Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11. Arena y sol

DÍAS DESPUÉS

- Tu novia está bastante buena, Ferrán.

- Lo sé. Y deja de mirarla joder, Alex.

Ferrán chasqueó su lengua bastante cabreado. Desde que habían llegado a la playa no le habían pasado desapercibidas las miradas de algunos de sus amigos a Rocío, y aunque el ser novios no era real, si que le molestaba que miraran tanto, pues ninguno parecía respetar la relación de la pareja.

Rocío estaba saliendo del agua sacudiéndose el agua del pelo. Tragó saliva Ferrán repasando de nuevo su cuerpo en el cual lucía escandalosamente bien con ese bikini negro. Cuando la morena se había despojado de la ropa para quedarse el traje de baño, se había burlado de su supuesto al novio al percibir como él no le quitaba la mirada de encima. 

- Demasiadas caderas para mi gusto -replicó Rosalía mirando a la malagueña a través de sus gafas de sol.

-  Pues para el mío son perfectas -le contestó Ferrán sin querer mirar a nadie pues sus ojos estaban puestos en Rocío la cual venía directamente hacia él- además, soy yo el que se acuesta con ella y a mi me encantan.

Rocio forzó una sonrisa cuando se acercó hacia donde estaba el grupo de jóvenes. Tuvo que reprimir una mueca de disgusto al ver al tal Alex lanzarle una lasciva mirada. Cogió de la hamaca una de las toallas para poder ponérsela encima del cuerpo y así lograr que dejaran de mirarla. 

-  Ven aquí, Rocio -Ferrán le tendió una de sus manos, cogiéndola Rocio sin dudarlo. Dejó que Ferrán tirara de ella hasta sentarla entre sus piernas- ¿estás bien?

- No -le susurró cerca de su oído, pues no quería que los demás supieran lo que hablaban- no me gusta como me mira Alex. 

- A mi tampoco me gusta. ¿Sabes qué? hagamos que deje de mirarte.

Ferrán le cogió la barbilla con sus dedos y la giró lo suficiente para que la boca de ella estuviera a centímetros de la suya. Él fue quien acortó la distancia que los separaba y unió sus labios a los suyos siendo este el primer beso que se daban de verdad. Sus bocas se movían sincronizadas, arrastrando al otro en cada beso, caricia y juego de lenguas. Rocío subió una de sus manos hasta su cuello y sus dedos acariciaron su nuca con pequeñas y sutiles caricias. 

Las manos de Ferrán se perdieron en su cintura, y a medida que profundizaban el beso, y éste se volvía más duro, esas manos acabaron agarrando su trasero atrayéndola aún más hacia su cuerpo. 

- Te estás aprovechando, Ferrán -le dijo ella viendo la traviesa mirada del moreno sobre ella.

- Lo admito -le dijo él buscando de nuevo sus labios- pero es porque me gusta mucho besarte. 

-No seré yo quien te impida cumplir tus deseos. 

Esta vez, el beso fue más lento, como queriendo probar a que sabía el otro. Rocío atrapó el labio superior de Ferrán y tiró de él hasta que lo escuchó gemir de placer, y una sonrisa de satisfacción se formó en su cara. 

- He pensado que ésta noche nos vamos tú y yo a solas a cenar, ¿Qué te parece? -le preguntó Ferrán dejando que ella posara su cabeza sobre su pecho.

- ¿En plan romántico? -le contestó Rocío provocándolo con sus dedos, los cuales, habían descendido hasta su desnudo estómago.

- Somos novios. También necesitamos estar a solas un rato, ¿no?

Rocío alzó su cabeza para encontrarse con su mirada color café. Todo en Ferrán salía tan natural y sabía que para nada, lo que él le decía o hacía, era fingido. Como los besos que acababan de compartir. 

- Lo necesitamos, si -le contestó ella- pero, voy a necesitar ir de compras. Apenas he traído ropa para alternar con la gente pija.

- ¡Yo no soy pijo! -le dijo él haciéndole cosquillas en uno de sus costados. Rocío se retorció aguantando la presión de sus dedos en su cuerpo hasta acabar casi tumbada encima de él.

- Un poquito si, Ferrán. Pero, eres el pijo más mono que he conocido en mi vida.

Rocío le sacó la lengua y acabó dándole un pequeño mordisco en el cuello, bocado que hizo a Ferrán sentir escalofríos. La chica no dejaba de moverse encima de él provocándolo con sus cosquillas. 

- Rocío -le pidió Ferrán algo inquieto pues cierta parte de su anatomía estaba empezando a dolerle de forma escandalosa. 

