Era una joven beta la que se encontraba en la recepción. La chica levantó su mirada y observó determinadamente a los dos mostrando un gran desinterés en su mirada, como si siempre se encontrará un par de personas como ellos todos los días.

—Una habitación "para dos" — dijo con ironía lo último de la oración, Giyuu y Kyojuro se vieron a los ojos, como si hablarán sin la necesidad de palabras.

<<Nos van a tomar el pelo>> le decía Tomioka con sus ojos azules al alfa.

<<Tal vez es solo una hospitalidad tajante>> intentó excusarse Rengoku.

Giyuu rodó los ojos y profundizó su mirada.

<<Es mala idea>>

<<Solo ten confianza>>

La conversación entre sus miradas terminó cuando Tomioka apartó la mirada algo molesto por no tener la habilidad de discutir con Rengoku.

La chica los observó hasta que su "conversación" había finalizado.

— Entonces ¿para dos? — preguntó por última vez la chica, Rengoku le sonrió mostrando hermosos dientes blancos de leche.

— Eso es correcto, jovencita — respondió el alfa.

<<Yo tenía razón>> fue lo único con lo que Tomioka recriminó a Kyojuro con la mirada.

El alfa miraba la habitación que habían pagado por adelantado con un pequeño tic en el ojo derecho.

Una habitación pequeña con solo una cama grande en medio de ella, la ventana quedaba de lado de la cama que estaba cubierta con una corrida blanca. Y solo eso.

No había nada más que decir, no había alfombra, no había mesa de noche, no había baño (si tenían que ir, tendrían que usar la del hostal en general)  y por poco no había ni almohadas en esa habitación.

— Creo que me estafaron — fue lo único que dijo el pilar de la llama recibiendo un golpe con una de las pocas almohadas de la habitación. Rengoku solo miro al causante con una gran sorpresa.

— Te lo dije — fue lo único que dijo Tomioka algo enojado para luego dejar su katana cerca de la cama y acostarse cerca de la ventana. Kyojuro no encontró palabras, Giyuu siempre fue alguien tranquilo, no pensó que lo golpearía con una almohada, pero parece que todas las personas tienen algo que esconder. Y le gustaba que Giyuu mostrará esas facetas con él. Sonrió ante su pensamiento mientras se acercaba a la cama y dejaba su katana cerca de la de Tomioka.

Nunca se había acostado en la misma cama que un omega, lo ponía algo nervioso; con mucho cuidado se acostó del lado contrario del omega.

Quisiera decir que me quedé dormido al instante pero no podía conciliar el tan deseado mundo de los sueños. Observó fijamente el techo, tenía muchos pensamientos corriendo al mismo tiempo. Qué harán ellos dos si se encuentran al demonio delta, que harán si no logran detenerlo, tal vez uno de ellos dos fallezca o simplemente los dos lo harán.

No tomó el tiempo, no sabía si habían pasado segundos, minutos o incluso horas. Ya se había aburrido de ver la misma raja en el techo junto con manchas de humedad.

Noto como Giyuu se movía de la cama, observó al omega levantarse y sentarse enfrente de la ventana. Rápidamente Kyojuro cerró los ojos para fingir dormir, pero aún así observó al omega.

La luz de la luna bañaba el rostro de porcelana sin ningún defecto del omega, sus manos jugueteaban con su haori, el mismo que se había quitado antes de ir a dormir, tocaba la tela corinta con devoción, y la de cuadros con gentileza junto con amabilidad. Todos tenemos una historia que contar, incluso la ropa. Sus ojos azules brillaban por la luna mientras levantaba la mirada a está misma como si pidiera un deseo. Cómo si quisiera encontrar el tesoro perdido en su mirada azul. Sus labios se abrieron lentamente y volvieron a cerrarse mostrando una línea recta. Giyuu parecía que no era consiente por las feromonas que comenzaba a liberar, una brisa marina, una relajante fragancia que lo dejaba en las estrellas.

— Sé que estás despierto — susurró Giyuu, Rengoku se sentía expuesto. Abrió lentamente los ojos buscando claridad.

Giyuu lo miraba con curiosidad, no lo miraba con odio por espiarlo, sino, mostraba una genuina curiosidad que brillaba en sus ojos.

— No podía dormir— justificó su acción con unas simples tres palabras que Tomioka comprendió.

— Estás sobrepensando — Giyuu le mostró una pequeña sonrisa que no era una ilusión. La muerte siempre es el final de un cazador y ellos ya lo sabían desde antes.

