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Capítulo: 1

Sangre, sangre, sangre...

Me gusta verla cada vez que descuartizo a un puto hechicero.

A ellos les fascina atormentarnos, a mi raza les obliga a que sean solamente lobos para tenernos de mascotas y fácilmente dominarnos con su magia.

Sino no nos sirven matemoslos y usemos sus pieles, una buena alfombra van a tener o un abrigo.

Eso paso cuando yo era un cachorro, mis padres fueron degollados al frente de mis ojos y yo me convertí en la mascota de una niña mimada y un niño de mi edad.

El padre de esos niños era el maldito Duque Todoroki Enji, conocido como el poderoso Hechicero Endeavor.

Él muy maldito se paseaba al frente mio con su capa hecha con la piel de mis padres, solo para burlase.

A su princesita le hiso un abrigo y a su hijo una bufanda para cubrir su cuello en los días de invierno, como deseaba extrangularlo.

Olvidé mi forma humana, sabía que era un adolescente y como tal vez es mi tamaño, ya que era el perro de Todoki Shoto quien tenía mi misma edad.

Como los deseaba matar, partirle los huesos y darselos de comida a los perros.

Era horroroso ser un lobo y ser tratado como un perro.

Les seré franco, había un hechicero que me agradaba, su nombre era Izuku, él tenía como unos 90 años y se dedicaba a ser el niñero de esos dos niños engreídos. Si lo pienso bien, él era un esclavo. Izuku me trataba como un cachorro de hombres lobo, no como un perro pulgoso, gracias a él se leer y escribir, digamos que él era un especie de hermano mayor, un hermano que me salvó.

Mi odio hacía los hechiceros fue cuando Enji comenzó a golpearme, tenía unos 17 años, el imbécil quería llevarme a una competencia entre magos sobre quien tenía el mejor lobo... o mejor dicho licántropo de mascota. Yo me rehusé, no iba a caer tan bajo, por lo tanto, comencé a pelear y como resultado Izuku con un extraño hechizo rompió el sello que me mantenía sujeto a la mansión.

Yo no quería huir sin él, pero Izuku me teletransportó con un hechizo, para mi desgracia alcancé a ver como lo mataban.

A veces cuando les parto los cuellos a cada hechicero me pregunto, ¿qué pensaría Izuku? estoy matando a su gente... pero luego recuerdo como lo trataban los otros hechiceros, lo denigraron a pesar de que él era de su misma especie.

Nosotros los hombres lobo teníamos manadas en tiempos antaños, cuando los hechiceros todavía no dominaban la Tierra, a veces mi raza tenía sus disputas por territorio, pero era porque nuestro lado animal nos obliga a ser de esa forma, pero los Hechiceros no tienen esos problemas.

Son unos hijos de puta, eso son.

Años después sobreviví como pude, trabajé en locales de comida, agachándome y lustrandole los zapatos a Hechiceros, no tenía nada en contra de ese oficio, pero estos seres se reían de mi.

Pero al menos era libre... es mentira, en este mundo nadie lo es.

Era de noche y vi como un hechicero paseaba a un enorme "perro" de color rojizo, él intentaba huír, pero el maldito bastardo lo golpeó...

La sangre comenzó a hervir dentro de todo mi ser, no iba a permitirle a ese bastardo le hiciera daño a mi gente...

Me convertí en lobo, corrí hacía él y sin que alcanzace a pestañar, le arranqué la cabeza lentamente haciendo que gritase por el dolor, luego le saqué parte de su torax, quería verlo destrozado... que la gente lo encontrase y vomitase por mi acto.

Atacó a uno de los míos, ¿por qué no exterminar a esa mierda?

Una vez terminado mi trabajo, me volví a mi forma humana, la cual estaba salpicada con el espeso líquido rojo...

-Estás a salvo, puedes volver a tu forma humana- Dije serio al pobre lobo.

Derepente el enorme lobo rojizo se convirtió en un joven de unos 20 años de edad, pero sus ojos reflejaban que era mucho más adulto... su cabello era rojizo, su sonrisa mostraba unos dientes muy filudos, los iris de sus ojos eran de un intenso color rojo, y su ojo derecho tenía una cicatriz, como si algo lo hubiese cortado con una cuchilla.

-¡Muchas gracias!- Dijo dándome una enorme sonrisa.

-No hay de que- Dije sin más...

-¿Qué hago ahora? Él era mi amo, Lord Hamilton... voy a ser asesinado- Dijo soltando un suspiro.

Lo observé y quedé impactado, no pensé en el jodido acto que hice, ese hombre lobo por mi sed de sangre ahora está tachado como el asesino...