- Qué -le contestó ella alzando su cabeza para mirarle. 

- No te muevas -le pidió él con cierta verguenza y algo de sofocación. 

- ¿Vienes con sorpresa, kinder bueno?

Ferrán estalló en una sonora carcajada. Sus brazos abarcaron todo el cuerpo de la malagueña dejando un pequeño beso en su frente. Con ella todo era fácil, sencillo. Estaba surgiendo todo de una forma tan espontánea, que el valenciano había caído en sus redes deseando no deshacerse de ellas. 

Ya habían dejado todos de bañarse en el mar, reunidos alrededor de unos buenos cocteles de playa. Uno de los chicos quería invitarlos a todos a cenar para celebrar algo a lo que Rocío no prestó atención, pues desde hacía un buen rato, Ferrán era quien se llevaba todas sus miradas. Parecían de verdad dos personas que están comenzando algo y que aún están en esa fase de tonteo, sintiendo ella esas mágicas mariposas en el estómago que dicen tienes cuando te gusta mucho alguien. 

- ¿Y vosotros como os conocisteis? -les preguntó Nico con algo de curiosidad a la pareja. Sus amigos habían resultado ser bastante curiosos, queriendo saber todo de su relación. 

- Nuestras familias se conocen desde hace tiempo -le dijo Ferrán adelantándose a Rocío. Lo habían estado hablando y contarían una verdad a medias.

-  ¿Y? -.siguió insistiendo Nico pues parecía no estar satisfecho con la respuesta. 

- Empezamos a quedar sin ellos, y hubo un momento que nos dimos cuenta de que lo que teníamos era algo más que una amistad. Decidimos intentar salir juntos y aquí estamos -fue la breve explicación que les dio Ferrán, cansado ya de tanta pregunta. 

- Las relaciones a distancia nunca funcionan -añadió Rosalía al otro lado de las hamacas donde estaban sentadas.

- ¿Has tenido muchas tú para saberlo? -le preguntó Rocío sin poder esconder lo poco que soportaba a Rosalía - cuando dos personas lo dan todo en una relación y quieren que funcionen porque, por encima de todo, se quieren, claro que funciona. 

- ¡Qué bonito eso del amor! Mira, disfruta ahora, porque por experiencia te digo, que Ferrán no es de los que se enamoran -le advirtió la rubia para desagrado de Rocío. 

- Eso es porque nunca ha estado enamorado, hasta ahora -siguió diciéndole Rocío. Apretó sus puños a ambos lados de sus caderas hasta que sintió una de las manos de Ferrán que agarraba sus dedos.

- Vamos, pecas, vamos a bañarnos -le dijo Ferrán tirando de ella para que se pusiera en pie o mucho se temía que acabaría tirándole de los pelos a Rosalía, y él alentándola a ello. 

Rocío siguió a Ferrán sorteando a bañistas y sombrillas. Se metieron despacio en el agua hasta dejar que les cubriera a la altura de sus pechos. La morena se acercó al que era su novio ficticio y puso sus manos en su cuello.

-Lo siento, pero no la soporto -fue lo primero que le dijo la malagueña presionando más su cuerpo al de él, estando encantado Ferrán de que lo hiciera. 

-Ya me he dado cuenta. Aunque no hace falta que te pegues tanto. Nadie nos está viendo, Rocío

- Lo sé. Pero es que me apetece tocarte, aunque si te molesta...

Fue Rocio a apartarse de él cuando Ferrán se lo impidió tomándola de las caderas. La hizo enroscar sus piernas en su cintura, estando ambos en una posición mucho más íntima. Rocío le dió una pequeña sonrisa y ladeó un poco su cabeza poniéndole caritas para que se riera, algo que consiguió del valenciano, quien no podía ni quería apartar su mirada de ella. 

- Así que estoy enamorado de ti -le recordó Ferrán a la chica sus palabras perdido en su mirada, bajando la vista de nuevo a esos carnosos labios que deseaba tomar entre los suyos de nuevo. 

- Y locamente, por cierto -añadió Rocio dándole más énfasis a sus palabras.

- Soy difícil de enamorar, Rocío. Por desgracia me he llevado muchos palos con las tías y no me fio de nadie. 

- Dame un mes y te tendré suplicándome que no me vaya -Rocío se separó de sus hombros. Iba a reírse por el comentario que acababa  de hacerle. Pero lo que vio en los ojos de Ferrán la hizo retractarse y tragar saliva algo nerviosa.

-  Hecho -le contestó Ferrán tomando la propuesta de Rocio como una promesa- tienes un mes para volverme loco.

-¿Más todavía?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro