¡¡¡otra vez, el cielo...!!!
- ¿todavía no llega? -gritó desde el dormitorio Daniel-
su rostro encolerizado reflejaba toda su ira acumulada y no lo había querido decir cuando llamó a Marcelo, su hijo, solamente se limitó en decirle que vuelva ¡ya! ; pues tenían que hablar.
Cuántas veces nos ha inundado un temblor en el cuerpo o una especie de escalofríos por esa expresión : "Tenemos que hablar" ya sea que nos lo diga nuestro padre o madre.
Claro un punto y aparte merece esa misma expresión provenida de los labios tiernos, la mirada seria, voz dulce y pausada de una mujer a su novio, eso sí es paranormal (...)
Daniel había recibido la llamada telefónica del Director del colegio quien le informaba que habían suspendido por segunda vez en ese mes a su hijo. Volvió echando humo por sus fosas nasales, parecía dragón, y se enojó más porque su hijo no estaba en casa.
- No, pero ya llegará, por favor Dany te vas a calmar es peor si le esperas predispuesto a la violencia.
- Entonces ¿quieres que lo felicite? Le voy a premiar entregándole el "látigo de oro" - su sarcasmo era hiriente - es la segunda vez en estas semanas ... Patricia solo atinaba a mover la cabeza
- Yo solamente te digo que con la violencia no solucionarás nada, amor. Además por qué tienes que chocar conmigo yo no sabía nada, le di permiso para que saliera un rato y salió hace una hora.
- Claro ahora lo vas a defender como siempre por eso es así, como aquella vez cuando me desautorizaste, pero ahora sí me va oír ...
- Si no te detenía lo ibas a golpear y sabe Dios cómo, porque estabas furioso , no me hagas recordar eso , además esto ya es demasiado, no pienso seguir con esta discusión, tengo que terminar con estos tequeños, en media hora llegan los chicos para reunirnos ...
- Ah sí, lo había olvidado, espero que lleguen más que en la primera reunión...
De pronto sonó la puerta, llegó Marcelo , Patricia lanzó una mirada amenazante a Daniel, éste mantenía la mirada fija en la entrada a la cocina , se dirigió lentamente hacia la sala por el pasillo, Marcelo saludó a su padre con su voz trémula y casi entre cortada, Daniel le señaló con su dedo que se dirija a su habitación sin contestar el saludo ni expresar palabra alguna.
Marcelo bajó la cabeza y asintió mostrando resignación, sus piernas casi temblaban al subir las gradas, suspiró pausadamente y se sentó en su cama mientras su padre jaló una silla y se sentó, la hora había llegado, Daniel lo miraba fijamente y le dijo muy seriamente...
- ¿Otra vez Marcelo?
Marcelo recordaba cuando su madre muy tiernamente le llamaba para que almuerce o para levantarse peculiarmente con el apócope de su nombre algo modificado y eso incluso provenía de su hermana menor que de muy niña, como lo suelen hacer los pequeños, no podía o no pronunciaba correctamente su nombre y solo le decía "chelo" aunque sonaba muy femenino peor cuando su mamá con todo el amor maternal que tiene, le cambió a "cielo", sus compañeros siempre se mofaron de ello sin embargo a él le sonaba a música cuando lo escuchaba de su madre, ella le decía, que algún día alguien más se lo diría y él amaría más oírlo de esa mujer, lo expresaba como fingiendo celos a lo que Marcelo le decía que eso no ocurrirá pues ella era el amor de su vida y la abrazaba engriéndola, la relación con su madre era muy especial a pesar de que éste ya tenía 16 años de edad.
- ¿Me escuchaste? - volvió a repetir, Daniel, - esta vez más fuerte y severo, mientras Marcelo como que volvía en sí pues había estado divagando en esos recuerdos e imaginaba cómo se oiría en la voz de su madre, la misma frase ... ¿otra vez, cielo?
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