-Pero no importa, ya estaba ideando un plan para asesinarlo... es gracioso, justo hoy lo iba a matar, te me adelantaste- Dijo sonriénte...

Su aura era pertubadora, esa sonrisa me decía que no bromeaba...

-¿Enserio?- Dije observándolo fijamente.

-Obviamente, me tienen cautivo desde que me compraron en el circo cuando tenía 6 años- Dijo el pelirrojo.

-Los hechiceros son unos bastardos- Dije pateando el cadaver.

-Correcto... Mi nombre es Kirishima Eijiro- Dijo dándome la mano como saludo.

Le di la mano y le dije -Mi nombre es Bakugo Katsuki, y larguemosnos de aquí antes que venga alguien-.

Y así conocí a mi mano derecha y mejor amigo... además de la primera vez que hice justicia.

A los dos nos gustó la idea de exterminar a estas basuras, por lo tanto, nos convertimos en los dos lobos más peligrosos y buscados en el mundo...

Somos conocidos como los Lobos de la Luna Sangrienta... Buen nombre, la duda constante que tengo es "¿Quién demonios nos nombró de esa forma?"

A Eijiro se le ocurrió la grandiosa idea de vengarse de todos y cada unos del circo... yo lo apoyé, eran unos bastardos que usaban de atracción principal a cambia formas.

Después de un viaje de 3 putas semanas, correcto al pelo de mierda se le olvidó decir el pequeño detalle que el circo iba de ciudad en ciudad, así que ya no estaba en su antigua ciudad, por lo que tuvimos que investigar donde estaba... bueno, como decía en esa "pacífica ciudad" decidimos ir a un local a comer cuando escuché a un niño Hechicero decir entuciasmado "Me llevas al circo de cambia formas, quiero ver a la pareja desventurada"

"¿Pareja?" Le pregunté al señor sonriénte...

Me observó asqueado el bastardo, -Resulta que mi amo busca de diversión y que mejor que un lugar de entretenimiento familiar-.

Vio fijamente y se dio cuenta que tenía un collar, así que cambió la expresión de su rostro... malditos, me vieron y ahora piensan que soy un perro doméstico...

-Son una pareja, uno es un lobo dorado y la otra es una pantera... imaginense, una pareja de distinta especies- Dijo el niño animado.

-Un pecado absolutamente- Dijo el hombre serio...

-Obviamente señor, aunque soy un cambia forma no me puedo imaginar tal repugnancia, ¡imaginese sus hijos!- Dije serio, odio mentir, pero hacer un buen papel cuando hablo con ellos.

-Vamonos, debemos avisarle al amo- Le dije a Eijiro, esta noche liberaremos a criaturas magicas y destrozaremos a unos cuantos hechiceros.

La noche era cálida, Eijiro y yo entramos haciendonos pasar por simples espectadores... asco e impacto ver como el lobo y la pantera estaban frente a frente en distintas cajas trasparentes con orifícios para poder respirar, lo pobres observándose...

Pude apreciar que la pantera no tenía colmillos... el pobre lobo de ojos ambar rajuñaba las paredes de la caja y aullaba deseperado...

Los hechiceros reían, quería asesinarlos, en especial Ejiro... el vivió de esa forma.

Algo extraño nos pasó a los dos, ¿el odio tal vez? Ni idea, pero todo se volvió oscuro en mi mente y cuando de nuevo logré recuperar mis sentidos vi los cadaveres de todos los hechiceros... Eijiro y yo los habíamos asesinado.

Con una fuerza extraña en mi destruí esas horrorosas cajas que los mantenían encerrados.

Apenas lo hice ambos se transformaron en su forma humana, la pantera era una bella muchacha que aparentaba 18 años, su mirada demostraba que era mayor, pero más joven que nosotros dos, su cabello era morado oscuro, y iris eran negros a tal punto que no se le apreciaban las pupilas.

El lobo también representaba la figura de un joven de 18 años, pero de seguro era unos pocos años más joven que nosotros, su cabello era corto y rubio con un mechón negro le daba forma de rayo, y sus ojos eran color ambar.

Él abrazó a la joven y la comenzó a besar... que incómodo.

-Jiro, al fin puedo darte la mano- Dijo feliz... ¿nunca se han tocado?

La joven estaba sonrojada y con una enorme sonrisa.

-Sí Denki, nunca más nos separarán- Dijo con voz determinada.

-Ejem, sus salvadores estamos presentes- Dijo Eijiro soltando una carcajada.

El lobo nos observó y dijo -¡Muchas gracias por rescatarnos!-

Lo observé serio y le pregunté desde cuando estaban en el circo.