Rengoku se levantó de la cama para dirigirse dónde estaba Tomioka, se sentó al lado derecho del omega.

— Tal vez lo hago — respondió el alfa, los dos estaban a pocos centímetros del contrario, sus respiraciones las sentían como una sola. Giyuu apartó su rostro para evitar el contacto, pero sus mejillas se encendieron cómo el fuego de su corazón. Kyojuro observó las mejillas teñidas de un carmesí del omega con una sonrisa.

—Puedo cantar una canción, así tú puedes dormír —ofreció el omega, Rengoku lo observó, pensó un momento hasta que aceptó — Puedes recostarte.

Kyojuro no pensó en eso pero aún así, pensó en dejar su cabeza en las piernas del omega pero tenía miedo de cómo este actuaría. Tomioka guío la cabeza de Kyojuro hasta sus muslos para que el alfa dejará su cabeza sobre ellos. Rengoku solo se dejó guiar.

Giyuu se notaba algo nervioso pero tomó fuertemente su haori mientras miraba fijamente al alfa y comenzó a cantar

Guess it's true, I'm not good at a one-night stand

Rengoku recordaba vagamente esa letra, como si ya la hubiera escuchado en algún lugar.

But I still need love 'cause I'm just a man
These nights never seem to go to plan

Los ojos de Kyojuro se abrieron cuando recordó quién cantaba esa canción antes de que él fuera presentado como alfa…

I don't want you to leave, will you hold my hand?

Su madre

Oh, won't you stay with me?
'Cause you're all I need

Recordaba como ella se sentaba en la orilla de su cama, su sonrisa brillante y reluciente, mientras acariciaba los cabellos de fuego de su hijo mayor.

This ain't love, it's clear to see
But, darling, stay with me

Su madre siempre estuvo para él y él estuvo junto a ella hasta el momento de su muerte, tal vez sus ojos se cristalizaron ante el recuerdo dónde él estaba en la orilla de la cama de ella y la cuidaba con la adoración que su madre merecía.

Why am I so emotional?
No, it's not a good look, gain some self-control

La voz de Tomioka era muy diferente al de su madre, pero demostraban la misma pasión, esa pasión que se vislumbra en su mirada, con ese cariño que se demuestra con la melodía, quieren cantar un sentimiento…

And deep down I know this never works
But you can lay with me so it doesn't hurt

Sus ojos comenzaron a pesar, sintiendo las suaves caricias de Giyuu, sentía como el Omega jugaba con el cabello de él, como lo acariciaba para que él encontrara el éxtasis de una hermosa siesta. 

Oh, won't you stay with me?
'Cause you're all I need
This ain't love, it's clear to see
But, darling, stay with me

El sol iluminaba toda la habitación, mostraba cosas que la oscuridad esconde, Rengoku abrió lentamente los ojos topándose con una hermosa imagen.

Giyuu dormía plácidamente cerca de él, su cabello azabache caía por su rostro y sus labios estaban semi abiertos dejando caer un hilito de baba.

Cuando los rayos del sol llegaron hasta el omega, él comenzó a parpadear un par de veces. Cuando se despejó del mágico mundo de los sueños, un sonrojo tímido se posó en sus mejillas cuando miro lo cerca que estaba Kyojuro de él.

— Muchas gracias — el agradecimiento tomó desprevenido al pilar del agua.

— ¿Por qué? — preguntó con interés.

— Hiciste que recordara a alguien muy especial en mi vida.

Giyuu asistió con la cabeza sin comprender.

— Gracias a tí, recordé que mi madre me cantaba la misma canción días antes de su muerte.

— De nada — susurró Tomioka.

El silencio entre ellos era cómodo hasta que una duda cruza por la mente de Rengoku.

—¿Cómo conocías la canción? — preguntó Kyojuro.

— Mi hermana me cantaba siempre esa canción antes de ir a dormir.

El silencio fue cómodo, pero tuvieron que romper su burbuja por trabajo.

— Es hora de irnos — le recordó Kyojuro.

— Lo sé

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FELIZ CUMPLEAÑOS Shitoyuu

Ya son tus 15 primaveras, espero que disfrutaras de esta lectura.

Ya en un futuro cambio la portada y tal vez algunos ajustes pero aún así... Feliz cumpleaños, enana 🎂🎉

Disfruta tu cumpleaños





Besos Mágicos y Abrazos Peligrosos La Autora

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