-Nacimos en este lugar... cuando cumplí diez mis padres fueron vendidos a un Hechicero que deseaba un abrigo dorado... y como mis dos padres lo eran se los llevaron- Dijo el rubio sin más.

Lo mismo que mis padres, tan solo somos mascotas o abrigos en este mundo.

-Y la madre de Jiro llegó embarazada, cuando la dio a luz falleció- Dijo triste el joven.

-Muchas gracias, desde que nací supieron que eramos compañeros, por lo tanto, siempre estuvimos separados, para los hechiceros era muy divertido vernos sufrir- Dijo ella observándonos fijamente.

-Al fin podremos estar juntos... un momento ¿A dónde vamos?- Dijo lobo dorado intentando pensar en alguna solución.

Les ofrecí a que viniesen con nosotros... Denki reflexionó junto con Jiro y ambos aceptaron.

Ahora somos tres lobos y una pantera contra el mundo mágico...

Así es nos dedicamos a eliminar a todos esos repugnantes seres, aunque Jiro se dedica a recolectar información, y engañar a los idiotas para robarles...

Una vida sencilla llena de sangre... pensamos que duraríamos de forma más pacífica con nuestra venganza, pero ahora estamos siendo buscados por una de las tantas mascotas del Rey Nezu...

....

En la capital

Dos jovenes caminaban por los pasillos del enorme palacio, uno representaba la edad de unos 20 años, su cabello estaba revuelto y era verdoso, sus ojos eran igual que dos relucientes esmeraldas, y unas mejillas pecosas... al lado había una joven que aparentaba su misma edad, tenía el cabello rubio con dos moños desordenados, y ojos amarillos con pupilas similares a las de un gato salvaje.

-Es genial que nos encomendaron esta misión mi amado Izuku, imaginate, los dos amantes asesinan a los Lobos de la Luna Sangrienta- Dijo entusiasmada la rubia.

-Himiko, hasles la mierda que desees, pero no los mates... recuerda lo que nos hiso el Emperador Nezu cuando mataste a esos guepardos que estaban intentando hacer una revolución- Dijo serio el joven de cabello verdoso.

-Izuku, se lo merecían nos dijeron que eramos unos repugnantes hechiceros- Dijo soltando un gruñido.

Él solamente la observó, Izuku también deseaba asesinarlos.

-Vamos cariño, tu también lo disfrutaste, te reíste viendo como gritaban y salpicaba la sangre en nuestra ropa- Dijo Himiko con una sonrisa gatuna.

-A quien engaño, lo disfruté... ellos se hacen decir salvadores, pero a través de la sangre de inocentes logran "ganar"- Dijo Izuku con el ceño fruncido.

-Tienes razón amor mío, ellos merecen lo peor... en especial esos lobos- Dijo Himiko besando a Izuku por unos cuantos segundos...

-Obviamente tengo razón, ellos matan incluso a niños... y como excusa dicen que nosotros matamos a cachorros, gracioso ¿cierto?- Dijo un muy sonriénte Izuku.

-Claro que si Izuku- Dijo una voz siniestra...

Izuku no se dio la vuelta para responderle, él solamente dijo -Siempre tengo la razón Twice, ¿Dónde está Shigaraki?-.

-Está con Endeavor...- Dijo con un intento fallido de seriedad.

Izuku mostró una sonrisa sádica -La basura de Endeavor está en búsqueda de su hijo Dabi y pide ayuda...-

-Ese traidor, es una basura de hechicero- Dijo con voz amarga Himiko.

El peliverde sonrió y dijo -He detestado a Dabi desde que lo conocí cuando fui su tutor...-

-¿Tutor?- Preguntó extrañado Twice.

-En mi vida pasada fui tutor de los hijos de Endeavor... eran un montón de niños pedantes, en especial Dabi...- Dijo con los ojos ahora rojos.

-¿Tenías una vida pasada? ¿Cómo muriste?- Preguntó Twice intrigado.

-Simple, Endeavor me asesinó por traición... no recuerdo en verdad que hice, pero se que es una escoria me lanzó un hechizo de tortura- Dijo Izuku asqueado al hablar de él.

-No puedo creerlo, ¿lo mato?- Preguntó Himiko abrazando al ojiesmeralda.

-No, él caerá por si mismo- Dijo Izuku sonriénte.

-Ese es el ánimo Izuku- Dijo Twice alegre.

Izuku sonrió y dijo -Muchachos es hora de ir de cacería-.

Los tres hechiceros chasquearon sus dedos teletransportandose a quien sabe donde.

















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